Prohibido participar con demonios
1. ¿Con qué argumento contra la demonolatría sigue Pablo después de explicar la cena del Señor?
DESPUÉS de explicar concerniente a la cena del Señor, el apóstol Pablo luego dijo lo siguiente: “Porque hay un solo pan, nosotros, aunque somos muchos, somos un solo cuerpo, porque todos nosotros estamos participando de ese solo pan. Miren lo que es Israel según la carne: Aquellos que comen los sacrificios ¿no son participantes con [o, en] el altar? ¿Qué, entonces, he de decir? ¿Que lo sacrificado a un ídolo es algo, o que un ídolo es algo? No; pero yo digo que las cosas que las naciones sacrifican las sacrifican a demonios, y no a Dios, y no quiero que ustedes lleguen a ser participantes con demonios [que participen en demonios, Mo]. No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios. O ¿‘estamos incitando a Jehová a celos’? Nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?”—1 Cor. 10:17-22, NM.
2. ¿Cómo participaban con el altar de Dios los israelitas antiguos?
2 En el antiguo Israel, cuando ellos hacían ofrendas pacíficas y ofrendas de acción de gracias, los ofrecedores así como también los sacerdotes comían partes de los sacrificios. El sacrificio a Dios representaba a la persona que lo ofrecía, para ilustrar que una vida tenía que darse por su propia vida; y mediante el comer parte del sacrificio él estaba participando del sacrificio junto con el altar. Él estaba participando con el altar, ‘participando en el altar.’ (Mo) El altar recibió parte del sacrificio, porque algunas partes de él, el sebo, etc., se quemaban sobre el altar; y la persona que ofrecía el sacrificio por medio del sacerdote recibía parte del sacrificio. Se ofrecía a Jehová Dios; y siendo que el altar era de Él, el ofrecedor y el Señor Dios juntos tenían comunión. (Lev. 19:5, 6; 22:29, 30; Deu. 12:17, 18; 27:5-7) Así se podían renovar o adelantar las relaciones pacíficas entre Dios y el ofrecedor.
3. ¿Por qué no pueden los que son participantes del pan también ser participantes con demonios?
3 Las naciones gentiles fuera de Israel sacrificaban en sus altares a sus dioses e ídolos. Ellos verdaderamente sacrificaban a demonios. Cuando los israelitas se alejaron de Jehová, “ellos sacrificaron a demonios, a nodioses.” (Deu. 32:17, Mo; Sal. 106:37) De ese modo ellos tuvieron comunión con los demonios, los adversarios de Jehová; ellos ‘participaron en demonios’. (Mo) Los cristianos no pueden ser participantes con demonios. Por esa razón ellos no pueden participar en idolatría. Esto quiere decir la avaricia, también, porque una ‘persona avarienta es idólatra’ y ‘la avaricia es igual que la idolatría’. (Efe. 5:5; Col. 3:5) Jesús nunca adoró ni sirvió a demonios. Cuando Satanás el Diablo, “el gobernante de los demonios,” le ofreció a Jesús los reinos de este mundo en cambio por su adoración, Jesús le contestó que él obedecía el mandato divino de adorar únicamente a Jehová Dios. (Mat. 12:24; 4:8-11, NM) Jesús no adoró a ningún ídolo, sino únicamente al Dios viviente. Él no participó ni tuvo compañerismo alguno con demonios. Durante todo su ministerio terrenal él arrojó a los demonios fuera de personas endemoniadas y rehusó dejar que ellos testificaran que él era el Cristo. Por esto si deseamos estar en unidad con Cristo como miembros de su cuerpo y si deseamos participar de los emblemas del Memorial de una manera digna, no podemos participar en ninguna clase de idolatría, especialmente ahora cuando las organizaciones mundiales y los héroes se están idolatrando, así como las Naciones Unidas y los personajes famosos del mundo. No podemos ser “un solo cuerpo” ni “un solo pan” con Cristo Jesús y al mismo tiempo ser idólatras.
“LA MESA DE JEHOVÁ” Y “LA COPA DE JEHOVÁ”
4. En conexión con el Memorial ¿por qué habla Pablo de la copa y mesa de Jehová?
4 Pero si el apóstol está refiriéndose a la copa que Jesús dió a sus discípulos para que bebieran y al pan ázimo que partió para que ellos comieran, ¿por qué habla de la “copa de Jehová” y de la “mesa de Jehová”? Él dice: “No pueden estar bebiendo la copa de Jehová y la copa de demonios; no pueden estar participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios.” (1 Cor. 10:21, NM) El apóstol habla así porque las cosas que se simbolizaron por los emblemas del Memorial eran provisiones hechas por Jehová a favor de aquellos que pertenecen a Cristo.
