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  • Vencedores del mundo por fe
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
w79 15/11 págs. 16-20

Vencedores del mundo por fe

“ÉSTA ES LA VICTORIA QUE HA VENCIDO AL MUNDO, NUESTRA FE.”—1 JUAN 5:4.

1, 2. (a) ¿Cuál ha sido la experiencia común de los individuos que han querido ser conquistadores del mundo? (b) ¿Cómo ha diferido de éstos cierto conquistador o vencedor del mundo? (c) ¿Por qué es incomparable la victoria o conquista de este vencedor y sus seguidores?

LA HISTORIA cuenta de muchos individuos que se propusieron ser conquistadores mundiales, y así, vencedores del mundo. Pero al fin y al cabo, todos tuvieron que doblar el cuello en derrota. El poderoso Faraón de Egipto, el jactancioso Nabucodonosor de Babilonia, Alejandro Magno, los Césares de Roma, Napoleón, Hitler... ¡la gloria de ellos ciertamente fue efímera! Sin embargo, hay un conquistador mundial, un vencedor del mundo, cuya gloria nunca se desvanecerá. No se jactó de hordas de guerreros armados, ni de grandes armadas de buques. Pero su victoria, la conquista que logró, ha sido completa, y para el bien eterno de los que reconocen su dignidad real.

2 Muchos tropezaron debido a este poderoso conquistador, pues no creyeron que fuera nada más que el humilde hijo de un carpintero. Sus propios coterráneos lo despreciaron. Cuando el poder imperial romano le dio muerte, sus pocos seguidores fueron esparcidos. No obstante, este hombre —Jesucristo— no tiene igual como conquistador o vencedor del mundo. En la víspera de su ejecución pudo decir a sus discípulos: “¡Cobren ánimo! Yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33; Mar. 6:3; Isa. 53:3) Además, dijo que ellos, también, vencerían al mundo. Pero, ¿cómo? Como más tarde lo expresó uno de sus amados seguidores: “Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.”—1 Juan 5:4.

LA VICTORIA POR FE

3. ¿Qué es esta fe que vence?

3 ¿Qué clase de victoria es esta victoria por fe? Bueno, el tener fe significa estar tan plenamente convencido respecto a cosas que no se ven o cosas que están en el futuro que éstas llegan a ser una realidad para el creyente. La verdadera fe cristiana, a diferencia, por mucho, de la credulidad que se edifica sobre las arenas movedizas de la emoción o la superstición, se edifica sobre el fundamento seguro de Jesucristo. Al igual que ‘el oro, la plata y las piedras preciosas,’ esa fe es incombustible. (1 Cor. 3:11-14) Está convencida de la existencia de Jehová, el único Dios vivo, y de que él vindicará Su posición de Señor Soberano del universo. Esta fe deriva su firme seguridad de las promesas del Dios “que no puede mentir.” Mira atentamente a Jesús como su Perfeccionador y como el Agente Principal que Dios usará para cumplir todos Sus magníficos propósitos relacionados con su reino.—Tito 1:2; Heb. 11:1, 6; 12:2.

4. ¿Cuándo y cómo podemos conquistar o vencer por fe?

4 Siempre que estemos resueltamente aferrados a esta fe, podemos decir que hemos vencido al mundo, lo hemos conquistado. No, no tenemos que esperar hasta el Har-Magedón para obtener esa victoria. Emprendemos nuestra conquista del mundo cuando nos volvemos de seguir los caminos del mundo y, con nuestra fe en el Señor Jesucristo como base, dedicamos nuestra vida a Jehová y recibimos el bautismo en agua. Así obtenemos una victoria por fe. Sin embargo, ésta es una victoria, una conquista, que tenemos que mantener ‘a toda costa,’ debido a que apreciamos el amor que nos han mostrado Jehová y su Hijo.

5. (a) ¿Cómo podemos ser “vencedores, y más aún”? (b) ¿Qué convicción es parte esencial de nuestra fe?

5 Hablando por todos los que así son vencedores, el apóstol Pablo declara: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿la tribulación? ¿o la angustia? ¿o la persecución? ¿o el hambre? ¿o la desnudez? ¿o el peligro? ¿o la espada? . . . en todas estas cosas somos vencedores, y más aún, por medio de aquel que nos amó.” Entonces, expresando nuestra firme convicción en el amor inseparable que Jehová nos tiene, el cual es una parte tan esencial de nuestra fe, dice: “Porque estoy persuadido que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni poderes, ni cosas presentes, ni cosas por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna otra cosa creada será poderosa para separarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor.”—Rom. 8:35, 37-39, Versión Moderna.

EL CONQUISTADOR EJEMPLAR

6. ¿Sobre qué se basó la conquista o victoria de Jesús?

6 Jesús mismo ilustró, mientras estuvo en la Tierra, cómo podemos completar esta victoria o conquista por fe. Él conocía la Palabra de Dios. Se deleitaba en esa Palabra, y se hizo diestro en usarla como “la espada del espíritu.” (Efe. 6:17) Al ser tentado por Satanás en el desierto, tres veces rechazó al adversario, diciendo: “Está escrito.” Su victoria tuvo como base el apego a la Palabra de Dios. En eso también debe basarse la nuestra.—Mat. 4:3-11.

7. ¿Cómo emprendió Jesús su campaña de conquista?

7 Al llegar a su fin la obra de Juan el Bautizante, Jesús emprendió su más extensa campaña de conquista. “Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.’” (Mat. 4:17) ¡De veras un mensaje electrizante! El reino de Dios ciertamente estaba cerca, en la persona del ungido Jesús mismo. Por toda Galilea, en la provincia romana de Perea y pasando hasta la misma Jerusalén, Jesús predicó las noticias gozosas como conquistador del mundo y Mesías. Miles de personas escucharon. Muchos se hicieron sus seguidores. Pero la clase gobernante, y especialmente los líderes religiosos, se hicieron sus opositores enconados.

8. ¿Qué muestra que Jesús nunca vaciló en su conquista?

8 Jesús no titubeó en su integridad, pues sabía que tenía que seguir venciendo, conquistando, hasta el mismo fin. Cuando por fin se enfrentó a la muerte en un madero de tormento y el gobernador romano lo desafió con respecto a su posición de rey, pudo responder: “Tú mismo dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.” (Juan 18:37) Fielmente, continuó dando testimonio acerca de la verdad del Reino. Hasta el fin, nunca vaciló en dar a conocer el nombre de su Padre, y lo santificó a pesar de cuanto oprobio se le hizo posible a Satanás arrojar contra ese precioso nombre. Así, como vencedor del mundo, Jesús pudo clamar con su último aliento: “¡Se ha realizado [la obra de Dios para él en la Tierra]!”—Juan 19:30; 17:6, 20.

FE QUE MUEVE MONTAÑAS

9. ¿Qué clase de fe podían tener los discípulos de Jesús? ¿Llegó a ser esto la experiencia de ellos?

9 Jesús dijo a sus discípulos: “En verdad les digo: Si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, dirán a esta montaña: ‘Transfiérete de aquí allá,’ y se transferirá, y nada les será imposible.” (Mat. 17:20) ¿Experimentarían esto sus discípulos? ¡Pues, sí! Y especialmente a partir del día de Pentecostés de 33 E.C. Pues fue entonces, en el día quincuagésimo desde la resurrección de Jesús a la vida como espíritu, que ocurrió un milagro entre 120 de sus discípulos que se habían reunido en una casa en Jerusalén. El espíritu de Jehová fue derramado sobre ellos, y los facultó para hablar en muchas lenguas acerca de “las cosas magníficas de Dios.”—Hech. 2:1-11.

10, 11. (a) ¿Cómo empezaron a participar en la conquista de Jesús sus discípulos? (b) ¿Por qué era una fe que todo lo vencía la fe de ellos?

10 El espíritu también le impartió a Pedro el poder de explicar con la Palabra de Dios lo que todo esto significaba. En recompensa por su victoria, Jesús había sido ensalzado a la diestra de Dios en el cielo. Ahora ellos tenían el privilegio de compartir la victoria lograda por él. Comenzaron a hacer esto dando testimonio cabal a la muchedumbre de diversas lenguas que se había reunido, exhortándolos a arrepentirse, bautizarse y abrazar las magníficas promesas del Reino que se les ofrecían mediante la Palabra de Dios. “En aquel día unas tres mil almas fueron añadidas,” y éstas continuaron fortaleciéndose en la fe por medio de la instrucción diaria que recibían tanto en la espaciosa zona del templo como en hogares privados.—Hech. 2:14-47.

