BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g75 8/7 págs. 16-19
  • Carta abierta a los sacerdotes católicos

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Carta abierta a los sacerdotes católicos
  • ¡Despertad! 1975
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • ¿Un futuro en el sacerdocio para usted?
  • Por qué se ha desarrollado la situación
  • Los sacerdotes se dan cuenta de que algo anda mal
  • Hallando una solución verdaderamente satisfactoria
  • ¿Por qué muchos ya no desean el sacerdocio?
    ¡Despertad! 1971
  • ¿Deben poder casarse los sacerdotes?
    ¡Despertad! 1970
  • Los obispos reafirman el celibato... ¿por qué?
    ¡Despertad! 1972
  • Sacerdotes dicen lo que tiene de malo el celibato
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1970
Ver más
¡Despertad! 1975
g75 8/7 págs. 16-19

Carta abierta a los sacerdotes católicos

“‘¿PARA qué servimos?’ Durante varios años muchos sacerdotes católicos se han estado haciendo esa pregunta, y ésta ahora también está atormentando a muchos ministros protestantes.”—Le Monde, 3 de mayo de 1973.

¿Le asaltan al lector esas dudas acerca de su utilidad como sacerdote? ¿Le parece que está aislado de la gente, sus problemas y sus necesidades? ¿Siente la urgencia de emprender un trabajo seglar de tiempo parcial y ser un sacerdote de tiempo parcial, o hasta obtener un trabajo de tiempo cabal, con el cual vivir con la gente e igual que ellos, con la idea de evangelizarlos “desde adentro”? ¿Es usted escéptico en cuanto a la necesidad del celibato sacerdotal?

Parece que así se sienten muchos de ustedes, porque cientos de sacerdotes abandonan el ministerio todos los años. Además, éstos no todos son jóvenes, sacerdotes recién ordenados que han abandonado el sacerdocio para casarse. Cada año, varios sacerdotes veteranos abandonan el ministerio.

Por ejemplo, en 1971, del número total de casi 200 sacerdotes que regresaron a la vida civil en Francia, el 50 por ciento tenía más de diez años de haber sido ordenado. Estos no eran jovencitos, incapaces de mantener su voto de celibato. Eran hombres maduros que reflexionaron por mucho tiempo antes de abandonar su vocación.

¿Qué llevó a estos sacerdotes a tomar una decisión tan drástica? ¿Se siente usted tentado a imitarlos?

¿Un futuro en el sacerdocio para usted?

Sin duda usted llegó a ser sacerdote impulsado por un deseo sincero de servir a Dios y a su prójimo. Estaba dispuesto a hacer gran sacrificio personal por este ideal. Llegó a ser la vocación de su vida. Pero hoy en día usted oye a hombres prominentes dentro de su propia iglesia expresar dudas acerca del futuro del sacerdocio y hasta de la Iglesia Católica Romana.

El monseñor François Frétellière, obispo auxiliar de Burdeos, Francia, en un informe bien documentado sobre el ministerio sacerdotal, declaró: “Hemos hablado de estar en un callejón sin salida. Admitimos que la Iglesia [Católica], en el presente estado de cosas, no parece ser muy atractiva. El número de jóvenes de ambos sexos dispuestos a dedicarse enteramente a su servicio disminuye de año en año . . . Para muchos de nuestros contemporáneos, la Iglesia, tal como actualmente existe, no representa un rayo de luz y esperanza en el mundo de hoy.”

¿Podría ser ésa una de las razones por las cuales usted se siente frustrado? ¿Puede esperarse que un sacerdote siga día tras día, mes tras mes y año tras año, en una iglesia que ya no está segura de su mensaje para la humanidad, una iglesia que “no representa un rayo de luz y esperanza”? ¿Es de asombrarse el que tantos de ustedes estén llegando a la conclusión de que el sacerdocio no les depara ningún futuro en lo que concierne a llevar a cabo un ministerio cristiano útil?

