BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w65 1/11 págs. 645-648
  • ¿Vendrá la paz algún día a la Tierra?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¿Vendrá la paz algún día a la Tierra?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1965
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ¿HAY UNA RESPUESTA?
  • ¿POR QUÉ HA DESAPARECIDO LA PAZ?
  • ¿REGRESARÁ LA PAZ?
  • LA PAZ HABRÁ DE REGRESAR
  • ¿DISFRUTARÁ USTED DE ESA PAZ?
  • La posesión de paz de los cristianos
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1967
  • Cómo puede venir la paz a la Tierra
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
  • Que “la paz de Dios” guarde su corazón
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
  • ¿De qué fuente vendrá la paz verdadera?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1965
w65 1/11 págs. 645-648

¿Vendrá la paz algún día a la Tierra?

El mundo avanza de una crisis a otra. ¿Habrá algún día una liberación de las garras del temor?

PAZ era lo que quería la muchacha, pero tenía miedo. Notaba la tendencia siniestra de los sucesos mundiales y dudaba de su mismísima existencia. Escribiendo al editor de un periódico prominente, ella dijo:

Soy una de las muchachas de 16 años que se sientan a ver que su mundo se está introduciendo lentamente en el vacío de la muerte.

Todos los días escucho, esperando no oír el pisotear de los hombres en su movimiento hacia el fin de un mundo, un mundo que apenas he comenzado a tocar, oír y ver.

Sé que cuando llegue el tiempo no habrá escapatoria, sea de la misericordiosa bomba de velocidad o de la lenta agonía de la radiación despiadada. . . .

Espero la señal que me diga que un día podré respirar y ver sin la neblina de humo del temor que llena mi garganta e irrita mis ojos.

Espero que la gente que tiene en su poder el destino de mi mundo me diga que tengo el derecho de crecer, de casarme y tener hijos que no vivirán en tal lugar, que no tendrán miedo de perder aun este mundo de pesadilla antes de que lo hayan conocido.—Times de Nueva York, 18 de septiembre de 1961.

La carta de esta muchacha se escribió en 1961. ¿Ha llegado su deseo de paz a estar más cerca de realizarse en el tiempo que ha transcurrido desde aquel año? ¿Está la libertad del temor más cerca de ser una realidad?

En el año 1965, en la misma página del mismo periódico donde apareció el artículo de esta muchacha años antes, un editorial nos dice lo siguiente:

Es un pensamiento aterrador, pero ineludible, el de que el mundo se ha dividido y ha llegado a estar más fragmentado desde abril de 1963, cuando el papa Juan hizo su llamamiento memorable para ‘una comunidad de pueblos basada en la verdad, justicia, amor y libertad.’ Este es un tiempo que hubiera puesto a prueba hasta su don maravilloso de optimismo y su fe en la humanidad.

A través de la historia diferentes elementos funcionaron en ocasiones diferentes para suministrar un ancla, una amalgama, una fuente de unidad para las sociedades. Hubo vínculos de familia, grandes monarcas, grandes imperios, las grandes religiones del mundo y, en tiempos modernos, ideologías políticas. Hoy en día ninguno de estos factores parece lo bastante fuerte para refrenar a las sociedades o para unir a las naciones y pueblos en paz.

Esta es una era que ha perdido su rumbo, que vaga en un desierto clamando con cólera y dando golpes en su dolor.—Times de Nueva York, 18 de febrero de 1965.

De modo que las naciones e individuos llegan a ser más antagónicos, y el mundo se acerca más y más a una catastrófica guerra nuclear. El secretario de la defensa de los Estados Unidos de Norteamérica aclaró recientemente la consecuencia aterradora de tal guerra. ¡Él calculó que en caso de un ataque con proyectiles soviéticos sobre ciudades de los Estados Unidos los muertos ascenderían a 149 millones! ¡Un golpe vengativo contra la Unión Soviética, dijo él, cobraría unos 100 millones de vidas y destruiría un 80 por ciento aproximado de la capacidad industrial de esa nación!

