¿Cuál es la solución?
MILLONES de personas se casan todos los años porque creen que el matrimonio les traerá la felicidad que buscan. Sin embargo, a menudo sus expectativas terminan en desilusión. Así es que se divorcian y esperan que esto resuelva sus dificultades y les abra la puerta de la felicidad.
¿Pero es el divorcio la solución? ¿Qué hay en cuanto a alguna otra alternativa al matrimonio tradicional?
Origen del matrimonio
En el caso de las invenciones humanas, el pensar y experimentar lo suficiente casi siempre produce mejoras. Por eso, si el matrimonio es de origen humano, entonces la respuesta es: “Sí, sería apropiado experimentar y hacer alteraciones a fin de tal vez dar con un arreglo mejor.”
Pues bien, ¿qué se puede decir del origen del matrimonio?
Bajo “Matrimonio, historia del,” The Encyclopedia Americana de 1977 hace notar: “Algunos doctos se inclinan a remontar el origen del matrimonio a los arreglos de apareamiento de los animales inferiores al hombre. Los estudios revelan que una asociación más o menos permanente . . . caracteriza a los simios antropoides, y que la asociación del chimpancé es monógama y durable.”
Así, por lo general se cree que el matrimonio se originó entre las criaturas subhumanas. Sin embargo, no hay evidencia real que apoye este punto de vista. The Encyclopedia Americana hasta reconoce que “estas asociaciones más o menos permanentes entre criaturas, aparte de los animales humanos, no son matrimonios, pues los animales no tienen una sociedad que las sancione.”
Esta obra de consulta afirma además que: “Aunque la forma original de matrimonio se ha perdido en el olvido del período prehistórico, se puede decir con certeza que durante los tiempos históricos en todas las sociedades ha existido alguna forma de matrimonio. . . . las formas principales de matrimonio son poligamia [cuando el hombre tiene más de una esposa], poliandria [cuando la mujer tiene más de un esposo] y monogamia [cuando el hombre y la mujer tienen solamente un cónyuge].”
Lo cierto es que ya se han tratado varias formas de matrimonio, tanto en el pasado como en el presente. No obstante, como declara The Encyclopedia Americana: “La forma de matrimonio muy generalizada entre todos los pueblos hoy día, y probablemente entre los pueblos de todos los tiempos, ha sido alguna forma de monogamia, o la unión de un solo hombre con una sola mujer. . . . parece que es más favorable para la atención y crianza de los hijos.”
¿A qué se debe que la unión de un solo hombre con una sola mujer siempre haya sido la forma generalmente aceptada de matrimonio? ¿Pudiera deberse a que esta clase de matrimonio es de origen divino, en vez de humano? Cuando en una ocasión le preguntaron a Jesucristo acerca de las razones lícitas para el divorcio, note lo que él dijo con respecto al origen del matrimonio:
“¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre.” (Mat. 19:3-6; Gén. 2:21-24) No, “la forma original de matrimonio” no se perdió en el llamado “olvido del período prehistórico.”
Pero posiblemente usted pregunte: Si el matrimonio realmente es de origen divino, ¿por qué hay tanta infelicidad asociada con él? ¿No debiéramos esperar mejores resultados de algo que Dios creó?
El problema fundamental
Hay una razón fundamental por la cual tantos matrimonios son infelices o terminan en fracaso. Para ilustrar: Cuando un fabricante produce un producto, por lo general suministra instrucciones para su uso, ¿verdad? Pero, ¿qué sucede si se pasan por alto las instrucciones? El producto, aunque de perfecta calidad, puede descomponerse y fallar debido al mal uso.
Así ha sucedido con el matrimonio. El Dios Todopoderoso originó el matrimonio, pues hizo provisiones para que las parejas se unieran en matrimonio y tuvieran hijos en el arreglo de familia. Dios también proveyó instrucciones para la vida de familia. Pero si a pesar de la perfección del arreglo, se pasan por alto estas instrucciones, el matrimonio puede traer, y, como la experiencia ha mostrado, a menudo trae infelicidad a todos los interesados.