El que esto no es un problema falso, lo confirma el obispo de Orleáns, Francia, el cual hizo las siguientes declaraciones francas: “Tenemos que admitir que para un número creciente de sacerdotes, cierto modo de vivir el ministerio carece de valor hoy en día. Tenemos que escuchar a estos sacerdotes cuando nos cuentan seria y sinceramente que sus deberes ya no tienen para ellos ningún significado. . . . Con las dudas acerca de sus deberes, con el fin de cierto estado mental y con las grandísimas dificultades que se encuentran al tratar de crear nuevos tipos de ministerios dentro del presente marco pastoral, podemos comprender mejor a qué se debe que los sacerdotes jóvenes estén abandonando el sacerdocio; se debe sencillamente a que creen que están en un callejón sin salida.”

A juzgar por las mil o más cartas que recibió el obispo de Orleáns después que su declaración sobre el sacerdocio se publicó, muchos de ustedes, sacerdotes católicos, están extremadamente desilusionados. La mayoría de estas cartas fueron escritas por sacerdotes que aprobaron el análisis del obispo Riobé sobre el sacerdocio católico de la actualidad. Muchos de ellos expresaron su amargura y confusión al seguir trabajando, “encadenados a los cadáveres de sus parroquias,” como dijo uno.

¿Es así como se siente el lector? ¿Se está preguntando para qué sirve? ¿Han perdido todo significado sus deberes como sacerdote? ¿Tiene usted la sensación de que se encuentra en “un callejón sin salida”?

Por qué se ha desarrollado la situación

El tradicional concepto católico del ministerio sacerdotal es en parte responsable, al menos, por la crisis actual dentro del sacerdocio. La clásica creencia romana está basada en un sistema sacerdotal jerárquico, y en una barrera infranqueable entre clérigos y legos que se hace aun más pronunciada por el requisito no bíblico del celibato sacerdotal.

Sin embargo, en los últimos años los teólogos católicos han expresado dudas en cuanto a la exactitud de este punto de vista tradicional del ministerio cristiano. El teólogo franco-dominicano Hervé-Marie Legrand escribe lo siguiente: “La palabra jerarquía no se halla en la Biblia.” “La división del ministerio entre clérigos y laicos . . . no tiene fundamento en el dogma.” “La conexión entre el ministerio y el celibato es peculiar de la Iglesia Latina, no de la Iglesia Católica (Universal).”—Vocation, octubre de 1973.

Una Memoria publicada en Alemania sobre la base de informes de un grupo de renombrados teólogos católicos, entre éstos, Hans Küng, presenta los siguientes puntos: “1. La Sucesión Apostólica no debiera considerarse como indispensable para un ministerio válido; 2. El asignar a la ordenación una naturaleza sacramental es una cuestión de fraseología; 3. Los ministerios eclesiásticos se pueden ejercer tanto de tiempo cabal como de tiempo parcial; 4. Se pueden ejercer sobre una base temporal o permanente; 5. Pueden ser ejercidos tanto por hombres como por mujeres, casados o solteros.”—La Croix (La Cruz), 8 de febrero de 1973.

Prescindiendo de que estos puntos estén correctos o equivocados, el mismo hecho de que han sido publicados por eruditos teólogos católicos prueba que la doctrina romana sobre el ministerio sacerdotal no es incuestionable ni indiscutida. La publicación trimestral eclesiástica Vocation declara: “No hay ninguna duda de que la actual incertidumbre doctrinal con respecto al ministerio sacerdotal también ha llegado a ser una de las causas de la crisis, debido a sus efectos psicológicos, tanto en forma individual como colectiva.”

Si el mismo concepto del ministerio que uno está ejerciendo es incierto y se admite “que no se encuentra en la Biblia,” ¿es raro el que tantos de ustedes tengan dudas acerca de su vocación, y que tan pocos jóvenes se sientan atraídos al sacerdocio en estos días?