Tampoco es ésa la entera amenaza a la paz hoy en día. Otros países, incluyendo la China comunista, ahora poseen armas nucleares. Además, dentro de una década o dos muchas de las naciones más pequeñas posiblemente podrían poseer capacidades atómicas. Sin ningún control central, los puntos en cuestión menores, nacionales, podrían convertirse en holocausto nuclear global.

¡Verdaderamente parece que el mundo se está volviendo loco! No solo está la paz más lejana que nunca, sino que parece totalmente irreal esperar que venga, en vista de las diferencias que surgen entre naciones, bloques de naciones, sociedades y grupos raciales.

¿HAY UNA RESPUESTA?

La historia de la humanidad no ha sido pacífica. Más bien, ha estado llena de altercación y derramamiento de sangre. Vez tras vez, las naciones han subido al poder, se han lanzado enfurecidamente contra sus vecinas y han arrojado a parte de la Tierra habitada en tinieblas y dolor. A medida que la ciencia contribuía armas mortíferas de destrucción, el daño se intensificó y la zona de acción se ensanchó hasta que vino a ser global. Hoy en día la amenaza a la paz ha alcanzado un nuevo máximo. ¡La mismísima supervivencia de la entera familia humana se halla en disputa!

¿Por qué ha sido todo esto así? ¿Por qué ha sido empapada la Tierra con sangre, mucha de ella inocente, vez tras vez? ¿Vendrá algún día paz total a la Tierra? ¿Hay respuestas verídicas y satisfactorias a tales preguntas? Sí, las hay. Pero estas respuestas no pueden hallarse en las historias o filosofías de los hombres. Si pudieran haberse hallado, entonces los muchos remedios propuestos y probados para los males del mundo habrían surtido buen efecto para este tiempo. Pero no ha sido así. Todos han fallado.

Las respuestas tienen que provenir de Aquel que no solo ve la brutalidad del hombre contra el hombre sino que sabe por qué sucede, lo que encierra el futuro, y cuál es el remedio final. Ese solo puede ser el Creador del hombre, Jehová Dios. Como el originador de una máquina está en la mejor posición para decir lo que sucederá si no se usa correctamente, y qué hacer cuando no funcione apropiadamente, así sucede con el Originador o Creador del hombre, Dios. Habiendo hecho al hombre, conoce lo que esta criatura tiene que hacer para funcionar apropiadamente en la sociedad humana. Sabe por qué tal sociedad humana está derrumbándose, y por qué empeora progresivamente. Él nos puede decir por qué la paz está lejos de la humanidad que gime. Más que eso, él puede decirnos lo que encierra el futuro y cuál es el remedio. Sí, el Dios Todopoderoso, Jehová, puede contestar la pregunta: ¿Vendrá algún día la paz a la Tierra?

¿POR QUÉ HA DESAPARECIDO LA PAZ?

El comienzo de la familia humana no pudo haber sido mejor. Creados perfectos, el hombre y la mujer fueron colocados en un paraíso de paz total, dándoseles trabajo agradable que hacer, y habrían de comenzar la extensión de estas condiciones deseables a lo largo y lo ancho de la Tierra. La Tierra misma produciría generosamente para la humanidad, y aun los animales serían pacíficos. El resumen del asunto fue: “Dios vio todo lo que había hecho y, ¡mira! era muy bueno.”—Gén. 1:31.

Nada obraría para estropear esta paz, siempre que la clave del comportamiento humano, la mente, funcionara como debiera. Esto sucedería mientras el hombre llenara su mente de pensamientos saludables escuchando la voz de su Creador y permaneciendo dentro de los límites asignados a él. ¿Qué límites? Pues, los límites de la obediencia a las leyes de Dios. Mientras el hombre obedeciera los justos requisitos de Dios, prosperaría. Si los violaba, no prosperaría. Podemos comparar esto a las leyes que conservan la paz hoy en día. Una persona no puede violar la ley sin quedar bajo castigo de las autoridades civiles. Esto obra para provecho de toda la sociedad. Las leyes de Dios son iguales. Obran para provecho de los hombres observantes de la ley. Sin embargo, si el hombre se rebelara contra la ley divina, se le dijo, ‘positivamente moriría.’—Gén. 2:17.

El registro triste, conservado para nosotros en la única historia confiable de aquellos tiempos antiguos, la Biblia, muestra que Adán y Eva, padre y madre de la entera familia humana, rompieron los límites establecidos para ellos. Quisieron aquello a lo que no tenían derecho. Desearon independencia total de Dios y de sus leyes, demostrando esto al romper la ley. Como resultado, se ejecutó el castigo—morirían al debido transcurso del tiempo. Ya no se mantendrían sus cuerpos en perfección, sino que comenzarían a degenerarse, hasta que les sobreviniera la muerte. La mente de ellos también se degeneraría. No siendo guiados por Dios y sus caminos, entrarían en pugna con otros, con el reino animal, y hasta con sus propios cuerpos. Desechando a Dios, comenzaron la embestida hacia abajo del hombre tan ciertamente como una piedra se mueve hacia abajo cuando se arroja desde un lugar elevado.—Gén. 3:17-19.

No solo entraron la degeneración y la muerte en la familia humana, sino también el quebrantamiento de la paz. Los hombres comenzaron a contender con los hombres. El odio y la sospecha, la violencia y el derramamiento de sangre sumergieron a la sociedad humana, hasta que, más de 1,600 años después, la condición era como describe la Biblia: “La tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios verdadero y la tierra llegó a estar llena de violencia. Así que Dios vio la tierra, y ¡mire! estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra.”—Gén. 6:11, 12.

Un mundo pacífico se convirtió rápidamente en uno no pacífico. Pero a Dios no se le podía culpar de nada de esto. Esto resultó cuando el hombre buscó independencia de Dios. Y puesto que Dios hizo al hombre una persona con libre albedrío, Él permitiría al hombre este experimento, temporalmente. ¡Observe los resultados! ¿Diría usted que la experiencia humana a través de los últimos 6,000 años ha sido pacífica, feliz, próspera? ¡Por supuesto que no! ¡Dolor, miseria, tristeza, lágrimas y muerte han sido la porción del hombre a través de los siglos, hasta que hoy en día las personas pensadoras dudan en cuanto a la mismísima supervivencia de la humanidad en conjunto!

¿REGRESARÁ LA PAZ?

Dios ha tolerado el derrotero rebelde del hombre, pero solo por una sazón temporal. Como Dios amoroso, él no podría permitir que su Tierra y criaturas en ella fueran maltratadas para siempre. Por eso la iniquidad no proseguirá por mucho más tiempo. Dios, por medio de sus profetas y su Palabra escrita, ha advertido repetidamente que la desobediencia de los hombres y las naciones llegaría a un fin.—2 Tes. 1:8; Heb. 5:9.

La embestida insana de las naciones hacia la aniquilación nuclear será abreviada por Dios. Él ha prometido: “Los malhechores mismos serán arrasados . . . Y solo un poco más de tiempo, y ya no existirá el inicuo; y ciertamente darás atención a su lugar, y él no estará. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de la paz.”—Sal. 37:9-11.

