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  • El niño de la promesa
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
w85 15/6 págs. 20-21

La vida y el ministerio de Jesús

El niño de la promesa

EN VEZ de regresar a Nazaret, José y María permanecen en Belén. Y cuando Jesús cumple ocho días de nacido, lo hacen circuncidar conforme ordena la Ley que Dios dio a Moisés. Parece que también se acostumbra poner nombre a un bebé varón al octavo día. Así llaman a su hijo Jesús, de acuerdo con las instrucciones que el ángel Gabriel había dado anteriormente.

Pasa más de un mes, y Jesús tiene 40 días de nacido. ¿Adónde lo llevan ahora sus padres? Al templo de Jerusalén, que queda a solo unos cuantos kilómetros de donde se están quedando. De acuerdo con la Ley que Dios dio a Moisés, 40 días después de haber dado a luz un hijo varón, la madre de la criatura tiene que presentar una ofrenda de purificación en el templo.

Esto es lo que María hace. Pero presenta dos aves pequeñas como ofrenda. Eso revela algo en cuanto a la situación económica de José y María. La Ley de Moisés indica que debería ofrecerse un carnero joven, que vale mucho más que unas aves. Pero si la madre no tenía lo suficiente para un carnero, bastaría con ofrecer dos tórtolas o palomas.

En el templo, un hombre de edad avanzada toma en brazos a Jesús. Se llama Simeón. Dios le ha revelado que no morirá sin haber visto al prometido Cristo, o Mesías, de Jehová. Cuando Simeón llega al templo aquel día, el espíritu santo lo dirige hacia el niño que traen José y María.

Cuando Simeón toma en brazos a Jesús, da gracias a Dios, diciendo: ‘Has cumplido tu promesa, pues he visto con mis propios ojos el medio de salvación que tú has preparado’. José y María quedan asombrados al oír esto. Entonces Simeón los bendice y dice a María que su hijo “es puesto para la caída y el volver a levantarse de muchos en Israel”, y que la tristeza, como una espada aguda, le atravesaría a ella el alma.

En aquella ocasión estaba presente Ana, profetisa de 84 años de edad. De hecho, nunca había faltado al templo. En esa misma hora se acerca y empieza a dar gracias a Dios y a hablar acerca de Jesús a todos los que escuchan.

¡Qué felices han quedado José y María debido a estos sucesos que tuvieron lugar en el templo! De seguro que esto solo les confirma que el niño es el Prometido de Dios. (Lucas 2:21-38; Levítico 12:1-8.)

◆ ¿Cuándo parece que se acostumbraba en Israel poner nombre a un bebé varón?

◆ ¿Qué se requería que hiciera una madre israelita cuando su hijo tuviera 40 días de nacido, y cómo reveló la situación económica de María el cumplimiento de este requisito?

◆ ¿Quiénes reconocieron la identidad de Jesús en aquella ocasión, y cómo?

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