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¿Es prudente casarse con un pariente cercano?La Atalaya 1975 | 1 de julio
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conocimiento de la verdad, haya entrado en un matrimonio legal con un pariente cercano. Si algunos de la prole de esa unión han heredado irregularidades genéticas es un consuelo saber que estos hijos serán sanados, por la bondad inmerecida de Jehová, durante el reinado de mil años de su Hijo Jesucristo. (Rev. 21:1-4; 22:1, 2) Pero, conociendo el punto de vista cristiano acerca de casarse con un pariente cercano, el que ahora no tiene tales vínculos matrimoniales y que desea vivir en armonía con los principios de la Palabra de Dios no entraría en un arreglo de esa clase.
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Un excelente galardón por fidelidadLa Atalaya 1975 | 1 de julio
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Un excelente galardón por fidelidad
FIDELIDAD es una cualidad que todo el mundo aprecia. “El hombre de actos fieles recibirá muchas bendiciones,” dice el proverbio bíblico. Una persona fiel no busca primero sus propios intereses. Por eso el proverbio pasa a enfatizar esto con una cláusula de contraste: “pero el que está apresurándose a ganar riquezas no permanecerá inocente.”—Pro. 28:20.
Jehová Dios es “el Dios verdadero, el Dios fiel, que guarda pacto y bondad amorosa.” (Deu. 7:9) Una cosa excelente acerca de él es que él es la clase de Dios que aprecia la fidelidad en otros, y uno no puede servirle sin reconocer esta excelente cualidad. De hecho, “el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente.”—Heb. 11:6.
Los actos de fidelidad que una persona ejecute no necesitan ser grandes o sobresalientes. El principio sobre el cual uno es remunerado es fidelidad en todas las cosas, sin importar cuán pequeñas sean. Jesucristo dijo: “La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho.”—Luc. 16:10.
Este es el caso en cuanto a todas las personas que verdaderamente sirven a Dios. Todos son sus “esclavos,” que le obedecen, y todos esperan recibir de Dios, no de los hombres, su galardón verdadero, duradero. Como congregación, cuerpo o grupo, a los hermanos de Jesucristo ungidos, engendrados por espíritu, mientras están en la Tierra, se les llama su “esclavo [o siervo] fiel y discreto.” Su galardón por fidelidad les es provisto por medio de Jesucristo, el Cabeza de la congregación cristiana. Él suministró una ilustración profética de esto. Refiriéndose a su regreso en poder del Reino, dijo a sus discípulos: “¿Quién es verdaderamente el esclavo fiel y discreto a quien su amo nombró sobre sus domésticos, para darles su alimento a su debido tiempo? Feliz es aquel esclavo si al llegar su amo lo hallare haciéndolo así. En verdad les digo: Lo nombrará sobre todo lo suyo.”—Mat. 24:45-47.
En el número anterior de La Atalaya hemos considerado esta ilustración en la cual el término “esclavo” se refiere a estos cristianos ungidos en la Tierra como cuerpo y el término “domésticos” se refiere a ellos como individuos. Todos ayudan para estar seguros de que cada uno de su número sea alimentado espiritualmente.
CUANDO EL “ESCLAVO” HABRÍA DE RECIBIR EL GALARDÓN
Se habría de dar un galardón después que se hiciera una inspección para ver cómo el “esclavo” había estado llevando a cabo su trabajo de alimentar a los “domésticos.”
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