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  • ¿Es éste el tiempo para tener hijos?
  • ¡Despertad! 1975
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¡Despertad! 1975
g75 8/2 págs. 9-11

¿Es éste el tiempo para tener hijos?

UNA mujer suda al sufrir grandes dolores de parto. Se contrae. Aparece una cabecita, seguida por brazos, cuerpo y piernas. Una nalgada, un llanto, y otra persona ha llegado al mundo.

Esto ha ocurrido miles de millones de veces en la historia humana. Se calcula que esto ahora ocurre más de 300.000 veces por día. A pesar de su relación con el sufrimiento y el dolor, el dar a luz ha proporcionado gran satisfacción y placer a las madres. Dijo una anciana cuando se le preguntó acerca de sus recuerdos más notables: “Fue el momento cuando yo, cuando era joven, después de haber agotado todos mis recursos de energía, pude relajarme y observar mi recién llegado hermoso bebé primogénito.”

Siempre ha habido una actitud positiva acerca de tener hijos. Las familias con muchos hijos han sido alabadas y honradas. Por otra parte, a una pareja sin hijos se le ha considerado desafortunada. La esterilidad hasta se ha considerado como un oprobio para una mujer.

Sin embargo, esta actitud está cambiando. Muchas parejas informadas en nuestros días vacilan cuando se trata de tener hijos, preguntándose: ¿Es éste realmente un tiempo para tener hijos?

Se informa que la cantidad de matrimonios norteamericanos que escogen no tener ningún hijo en absoluto se ha triplicado en seis años. En otros países existe una tendencia similar.

¿Por qué el cambio?

Hay muchos factores implicados. En una entrevista un músico de treinta y tres años de edad dijo: “Mi esposa y yo hemos considerado el asunto vez tras vez. Lo que nos hace vacilar tanto es que pensamos que les daríamos un futuro muy inseguro.” Otro hombre casado sin hijos comentó: “Muchos en la actualidad piensan que es una gran pena traer hijos al mundo cuando hay tantos huérfanos de quienes preocuparse. Pienso que es mejor ser lo suficientemente fuerte como para abstenerse de producir más hijos.”—Expressen, Suecia, 22 de julio de 1973.

En la mente de algunos sobresale el aumento demográfico como la razón principal para no tener hijos. Se preguntan si es que verdaderamente hay recursos y lugar suficientes en la Tierra para acomodar una cantidad ilimitada de nacimientos. El profesor Walter E. Howard, un ecólogo norteamericano de la Universidad de California, declaró:

“Muy definitivamente no es el derecho de los individuos el tener tantos hijos como quieren o pueden mantener, porque ese concepto pasa por alto las inevitables consecuencias para las generaciones futuras. El control de la natalidad no es homicidio, como alegan algunos. Pero la falta de éste en el mundo sobrepoblado muy seguramente lo será.”

Si se atendiera apropiadamente de la Tierra —si la gente no despilfarrara sus recursos naturales, si no estuviera aconglomerada en ciudades gigantescas y contaminara el ambiente— la Tierra podría ubicar cómodamente hasta a otros miles de millones de habitantes. Pero tal como está, la existencia humana está en peligro debido a los confusos e ineficaces intentos del hombre por resolver los problemas del ambiente. Como resultado, muchas personas observadoras están cambiando sus actitudes hacia el tener hijos, como lo señaló un defensor del control de la población:

“Nuestros nietos quizás tengan que comprar entradas para ver los últimos pinos rojos o esperar en fila para conseguir su ración de oxígeno. Hay hombres que se quejan de haber quedado atrapados por horas en una congestión de tráfico en su camino al hogar donde están sus cinco hijos pero no pueden ver la relación entre los hijos y la congestión de tráfico. En un mundo gravemente amenazado por las consecuencias de la superpoblación estamos profundamente interesados en lograr que la vida sin hijos sea aceptable y respetable.”

Otro factor implicado en las cambiantes actitudes hacia el tener hijos es la creciente dificultad de mantener una familia debido a que el costo de la vida está por las nubes. Una joven madre señaló: “Aunque amo a mi último bebé tanto como a los otros, me duele el corazón cuando pienso en mi esposo. Para mantenernos a todos, tiene un trabajo de día y otro de noche, y horas adicionales los sábados. Siempre que está en casa, duerme. . . . Hablar acerca de la calidad de la vida familiar... ni siquiera tenemos una vida familiar.”

A medida que se hace más difícil el alimentar y cuidar de una familia, algunas parejas deciden sencillamente que ahora no vale la pena tener hijos. ‘¿Por qué verse obligado a luchar día y noche para lograr que los ingresos alcancen y preocuparnos en cuanto a si lo lograremos o no?’ se preguntan. Así es que por su propio contentamiento y felicidad, algunas parejas han decidido, por lo menos por ahora, permanecer sin hijos.

Otro factor que refuerza esta decisión es el clima moral en constante deterioro. El crimen, el abuso de las drogas y la inmoralidad están desenfrenados en todas partes. El respeto en mengua por la autoridad se esparce como una gangrena. La inicua influencia que ejerce el mundo sobre los jóvenes es tremenda, con consecuencias trágicas.