11 ¿Complació a los líderes religiosos esta manifestación de fe? ¡Al contrario! Arrestaron a Pedro y Juan, y exigieron que dejaran de predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Inmediatamente vino la respuesta rebosante de fe de esos apóstoles: “Si es justo a la vista de Dios escucharles a ustedes más bien que a Dios, júzguenlo ustedes mismos. Mas en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído.” No permitirían que nada subsistiera como obstáculo ante su fe de irresistible poder vencedor. ¡Al ser puestos en libertad continuaron dando el testimonio con gran poder!—Hech. 4:18-21, 33.

12. (a) ¿Qué apoyo angelical dio sostén a la victoria de los discípulos? (b) ¿De qué dependía el que ellos tuvieran espíritu santo?

12 Llenos de celos, el sumo sacerdote y sus secuaces entonces arrojaron a todos los apóstoles en la cárcel. Esto exigió acción divina. Durante la noche el ángel de Jehová sacó de nuevo a los apóstoles y les dijo: “Sigan hablando al pueblo todos los dichos acerca de esta vida.” Al amanecer, ¡allí estaban de nuevo, enseñando en la zona del templo! Una vez más se les arrestó y llevó a la sala del Sanedrín, donde el sumo sacerdote declaró: “Les ordenamos positivamente que no siguieran enseñando sobre la base de este nombre [Jesús], y sin embargo, ¡miren! han llenado a Jerusalén con su enseñanza.” La respuesta de aquellos apóstoles resonó intrépidamente: “Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres. . . . Somos testigos de estos asuntos, y también lo es el espíritu santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen como gobernante.” (Hech. 5:17-32) Sí, ¡el que tuvieran espíritu santo dependía de que continuaran testificando celosamente acerca de la Soberanía de Jehová!

13. En aquellos primeros días del cristianismo, ¿cómo salió vencedora la fe victoriosa?

13 Aquellos líderes religiosos deseaban matar a los apóstoles, pero el Dador de espíritu santo guió el curso de los sucesos de otra manera. Gamaliel, el respetado maestro de la Ley, habló con estas palabras: “No se metan con estos hombres, sino déjenlos; (porque si este proyecto o esta obra proviene de hombres, será derribada; pero si proviene de Dios, no podrán derribarlos;) de otro modo, quizás sean ustedes hallados luchadores realmente contra Dios.” Así es que sencillamente azotaron a los apóstoles, les dijeron que dejaran de predicar y los dejaron ir. ¿Estaba triunfando la fe victoriosa? Ciertamente, pues el registro sigue diciendo: “Y todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin cesar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.”—Hech. 5:33-42.

LA VICTORIA CONTINUA POR FE

14. A pesar de la persecución, ¿cómo se cumplió la profecía de Jesús en Hechos 1:8?

14 No había manera de detener aquel testimonio cabal. Era preciso darlo hasta el grado que Jesús mismo había profetizado... “tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” (Hech. 1:8) La persecución solamente sirvió para propagar el testimonio, pues “los que habían sido esparcidos fueron por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra.” (Hech. 8:1, 4) Pronto Saulo el perseguidor llegó a ser Pablo el apóstol, y los primeros gentiles recibieron el don del espíritu santo. Las buenas nuevas corrieron como un reguero de pólvora en un número cada vez mayor de territorios. A medida que Pablo y sus compañeros penetraron en Europa, los opositores que vivían allí clamaron: “Estos hombres que han trastornado la tierra habitada están presentes aquí también.” (Hech. 17:6) Así, en el transcurso de unos 30 años de darse el testimonio del Reino, las buenas nuevas “se predicaron en toda la creación que está bajo el cielo.”—Col. 1:23.

15. ¿Qué ayuda y estímulo se dio a los que vacilaron en su fe?

15 Sin embargo, a medida que se acercaba el fin del sistema de cosas judío, parece que algunos de aquellos cristianos comenzaron a cansarse. Bajaron su guardia espiritual y comenzaron a vacilar en su victoria por fe, la conquista que su fe les daba. Pero no se les dejó sin ayuda. Ancianos fieles de la congregación cristiana les dieron el estímulo que necesitaban. Uno de éstos, el apóstol Pablo, continuamente los exhortó a perseverar en la fe. Los animó a hacer de la esperanza cristiana que poseían un “ancla del alma, tanto segura como firme.” (Heb. 6:19) Declaró: “No somos de la clase que se retrae para destrucción, sino de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma.” (Heb. 10:39) ¡A todo costo tenían que completar su victoria, su conquista, cristiana! Los que se aferraron a su fe sobrevivieron cuando el “sistema de cosas” judío pereció en 70 E.C.

LA FE SOMETIDA A OTRAS PRUEBAS

16. (a) ¿Por cuánto tiempo perseveró el apóstol Juan en su conquista por fe? (b) ¿De qué dio advertencia?

16 Sin embargo, el futuro deparaba otras pruebas a la fe de los cristianos leales. Juan, cuyo servicio como apóstol de Jesucristo se extendió por unos 68 años, nos relata acerca de éstas. En dos de sus cartas, Juan advierte del “anticristo” que aparece en la “última hora,” y lo identifica como “el que niega al Padre y al Hijo.” Entonces Juan enlaza a este “anticristo” con los “muchos falsos profetas [que] han salido al mundo.” (1 Juan 2:18, 22; 4:1-3) Ese anticristo sin duda impugnó la urgencia de las “buenas nuevas” y trató de apartar a los cristianos a los caminos de materialismo y búsqueda de placeres del mundo.

17. ¿Cómo y por qué deben perseverar los cristianos en su conquista o victoria?

17 Los cristianos mantenedores de integridad habían “vencido al inicuo,” pero ahora, aun en una fecha tardía, la fe de ellos era amenazada desde otra dirección. El apóstol les escribió en palabras claras: “No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él; porque todo lo que hay en el mundo —el deseo de la carne y el deseo de los ojos y la exhibición ostentosa del medio de vida de uno— no se origina del Padre, sino que se origina del mundo. Además, el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:13, 15-17) Ciertamente nunca ha sido la voluntad de Dios que los cristianos se mezclen en los caminos inmorales y materialistas del mundo de Satanás. Más bien, deben perseverar en su victoria por medio de la fe.

18. ¿Cómo logramos nuestra conquista por fe?

18 En esta misma carta, Juan describe los lazos que vinculan a todos los cristianos por todo el mundo en una unidad indivisible y dice: “Cualquiera que haga la confesión de que Jesucristo es el Hijo de Dios, Dios permanece en unión con el tal y él en unión con Dios. Y nosotros mismos hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene en nuestro caso. Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en unión con Dios y Dios permanece en unión con él.” (1 Juan 4:15, 16) ¡Qué magnífico privilegio el estar unido con el Soberano supremo de todo el universo por medio de su Hijo, Jesucristo, Aquel cuya sangre “nos limpia de todo pecado”! (1 Juan 1:7) En esto radica nuestra victoria por fe, sí, la conquista que es nuestra por fe: Seguir amando a Dios y a Cristo, y ser colaboradores de ellos en la obra de la siega mundial que ahora está llegando aceleradamente a su fin.—1 Cor. 3:9.

19. ¿Qué identifica a los que vencen al mundo por fe?

19 Juan pasa a decir: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos.” (1 Juan 5:3) A este respecto Jesús dijo a sus seguidores: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros.” (Juan 13:34) ¡Cuán verdaderamente llegó eso a ser una marca identificadora de los cristianos en el día de Juan, y qué maravillosa marca de identificación es en nuestro día! Pues en ningún tiempo desde el siglo primero ha habido en la Tierra un pueblo que sea precisamente como el de los testigos cristianos de Jehová... unidos en un vínculo de amor que supera todas las barreras de lenguaje, tribu y raza.

20. Al fin de este mundo, ¿cómo puede usted mostrar que es vencedor del mundo?

20 Además, durante el fin de este sistema de cosas, tenemos el mandato que se imparte en la profecía de Jesús que dice: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) Este gran testimonio, que ahora está llegando a su culminación en una escala mundial, ha servido para identificar a los que han vencido al mundo. Acerca de todos estos siervos de Dios que mantienen su integridad, el apóstol escribe: “Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que tiene fe en que Jesús es el Hijo de Dios?” Esta fe en que Jesús es el Hijo de Dios se puede demostrar hasta este mismo día por medio de obedecer activamente el mandamiento de partida que Jesús dio a sus seguidores: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones.” (1 Juan 5:4, 5; Mat. 28:19) Por tanto, ¿está usted mostrando de esta manera que es un conquistador mundial, un vencedor del mundo?

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