Dios ha tolerado el experimento del hombre en independencia de Él bastante tiempo para que nadie pueda acusar a Dios de no haber dado a los hombres la oportunidad de efectuar sus propias soluciones. Ellos han tenido esa oportunidad. Han fallado miserablemente. Por lo tanto, como claramente muestra la profecía bíblica, ahora es el tiempo para que Dios intervenga, aplaste la iniquidad y se apodere del control completo de los asuntos de los hombres. Jesucristo mismo, y también el apóstol Pablo, predijeron que la aflicción de las naciones tan evidente hoy en día sería una evidencia de que de veras estamos en los “últimos días” de este mundo. (Mat. 24:3-14; 2 Tim. 3:1-5) Por consiguiente, la cólera de Dios contra este mundo caótico se expresará pronto, por cuanto su favor se extenderá a los que lo aman. Como está escrito concerniente a nuestro día: “Vino tu propia ira, y el tiempo señalado para que los muertos fuesen juzgados, y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.”—Rev. 11:18.

LA PAZ HABRÁ DE REGRESAR

El fin de este presente sistema malo de cosas significa que la paz que Dios se propuso originalmente para la Tierra regresará a ella. Ya no será un lugar lleno de odio y violencia. También, el derecho de Dios para gobernar será establecido definidamente. Esa cuestión será zanjada para todo tiempo y a los hombres jamás se les permitirá otra vez independencia total para estropear la paz con sus experimentos e ideas divisivos.

Los sobrevivientes del fin de este mundo serán bendecidos con paz, porque, como dijo el salmista de Dios: “Está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y de veras que corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.” (Sal. 46:9) “Para la paz no habrá fin.”—Isa. 9:7.

Tampoco vivirán los humanos solo setenta años, para ser derribados en la muerte. En el nuevo orden de Dios, se dirigirá su poder curativo hacia la humanidad. Gradualmente la humanidad será levantada a la perfección humana, por la cual razón Jesús pudo hablar de ese tiempo como de la “re-creación.” (Mat. 19:28) Aun muchos de los muertos sacarán provecho, porque aquellos que Dios escoja saldrán en la resurrección.—Juan 5:28, 29.

Con la perfección de mente y cuerpo restaurada, la enfermedad y la muerte debidas a Adán serán cosas del pasado. Por eso el salmista pudo decir: “Los justos mismos poseerán la tierra, y morarán para siempre sobre ella.” (Sal. 37:29) Agregando a este grandioso cuadro de cosas venideras, el apóstol Juan expresó bajo inspiración: “Dios mismo estará con ellos. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Rev. 21:3, 4) Todo esto significa que las condiciones pacíficas prometidas para ese tiempo durarán, puesto que todas las cosas y todas las personas que rompan la paz serán eliminadas.

¿Le parece esto demasiado bueno para ser verdadero? Dios mismo disipa la duda diciendo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.” (Rev. 21:5) Confiadamente, entonces, usted puede esperar el cumplimiento de la promesa de Dios de paz en un justo nuevo orden.

¿DISFRUTARÁ USTED DE ESA PAZ?

Con certeza, allí estará la paz. Pero, ¿estará usted allí? ¿Estará usted vivo para disfrutar de su realización? Si usted quiere participar de las bendiciones de un paraíso restaurado, entonces usted querrá aprender cuáles son los propósitos y requisitos de Dios, porque solo a los que hacen lo que Dios quiere los bendecirá él con paz.

Para aprender acerca de Dios usted tiene que dirigirse al lugar donde él se revela. Ese lugar es su Palabra, la Biblia. Lea lo que ésta dice acerca de sus obligaciones para su Creador. Aprenda las cosas que es necesario que haga para sobrevivir al fin de este inicuo sistema de cosas. Luego, hágalas. También, busque a los del pueblo de Dios que están haciendo lo mismo y asóciese con ellos. Ellos le ayudarán a aprender la obediencia a Dios que su antepasado Adán olvidó.

Al aprender a depender de Dios y al hacer su voluntad usted puede prepararse para el tiempo venidero de paz, que tan cerca está ahora. Y aunque viva en un mundo que está desintegrándose, usted podrá enfrentarse al futuro confiadamente, feliz con el conocimiento de que puede participar de la realización de las promesas de Dios porque usted hace su voluntad, porque “el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:17.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir