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Ministras fieles—una bendición para la sociedad del nuevo mundoLa Atalaya 1964 | 15 de agosto
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hombres dedicados que quizás sean superintendentes de congregación, ministros viajeros o misioneros en una tierra extranjera. Su apoyo leal trae consigo gozosos privilegios de servicio.—Hech. 18:2, 18, 26; Rom. 16:3-5; 1 Cor. 16:19; 2 Tim. 4:19.
19. ¿En qué dos ocasiones en el ministerio de Jesús obró María la hermana de Marta de una manera que resultó en bendición para ella?
19 Cuando pensamos en mujeres fieles del tiempo de Jesús, ningún nombre se recuerda más prontamente que el de María de Betania, la hermana de Marta y de Lázaro. ¿Quién no se ha enterado de la ocasión en que Jesús visitó el hogar de Marta; y María, en vez de estar demasiado preocupada con las cosas materiales, “se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra”? Debido a esto, Jesús la elogió. En una ocasión posterior María ungió a Jesús con costoso aceite perfumado en el hogar de Simón el leproso. Cuando otros, incluyendo a Judas Iscariote, criticaron su acción, Jesús dijo: “Excelente hecho hizo ella para conmigo. . . . Ella hizo lo que pudo . . . En verdad les digo: Dondequiera que se prediquen las buenas nuevas en todo el mundo, lo que hizo esta mujer también se contará para memoria de ella.”—Luc. 10:38-42; Mar. 14:3-9; Juan 12:1-8.
20. (a) ¿Hallamos mujeres semejantes en la sociedad del nuevo mundo hoy en día? (b) ¿Cuáles son algunos de los privilegios de servicio disponibles para ellas?
20 Y, ¿qué hay de hoy en día? ¿Encontramos a mujeres como ésta sirviendo con la congregación cristiana moderna? ¿Mujeres como Sara, que dio ejemplo tan excelente de sujeción como mujer casada; mujeres como la atractiva y trabajadora asidua Rebeca, como la hospitalaria Lidia y la generosa Dorcas, como la leal y fiel Priscila y como María, que “hizo lo que pudo” en los intereses de la adoración verdadera? ¡Gracias sean dadas a Jehová, porque sí las tenemos! Y, ¡qué privilegios conmovedores están disponibles para tales mujeres fieles en este día! Junto con los varones creyentes participan de los mismos privilegios de dedicarse para efectuar la voluntad de Jehová, de ser bautizadas, de llegar a ser ministras de las buenas nuevas. Pueden conducir estudios bíblicos de casa con personas interesadas y participar en entrenar a sus propios hijos para que lleguen a ser ministros dedicados también. Pueden emprender el ministerio de tiempo cabal como precursoras, como precursoras especiales o hasta como misioneras en un país extranjero, o quizás entrar en el servicio de Betel.
21. Por eso, ¿cómo pueden las mujeres dedicadas considerar sus oportunidades de servicio a Jehová?
21 En vista de todo esto, ninguna mujer dedicada tiene que sentirse de alguna manera limitada por falta de oportunidades para servir a Jehová. Más bien, hay toda oportunidad para que las ministras ensanchen sus privilegios de servicio, y toda mujer dedicada querrá ‘hacer lo que pueda’ para adelantar a la madurez, para cumplir su papel entre el pueblo de Dios fielmente, y así ser de gran valor a la vista de Dios y conseguir la alabanza honorable de sus compañeros cristianos.
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“Muchísimo que aprender”La Atalaya 1964 | 15 de agosto
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“Muchísimo que aprender”
● Un joven testigo de Jehová de Oklahoma, EE. UU., relata: “Cuando empecé a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová no apreciaba cabalmente la Escuela del Ministerio Teocrático. Me ocupaba en el debate y discursar en público en la escuela secundaria, así que el discursar en público no me era extraño. No obstante, la primera vez que me tocó discursar ante un grupo sobre la Palabra de Dios, me di cuenta de que tenía muchísimo que aprender. Descubrí que el discursar sobre temas bíblicos con sinceridad y convicción no es lo mismo que la elocución o el debate. A menudo confundía u ocultaba el punto que trataba de grabar en la mente del que me escuchaba. Las asignaciones regulares en el transcurso de cuatro años me han ayudado a vencer esto. Me doy cuenta de que tengo mucho en lo cual mejorar y comprendo que durante este sistema de cosas nunca podré decir: ‘No necesito la Escuela del Ministerio Teocrático.”
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