Sin embargo, el arreglo en sí mismo es bueno, y tiene verdadero potencial para traer felicidad, lo cual pueden reconocer hasta las personas cuyos matrimonios han fracasado. Así, un negociante de 47 años de edad de Nueva Jersey, después de una separación legal de dos años, comenzó a cortejar de nuevo a su esposa, y explicó: “Lo que echaba de menos era algo que había tomado toda una vida edificar. Con solo una mirada, una oración a medias, sabía exactamente lo que mi esposa estaba pensando. Y, ella es la única persona que en realidad me entiende . . .
“Echaba de menos el llevar mis hijos a la escuela todas las mañanas. Los sacaba a cenar varias veces a la semana, pero no era lo mismo. Había desaparecido la espontaneidad y naturalidad que nuestra relación había tenido. La gente necesita estructura. Por muchos años se les enseña a dar importancia al hogar y a la familia, y de súbito les parece que pueden deshacerse de todo esto... bueno, no pueden hacerlo. Yo no pude.”
La única solución segura
Así es que la clave a un matrimonio de buen éxito es seguir las pautas del Creador del matrimonio, Jehová Dios. Pero hay quienes dudan de esto. Sin embargo, subsiste el hecho de que la guía de la Biblia ha ayudado a muchas parejas a disfrutar juntas de una vida feliz. Desafortunadamente, pocas personas conocen la excelente instrucción que la Biblia provee para esposos y esposas, y menos aun siguen esa instrucción.
Por un momento, pues, considere solo una pequeña porción del consejo que la Biblia da a las parejas: “Ustedes los esposos, sean comprensivos con sus esposas. Denles el honor que les corresponde a ellas, no solamente porque la mujer es más delicada, sino también porque ellas tienen la misma vida que Dios en su bondad les ha dado a ustedes.” “Cada uno de ustedes debe amar a su esposa como se ama a sí mismo.”—1 Ped. 3:7; Efe. 5:33, Versión Popular.
Sí, los esposos deben tomar la iniciativa al mostrar consideración a sus esposas o ser comprensivos con ellas. Ellos llevan la mayor parte de la responsabilidad por las condiciones de la familia. La Biblia muestra el porqué cuando dice: “El esposo es cabeza de su esposa.” (Efe. 5:23) Esto les puede parecer desagradable a muchas mujeres en este mundo empeñado en la liberación de la mujer. Pero, ¿es preciso que lo sea? No cuando la jefatura se ejerce apropiadamente, de manera amorosa, cuando el esposo toma en cuenta las opiniones, gustos y aversiones de su esposa, y hasta le da la preferencia cuando no hay cuestión alguna en juego. De esta manera sigue el consejo bíblico de ser comprensivo con su esposa.
La Biblia también insta: “Que las esposas estén en sujeción a sus esposos,” y: “La esposa le debe tener profundo respeto a su esposo.” (Efe. 5:22, 33) Dios se propuso que la esposa trabajara junto con el esposo, y le sirviera de ayudante, de complemento. (Gén. 2:18, 24) ¡Qué excelente arreglo puede ser éste, especialmente cuando cada cónyuge sigue este otro consejo bíblico: “Vístanse de los tiernos cariños de compasión, bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva los unos a los otros”!—Col. 3:12, 13.
Cuando las parejas de veras reconocen que el matrimonio es un arreglo divino, y cuando se busca y se sigue la guía de Dios, entonces el matrimonio puede traer a los esposos y esposas una vida de felicidad genuina. Sin embargo, ¿significa esto que el divorcio nunca es la solución a los problemas matrimoniales?
Idealmente, no debería serlo. Sin embargo es posible que surja una situación en que el esposo o la esposa haga escarnio de la santidad del arreglo matrimonial y participe en relaciones sexuales con una persona que no sea su cónyuge matrimonial, o hasta con un animal. Los griegos llamaban una conducta de esa índole porneia, o inmoralidad sexual. Y el texto griego de Mateo 19:9 declara que porneia es la única base sobre la cual les es apropiado a los cristianos obtener un divorcio y volverse a casar.
Desafortunadamente, a menudo el consejo de Dios no se aplica hoy día, muchas veces debido a que la gente no lo conoce. Entonces por lo general surgen dificultades. Podemos aprender de las experiencias de otros. Por eso, lo invitamos a leer el siguiente relato de una joven y su divorcio.