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¿Está usted respondiendo al amor de Dios?La Atalaya 1974 | 15 de abril
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unos a otros así como Dios también por Cristo libremente los perdonó a ustedes. Por lo tanto, háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor, así como el Cristo también los amó a ustedes y se entregó a sí mismo por ustedes como ofrenda y sacrificio a Dios para olor fragante. Que la fornicación e inmundicia de toda clase o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias. . . . Sigan andando como hijos de luz, porque el fruto de la luz consiste en toda clase de bondad y justicia y verdad.”—Efe. 4:31-5:9.
Si usted desea hallarse entre las personas que desean amoldar su vida a estos requisitos elevados, lo invitamos a ir al Salón del Reino de los Testigos de Jehová más cercano a su casa. ¿Por qué no lo hace esta misma semana?
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1974 | 15 de abril
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Preguntas de los lectores
● ¿Cuál es el punto de vista de los testigos de Jehová en cuanto al matrimonio interracial?—Francia.
Los testigos de Jehová a todo tiempo se esfuerzan por reflejar el punto de vista bíblico de los asuntos. La Biblia no entra en una consideración específica del matrimonio interracial. Sin embargo, sí muestra cómo considera Jehová Dios a la humanidad y suministra principios orientadores para los que piensan casarse.
En ninguna parte de la Biblia se enseña o da a entender que cierta raza sea superior a otras. Jehová Dios acepta como siervos aprobados suyos a gente de toda raza, sin discriminación. La Biblia nos dice: “[Dios] hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para morar sobre la entera superficie de la tierra, y decretó las sazones señaladas y los límites fijos de la morada de los hombres, para que busquen a Dios, por si acaso busquen a tientas y verdaderamente lo hallen.” (Hech. 17:26, 27) “Dios no es parcial, sino que en toda nación el que le teme y obra justicia le es acepto.”—Hech. 10:34, 35.
Así que, la Biblia en ninguna parte da a entender que las diferencias raciales en sí mismas tengan que ver con lo apropiado del matrimonio. De las segundas nupcias de las viudas el apóstol Pablo escribió: “La esposa está atada durante todo el tiempo que su esposo vive. Pero si su esposo se durmiera en la muerte, está libre para casarse con quien quiera, pero en el Señor.” (1 Cor. 7:39) Por lo tanto el cristiano tiene libertad para casarse con cualquier persona que esté bíblica y legalmente libre para hacerlo, siempre que esta persona sea verdaderamente un compañero creyente.
¿Hay otros factores, entonces, que valga la pena considerar? Sí, pues los cristianos se esfuerzan por ejercer buen juicio y sabiduría en todo lo que hacen. Entre otras cosas, se les anima a ‘seguir andando en sabiduría para con los de afuera,’ con los de afuera de la congregación cristiana.—Col. 4:5.
En muchas zonas los matrimonios interraciales se están haciendo cada vez más comunes. La gente viaja más, y a menudo le parecen atractivos el sistema de vida y las costumbres de personas de otros países. La guerra, también, ha desempeñado su papel, y muchos soldados europeos y norteamericanos se han casado con mujeres asiáticas. Por eso, muchas personas tienen un punto de vista algo amplio en cuanto al matrimonio interracial.
Sin embargo, no todas las personas comparten este punto de vista amplio, ni todas aprecian las normas bíblicas. En el mundo de la humanidad subsisten muchos prejuicios que tienen fuertes raíces. El cristiano, al apegarse a la realidad, tiene que enfrentarse a la vida como es... no como desearía que fuese.
En algunos lugares hasta existen leyes que declaran ilegales los matrimonios interraciales. En este caso los cristianos están bajo obligación bíblica de obedecerlas, ya que esas leyes no impiden que adoren a Dios con “espíritu y con verdad.” (Juan 4:24; Rom. 13:1) Por supuesto, si el cristiano prefiriera mudarse a una localidad donde estas leyes no fueran obligatorias, ciertamente puede hacerlo.
En otras comunidades los prejuicios locales producen discriminación y trato desprovisto de bondad para con los de ciertas razas de la humanidad. Estos prejuicios no hacen incorrecto el matrimonio interracial. No obstante, al cristiano que ejerce discernimiento quizás le suministren razón para pensar en cuanto a lo aconsejable de un matrimonio de esa índole. Prescindiendo de cuáles sean los antecedentes raciales de los cónyuges, el matrimonio en sí requiere mucho ajuste de parte de ambas personas para tener buen éxito y resultar en felicidad. La imperfección humana hace que con todo matrimonio venga algún grado de ‘tribulación en la carne,’ como sabiamente lo señala el apóstol Pablo. (1 Cor. 7:28) En ciertas localidades, donde los prejuicios raciales son
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