5. ¿De qué profecía citó Pablo “la mesa de Jehová”, y a qué se aplicó alli?
5 Se entiende por los críticos textualesa que la expresión de Pablo “la mesa de Jehová” se citó de Malaquías 1:7, 12 (LXX griega). El profeta Malaquías allí dice: “Ofrecéis pan inmundo sobre mi altar. Mas decís: ¿En qué te hemos amancillado? En eso que decís: ¡La mesa de Jehová es cosa despreciable! Pero vosotros lo profanáis [el nombre de Dios] en que decís: ¡La mesa del Señor es inmunda, y su fruto, es decir, su alimento, es cosa despreciable!” Según lo usa Malaquías, “la mesa de Jehová” se aplica a su altar, a donde se traían los sacrificios animales. Los cuerpos de las víctimas se colocaban sobre el altar. La sangre de la víctima nunca se tomaba, sino que se derramaba sobre la base del altar o se llevaba dentro del Santísimo del templo o se disponía de ella de otra manera.
6, 7. De acuerdo con la conexión que Pablo le da, ¿cómo es ésta la mesa de Jehová?
6 “La mesa de Jehová” pudo haber significado todo el arreglo de la cena del Señor. Pero si significaba un detalle en particular de ésta, entonces ha de haber sido el pan ázimo, por cuanto éste nada tenía que ver con sangre. El pan representa el “cuerpo de Cristo” en el cual participa la manada pequeña de Jesús de coherederos del Reino. Dios es quien ha hecho los arreglos para el “cuerpo de Cristo”. Él lo crea, colocando a los miembros según su propio gusto, a Jesucristo como la Cabeza del cuerpo y a los 144,000 miembros de la “manada pequeña” como el cuerpo debajo de él, cada uno ocupando un lugar asignado. De modo que el privilegio de estar asociados con la Cabeza Jesús es una provisión gloriosa que Dios ha hecho para los de la manada pequeña, y este privilegio se da sólo a ellos.
7 Concerniente a este punto leemos: “Ahora nosotros sabemos que Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios, de los que son llamados de acuerdo con su propósito; porque aquellos a quienes dió primer reconocimiento él también preordinó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él pudiera ser el primogénito entre muchos hermanos. Además, aquellos que él preordinó son los que él también llamó; y aquellos que él llamó son los que él también declaró ser justos. Finalmente aquellos que él declaró justos son los que él también glorificó.”—Rom. 8:28-30, NM.
8, 9. ¿A quiénes se les da este privilegio de ser los miembros del cuerpo de Cristo? ¿Cómo se mantiene constantemente la unidad con él?
8 De modo que esta provisión de ser unidos con su Hijo primogénito en un cuerpo espiritual se dió o se llevó a cabo por Jehová Dios para la “manada pequeña”, de la cual once miembros estaban con Jesús cuando él estableció el Memorial. Para poder permanecer en unión con la Cabeza Jesucristo se hace necesario que sigan conformándose a su imagen por medio de copiarlo en su curso terrenal. Por eso se nos dice: “No lleguen a estar unidos en yugo desigual con los incrédulos. Porque ¿qué consorcio tienen la justicia y la iniquidad? O ¿qué compañerismo tiene la luz con las tinieblas? Más aun, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial? O ¿qué parte tiene una persona fiel con un incrédulo? Y ¿qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente; así como dijo Dios: ‘Yo habitaré entre ellos y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.” “Por tanto salgan de entre ellos, y sepárense,” dice Jehová, “y ya no toquen la cosa inmunda,”’ ‘“y yo los recibiré.”’ ‘“Y yo seré un padre a ustedes, y ustedes serán mis hijos e hijas,” dice Jehová el Todopoderoso.’ Por lo tanto, siendo que tenemos estas promesas, amados, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”—2 Cor. 6:14 a 7:1, NM.
9 De modo que no podemos comprometer la “mesa de Jehová”. No podemos participar en el cuerpo de Cristo tomando un pedazo del pan Memorial y al mismo tiempo participar de la “mesa de demonios”, adorando a ídolos, y manteniendo conexiones inmundas. Si tratamos de hacer esto, incitamos a Jehová, el cual es más fuerte que nosotros, sí, todopoderoso, a los celos; y eso significaría nuestra destrucción.—Deu. 32:21-26.
10. Debido a su conexión con el nuevo pacto, ¿cómo es la copa del Memorial la “copa de Jehová”?
10 Ahora en cuanto a la “copa de Jehová”. Jesús ofreció la copa Memorial a sus discípulos con las palabras: “Esta copa significa el nuevo pacto por virtud de mi sangre, la cual ha de ser derramada a favor de ustedes.” (Luc. 22:20, NM) Esta misma copa es la “copa de Jehová” porque el nuevo pacto es el acuerdo o pacto que él hace con el fin de sacar de todas las naciones un “pueblo para su nombre”. Pero Cristo Jesús es quien actúa como el mediador entre Dios y los hombres, proveyendo la sangre de sacrificio para poner en vigor ese nuevo pacto, así como Moisés degolló víctimas animales y salpicó su sangre para poner en vigor el antiguo pacto de la Ley entre Dios y el Israel carnal. (Jer. 31:31-34; Hech. 15:14; Éxo. 24:1-8; Heb. 9:14-24; 1 Tim. 2:5, 6) Los que son admitidos en este nuevo pacto son el “pueblo para su nombre”, empezando con el fiel resto judío en el Pentecostés e incluyendo más tarde a los creyentes gentiles desde el centurión Cornelio en adelante. A todos éstos Jehová Dios unge con su espíritu, de este modo haciendo que sean ungidos o miembros del “cuerpo del Cristo”. Dios congrega a éstos cerca de él, diciendo: “Congréguense hacia mí—vosotros mis hombres de bondad amorosa, que han solemnizado mi pacto sobre sacrificio [el sacrificio de Cristo].” (Sal. 50:5, Rótherham) Este nuevo pacto es un hecho adicional que manifiesta que el privilegio de beber de la copa en la celebración del Memorial está limitado a los que son miembros del cuerpo de Cristo.
CÓMO SE PARTICIPA DE LA COPA
11. ¿Cómo indicó Jesús que la copa tiene otro sentido, haciéndola “la copa de Jehová” de la cual sus seguidores pueden participar?
11 Estos miembros no tienen parte en proveer la sangre del nuevo pacto. Solamente Jesús hace eso. Con su sangre él media el nuevo pacto a favor de ellos. Por eso los miembros del cuerpo no podrían en ese sentido “participar en común de la sangre del Cristo”. ¿Cómo, pues, pueden ser verdad las palabras del apóstol: “La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar en común de la sangre del Cristo?” (1 Cor. 10:16, NM) Porque esta copa es la “copa de Jehová” en todavía otro sentido. ¿De qué modo? Porque representa la porción que Jehová ha servido. Jesús y su manada pequeña de coherederos del Reino tienen que beberla para probar su integridad hacia Él y que son dignos del Reino. Esta es la copa a la cual se refirió Jesús cuando, poco después de introducir el Memorial, él oró: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa. Sin embargo, no como quiera yo, sino como quieras tú.” Y, otra vez, “Padre mío, si no es posible que esto pase de mí sin que lo beba, hágase tu voluntad.” (Mat. 26:39, 42, NM) Y cuando Pedro, para defender a Jesús, hirió a uno de los hombres que vinieron para arrestarle, Jesús dijo: “Mete la espada en tu vaina. La copa que el Padre me ha dado, ¿acaso no la he de beber?”—Juan 18:11, NM.
12. ¿Cómo se mostró también que es una “copa de salvación”?
12 Esa “copa de Jehová” simbolizaba la voluntad de Dios para con el bebedor, y el beberla significó para Jesús sufrimiento y muerte sobre la ignominiosa estaca de tormento. Pero la voluntad de Dios para con Jesús no terminó con su muerte. También incluyó la resurrección de Jesús de la muerte al a vida inmortal en el cielo como un Hijo glorificado de Dios, y por eso una salvación de la muerte para él. (Heb. 5:7) Así fué para él una “copa de salvación”, también, salvación por haber retenido firmemente su integridad a su Padre sin pecado. Aquí las palabras del Salmo 116, que se aplica particularmente a Jesucristo en Getsemaní, son adecuadas, porque Jesús se determinó beber la “copa de Jehová” aun hasta la muerte: “¿Cómo podré corresponder a Jehová por todos sus beneficios derramados sobre mí? Tomaré la copa de salvación, e invocaré el nombre de Jehová. Pagaré a Jehová mis votos (con permiso) en presencia de todo su pueblo. Preciosa a los ojos de Jehová es la muerte de sus santos.”—Sal. 116:12-15.
13. ¿Qué cosa dijo Jesús, lo cual aseguró que sus seguidores beberían la copa con él? ¿Qué cosa la hizo difícil de beber?
13 Pero conforme a la voluntad de Dios, la copa que se le dió a Jesús para beber él también la comparte con su manada pequeña de coherederos del Reino. Estableció este hecho firmemente cuando le dijo a dos de sus apóstoles que hicieron petición por asientos específicos en el Reino con él: “La copa que yo estoy bebiendo ustedes beberán, y en el bautismo con que estoy siendo bautizado ustedes serán bautizados. Empero, esto de sentarse a mi derecha o izquierda no es mío para dar, sino que pertenece a aquellos para quienes se ha preparado.” (Mar. 10:34-40, NM) La copa que Jesús en ese entonces estaba bebiendo y que su Padre celestial le había servido y dado era la voluntad de Dios para con él. Esa voluntad se había registrado de antemano en las Santas Escrituras y señalaba sufrimiento y muerte ignominiosa para él como si fuera un pecador, un blasfemador y un vituperio para Jehová Dios. Este último detalle es lo que hizo que fuera tan difícil para Jesús beberla, de modo que llevó el asunto a su Padre tres veces en oración y por fin se resignó a beber esta porción de la voluntad divina. El proceder así resultó en ganar el reino.
14, 15. ¿Cuál es el propósito de esta poción en la copa tanto para Jesús como para sus seguidores?
14 Aquí vemos que la copa del Memorial representó más que la muerte de Jesús como un sacrificio rescatador, como el sacrificio que daría validez a un nuevo pacto y que removería los pecados de sus discípulos que se admiten en el pacto. Los discípulos no tienen parte alguna en el sacrificio rescatador ni en mediar el nuevo pacto, sino que ellos mismos necesitan el sacrificio rescatador y la mediación de Jesús. Entonces note usted esto: El sacrificio rescatador para la humanidad no requería en sí mismo que Jesús sufriera reproche y persecución y que por fin pasara de esta vida en ignominia como un criminal condenado, como un sedicioso y blasfemador. Esa parte de la poción en la copa fué servida por el Padre para probar hasta el límite la integridad del Hijo de Dios y para probar que el Diablo es mentiroso en sus acusaciones contra el Hijo de Dios y para manifestar que Jesús apoya inalterablemente la soberanía universal de Dios.
15 Jesús tuvo que beber esta porción de la copa para probar ante todo el universo que él era digno del Reino por el cual había pactado Dios con él. Tenía que vender todo lo que poseía para alcanzar esta “perla de gran valor”. (Mat. 13:45, 46, NM) Y siendo que Jesús admitió a sus discípulos con él en el pacto para el Reino, ellos también tienen que beber esta copa con él, para también probar su integridad hacia Dios y para detener en alto su soberanía universal y para probar que son dignos de reinar con Jesucristo en gloria celestial. De modo que ellos beben esta copa junto con él.
16. ¿Cuáles textos les escribe Pablo para mostrarles que tienen que participar en la muerte de Jesús y por eso beber de la copa?
16 Por lo tanto se escribe a la “manada pequeña” de seguidores en sus pisadas: “Fidedigno es el dicho: Ciertamente si morimos juntos, también viviremos juntos; si seguimos aguantando, nosotros también reinaremos juntos como reyes.” (2 Tim. 2:11, 12, NM) Los que son incorporados en el “cuerpo de Cristo” (simbolizado por el pan Memorial) tienen que ser bautizados en su muerte si desean ser parte de su “cuerpo” glorificado en los cielos. De modo que el apóstol les pregunta a los miembros del cuerpo de Cristo: “Siendo que morimos con referencia al pecado, ¿cómo seguiremos viviendo por más tiempo en él? O ¿no saben ustedes que todos nosotros que fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Por lo tanto estamos sepultados con él por medio de nuestro bautismo en su muerte, para que, así como Cristo fué levantado de entre los muertos por la gloria del Padre, nosotros también anduviésemos en novedad de vida. Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente seremos unidos con él también en la semejanza de su resurrección.”—Rom. 6:2-5, NM.
17. ¿Qué representa el mismo vino del Memorial? y por eso ¿qué significa el beberlo?
17 Este mismo apóstol, cuando estaba en prisión en Roma, escribió que él contaba todas las ventajas egoístas terrenales como “un montón de basura, para que pueda ganar a Cristo y ser hallado en unión con él, . . . para conocerle a él y el poder de su resurrección y una participación en sus sufrimientos, sometiéndome a su clase de muerte, para ver si de alguna manera pueda alcanzar a la resurrección más temprana de entre los muertos.” (Fili. 3:8-11, NM) Siendo que el contenido de la copa Memorial representaba “su clase de muerte” en vindicación de la soberanía universal de Jehová, Jesús muy adecuadamente dijo que el vino significaba “mi sangre” y se la dió a sus discípulos para que la bebieran.
18, 19. ¿Cómo, pues, es una “copa de bendición” por la cual bendecimos a Dios?
18 Siendo que el vino Memorial representa sangre derramada, significa muerte para aquél cuya sangre se derrama para el nuevo pacto. De acuerdo con el pacto que Jehová hizo con Noé inmediatamente después del diluvio, él protegió la sangre de toda criatura como cosa sagrada y declaró que el beber sangre, y especialmente sangre humana, haría al bebedor digno de la muerte. (Gén. 9:1-6) Ahora cuando los discípulos beben la copa de vino Memorial, ellos en símbolo están bebiendo sangre, pero la beben por mandato divino. De modo que significa que ellos han de derramar su sangre o morir como murió Jesucristo por causa de la soberanía universal de su Padre. Ellos aceptan morir con él, para probar que el Diablo es un rebelde mentiroso y para probar que son dignos de la vida con Jesús en su reino celestial. Por esta razón el apóstol les escribió: “La copa de bendición que nosotros bendecimos, ¿no es participar en común de la sangre del Cristo?”
19 Sí, es una “copa de bendición” con la cual bendecimos a Dios. Ciertamente representa la muerte con Jesucristo, el bautismo en su muerte, pero participar en esa clase de muerte es un privilegio. Así como escribió el apóstol de su prisión: “A ustedes se les dió el privilegio a favor de Cristo, no sólo de poner su fe en él, sino también de sufrir a favor de él.” (Fili. 1:29, NM) Esa copa tiene la bendición de Dios, porque representa la voluntad de Dios para Jesús y su manada pequeña. Esa copa o sea el privilegio de beber de ella se dió a la manada pequeña para que pudiera mostrar ahora su integridad sobre la tierra hasta el colmo y pudiera ganar “entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo”. (2 Ped. 1:11, NM) De modo que con un aprecio profundo los que tienen el privilegio de beber de la copa bendicen a Dios por ella. Porque es un privilegio vindicarlo mediante el morir con Cristo y después ser resucitados por él a la vida inmortal en el reino de Cristo para la vindicación adicional de Su soberanía universal.
20. ¿En memoria de quién se bebe, y por qué?
20 Puesto que la muerte de Cristo es lo que da validez al nuevo pacto, y puesto que él puso el ejemplo en su muerte y que sus discípulos están bautizados en su muerte, ellos beben la copa en memoria de él.
21. ¿Por qué, entonces, no es la copa del Memorial para que la beban las “otras ovejas”?
21 Estos hechos ayudan a la grande muchedumbre de “otras ovejas” a discernir que la copa del Memorial no es para que ellos la beban. Ellos no están muriendo la muerte de Cristo, pero si algunos mueren antes de la batalla del Armagedón, mueren como murieron los hombres y mujeres fieles que eran testigos de Jehová antes de Cristo. No sacrifican la carne ni las esperanzas terrenales por el nuevo mundo, sino que están marchando adelante para conseguir vida en la tierra paradisíaca en el nuevo mundo. Muchos pasarán a través del Armagedón y entrarán a ese mundo sin morir. De modo que ellos apropiadamente se abstienen de participar de la copa Memorial.
COMIENDO Y BEBIENDO VIDA EN SI MISMO
22. ¿No indica Juan 6:51 que todos los creyentes deben participar?
22 Pero, ¿no se contradice lo dicho más arriba por las palabras de Jesús a los judíos concerniente al maná milagroso? ¿No dijo él: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan vivirá para siempre; y, de hecho, el pan que yo daré es mi carne a favor de la vida del mundo”? (Juan 6:51, NM) Tome nota de las palabras “mi carne a favor de la vida del mundo”. ¿No indican que todos los creyentes en Cristo, no importa que sus esperanzas de vida en el nuevo mundo sean terrenales o celestiales, pueden participar, sí, que tienen que participar del pan Memorial y también del vino? La respuesta a esta pregunta es ¡No!
23. ¿Qué discusión dió por resultado esa declaración, y cómo corresponde el pan a la carne que Jesús da para la vida del mundo?
23 Cuando Jesús habló las palabras indicadas más arriba, él estaba discutiendo el maná que había suministrado pan milagroso para los israelitas en su viaje por el desierto a la Tierra Prometida. El pan de maná no dió vida eterna a los israelitas ni a la multitud mixta que estaba con ellos. Por eso Jesús dijo: “Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo murieron. Este es el pan que desciende del cielo, para que cualquiera pueda comer de él y no morir.” Así explicó que el pan que dió para la vida del mundo era su carne. (Juan 6:48-51, NM.) No obstante, los israelitas en el desierto no bebieron sangre de ninguna clase, por cuanto se les prohibió hacerlo, no sólo por el pacto divino celebrado con su antepasado Noé sino también por los términos declarados del pacto de la Ley dada por medio de su mediador Moisés. El maná del cielo que ellos comieron era sin sangre, y en este sentido era como la carne de Jesús. La carne no podía comerse a menos que se desangrara. Entonces aquello de lo cual participará la humanidad obediente del nuevo mundo para conseguir vida eterna será igual que carne desangrada, la cual suministró Jesús por medio de descender del cielo.
24. ¿De qué otra cosa habló aparte de la carne para, la vida del mundo?
24 De modo que Jesús habló de algo mayor que el maná para la vida del mundo cuando dijo: “Con toda certeza les digo, A menos que coman la carne del Hijo del hombre y beban su sangre, no tienen vida en sí. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré el día postrero; porque mi carne es comida verdadera, y mi sangre es bebida verdadera. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en unión conmigo, y yo en unión con él. Así como el Padre viviente me envió y yo vivo a causa del Padre, así también el que me come, él también vivirá a causa de mí. Este es el pan que descendió del cielo. No es como cuando sus padres comieron y sin embargo murieron. El que come este pan vivirá para siempre.”—Juan 6:53-58, NM.
25. Entonces, ¿en qué resulta el comer su carne y beber su sangre? Y aquí, ¿qué es lo que significa “vida en si”?
25 Tome nota que Jesús aquí dijo que los que beben su sangre y también comen su carne permanecen en unión con él y él en unión con ellos. Esto significa que son hechos miembros de su cuerpo, siendo bautizados en su clase de muerte. La comida de Jesús era hacer la voluntad de su Padre, y ellos comen la carne de Jesús por medio de hacer la voluntad de Dios juntamente con Jesús y terminando esa voluntad como lo hizo él. (Juan 4:34) A menos que sus discípulos sigan este curso, ellos no tienen vida en sí. “Vida en sí” no significa necesariamente la vida inherente o la inmortalidad en los cielos, sino que tiene un significado parecido al que mencionó Jesús cuando dijo: “La hora viene, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que han prestado atención vivirán. Porque así como el Padre tiene en sí mismo el don de la vida, así ha concedido que el Hijo tenga en sí mismo el don de la vida.” (Juan 5:25, 26, NM; Knox) Por eso el tener los miembros del cuerpo del Cristo ‘vida en sí mismos’ significa que participan con Jesús en el privilegio de dispensar los beneficios de la vida sacrificada de Jesús a la humanidad obediente durante los mil años de su reino. Ellos llegarán a ser su novia celestial, “la esposa del Cordero.” Cómo tales ellos servirán como madre a los hijos terrenales del “Padre del siglo eterno; Príncipe de Paz”, Jesucristo. (Apo. 19:7-9; 21:9, 10; Isa. 9:6) De modo que los de la “manada pequeña”, la clase de la “novia”, son exclusivamente los que beben la sangre del Hijo del hombre y que también comen su carne. No obstante, en Juan 6:25-58 Jesús no estaba discutiendo la cena Memorial con aquellos judíos, muchos de los cuales lo abandonaron.
[Notas]
a Westcott and Hort; D. Eberhard Nestle and D. Erwin Nestle; A. Merk, S.J.