Ponderando las noticias
Empeora el derrumbe moral
● La Palabra de Dios predijo que en estos “últimos días” los individuos serían ‘amadores de sí mismos, sin tener cariño natural, sin gobierno de sí mismos, sin amor de la bondad.’ (2 Tim. 3:1-5) Parte del derrumbe predicho incluye el asunto de la moralidad sexual. La fornicación, el adulterio, la homosexualidad y el lesbianismo han cundido. También los resultados... una epidemia de enfermedades venéreas y preñeces indeseables.
Otro aspecto de la degradación sexual que ahora se manifiesta tiene que ver con el incesto, la inmoralidad sexual que se comete entre miembros de una misma familia. Los investigadores dicen que “el incesto ha alcanzado proporciones epidémicas, de las cuales en su mayor parte no se informa, y sus víctimas se extienden por todo el nivel social y económico.”
Una forma común y perjudicial de esta inmoralidad es el incesto entre padre e hija. Una muchacha de la cual su padre ha abusado sexualmente puede sufrir inestabilidad emocional durante el resto de su vida. Su punto de vista acerca de los hombres, y de la honorable relación sexual que Dios creó para el matrimonio, a menudo recibe daño serio. Con buena razón dice la Palabra de Dios que “los que son repugnantes en su suciedad . . . y fornicadores” serán destruidos en “la muerte segunda.”—Rev. 21:8.
El vino contra los virus
● Investigadores canadienses de la Oficina de Peligros Microbianos informan que el vino quizás pueda matar virus así como bacterias. Aunque por años se han conocido las propiedades del vino, “Science News” dice que se cree que éste es “el primer estudio de los efectos de las uvas y el vino en los virus que afectan a los hombres.” Los microbiólogos notaron que, en sus tubos de ensayo, especialmente los vinos rojos eran algo “eficaces contra el virus de herpes simplex, el virus de la poliomielitis y el virus reo (que aparentemente es causa de meningitis, fiebre leve y diarrea).”
Estos hallazgos prestan más apoyo a las indicaciones de la Biblia sobre el valor del vino como medicina y como desinfectante moderado. El apóstol Pablo le recomendó a Timoteo: “Usa un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes casos de enfermedad.” Y el samaritano de la parábola de Jesús vendó las heridas de la víctima de un “atraco” en la antigüedad, “echando en ellas aceite y vino.”—1 Tim. 5:23; Luc. 10:34.
Por supuesto, Pablo le sugirió “un POCO de vino” a Timoteo y también declaró que los siervos responsables de Dios no deben ser dados “a MUCHO vino.” Pero, con moderación, puede hacer ‘que se regocije el corazón del hombre mortal,’ con la aprobación de Dios.—1 Tim. 3:8; Sal. 104:15.
Futuro desastre económico
● Citando de “Macaskill Letter,” que se imprime en Johannesburgo, República Sudafricana, “Barron’s” del 6 de diciembre de 1976 declaró: “Los gobiernos, ciudades, desastre negocios e individuos del mundo están en bancarrota. Ahora lo que hay es una carrera contra el tiempo antes de que se derrumbe todo el sistema. No hay modo de salir de esta confusión impía. Inevitablemente hay desastre económico en el futuro. No se pueden tomar medidas que arreglen la situación.”
No se puede decir exactamente con qué prontitud puede acontecer el temible “desastre económico.” Pero la Biblia señala a un tiempo cercano en que estas palabras de Dios por medio del profeta Ezequiel se harán realidad: “Ni la plata ni el oro de ellos podrá librarlos en el día del furor de Jehová.” (Eze. 7:19) Sabiamente, pues, las personas que temen a Dios y que poseen riquezas no deben cifrar su confianza en ellas, ni usarlas con propósitos egoístas. Más bien, deben seguir el consejo de Jesucristo, quien dijo: “Háganse amigos por medio de las riquezas injustas, para que, cuando las tales fallen, los reciban en los lugares de habitación eternos.”—Luc. 16:9.
Los que poseen “los lugares de habitación eternos” son Jehová Dios y Jesucristo. (Juan 6:37-40, 44) Las personas que usan sus riquezas de manera apropiada, como para ayudar a individuos necesitados y para dar adelanto a la predicación de las “buenas nuevas,” tendrán a Jehová Dios y a su Hijo Jesucristo como amigos suyos.—Gál. 2:10; Fili. 4:15.