Así es que una madre en Suecia quiso proteger a su hija de trece años por medio de ayudarla a aprender los principios bíblicos. Le pidió a su esposo que la ayudara estimulando a su hija a asistir a las reuniones cristianas de los testigos de Jehová. Él rehusó, diciendo: “Ella ya es lo suficientemente grande para decidir por sí misma. Tiene buen carácter y tendrá buenos modales.” Así pensaba él, hasta la noche en que entró en la habitación de ella para reprenderla por regresar tarde a la casa. Súbitamente ella sacó un cuchillo y gritó: “¡Sal de aquí o te clavo el cuchillo!”

Casi diariamente se oye o se lee acerca de experiencias similares. Hasta ocurren en los llamados “buenos” hogares, y en las familias donde se hacen esfuerzos por educar apropiadamente a los hijos. A las parejas jóvenes que observan el clima moral en deterioro frecuentemente se les oye declarar: “Nos alegramos de no tener que criar hijos en este sistema inicuo.” Están determinados a esperar tiempos mejores para tener hijos.

Predicciones presagiosas

Algo que refuerza aún más la decisión de algunas parejas son las predicciones presagiosas para el futuro inmediato. El Journal de Ithaca del 22 de marzo de 1974, señaló: “Expertos en energía, agricultura, población y economía mundial normalmente reservados, están comenzando a predecir bancarrota, derrumbe social, y hambre para unas mil millones de personas para fines de este año [1974] o temprano en 1975.”

Millones ya están padeciendo hambre. En meses recientes decenas de miles se han muerto de hambre tan solo en África del Norte. Las reservas de cereales del mundo están casi agotadas, y aun para las naciones más ricas los alimentos quizás pronto estén extremadamente escasos. Al considerar esas perspectivas, no es de asombrarse el que algunas parejas no consideren que éste sea un tiempo para tener hijos.

Es un hecho significativo, que en el primer siglo Jesucristo mismo dio un pronóstico presagioso concerniente a una calamidad que le sobrevendría a Judea. Él proveyó una señal para identificar el tiempo en que la calamidad sería inminente, diciendo: “Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado.” Cuando la gente viera el cumplimiento de esta señal, Jesús dijo: “Los que estén en Judea echen a huir a las montañas.”—Luc. 21:20, 21; Mat. 24:15, 16.

Fue en el año 66 E.C. que los ejércitos del general romano Sexto Galo acamparon alrededor de Jerusalén, pero entonces se retiraron, sin ninguna razón aparente para hacerlo. Esto proveyó a los creyentes de la predicción de Jesús la oportunidad de huir. Los que lo hicieron fueron prudentes, porque poco después los ejércitos romanos regresaron y la destrucción que les acaeció a los que permanecieron fue indescriptiblemente terrible.

Las circunstancias que Jesús predijo se realizaron: “¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Porque habrá gran necesidad sobre la tierra.” (Luc. 21:23) No hay duda de que la huida fue más difícil para los padres que se retrasaron con hijos pequeños. Si uno hubiera estado viviendo antes de esa destrucción y hubiera sabido de su proximidad, ¿hubiera considerado que ése era un tiempo para tener hijos dentro de la provincia de Judea?

Actualmente hay una gran muchedumbre de personas que confían en que ahora es inminente una destrucción de magnitud aun más grande. La evidencia indica que en breve la profecía de Jesús tendrá un cumplimiento mayor, sobre este entero sistema de cosas. Este ha sido un factor que ha influido poderosamente sobre muchas parejas para decidir en no tener hijos en este tiempo. Han decidido permanecer sin hijos para estar menos sobrecargados con el fin de llevar a cabo las instrucciones de Jesucristo de predicar las buenas nuevas del reino de Dios en toda la Tierra antes que llegue el fin de este sistema de cosas.—Mat. 24:14.

Una decisión personal

Obsérvese, sin embargo, que Jesús no dijo que las personas no deberían tener hijos. En ningún momento él aconsejó en contra de tener hijos. Sencillamente predijo las condiciones difíciles que existirían antes y durante la “grande tribulación,” y dijo que sería penoso para las madres con hijos pequeños. Las parejas casadas deben decidir por sí mismas lo que harán tocante a tener hijos en vista de las circunstancias.—Mat. 24:3-22.

La realidad es que por toda la Biblia se habla de la paternidad como algo honorable. Por ejemplo, ésta dice: “Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón.” (Sal. 127:3-5) La paternidad es un privilegio dado por Dios. Y el criar a los hijos puede ser un maravilloso gozo para los padres. Así es que, prescindiendo de la gravedad de las dificultades actuales o de las que ciertamente nos esperan, algunas parejas quizás deseen tener hijos. La Biblia no dice nada acerca de prohibirles de disfrutar ahora de este privilegio y cargar con esta responsabilidad. De modo que sería impropio el que alguien criticara a otros por tener hijos.

Por otra parte, hay muchas buenas razones por las cuales las parejas ahora quizás decidan no tener hijos. Aun dentro de la profecía de Jesús concerniente al tiempo del fin, se hallan sólidas razones para permanecer sin hijos. Por lo tanto, sería totalmente impropio el que alguien criticara a los que decidieran que éste no es el tiempo para tener hijos.

[Ilustración de la página 9]

AUMENTO DEMOGRÁFICO

MILLONES HAMBRIENTOS

SE ACERCA DESTRUCCIÓN MUNDIAL

COSTO DE VIDA POR LAS NUBES

CLIMA MORAL EN DETERIORO

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