Los sacerdotes se dan cuenta de que algo anda mal

Tanto sacerdotes como prelados se están dando cuenta, cada vez más, de que algo anda mal en el sacerdocio católico. Este problema fue uno de los dos temas principales de la Asamblea Plenaria de obispos franceses en 1972, celebrada en Lourdes. No obstante, el comentarista de noticias religiosas Henri Fesquet se sintió obligado a escribir lo siguiente: “El debate sobre el ministerio sacerdotal no surtió efecto . . . los obispos fueron paralizados por el temor de perjudicar la idea del sacerdocio, según la define [no la Biblia, sino] el Concilio de Trento, el Segundo Concilio del Vaticano y el Sínodo Romano celebrado en 1971.”

Bajo el título “Fracasa el debate sobre el sacerdocio del mañana,” Fesquet también escribió: “No es extraño el que los seminarios se estén quedando vacíos cuando prácticamente nadie parece poder explicar exactamente qué es un sacerdote y para qué sirve.”—Le Monde, 1 de noviembre de 1972; 29-30 de octubre de 1972.

Al año siguiente la situación no mejoró, de hecho dos mil sacerdotes abandonaron el sacerdocio y regresaron a la vida civil. Precisamente antes de reunirse la Asamblea Plenaria de obispos franceses en 1973, el mismo comentarista de temas religiosos propuso las siguientes preguntas:

“¿Ha evolucionado la mentalidad de los obispos durante el año pasado? . . . ¿Están dispuestos los obispos a sacar las conclusiones necesarias del innegable fracaso de las actuales instituciones [religiosas]? . . . No se puede negar de que hasta que Roma no decida ordenar a hombres casados . . . es difícil ver cómo se podrá cambiar la presente situación.”—Le Monde, 2 de noviembre de 1973.

El cardenal Marty, arzobispo de París, declaró: “Es ahora, no dentro de veinte años, que tenemos que tener buen éxito en definir fielmente el ministerio sacerdotal.”

Aún así no se prevía ninguna definición nueva, y esta asamblea de obispos terminó con una declaración oficial que en forma variada fue calificada de “críptica,” “negativa,” “lamentable,” y como una “confesión de impotencia.” No es raro que una publicación mensual jesuita admitiera que “muchos sacerdotes parecen estar descorazonados, desalentados,” y que el monseñor Raymond Bouchex, obispo auxiliar de Aixen-Provence, llegara hasta hablar de “sacerdotes, entre los cuales varios no saben para qué sirven, preguntándose si es que ellos no son los últimos de su clase y si la Iglesia [Católica] no se dirige a un callejón sin salida.”—Etudes, enero de 1974.

Con una disposición más positiva, el teólogo Legrand escribió: “Hemos visto las serias desventajas del uso imprudente del arreglo sacerdocio-laico. Siendo esto así, ¿qué gran desventaja habría en abandonar este concepto teológico del ministerio, y en regresar al concepto del Nuevo Testamento?”

Hallando una solución verdaderamente satisfactoria

Esta sugerencia quizás le recuerde al lector que el decreto Presbyterorum Ordinis promulgado por el Segundo Concilio del Vaticano establece que los sacerdotes, por sobre todo, debieran “enseñar . . . la Palabra de Dios,” y que es esencial que todos los sacerdotes “colaboren siempre en la obra de la verdad.” También quizás sepa que el filósofo católico francés Jean Guitton en una ocasión declaró: “Debiéramos estar completamente dispuestos a abandonar nuestra religión si resulta ser cualquier cosa menos la verdad.”

De modo que si usted emprendió el sacerdocio impulsado por un sincero deseo de servir a Dios y al hombre, y si al presente se siente frustrado y en un callejón sin salida, ¿por qué no examina la doctrina católica sobre el sacerdocio y sobre muchos otros puntos, a la luz de la Palabra de Dios, la Santa Biblia? Para “regresar al concepto del Nuevo Testamento” del ministerio cristiano, primero es necesario estudiar imparcialmente las Escrituras Griegas Cristianas, notando cómo estaban organizados los primeros cristianos, y cómo llevaban a cabo su ministerio.

