Haga un éxito de su vida ahora
‘¿EL CRISTIANISMO? No, es demasiado restrictivo para mí. ¡Quiero estar libre! ¡Quiero divertirme!’ ¿Ha oído usted alguna vez hablar así a la gente? Sea que lo digan o no, ése es el punto de vista que muchas personas parecen tener del cristianismo.
Pero, ¿es verdaderamente libre la vida de alguien que rechaza las normas cristianas? La realidad es que en verdad este mundo no tiene nada de “divertido.” Una pobreza desesperante, junto con los males que la acompañan, tales como el hambre, la explotación de los niños, y la rebelión política afligen a la mitad del mundo. La parte más próspera del mundo tiene sus problemas también. El vicio de las drogas que va esparciéndose, el delito y la inquietud que aumentan, el constante maltrato que se da a los niños y la sorprendente cantidad de suicidios entre los adolescentes son solamente algunos indicios de que por todo el mundo la gente está viviendo bajo presiones a las cuales muchos simplemente no están enfrentándose con éxito.
En realidad, ¿es el cristianismo verdaderamente tan restrictivo? ¿Significa el seguir los principios cristianos que tenemos que renunciar a toda forma de placer y gozo? En realidad no es así. El apóstol Pablo declaró: “La devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.” (1 Tim. 4:8) Sí, la devoción piadosa, o el seguir el cristianismo genuino, nos ayuda aun ahora a vivir vidas satisfacientes que tienen propósito.
¿Por qué se dice esto? Pues, considere solamente algunas de las ventajas de las cuales el cristiano disfruta que no están disponibles a los que rechazan las normas cristianas.
CONSEJO Y ADMONICIÓN
Es cierto que el consejo no siempre se recibe bien. Sin embargo, al echar un vistazo a las columnas de consejo de los periódicos vemos que muchas personas andan en una búsqueda desesperada de consejo. Además, miles de sicólogos, consejeros sobre asuntos matrimoniales y otros se ganan la vida aconsejando a sus preocupados clientes.
En cambio, suele suceder que muchas personas que tienen gran necesidad de ayuda no se den cuenta de ello. Por ejemplo, hace poco un joven usó una droga potente a la que llaman “Polvo Angelical.” Bajo la influencia de esta droga, él pensó que unas ratas le habían invadido el cuerpo. Bebió veneno para ratas y murió. Cuando ese joven decidió experimentar con aquella droga, sin saberlo estaba tomando una decisión de vida o muerte. Si en aquel momento alguien le hubiese dado consejo sensato —y él lo hubiese aceptado— tal vez todavía estaría vivo.
Es irónico el hecho de que muchos adolescentes van en busca de consejo y pasan mucho tiempo decidiendo qué curso de estudios escolares han de tomar o qué carrera han de seguir. Sin embargo, sobre asuntos como la selección de sus amigos, el uso de drogas, y su punto de vista en cuanto a la moralidad sexual, toman decisiones a la ligera. No obstante, como lo demuestra la experiencia, estas decisiones pueden significar o salud o enfermedad, o vida o muerte.
Para ayudar al cristiano a reconocer cuándo necesita ayuda, y para guiarle a tomar decisiones que le permitan alcanzar mayor éxito en “la vida de ahora,” éste tiene a su alcance una fuente de consejo insuperable... la Biblia. Hay quienes la consideran pasada de moda, pero ¿de qué otra fuente podemos conseguir consejo tan confiable? Los consejeros humanos proponen toda clase de teorías e ideas, entre las cuales muchas resultan positivamente perjudiciales. Pero la Biblia ha resistido con éxito las pruebas del tiempo. “Son muchos los planes que hay en el corazón del hombre, pero el consejo de Jehová es lo que subsistirá.”—Pro. 19:21.
El consejo de la Biblia nunca perjudica a la persona que se lleva por él. Para ilustrar: Las Escrituras aconsejan a sus lectores que “huyan de la fornicación.” (1 Cor. 6:18) Por consiguiente, entre los dos millones de estadounidenses que contrajeron gonorrea el año pasado debido a conducta inmoral no figuraba ningún cristiano fiel que estuviera siguiendo el consejo bíblico. De igual manera, nadie que siga los principios bíblicos va a contaminar su cuerpo con tabaco, de modo que corra el riesgo de padecer innecesariamente de enfermedades cardíacas o de cáncer. Tampoco se hallaría el cristiano entre el gran número de personas que mueren anualmente por estar manejando un automóvil bajo la influencia de drogas o del alcohol.—2 Cor. 7:1.
Puede ser que el consejo bíblico sea contrario a nuestras inclinaciones. Quizás a veces quisiéramos que la Biblia dijera algo diferente, para que pudiéramos asemejarnos más a la gente de nuestro alrededor. Pero el cristiano fiel sabe que, a la larga, el hacer lo que la Biblia aconseja será lo mejor para él.
A menudo, las personas que han experimentado la “libertad” del mundo se alegran muchísimo de abandonar tal “libertad.” Cierto hombre era fumador y bebedor empedernido, y jugador enviciado en peleas de gallos. Además, le gustaban muchísimo los bailes de tipo sensual. Con el correr del tiempo llegó a asociarse con una congregación de testigos de Jehová. A pesar de que había estado entregándose de lleno a toda la “libertad” que este mundo ofrece, declaró que fue un alivio cambiar y rehacer su vida en conformidad con el consejo de la Biblia. La tal llamada vida restringida del cristiano le proporcionó mucha más satisfacción. Muchas otras personas han tenido experiencias semejantes.—Rom. 12:2.
La Biblia declara: “Escucha el consejo y acepta la disciplina, a fin de que te hagas sabio en tu futuro.” (Pro. 19:20) Un cristiano sabio nunca pierde de vista el privilegio envidiable que tiene de poder acudir al propio consejo de Dios.
ASOCIACIÓN CONFIABLE
Josefina era popular en la escuela. Era inteligente, hábil en los deportes y pertenecía a organizaciones escolares. Cuando surgían eventos especiales, generalmente la escogían para representar a la escuela.
Entonces la joven tuvo la oportunidad de estudiar la Biblia. Sus amistades anteriores comenzaron a apartarse de ella debido a que comenzó a amoldar su vida a los principios de las Escrituras. Sin embargo, ella no se perturbó por esto, porque había hallado amistades de otra índole. Según declaró: “Los testigos de Jehová son verdaderos amigos, porque, cuando uno necesita ayuda, siempre están listos para dársela.” Es cierto que su vida había sido aparentemente feliz antes de que ella llegara a ser cristiana practicante. Pero ella dijo: “Aunque en aquel entonces todos me daban gusto en todo, no sentía la felicidad que siento ahora.”
Estas expresiones hacen que se destaque otra ventaja de la cual los cristianos verdaderos disfrutan: la asociación con personas buenas y confiables. Como lo declara el salmista bíblico: “Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos moren juntos en unidad!”—Sal. 133:1.
No cabe duda de que algunas personas que no son de la congregación cristiana tienen personalidades agradables. Pero el asociarse con ellas nunca va a fortalecer nuestro deseo de servir a Dios. Hasta podría causar problemas. Un joven, al explicar por qué usaba drogas, mencionó la fuerte presión que sus amigos ejercían sobre él para que lo hiciera. Dijo: “Todo el mundo busca la emoción de las drogas. Si uno no lo hace, se le considera [un extraño].” Para personas como este joven, la presión de sus semejantes es un problema grande. A menudo hacen cosas que realmente no desean hacer, por no enfrentarse a mofas por ser diferentes. La advertencia del apóstol Pablo es acertada: “Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.”—1 Cor. 15:33.
En cambio, los cristianos verdaderos nunca tratan de ejercer sobre sus vecinos una influencia perjudicial. Jesús dijo a sus discípulos: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” (Mat. 22:39) Ellos reconocen que “el amor no obra mal al prójimo.” (Rom. 13:10) Por lo tanto, la asociación con cristianos fieles siempre resulta en beneficio.
“El que está andando con personas sabias se hará sabio,” declara el proverbio bíblico. Pero “al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal.” (Pro. 13:20) Se puede hallar a “personas sabias” dentro de la congregación cristiana. El asociarnos con estos testigos fieles de Jehová Dios nos ayudará a tener mayor éxito en nuestra “vida de ahora.”
TRANQUILIDAD MENTAL
Durante la Edad Media, las personas edificaban castillos para tener seguridad, o tranquilidad mental. Hoy hay quienes tratan de acumular grandes cuentas bancarias o adquieren una educación superior, con la esperanza de lograr lo mismo.
Pero no resulta así. Es cierto que miles de millones de personas pobres sufren de inseguridad por su pobreza. Pero los ricos tampoco parecen tener tranquilidad mental. Una prueba de esto se halla en un informe intitulado “Prosperidad a costa del cataclismo final,” que apareció recientemente en la revista Newsweek. Esto se refiere al auge en una industria estadounidense que satisface las necesidades de las personas que se están preparando para desastres que esperan con absoluta seguridad. El informe declara: “Algunas personas se están preparando para desastres provocados por factores humanos —una depresión, una contaminación mortífera, motines en las ciudades— mientras que otras personas han cavado para defenderse contra catástrofes provocadas por la naturaleza, tales como sequías o inundaciones.” Por supuesto, por cada persona que hace preparativos manifiestos como éstos hay muchísimas más que tienen un presentimiento inquietante de que algo malo está por suceder. Es exactamente como Jesús profetizó con relación a nuestro día: “Los hombres desmayan por el temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada.” (Luc. 21:26) Tal temor priva a la persona de tranquilidad mental.
No hay duda de que en estos días de inflación e incertidumbres en escala internacional el dinero ofrece muy poca seguridad. Otro factor que puede privarnos de tranquilidad mental es la inseguridad emocional. Esto es lo que resulta en cosas como hogares en disolución y la tragedia del suicidio entre los adolescentes. Al investigar el suicidio —que figura como la tercera entre las causas más corrientes de muerte entre los adolescentes— los investigadores hallaron que vez tras vez las muertes se atribuían a una terrible sensación de soledad. Era como si hubiesen estado diciendo: “Quiero morir, porque nadie me ama.”
¿Tienen los cristianos que experimentar tal sensación de inseguridad y trastorno emocional? No. Ellos sirven a un Dios que se interesa en ellos, y esto les proporciona tranquilidad mental.
Jehová Dios cuida de su pueblo hasta en aspectos físicos. Jesús nos aconsejó: “Nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’ o ‘¿qué hemos de beber?’ o ‘¿qué hemos de ponernos?’ Porque todas éstas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” Los cristianos que son pobres en cuanto a lo material pueden dar testimonio de que ésta no es una promesa vana. Dios en verdad se interesa en sus siervos.—Mat. 6:31-33.
Además, ¿sienten los cristianos la necesidad de hacer preparativos elaborados en espera de la posibilidad de alguna catástrofe venidera? No. Ellos saben que pronto vendrá un gran cambio, pero también saben por qué viene ese cambio, y reconocen que Jehová ha prometido proteger a los que le sirven. (Sal. 27:5; Isa. 26:20) Al hablar de los tiempos difíciles en los que vivimos, Jesús dijo: “Mas al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.”—Luc. 21:28.
Aunque el cristiano sufra de problemas emocionales, tal vez por la muerte de una persona querida o por alguna otra razón, no se siente desamparado. Se asocia con compañeros cristianos que ‘hablan confortadoramente a las almas abatidas y dan su apoyo a los débiles.’ Además, el Dios a quien el cristiano sirve está “cerca de los que están quebrantados de corazón; y a los que están aplastados en espíritu él [Jehová] los salva.” De modo que el cristiano fiel nunca tiene que sentir la dolorosa soledad que lleva a tantos al suicidio.—1 Tes. 5:14; Sal. 34:18.
¿LIBRE DE PROBLEMAS?
¿Significa esto que la vida del cristiano verdadero sea fácil y esté libre de problemas? Por supuesto que no. Hoy la vida no es fácil para nadie en la Tierra. Todo el mundo tiene problemas. No obstante, estos mismísimos problemas, al hacérseles frente de la manera debida, pueden ser una fuente de estímulo para el cristiano. Por ejemplo, él tiene que enfrentarse a la inflación, la contaminación y la enfermedad, tal como las demás personas. Pero esos problemas ofrecen al cristiano la oportunidad de aplicar el consejo bíblico y ver que realmente da resultados provechosos. De hecho, los problemas le enseñan a confiar en la sabiduría de Dios más bien que en la suya propia.—Sal. 119:105.
De manera similar, el cristiano que es testigo de Jehová tiene que luchar contra las tendencias pecaminosas de la carne y evitar las tentaciones de este mundo que impulsan hacia lo malo. (1 Juan 2:15-17) Al hacer esto, se distingue de los mundanos con quienes trata y tal vez se exponga a mofa. Pero esto puede ayudarle a crecer en sentido espiritual. Él puede aprender a ‘portarse como hombre,’ en vez de seguir puerilmente a la mayoría. (1 Cor. 16:13) Quizás hasta tenga que encararse a persecución por negarse a transigir en cuanto a lo que sabe que es correcto. Pero esto no le perjudica, porque fortalece su fe y le enseña a confiar plenamente en Jehová Dios. Por lo tanto, la persecución que Dios permite es parte del entrenamiento para una vida próspera y feliz.—1 Ped. 1:6, 7; 5:6-11.
El cristiano verdadero hace sacrificios. Al emplear mucho de su tiempo en ayudar a otras personas a aprender acerca de los propósitos de Dios sacrifica tiempo y esfuerzo que pudiera invertir en esparcimiento. El seguidor de Cristo hasta puede hacer sacrificios financieros a fin de servir a su Creador más plenamente, o para evitar el transigir. Sin embargo, para el cristiano sincero esos sacrificios son fuente de gozo. Jesús mismo declaró: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” El servir a nuestro prójimo, y especialmente a Dios, satisface los instintos más profundos del humano. Para hacer eso nos creó Dios. En cambio, el dedicar la vida únicamente a ir en pos de los placeres y de fines egoístas termina en frustración, “un esforzarse tras viento.”—Hech. 20:35; Ecl. 12:13; 2:3-11.
Ciertamente, pues, los beneficios de los cuales disfruta el cristiano que es testigo de Jehová son muchos y verdaderos. Valen mucho más que los sacrificios que tenga que hacer. Verdaderamente el servir a Dios “encierra promesa de la vida de ahora.” Y no olvide: además, encierra promesa de la vida “que ha de venir.” (1 Tim. 4:8) ¡Qué imprudente abandonar tales ventajas por los beneficios dudosos y efímeros de la tal llamada libertad que este mundo ofrece!
[Ilustración en la página 4]
Buscando consejo sano
[Ilustración en la página 5]
Asociación edificante y hacer cosas para otras personas