El cristianismo moderno... ¿cuánto es genuino?
DURANTE la II Guerra Mundial, el holandés Hans van Meegeren le vendió a un alemán lo que pretendía ser la obra más antigua que se conocía del pintor holandés del siglo diecisiete, Jan Vermeer. Fue aclamada como una obra maestra. Al fin de la guerra, van Meegeren fue arrestado por haber vendido este tesoro del arte al enemigo. Imagínese la sorpresa de sus acusadores cuando él confesó que había falsificado la “obra maestra de Vermeer.” ¡Lo probó luego al pintar otro “Vermeer” mientras estuvo en prisión!
¿Qué ilustra esto? Que una firma o una etiqueta no significa necesariamente que algo sea genuino. Pudiera ser una falsificación. En el caso de una obra de arte, se descubre si es una falsificación al comprobar cuidadosamente la técnica y los materiales con los originales autenticados, y al comparar la pintura de la que se tiene dudas con una obra genuina.
Hoy centenares de millones de personas usan la “etiqueta” o “firma” de cristianos. Quizás usted sea una de ellas. Pero, ¿cómo puede usted saber si es un cristiano genuino, auténtico? Primero, compare su conducta y creencias con el registro bíblico de las enseñanzas de Jesucristo y sus apóstoles. Después, examine cómo los cristianos primitivos aplicaron dichas enseñanzas. En tercer lugar, analice su propia forma de religión para ver si encaja en el molde que Cristo estableció. Entonces pregúntese: “¿Es mi religión cristianismo genuino? ¿Lo practico yo?
Para ayudarle en su análisis, repasemos varios aspectos fundamentales relacionados con la conducta para establecer lo que el cristianismo genuino es.
GUERRA: Jesucristo dijo: “Todos los que toman la espada, perecerán por la espada.”—Mateo 26:52.
El apóstol Pablo escribió: “No devuelvan mal por mal a nadie. Provean cosas excelentes a la vista de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.” “El amor no obra mal al prójimo.” (Romanos 12:17, 18; 13:10) Además, él dijo: “No guerreamos según lo que somos en la carne. Porque las armas de nuestro guerrear no son carnales.”—2 Corintios 10:3, 4.
Tertuliano, escritor cristiano que nació más de 100 años después de la muerte de Cristo, nos ayuda a ver lo que opinaban muchos cristianos primitivos sobre la guerra y el participar en ella: “Me parece que primero tenemos que inquirir si la guerra les es apropiada de manera alguna a los cristianos. ... ¿Se considerará lícito el hacer de la espada una ocupación, cuando el Señor proclama que el que usa la espada perecerá por la espada? ¿Y participará en la batalla el hijo de paz cuando ni siquiera le es propio entablar juicios?”
¿Cuál es el registro de la cristiandad en lo que se refiere a ser pacificadora y mantenedora de la paz? Respecto a esta cuestión, ¿qué posición adopta la religión en la que usted se crió? Pregúntese: ¿Qué naciones iniciaron las dos guerras mundiales que causaron tanta matanza y sufrimiento en este siglo? ¿Fueron naciones musulmanas, hindúes o budistas? No, fueron las llamadas naciones cristianas de Europa, animadas por políticos y clérigos católicos y protestantes. Por eso, ¡qué apropiado es el comentario de Malcolm Muggeridge, locutor y escritor británico, quien escribió: “En las diversas guerras de nuestra era, la Iglesia ha insistido en que Dios estaba de nuestra parte, y ésta ha dado su bendición incondicional a cualesquier métodos de guerrear que los generales y los políticos hayan considerado convenientes. ... Uno de los dichos más sabios del fundador de la religión cristiana fue que Su reino no era de este mundo”!
CRIMEN Y DELINCUENCIA: Cristo enseñó: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.”—Mateo 22:39.
¿A qué persona normal le gustaría que le robaran, golpearan o asesinaran? Sobre esta base ningún cristiano genuino puede cometer tales delitos contra su compañero, pues Cristo dijo: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos.”—Mateo 7:12.
El apóstol Pedro fue específico en su consejo: “Que ninguno de ustedes sufra como asesino, o ladrón, o malhechor.”—1 Pedro 4:15.
¿Qué dice Tertuliano respecto a la conducta cristiana de su día? “Muera éste por matador; aquél, por ladrón cortabolsas [carterista]; éste, por ... violador de doncellas; éste, porque hurtó los vestidos de los que se lavaban en el baño; mírense, pues, estos registros y procesos, y véase si se hallará allí sentencia contra algún cristiano acusado o condenado por alguno de estos delitos ... De los vuestros la cárcel hierve ... allí no se halla cristiano alguno, sino porque lo es; que si entró por otro crimen, no entró cristiano.”
¿Cuál es la condición actual de las naciones “cristianas” respecto al delito? Las tasas de delito aumentan vertiginosamente, cárceles atestadas y personas que temen salir a las calles de muchas ciudades debido a la amenaza de ser víctimas de los delincuentes. ¿No es cierto que muchos de estos asesinos y delincuentes todavía portan la “etiqueta de cristiano” como lo prueba el hecho de que reciben la misa o la comunión? Hasta se han oficiado misas solemnes a favor de conocidos hampones. Prácticamente, no se toma ninguna medida disciplinaria para mantener las filas limpias. ¿Son éstas las pruebas que identifican al cristianismo auténtico?
ABORTO: En este caso también podemos aplicar la máxima de Jesús: “Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes.”—Mateo 7:12, Versión Popular.
¿Quisiera usted morir? Durante la II Guerra Mundial los nazis mataron a millones de víctimas en los campos de concentración. Al pensar en el pasado, ¿hubiera escogido usted ser una de ellas? Al igual que aquellas víctimas, los fetos abortados no tienen alternativa, y mueren por decenas de millones cada año. El mandato del apóstol Pedro aplica a esta situación: “Que ninguno de ustedes sufra como asesino.”—1 Pedro 4:15.
A este respecto, son pertinentes los comentarios de Tertuliano y Atenágoras, cristianos del segundo siglo: “La ley que una vez nos prohíbe el homicidio, nos manda no descomponer en el vientre de la madre las primeras líneas con que la sangre dibuja la organización del hombre.” (Tertuliano) “Y cuando decimos que las mujeres que usan drogas para provocarse un aborto cometen homicidio y tendrán que rendir cuentas a Dios por el aborto, ¿fundándonos en qué principios hemos de cometer homicidio?” (Atenágoras)
De casi todas las naciones “cristianas” de Occidente vienen informes sobre la asombrosa cantidad de abortos provocados. Por ejemplo, ¡tan solo en los E.U.A. la cifra oficial de abortos para 1978 fue de 1.157.776! Se calcula que en los Países Bajos y en la República Federal de Alemania el 25 por ciento de los embarazos terminan en abortos conseguidos por medios legales o ilegales. La cifra de abortos para la nación católica de Francia es de un 50 por ciento. Cuando comparamos las citas anteriores de cristianos primitivos con tales estadísticas escalofriantes, tenemos derecho a preguntar: ¿Son realmente cristianos los “cristianos” modernos que procuran abortos y las iglesias que toleran tal práctica?
MORALIDAD SEXUAL: El fundador del cristianismo declaró: “De dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, ... adulterios, ... conducta relajada. ... Todas estas cosas inicuas ... contaminan al hombre.”—Marcos 7:21-23.
El misionero cristiano Pablo está de acuerdo con que tales cosas contaminan a uno, pues escribe: “Ni fornicadores, ... ni adúlteros, ni hombres que se tienen para propósitos contranaturales, ni hombres que se acuestan con hombres ... heredarán el reino de Dios.”—1 Corintios 6:9, 10.
Ahora, volvamos otra vez a las prácticas cristianas del siglo segundo: “Estamos tan lejos de practicar relaciones sexuales promiscuas, que ni siquiera es lícito entre nosotros consentir una mirada lasciva.” (Atenágoras) “El cristiano se limita al sexo femenino. ... El cristiano solamente nació hombre para sola su mujer.” (Tertuliano)
¿Ha seguido la cristiandad moderna el modelo de conducta de los cristianos primitivos respecto a moralidad? ¿Son la ‘técnica y los materiales’ los mismos que los de la versión original? Respecto a esto, el ya citado Malcolm Muggeridge se sintió impulsado a escribir: “La corriente fluye fuertemente contra la posición cristiana tradicional en asuntos como el divorcio, la homosexualidad y la llamada Nueva Moralidad; a menudo con la connivencia de eclesiásticos eminentes.”
Por todas partes en el dominio de la cristiandad es común la fornicación, el adulterio y la homosexualidad. La consecuente cosecha de enfermedades venéreas ahora alcanza proporciones pandémicas. ¿Representa todo esto el cuadro del cristianismo genuino, es prueba de que estamos tratando con una falsificación, una imitación sórdida?
PARTICIPACIÓN EN LA POLÍTICA: Cristo dijo sobre sus seguidores: “Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo.” Él también declaró ante Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo.... Mi reino no es de esta fuente.”—Juan 17:16; 18:36.
El oficio político y la religión estatal estaban estrechamente entrelazados en la antigua Roma. ¿Cómo reaccionaron los cristianos primitivos ante esa situación? La Encyclopaedia Britannica explica: “Los cristianos de los primeros tres siglos se volvieron decididamente contra la religión estatal de Roma ... los cristianos se consideraban a sí mismos ciudadanos de la ciudad celestial venidera y como peregrinos y forasteros en la tierra ... como miembros del Reino de Dios ... que estaba disolviendo los lazos con este mundo pasajero y, por consiguiente, también con el arreglo político.”
¿En qué situación se halla el “cristianismo” moderno respecto a la política? Dividido de arriba abajo. Hay clérigos que se identifican prácticamente con cada partido político que existe, desde sacerdotes católicos, quienes apoyan el comunismo en España y América latina, hasta pastores protestantes que sirven en el parlamento británico o se identifican con la derecha política de los Estados Unidos. Personas que están al corriente de los hechos conocen bien que, con pocas excepciones, el registro del clero de Alemania, Italia y España durante las últimas décadas ha sido uno de sumisión abyecta al nazismo y fascismo.
Las filas de la cristiandad están divididas y los fieles están fraccionados en cuanto a lealtad política. Miguel de Unamuno, escritor y hombre de letras español del siglo veinte, estaba totalmente en lo correcto cuando escribió: “La patria de un cristiano no es de este mundo.” “El cristianismo es apolítico.” En contraste, el periodista británico Anthony Lejeune se sintió movido a escribir: “Se ha hecho muy común el sacerdote político. ... Si el mundo es lo único que la Iglesia puede ofrecer, ¿para qué ir a la Iglesia?”
Además, ¿qué hay acerca de los títulos lisonjeros que se aplican al clero de tantas iglesias? Jesús dijo a sus discípulos: “No sean llamados Rabí [“Mi superior; mi excelente”... que traen a la memoria títulos eclesiásticos tales como “Reverendo,” “Reverendísimo,” etc.], porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos. Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial.” (Mateo 23:8, 9) Con esto queda manifiesto que no fue el propósito del cristianismo genuino el que hubiera una distinción entre clero y legos.
LA PREDICACIÓN DE LAS “BUENAS NUEVAS”: En el Sermón del Monte Jesús dijo: “Ustedes son la luz del mundo. ... Resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus obras excelentes y den gloria a su Padre que está en los cielos.”—Mateo 5:14-16.
El apóstol Pablo hace eco a este estímulo en cuanto a resplandecer en hecho y palabra con las siguientes palabras: “Por medio de él [Jesús] ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.” (Hebreos 13:15) El privilegio y deber de predicar las “buenas nuevas” cristianas le incumbe a cada seguidor de Cristo.
¿Hicieron los cristianos primitivos como cuerpo “declaración pública de su nombre,” o se les calló inmediatamente después de la muerte de los apóstoles por la imposición de una clase clerical? La siguiente cita de History of the Christian Religion and Church During the Three First Centuries (Historia de la religión cristiana y la iglesia durante los primeros tres siglos), del Dr. Neander, debe contestar esa pregunta:
“Celso [siglo segundo E.C.], el primero que escribió en contra del cristianismo, hace asunto de burla el que obreros, zapateros, labradores, los hombres más incultos y toscos, sean predicadores celosos del Evangelio.”
Hágase usted mismo ahora estas preguntas de sondeo: ¿Me anima mi religión a predicar activamente mis creencias cristianas y me prepara para ello? ¿Me impele el espíritu de mi cristianismo a ir a los hogares de otras personas para hallar a las que necesitan el cristianismo verdadero? Si no ¿qué religión cristiana realmente lleva a cabo ese mandamiento dado por Cristo?—Mateo 24:14; Hechos 1:8; 1 Corintios 9:16.
¿ES USTED UN CRISTIANO GENUINO?
Es vital que cada persona que afirma ser cristiana conteste esta pregunta afirmativamente. ¿Por qué? Porque la aprobación de Dios depende de eso. El cristianismo no es sencillamente una creencia u etiqueta, sino un modo de vida. ¿Refleja su modo de vivir el ejemplo de Cristo? ¿Es comparable su práctica religiosa a la calidad bíblica de los cristianos primitivos que acabamos de considerar?
El apóstol Pablo nos invita a lo siguiente: “Examínense ustedes mismos, para ver si están firmes en la fe; pónganse a prueba.” (2 Corintios 13:5, Versión Popular) A este fin, le invitamos a verificar la breve lista que incluimos a continuación, mientras busca en su propia Biblia los textos que se hallan citados.
1. ¿Participa usted en lealtades políticas o nacionales que causan divisiones entre los llamados cristianos?—1 Corintios 1:10; Juan 18:36; Santiago 1:27.
2. ¿Cómo define usted el amor cristiano?—1 Corintios 13:4-8.
3. En la práctica, ¿se esfuerza usted por mostrar verdadero amor al prójimo? ¿Cómo?—Mateo 22:39; Juan 13:34, 35.
4. ¿Es usted bondadoso, tiernamente compasivo y perdona a otros?—Efesios 4:31; Romanos 12:10.
5. ¿Evita mentir, robar, defraudar y el uso de habla obscena e injuriosa en la vida cotidiana?—Efesios 5:3-5; 4:25-31.
6. ¿Tiende usted a pensar que la moralidad sexual no es tan importante?—Marcos 7:20-23.
7. ¿Tiene usted la tendencia de excederse en el comer y el beber?—Proverbios 23:20, 21; Efesios 5:18.
8. ¿Procura usted comunicar la verdadera fe cristiana a otros por palabra y hecho?—Romanos 10:9, 10; 1 Corintios 9:16.
¿A qué conclusión llega usted? ¿Realmente existen cristianos verdaderos hoy? ¿Conoce usted a los que sinceramente procuran vivir como lo hizo Cristo y que a la misma vez hacen un esfuerzo verdadero por comunicar su creencia cristiana y modo de vida a su prójimo? En realidad, ¿enseña su propia religión el cristianismo genuino y lo practica, o es ésta solo una etiqueta atractiva o firma impresionante?
Si usted todavía no los conoce personalmente, le sugerimos que examine más de cerca a los testigos de Jehová de su vecindad y vea si no están haciendo un esfuerzo concienzudo para estar a la altura de las normas bíblicas que se consideraron anteriormente. Si no sabe dónde hallarlos, con mucho gusto le ayudaremos a ponerse en comunicación con ellos.—Isaías 43:10-12; Hechos 11:26.
[Comentario en la página 6]
Hoy en la cristiandad “la corriente fluye fuertemente contra la posición cristiana tradicional, a menudo con connivencia de eclesiásticos eminentes”
[Comentario en la página 7]
Un periodista británico escribe: “Se ha hecho muy común el sacerdote político ... Si lo único que la Iglesia puede ofrecer es el mundo, ¿para qué ir a la iglesia?”