De igual modo, para ser un verdadero “ministro de la Palabra de Dios,” es necesario enseñar solo doctrinas que estén en armonía con la “Palabra” inspirada, según se registra en toda la Biblia. Haga un estudio honrado de lo que las Santas Escrituras enseñan acerca de temas como “El alma humana,” “El purgatorio,” “El infierno,” “La trinidad,” “La adoración de María,” “El celibato sacerdotal,” y otros. Después de un examen liberal, si usted descubriera que la doctrina católica sobre estos puntos “resulta ser cualquier cosa menos la verdad,” ¿estará usted ‘completamente dispuesto a abandonar su religión’ y en realidad toda forma de religión falsa, simbolizada en forma colectiva en la Biblia como “Babilonia la Grande”?—Rev. 18:1-8.

Si es así, se parecerá usted a los muchos sacerdotes judíos que, después del Pentecostés de 33 E.C., al darse cuenta de que el judaísmo se dirigía a un callejón sin salida, lo abandonaron y se hicieron cristianos. La Biblia nos relata: “La Palabra de Dios iba creciendo; en Jerusalén se multiplicó considerablemente el número de los discípulos, y multitud de sacerdotes iban aceptando la fe.”—Hech. 6:7, Biblia de Jerusalén.

Esto requirió gran humildad de parte de ellos. Sin duda eran hombres cultos, muy entrenados en las tradiciones judías. Sin embargo tuvieron que ser lo suficientemente humildes como para aprender las verdades del cristianismo de parte de los que sus superiores jerárquicos consideraban “hombres sin instrucción ni cultura.”—Hech. 4:13, BJ.

Usted también ha pasado años estudiando lenguajes antiguos, filosofía, historia eclesiástica, patrología, liturgia y, hasta cierto punto, las Sagradas Escrituras. Esta educación superior quizás le haya dado una sensación de superioridad intelectual, una sensación que ha llegado a ser muy característica del clero, tanto protestante como católico. De modo que la gran cuestión para usted es: ¿Será usted lo suficientemente humilde como para permitir que cristianos entrenados en la Biblia, considerados por los prelados de la Iglesia como “hombres sin instrucción ni cultura,” le ayuden a descubrir en las Escrituras las verdades del cristianismo verdadero? (Sant. 4:4-10) ¿Estará usted dispuesto a seguir el ejemplo de la “multitud de sacerdotes” que, en los días de los apóstoles, “iban aceptando la fe”?

Puede que el lector se sienta tentado a abandonar enteramente el ministerio y buscar satisfacción emprendiendo alguna forma de trabajo seglar. Pero, ¿resolvería eso realmente su problema? Después de haber dedicado tantos años a tratar de servir a Dios como sacerdote, ¿llenaría realmente el vacío un trabajo seglar?

Por lo tanto, ¿por qué no aprende cómo se puede llegar a ser un verdadero ministro cristiano, sea uno casado o soltero? Al hacerlo así, ya no tendrá más dudas en cuanto a su utilidad. Lejos de sentirse aislado de la gente, sus problemas y sus necesidades, estará usted en comunicación directa con ella, a medida que aprende a predicar las buenas nuevas del reino de Dios según los métodos de Cristo y sus apóstoles, cuya eficacia ha sido corroborada con el tiempo. (Mat. 9:35-38; 10:7-14; Hech. 5:42) Esto le traerá verdadera satisfacción, y cumplirá el deseo sincero que usted tenía cuando emprendió el sacerdocio, el cual era el de servir fielmente a Dios y al hombre.

Con el deseo sincero de ayudarle, permítanos sugerirle que visite o llame por teléfono al Salón del Reino local de los Testigos de Jehová, o que escriba a los publicadores de ¡Despertad!

De usted sinceramente,

Los Testigos de Jehová

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir