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  • ¿Cómo viene Cristo la segunda vez?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1955
w55 15/6 págs. 357-360

¿Cómo viene Cristo la segunda vez?

Cristo Jesús prometió que él vendría otra vez. El hecho de que muchos han quedado desilusionados en cuanto a su vuelta no prueba que él nunca vendrá, sino sencillamente que ellos carecieron de entendimiento. ¿Cómo volverá Cristo? y ¿cuándo? y ¿por qué?

LOS apóstoles de Cristo confiadamente esperaban que él volviera, que viniera una segunda vez. Por eso fué que le preguntaron: “¿Qué será la señal de su presencia y de la consumación del sistema de cosas?” Aunque los cristianos profesos están generalmente de acuerdo en que Cristo volverá, difieren mucho en cuanto a su concepción de cómo volverá.—Mat. 24:3, NM.

Esto se destacó en la reunión del Concilio Mundial de Iglesias que se verificó en Evanston, Illinois, durante la última quincena de agosto de 1954. Al dar consideración al tema de la reunión, “Cristo—la esperanza del mundo,” algunos insistieron en que Cristo volvería literalmente, en el mismo cuerpo humano que él tenía mientras estuvo en la tierra, tiempo en el cual él destruiría a los inicuos y salvaría a sus seguidores. Otros sostenían que Cristo viene mediante el que los hombres apliquen los principios cristianos a sus problemas de enfermedad, hambre, esclavitud y otros semejantes. ¿Qué dice la Biblia en cuanto a cómo Cristo volverá?

Para poder apreciar la verdad respecto a cómo Cristo vuelve tenemos que apreciar primero cómo él vino la primera vez y por qué vino de la manera que lo hizo. Vino de una manera singular, porque él había tenido existencia prehumana. El testimonio bíblico es inequívoco en cuanto a esto. Dijo él: “Ningún hombre ha subido al cielo sino el que descendió del cielo” “Antes que Abrahán viniera a la existencia, yo he sido.” “Padre, glorifícame al lado tuyo con la gloria que tenía al lado tuyo antes que el mundo existiera.”—Juan 3:13; 8:58; 17:5, NM.

Mientras estuvo en la tierra Jesús no era parte humano y parte espíritu. No, “se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y vino a estar en la semejanza de los hombres.” Él no se vistió de carne, más bien “la Palabra vino a ser carne,” según se nos dice; él “fué producido de una mujer.”—Fili. 2:7; Juan 1:14; Gál. 4:4, NM.

Y ¿por qué vino a ser carne la Palabra? Ante todo, para que él pudiera predicar la verdad a la humanidad. Él dijo que vino con el propósito de predicar y dijo a Pilato: “Con este propósito he nacido y con este propósito he venido yo al mundo, para dar testimonio a la verdad.” Secundariamente, vino a ser carne para también demostrar que una criatura humana perfecta podía ser fiel bajo prueba: “Aprendió la obediencia de las cosas que padeció.” Y finalmente, fué producido de una mujer para que pudiera dar su alma o vida como “rescate en cambio por muchos.” Toda la humanidad vino a estar bajo condenación debido al pecado de un hombre perfecto; sólo el sacrificio de una vida perfecta podría exonerar a la humanidad de la condenación del pecado y la muerte.—Juan 18:37; Heb. 5:8, 9; Mat. 20:28, NM.

¿CÓMO VOLVERÁ CRISTO?

¿Debemos esperar que Cristo vuelva en cuerpo humano? No. ¿Por qué no? Entre otras razones, porque él logró el propósito triple por el cual, como acabamos de ver, él vino a ser carne, y por eso él ya no necesita un cuerpo humano. No solamente eso, sino que habiendo él sacrificado su vida humana como rescate, el que la tomara de nuevo anularía la redención de la raza humana. Además, se nos dice claramente que él fué “muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu.” También, que en contraste con el primer Adán, quien fué “de la tierra y hecho de polvo,” Cristo Jesús como “el postrer Adán vino a ser un espíritu dador de vida.” Él ascendió al cielo, algo que ningún humano podría hacer, porque “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios.” ‘Él ahora es la reflexión de la gloria de su Padre y la representación exacta del mismo ser de su Padre.’—1 Ped. 3:18; 1 Cor. 15:47, 45, 50; Heb. 1:3, NM.

Algunos señalan las apariciones de Jesús después de su resurrección y el hecho de que la tumba estaba vacía como prueba de que Jesús todavía tiene su cuerpo humano y por lo tanto de que debiéramos esperar que él vuelva como criatura humana. Sin embargo, note que María no reconoció a Jesús; ella pensaba que él era el jardinero hasta que él llamó “¡María!” del modo que ella estaba acostumbrada a oírlo. Los dos discípulos que estaban en camino a Emaus pensaban que él era un extraño. Y después que ciertos apóstoles habían vuelto al oficio de la pesca y Jesús apareció a ellos en la ribera, lo que les hizo darse cuenta de que era Jesús no fué su apariencia sino la cantidad milagrosa de peces que apresaron. Sólo para satisfacer al dudoso Tomás apareció Jesús en una forma semejante a la que él tenía antes de morir.—Juan 20:1-29, NM.

Tampoco puede decirse que debido a que los ángeles dijeron que Jesús vendría “así de la misma manera” él tendría que venir en cuerpo carnal. Los ángeles dijeron que Jesús vendría, no en la misma forma, sino de la misma manera. Su manera fué callada y sin ser observada excepto por sus seguidores inmediatos. De modo que su vuelta sería observada al principio por solamente sus seguidores que tenían fe en él.—Hech. 1:11, NM.

Pero ¿qué hay del Apocalipsis 1:7 (NM), que dice: “¡Miren! viene con las nubes, y todo ojo le verá”? En vista del hecho de que la Biblia a menudo se refiere a la facultad de la vista en un sentido figurativo y tomando en cuenta la imposibilidad física de que toda persona en la tierra literalmente viera a Jesús si él viniese en cuerpo humano, tenemos que concluir que aquí se hace referencia a la vista figurativa; especialmente cuando se considera la declaración llana de Jesús: “Un poco más y el mundo no me verá más.”—Juan 14:19, NM.

Sí, y cuando consideramos además las cosas magníficas y poderosas que Cristo logrará en su segunda venida se hace aun más aparente que él no volvería como humano. El que un humano dirigiese a las fuerzas espirituales implicadas en la realización de los propósitos de Jehová durante la segunda presencia de Cristo sería aun más discordante e inimaginable que el que un general montado en un burro encabezara una inmensa columna de tanques armados al hacer un ataque o que un almirante usara un bote de vela para dirigir una flota de grandes superacorazados en un ataque. Cristo Jesús vuelve con el propósito de juzgar y ejecutar juicio y, como Cabeza de poderosas fuerzas espirituales, él es el más poderoso y glorioso de todas ellas.—Apo. 19:11-15.

No sólo no debemos esperar que Cristo en su vuelta sea visible a los ojos humanos, sino que ni siquiera debemos pensar que él tenga que partir del cielo y venir dentro de los confines de la atmósfera de la tierra para que esté presente. Él vuelve o “visita” la tierra como lo hizo Jehová en tiempos pasados, mediante el dirigir su atención a las cosas terrenales. Así que Jehová no bajó literalmente o “visitó” (Moderna, Valera) a los israelitas cuando estaban en Egipto o al tiempo del nacimiento de Juan el Bautista; más bien él “dirigió su atención” a ellos. De igual manera, cuando comenzó a llamar a un pueblo de entre las naciones para su nombre él no “visitó” literalmente sino “dirigió su atención a las naciones.” (Éxo. 4:31; Luc. 1:68; Hech. 15:14, NM) Véase también Una Traducción Americana y Móffatt, y en Bover-Cantera Éxodo 3:16 y Hechos 15:14.

EL TIEMPO DE LA SEGUNDA PRESENCIA DE CRISTO

Las Escrituras señalan tres aspectos que siguen a la segunda venida de Cristo y usan tres palabras griegas para referirse a ellos: su parusía, o presencia; su epifania, o “manifestación”; y su apokálypsis, o “revelación.” Muchos textos hablan del acto de la segunda “venida” (élevsis) de Cristo, tales como Hechos 7:52; pero las Escrituras cristianas griegas también hablan muchas veces acerca de su segunda presencia (parusía), el estar él aquí invisiblemente, no que esté él en camino.

En contestación a la pregunta de sus apóstoles acerca de la señal de su segunda parusía o presencia Jesús no les dijo que miraran al cielo sino que les dió una señal compuesta por la cual ellos podrían saber que él estaba presente. Todos los hechos físicos indican que esta señal se ha visto desde 1914. ¿No ha sido desde ese año que hemos presenciado guerras, terremotos, pestilencias y hambre en una escala sin precedente? Y ¿no hemos visto desde entonces la persecución de los cristianos en todas las naciones y la predicación de las buenas nuevas del reino de Dios por toda la tierra habitada?—Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21.

Adicionalmente, la cronología bíblica, basada en la profecía de Daniel respecto a los “siete tiempos,” cuando se considera a la luz de la regla divina de medir que es “un día por cada año,” corrobora a 1914 como el tiempo en que había de venir aquel “cuyo es el derecho,” a saber, Cristo Jesús.—Dan. 4:1-37; Eze. 4:6; 21:27.

Todos estos hechos acerca de la segunda presencia de Cristo exponen la falacia de la enseñanza de que Cristo vuelve en el sentido de que los hombres aplican a sus problemas los principios de Cristo. Jesús nos dijo que esperáramos justamente lo contrario: su parusía se distinguiría por el “aumento de todo lo que es contrario a ley,” y sería cuestión de si acaso él encontraría “fe sobre la tierra.” Y Pablo predijo que los postreros días serían “tiempos críticos y difíciles de manejar.” El que la vuelta de Cristo tuviera que esperar hasta que los hombres aplicaran sus principios significaría que Cristo nunca volvería.—Mat. 24:12; Luc. 18:8; 2 Tim. 3:1, NM.

ASPECTOS DE LA PRESENCIA DE CRISTO

Ya que hemos notado cómo viene Cristo, como espíritu invisible y por medio de dirigir su atención a los asuntos de la tierra, y que su presencia comenzó en 1914, ¿por qué acciones ha manifestado él que ha dirigido su atención a los asuntos terrenales? Apocalipsis 11:15-18 y 12:1-12 muestran que Jehová empezó a reinar por medio de su Hijo, Cristo Jesús, cuando se airaron las naciones, a saber, en 1914, y que después de esto siguió una guerra en el cielo que resultó en que Satanás y sus demonios fueran expulsados. Desde el tiempo en que Jesucristo ascendió al cielo hasta 1914 él esperó pacientemente para empezar a reinar de tal modo en medio de sus enemigos.—Sal. 110:1-6; Heb. 10:13.

Habiendo echado del cielo a sus enemigos, Cristo en seguida dirigió su atención a sus seguidores en la tierra, tanto a los que dormían en la muerte como a los vivos, para proceder con su epifania, o “manifestación.” Los hechos físicos indican que, así como Cristo vino al templo judío tres años y medio después de venir como Mesías, de igual manera en 1918, tres años y medio después de empezar su presencia, él vino a su templo espiritual para juzgar y recompensar. Eso quiso decir una resurrección y el dar la “corona de justicia” a Pablo y a “todos los que han amado su manifestación,” y que estaban dormidos en la muerte, y quiso decir el favor de Jehová y un aumento en los privilegios del servicio del Reino para los cristianos que todavía estaban vivos y a quienes se había juzgado fieles.—2 Tim. 4:8, NM.

Desde entonces Cristo ha estado superentendiendo una obra de dividir las “ovejas” de las “cabras” justamente como él predijo, una obra de educar a los que se portan como ovejas para que ellos puedan buscar a Jehová, la justicia y la mansedumbre y de este modo ser escondidos en el día de la ira de Jehová. Este aspecto de la presencia de Cristo es realmente un tiempo de favor para los seguidores de él que están en la tierra y continuará hasta el tiempo de su apokálypsis, o su “revelación,” la “revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él castigo merecido sobre los que no conocen a Dios y los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús.” Otros textos hacen referencia a esta “revelación” como el Armagedón, “la guerra del gran día de Dios el Todopoderoso.”—2 Tes. 1:7, 8; Apo. 16:14, 16, NM.

Después de la destrucción de todos los enemigos visibles de la justicia y el abismar a Satanás y sus demonios en el Armagedón, comenzará el reinado de los mil años de Cristo. Él, junto con su cuerpo o novia, como la simiente de Abrahán, bendecirá a todas las familias de la tierra y continuará reinando hasta que aun la muerte sea destruída y no haya más dolor, clamor o duelo y hasta que la voluntad de Dios se haga en la tierra como en el cielo. Con eso la segunda presencia de Cristo habrá logrado cabalmente el propósito de Dios. En resumen: Hemos visto que Cristo vino la primera vez como humano para dar testimonio a la verdad, para probar su integridad bajo prueba y para dar su vida como rescate para la humanidad, y que él era realmente carne y sangre; que él fué levantado de entre los muertos como espíritu; que él no podría haber heredado los cielos si hubiera permanecido en forma humana ni, mucho menos, como tal, podría él lograr los propósitos gloriosos de su segunda presencia; que él vino como espíritu invisible y en el sentido de que dirigió su atención a los asuntos de la tierra, y que después de su segunda venida aparecen tres aspectos y que el primero, la parusía, o presencia, comenzó en 1914. Los que son sabios se aprovecharán de su presente manifestación de favor antes de su revelación, la cual se efectuará en la destrucción ardiente que les sobrevendrá a sus enemigos en el Armagedón.

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