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  • El salario de la deslealtad

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  • El salario de la deslealtad
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1975
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1975
w75 15/7 págs. 429-431

El salario de la deslealtad

NO HAY lugar en ningún arreglo de Dios ni del hombre para una persona desleal. Esto es especialmente cierto de los que están colocados en posiciones de responsabilidad. “Lo que se espera de los mayordomos es que el hombre sea hallado fiel,” dice la Biblia.—1 Cor. 4:2.

Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra doce hombres tuvieron la oportunidad singular de ser sus asociados allegados... de aprender directamente de él y ser sus más responsables discípulos. Sin embargo, uno de ellos perdió el aprecio y se volvió desleal, causando gran dificultad a Jesús y a los once apóstoles fieles. La deslealtad de Judas Iscariote le hizo perder el derecho al maravilloso premio de vida celestial como rey asociado y subsacerdote de Cristo. Fue despedido del grupo íntimo de Jesús antes que Jesús instituyera la cena del Memorial y perdió la promesa de Cristo a los once fieles de que “ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino.”—Luc. 22:28, 29; 13:22-30.

¿Cuál fue el salario de la deslealtad de Judas? En un lado del “libro mayor,” solo treinta piezas de plata (el precio de un esclavo si le daba muerte el toro de un hombre)... en el otro lado, el disfavor de Dios y la muerte. (Éxo. 21:32) Aun los enemigos de Jesús, con quienes colaboró Judas, despreciaron a este traidor. Después que Jesús fue condenado por el alto tribunal judío, Judas sufrió terrible angustia mental, a tal grado que arrojó el dinero de la traición y salió y se ahorcó. Esto no fue en arrepentimiento verdadero, sino porque vio que había perdido en todo. Jesús lo llamó “el hijo de destrucción.”—Juan 17:12; Mat. 27:3-10.

CADA UNO TIENE QUE VIGILARSE

Poco después de resucitar y ascender al cielo, Jesús formó la congregación cristiana, en el día del Pentecostés del año 33 E.C. Allí la clase del “esclavo fiel y discreto,” con los apóstoles de Jesús llevando la delantera, empezó a alimentar a los individuos en la recién formada ‘casa de la fe’ de Dios con alimento espiritual. (Hech. 2:1, 14, 46, 47) Esta clase del “esclavo,” la congregación cristiana ungida por espíritu, permanecería leal hasta el tiempo de la venida de Cristo para destruir al presente sistema de cosas inicuo.—Mat. 28:18-20.

No obstante, Jesús les dio una advertencia tocante a lealtad. ¿Por qué? Bueno, como clase, la congregación de Dios permanecería fiel. La Biblia muestra que el número preordinado de 144.000 estaría completo. Con el tiempo ese número de personas estarían ‘selladas’ como fieles. (Rev. 7:1-8; 14:1-5) Así ‘todo el Israel [espiritual o, el Israel de Dios] sería salvo.’ (Rom. 11:26; compare con Gálatas 6:16.) Pero en cuanto a los individuos que compondrían ese cuerpo, o esa clase del “esclavo,” cada uno habría de ser probado y se requería que demostrara su integridad y lealtad. “El que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo,” dijo Jesús.—Mat. 24:13; Sant. 1:3; Rev. 14:12.

En armonía con eso, después de hablar del “esclavo fiel y discreto” que sería leal hasta su venida, Jesús pasó a decir: “Mas si alguna vez aquel esclavo malo dijere en su corazón: ‘Mi amo se tarda,’ y comenzare a golpear a sus coesclavos y comiere y bebiere con los borrachos inveterados [literalmente, los que se emborrachan], vendrá el amo de aquel esclavo en un día que no espera y a una hora que no sabe, y lo castigará con la mayor severidad [literalmente, lo cortará en dos] y le asignará su parte con los hipócritas.”—Mat. 24:48-51; Luc. 12:45, 46, Kingdom Interlinear Translation.

Notamos que Jesús no dijo que el “esclavo fiel y discreto” se volvería desleal. Pero, en cuanto a los miembros individuales de esa clase del “esclavo,” Jesús simplemente indicó la posibilidad de que no todos serían leales, tal como uno de los doce, Judas, después de empezar bien, se había vuelto malo. Jehová Dios tendrá solo a leales, probados, como herederos del Reino. (2 Ped. 1:10, 11) Por lo tanto Jesús advirtió a cada uno de sus seguidores ungidos, engendrados por espíritu que se vigilaran. Dijo a todos sus discípulos: “Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.”—Luc. 21:36.

LAS ACCIONES DE UN “ESCLAVO MALO” Y SU GALARDÓN

Por consiguiente, cada individuo tenía que mantener una vigilancia cuidadosa, no llegando a ser confiado en sí mismo, negligente o soñoliento. El apóstol Pablo aconsejó: “El que piensa que está en pie, cuídese que no caiga.” (1 Cor. 10:12) Ciertamente el tiempo había pasado para emborracharse, fuera con vino literal, o de manera espiritual con los borrachos religiosos.—Isa. 29:9; 1 Ped. 4:3.

Jesús describió, en Mateo 24:48-51, cómo pensaría, hablaría y obraría el individuo que se hace infiel. Algunos de los que en un tiempo fueron miembros de la clase del “esclavo” perderían su gozo de la expectación y se cansarían de esperar la venida del Amo. Llegarían a ser egoístas. Los que emprendieran tal derrotero llegarían a ser amigos del mundo, por consiguiente enemigos de Dios. (Sant. 4:4) Empezarían a ‘golpear a sus coesclavos’ verbalmente, oponiéndose a ellos y a su obra de proclamar las buenas nuevas del Reino. En estos “últimos días” hay algunos de ellos que constituyen una clase que, según su conducta, no reconocen la presencia invisible de Cristo y no disciernen ni reconocen que el tiempo se ha acercado para que él venga a destruir el sistema de cosas mundial.

Este ‘golpear a sus coesclavos’ verbalmente se debería a que querrían dominar o ejercer poder sobre otros. Deseaban una posición encumbrada a fin de que se les admirara. Pero no pudieron lograr su ambición. Cristo no permitiría que estos individuos desleales dominaran o desbarataran su congregación y pararan la obra que está efectuando. En cambio, en la inspección, Cristo ‘cortaría en dos’ a éstos, cortando de la clase del “esclavo fiel y discreto” a estos individuos.

Aunque Cristo describió la conducta que caracterizaría a los desleales, ciertamente no los preordinó para que lo fueran. Emprenden el derrotero de deslealtad según su propio albedrío y deseos. Son similares al “esclavo inicuo e indolente” de la parábola de los talentos. (Mat. 25:24-30) Son ‘mayordomos’ desleales, infieles y por lo tanto no pueden permanecer en la ‘servidumbre’ de “domésticos” de Cristo. (Mat. 24:45) El cristianismo de éstos resulta ser hipócrita y merecen estar con los hipócritas religiosos de la cristiandad. De hecho, algunos de ellos realmente han vuelto a creer en las doctrinas falsas de la cristiandad, como la Trinidad, inmortalidad del alma humana y tormento literal en un ‘fuego del infierno’ eterno. Algunos se han aliado con las iglesias de la cristiandad y sus esfuerzos por oponerse a los testigos de Jehová en predicar las buenas nuevas.

Entre los hipócritas de la cristiandad estos desleales no hallan verdadero placer espiritual y tienen que compartir las experiencias de esos hipócritas. En cuanto a este “esclavo” malo, “allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes,” dijo Jesús. (Mat. 24:51) Sus expresiones no son las de arrepentimiento verdadero, sino que son las de sentirse molestos y sufrir desilusión, una “tristeza del mundo” que “produce muerte.” (2 Cor. 7:10) No tienen deseo alguno de asociarse o trabajar con el “esclavo fiel y discreto” en servicio verdadero al Amo.

UN TIEMPO EN QUE TODOS DEBEN INTERESARSE SERIAMENTE

Puesto que Cristo dice que ejecutará juicio, el cual ‘comienza en la casa de Dios,’ es vital que todo el que tome su puesto al lado de la clase del “esclavo fiel y discreto” se vigile. (1 Ped. 4:17) Constantemente debe examinarse en cuanto a su propia lealtad. Sabe que se requiere fidelidad de corazón. En estos días es posible caer presa del “pecado que fácilmente nos enreda”... la pérdida de fe. (Heb. 12:1) Hay tanto más peligro de hacerlo ahora porque el Diablo sabe que solo tiene un corto tiempo y está haciendo guerra estrenua contra los ungidos y engendrados por espíritu que Dios tiene en la Tierra así como contra todos los que se asocian y cooperan con ellos en predicar las buenas nuevas del Reino.—Rev. 12:12, 17; compare con 1 Pedro 5:8.

Puesto que vemos claramente el cumplimiento de la profecía de Cristo en cuanto a nuestro tiempo... pues reconocemos la “señal” que demuestra que estamos viviendo en la “conclusión del sistema de cosas,” tenemos que ‘alzar la cabeza porque nuestra liberación se acerca.’ También, tenemos que dar atención diligente a nosotros mismos y a la vida que vivimos. Aunque Jesús estaba hablando para provecho de sus discípulos que estaban con él entonces, también dijo: “Lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta.”—Mar. 13:37; Luc. 21:28.

Por lo tanto, la situación es seria para todos. El apóstol Pedro resumió nuestra posición cuando dijo: “Puesto que todas estas cosas así han de ser disueltas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos de devoción piadosa, esperando y teniendo muy presente la presencia del día de Jehová, por el cual los cielos estando encendidos serán disueltos y los elementos estando intensamente calientes se derretirán! Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar. Por eso, amados, ya que ustedes están esperando estas cosas, hagan lo sumo posible para ser hallados al fin por él inmaculados y sin tacha y en paz.”—2 Ped. 3:11-14.

Por lo tanto, aunque hay muchas tentaciones y hasta pruebas difíciles, el salario para el leal es el favor de Dios, felicidad, paz y vida eterna. Por otra parte, la deslealtad quizás suministre alguna satisfacción a los deseos carnales por un corto tiempo, pero al fin solo paga con infelicidad, ignominia y muerte.

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