Preguntas de los lectores
● Cuando fue fijado en el madero Jesús, ¿qué prenda o prendas de vestir distribuyeron los soldados echando suertes?—D. T., Nueva Zelanda.
Esta pregunta se basa en una aparente discrepancia entre el relato de Mateo y lo que dice Juan que sucedió en esa ocasión. Primero, Mateo escribió: “Cuando lo hubieron fijado en el madero, repartieron sus prendas exteriores de vestir echando suertes.” (27:35) Marcos presentó esencialmente la misma información. (Mr 15:24) Sin embargo, Juan escribió: “Entonces cuando los soldados hubieron fijado a Jesús en el madero, tomaron sus prendas exteriores de vestir e hicieron cuatro partes, para cada soldado una parte, y la prenda interior de vestir. Pero la prenda interior de vestir era sin costura . . . Por eso se dijeron unos a otros: ‘No la rasguemos, sino por suertes sobre ella decidamos de quién será.’ Esto fue para que se cumpliese la escritura: ‘Repartieron mis prendas exteriores de vestir entre sí, y sobre mi vestidura echaron suertes.’ Y así es que los soldados realmente hicieron estas cosas.”—Juan 19:23, 24.
Del relato ocular de Juan aprendemos que Jesús tenía prendas exteriores de vestir y una prenda interior de vestir. Juan 19:23 nos informa que los soldados hicieron cuatro partes de sus prendas exteriores de vestir, cada uno tomando una pieza; sin embargo, Juan no nos dice cómo decidieron quién obtendría cuál pieza. Finalmente Juan 19:24 revela que los soldados echaron suertes por la prenda de vestir interior de una sola pieza de Jesús.
El relato de Mateo 27:35 no rechaza el hecho de que Jesús tenía una prenda interior de vestir; tampoco contradice el hecho de que se echaron suertes a causa de ella. Mateo simplemente no menciona esta prenda de vestir en particular. Más bien, provee detalles en cuanto a las prendas exteriores de vestir de Jesús, que Juan dice que fueron divididas en cuatro partes, agregando Mateo que también fueron distribuidas echando suertes.
Al considerar los dos Evangelios, Mateo y Juan, podemos ver que los soldados echaron suertes por las prendas exteriores e interior de vestir. En vez de contradecirse, tenemos dos relatos escritos por diferentes personas; cada uno suministra detalles que el otro no incluye, y no obstante ninguno contradice al otro. Y, como indica el relato posterior escrito por Juan, el echar suertes por la vestidura del Mesías sirvió para cumplir el Salmo 22:18. Podemos sacar esta conclusión correcta al leer cualquiera de los libros inspirados.
● ¿Cómo se puede decir que Jesús pudo haber producido hijos perfectos de una esposa imperfecta? ¿No habrían heredado imperfección de su madre los hijos, según las leyes de la genética?—F. S., Inglaterra.
La base para ofrecer esto como una posibilidad es el ejemplo de lo que sucedió en el caso del propio nacimiento de Jesús. Nació perfecto aunque tuvo una madre imperfecta, María.
Al decir esto, no negamos el hecho, que se demuestra científicamente, de que la unión de un esperma humano y una célula reproductora u óvulo humano, cada uno de los cuales contiene cromosomas y genes, resulta con el tiempo en un nuevo organismo con características hereditarias de ambos padres. Se ha observado este proceso y ahora difícilmente puede llamarse teoría.
En el propio caso de Jesús parece que Jehová usó uno de los óvulos de la matriz de la mujer virgen, pero imperfecta, María. (Rom. 3:23) Si no lo hubiese hecho así, Jesús, desde un punto de vista físico, no habría sido un descendiente verdadero de Abrahán y del rey David, como se había predicho. (Gén. 22:18; Isa. 11:1, 2; Luc. 3:23-38) Por eso creemos que Jesús parecía judío, que tenía características humanas que se observaron en su madre.
Ahora puede surgir la pregunta: ¿No habría heredado Jesús alguna imperfección de María? No, la Biblia claramente muestra que Jesús nació perfecto. (1 Ped. 2:22; Juan 8:46) De esta manera fue el equivalente del Adán perfecto y pudo servir de rescate para quitar los pecados. (Heb. 7:26; 9:26; Rom. 5:18) Debemos tener presente que no estamos tratando solo con las leyes genéticas de características dominantes y de recesión. No, también están envueltas la perfección y la imperfección. No tenemos experiencia con los resultados de unir la perfección con la imperfección. Los científicos no pueden medir la perfección humana ni la imperfección que resulta del pecado. Tampoco pueden predecir el efecto poderoso que un esperma masculino perfecto tendría en un óvulo imperfecto. Pero es evidente de lo que sucedió en el caso de Jesús que la parte masculina perfecta de la reproducción dominó a la imperfección inherente de María. El Padre perfecto de Jesús transfirió la vida perfecta de su Hijo a la matriz de María y el resultado fue prole enteramente perfecta, Jesús.—Gál. 4:4.
Aceptando lo que las Escrituras inspiradas dicen que tuvo lugar en cuanto a la concepción y nacimiento de Jesús, podemos concluir que en virtud de que Jesús fue enteramente perfecto pudo haber procreado hijos perfectos aun con una esposa imperfecta. Por supuesto, eso no fue la voluntad de Dios para Jesús. (Heb. 10:5-10; Mat. 26:39) No obstante, evidentemente la posibilidad existía.