La fe que complace a Dios
“Que la cualidad probada de su fe, de mucho más valor que el oro que perece a pesar de ser probado por fuego, sea hallado causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.”—1 Ped. 1:7.
1, 2. (a) ¿Cómo es cierto que hay muchas formas de fe? (b) ¿Qué quiso decir Jesús cuando habló de “la fe”?
SEA que un individuo se incline a la religión o no, todo el mundo cifra su fe en algo. Quizás no crea en Dios, pero creerá en sí mismo, en la seguridad de su cuenta bancaria, en el valor de la educación, en la superioridad de cierta forma de gobierno y en la integridad de un amigo. De modo que hay muchas formas de fe. Pero fue a la relación del hombre con su Creador y su confianza en la realización cabal de los propósitos de Dios que Jesús se refirió cuando dijo: “Sin embargo, cuando llegue el Hijo del hombre, ¿verdaderamente hallará la fe sobre la tierra?”—Luc. 18:8.
2 ¿Qué es “la fe” a la que se refirió Jesús, y por qué es tan importante para cada uno de nosotros? Obviamente Jesús no estaba refiriéndose a muchas ideologías diferentes, ni aun a lo que el hombre pudiera efectuar de su propia voluntad, cuando habló de “la fe.” Más bien estaba refiriéndose a Dios y a la confianza en lo que El haría para la bendición de la humanidad, al decir: “De seguro, entonces, ¿no hará Dios que se haga justicia a sus escogidos que claman a él día y noche, aun cuando es sufrido para con ellos? Les digo: El hará que se les haga justicia rápidamente.” (Luc. 18:7, 8) Sin embargo, Jesús no indicó que Dios iba a usar muchos conductos ni promover ideologías variantes al tratar con la humanidad, con la idea de que cada uno complaciera el gusto de algunos, cuando habló de “la fe.”
3. ¿Cómo se describe el cristianismo primitivo, y qué punto de vista tuvieron los discípulos en cuanto a él?
3 De manera semejante los apóstoles indicaron que había una fe y camino que complacía a Dios. Respecto al ministerio de Pablo en Éfeso el relato de Hechos 19:9 declara: “Algunos persistieron en endurecerse y en no creer, hablando perjudicialmente acerca del Camino delante de la multitud.” Aquí a la fe verdadera se le llamó “el Camino,” y, de veras, era un camino y modo de vivir para aquellos cristianos primitivos. Aun cuando estaba siendo enjuiciado Pablo declaró denodadamente “que, según el camino que ellos llaman ‘secta,’ de esta manera estoy rindiendo servicio sagrado al Dios de mis antepasados.” Entre estos cristianos primitivos no era caso de ir cada uno por su propio camino ni de seguir cada uno su propio modo de pensar, sino de esforzarse por entender y seguir cuidadosamente las enseñanzas de Cristo y conseguir discernimiento de la mente de Dios, para que su fe tuviera una base sólida. Como escribió Pablo: “Ahora que el Dios que suministra perseverancia y consuelo les conceda tener entre ustedes la misma actitud mental que Cristo Jesús tuvo, para que de común acuerdo y con una sola boca glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.” Ellos no estaban cada uno enseñando una filosofía diferente, un credo diferente o una creencia diferente, sino que estaban “de común acuerdo” y, de hecho, creían en “un Señor, una fe, un bautismo; un Dios y Padre de todos.”—Hech. 24:14; Rom. 15:5, 6; Efe. 4:5, 6.
4. ¿Cuál debe ser nuestra meta, y por qué?
4 ¿Podemos tener hoy la “una fe” que se mencionó? Si usted opina que su convicción religiosa es esa fe original, ¿puede apoyarla con la Escritura? ¿La conoce usted bastante bien como para impartirla a otros, haciendo discípulos de gente de todas las naciones como lo hicieron los cristianos primitivos? Esta debe ser la meta de todo aquel que sigue verdaderamente en las pisadas de Jesús. Prescindiendo de la creencia que tenga una persona, es bueno que sepa exactamente qué enseña su religión y la base que tiene.
“SÓLIDOS EN LA FE”
5, 6. (a) ¿Cómo describió Jesús a una persona con fe verdadera en comparación con una persona que no la tiene? (b) ¿Cómo podemos hacer firme nuestra fe?
5 Nuestra fe debe ser sólida como una masa de roca que está profundamente enclavada en la tierra y que no puede ser movida sean cuales fueren las fuerzas que empujen contra ella. Pero algunos tienen fe que se asemeja más a suelo arenoso que cede o cambia de lugar bajo presión o hasta se va completamente cuando caen los aguaceros. Otros están tan desprovistos de sustancia en su fe que ésta se asemeja a arenas movedizas que no solo carecen completamente de apoyo sino que también envuelven y destruyen a cualquiera que confía en ellas.— Mat. 7:24-27.
6 La fe, para que sea semejante a una masa de roca, tiene que basarse en la verdad. Es preciso que esté claramente definida en la mente de uno, establecida sólidamente sobre conocimiento exacto y hechos. Tal fe hará frente resueltamente a preguntas y puntos de vista contrarios. Nuestra fe debe ser una fe dada por Dios. Pero, ¿cómo podemos estar seguros? Como dice 2 Corintios 13:5: “Sigan poniéndose a prueba para ver si están en la fe, sigan dando prueba de lo que ustedes mismos son.” Sí, tenemos que seguir probando y examinando nuestra fe: ¿Es lógica, es razonable, armoniza con el libro de fe, la Biblia?
7, 8. (a) ¿Por qué han perdido la fe algunas personas? (b) ¿Qué se necesita para tener fe?
7 Muchos han descubierto que su fe ha sido semejante al suelo arenoso que cedió bajo ellos al recibir presión, habiendo estado edificada sobre tradiciones, sobre filosofías humanas; no sobre el fundamento semejante a roca de la verdad. Esto le sucedió a una señora que perdió la fe en el valor de la oración y rehusó enseñar a sus hijos a orar, porque se le había enseñado a orar por lo incorrecto, y cuando sus oraciones no fueron contestadas su fe fue destruida. La había edificado sobre suelo arenoso. El individuo por el que ella oraba estaba violando los mandamientos justos de Dios; no obstante, ella pensaba que Dios milagrosamente lo protegería. Su consejero religioso la estimuló a creer esto, pero resultó que estuvo muy equivocada en aquello en que cifró su fe.
8 Aun una fe semejante a roca puede ser hecha pedazos con el tiempo si no se edifica, refuerza y fortalece constantemente; por eso no sorprende el que las creencias inciertas de algunos jóvenes sean corroídas al ser sometidas a ataque. Como informó la revista Time: “La objetividad de los cursos religiosos a menudo asombra a los estudiantes, que con frecuencia se inscriben para que su fe sea reforzada, no escrutada.” Con razón se sorprenden cuando el teólogo comienza su curso lanzando un ataque contra la base de su fe, diciendo: “La Biblia es la mayor colección de mitología en la historia de la civilización occidental.” Ciertamente la fe de tales estudiantes jamás será edificada por aquellos que no tienen fe, por aquellos que hacen dudar de la Palabra de Dios. Más bien, como nos dice Romanos 10:17: “La fe sigue a lo oído. A su vez lo oído es por medio de la palabra acerca de Cristo.” Por eso, para reforzar y fortalecer la fe de uno, hay que oír la Palabra de Dios con entendimiento.—Sant. 1:5-8; Neh. 8:8.
9. Describa la fe verdadera y por qué es tan importante.
9 La fe verdadera nos dirige hacia Dios y nos fortalece para su servicio. La fe verdadera no es simplemente una creencia pasiva ahora, como no lo fue para Jesús y sus apóstoles. Se requiere un fundamento sólido y un esfuerzo verdadero para edificarla por medio del estudio apropiado y las asociaciones apropiadas. Es vitalmente importante que cada cristiano edifique su fe, porque ésta gobierna su derrotero en la vida y, de hecho, su relación con su Creador. Como escribió Pablo: “Todos ustedes, de hecho, son hijos de Dios por medio de su fe en Cristo Jesús.” De nuevo, declaró Pablo: “La vida que ahora vivo en carne la vivo por la fe que es para con el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.” ¿Tiene la fe de usted igual significado en su vida?—Gál. 3:26; 2:20; 2 Tes. 1:3.
10. ¿Cómo pueden ser frustrados los ataques a la fe?
10 Si uno sabe que es débil en cuanto a la fe, es vital trabajar para edificarla. Los que tienen fe débil son objetos idóneos de ataque, pues como advirtió Pedro: “Su adversario, el Diablo, anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.” Para desviar tales ataques satánicos, Pedro insta: “Pónganse en contra de él, sólidos en la fe.” Si uno lo hace, entonces “el Dios de toda bondad inmerecida . . . terminará él mismo el entrenamiento de ustedes, él los hará firmes, él los hará fuertes.” (1 Ped. 5:8-10; Efe. 6:16) ¿Cómo se efectúa este fortalecimiento? En Gálatas, capítulo tres, Pablo muestra que el individuo que ejerce fe recibe el apoyo del espíritu santo de Jehová cuando es atacado. El hecho de que el entrenamiento y el ejercicio se mencionan en conexión con la fe muestra la necesidad de que nos esforcemos para edificarla. El buscar encarecidamente tal fe lo lleva a uno a una posición en que Dios lo considera justo; de hecho, Dios nos asegura que declara “justa a gente de las naciones debido a fe.”—Gál. 3:5, 6, 8, 22.
11. ¿Por qué no debemos desesperarnos en cuanto a poder complacer a Dios?
11 ¿Piensa usted que jamás podría vivir en conformidad con los requisitos justos de Dios o compartir su fe con otros como lo hizo Jesús? Dios no nos pide que hagamos lo imposible, más bien, con el apoyo de su espíritu éstas son cosas que podemos hacer. Como dijo Jesús: “¡Esa expresión: ‘Si puedes’! ¡Todas las cosas son posibles al que tiene fe!” (Mar. 9:23) Para complacer a Dios nuestra fe tiene que ser firme. Como nos dice Hebreos 10:38: “‘Mi justo vivirá a causa de la fe,’ y, ‘si se retrae, mi alma no se complace en él.’” En vez de retraernos, queremos avanzar, vivir en fe y ejercer nuestra fe diariamente por medio de compartirla con otros.
EL DIOS DE FE VERDADERA
12. ¿Por qué no le complace a Dios simplemente cualquier clase de creencia?
12 Sin embargo, otra vez entra en el cuadro el asunto de la fe correcta si queremos que Jehová se complazca en nosotros. Muchas personas creen en alguna clase de deidad, y Pablo reconoció que, como se registra en 1 Corintios 8:5, 6, “hay aquellos que son llamados ‘dioses,’ sea en el cielo o en la tierra, así como hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores.’” Pero recalcó: “Realmente para nosotros hay un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas, y nosotros para él; y hay un solo Señor, Jesucristo, por medio de quien son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” Por eso, el simplemente creer en cualquier dios no complacería al Dios verdadero, Jehová. Él nos dice que llega a ser “remunerador de los que le buscan encarecidamente.” (Heb. 11:6) Pero si persistimos tenazmente en buscarlo en el lugar incorrecto o con el concepto equivocado no lo hallaremos así como no hallaremos a un amigo si lo buscamos en la calle donde no vive. De manera semejante, las personas que cifran su fe en el hombre y niegan el poder y las cualidades invisibles de Dios como se ven por medio de Su creación no Lo hallarán ni tendrán la fe que le complace. Aun personas religiosas que cifran su fe en imágenes, incluso, sírvase notar, las del hombre imperfecto o “corruptible,” aun “los que cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó,” no complacen a Dios. (Rom. 1:20-25) Por eso, obviamente, lo que le complace a Dios es fe en lo correcto, fe de la clase correcta, fe que se basa en la Palabra de Dios y en un conocimiento del Todopoderoso como un Ser personal e inteligente.—Rev. 22:8, 9.
13. ¿Sobre qué debe basarse la fe verdadera, y qué apoyo tenemos para ello?
13 La fe verdadera tiene que basarse en un conocimiento del Creador. Después de contrastar creencias falsas con la fe verdadera, Moisés declaró: “Bien sabes tú que Jehová tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que guarda pacto y bondad amorosa en el caso de los que lo aman y de los que guardan sus mandamientos hasta mil generaciones.” (Deu. 7:9) ¿Puede usted decir que ‘bien sabe que Jehová su Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel’? ¿Cuál es la evidencia, tanto del mundo que está a nuestro alrededor como de la Biblia, en cuanto a la existencia de Dios? Es verdad, no podemos verlo, porque Dios es espíritu e invisible a nosotros, pero esto no es razón para creer que él no existe. Más bien, como Pablo dijo en Romanos 1:20: “Sus cualidades invisibles se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad.” (Heb. 11:27) Sabemos que el hombre no hizo el universo, ni tampoco tiene el poder para hacerlo, y es ilógico asumir que simplemente llegó a ser sin fuerza creativa inteligente en vista de la naturaleza intrincada de toda materia, animada e inanimada.
14. ¿Por qué no es la invisibilidad de Dios razón para incredulidad?
14 Muchas cosas que son muy reales para nosotros son invisibles pero al mismo tiempo tienen poder para producir efectos audibles o visibles; por ejemplo, la gravedad, el aire, las ondas de radio, aun algunas ondas de luz que son invisibles al ojo humano y no obstante hacen resplandecer piedras en la oscuridad. Creemos en estas cosas que no podemos ver porque conocemos los resultados que producen. Quizás no veamos el viento fuerte que nos impele de acá a allá en un día airoso, pero lo sentimos. Quizás no veamos la mano poderosa de la gravedad que nos hala hacia la Tierra, pero sentimos su poder cuando saltamos de una escalera, al dar duro en el suelo. No vemos líneas que enlacen nuestro aparato de radio o TV a un transmisor que está a muchos kilómetros de distancia, pero la señal invisible viene a través del aire y oímos o vemos el programa resultante. Ciertamente Dios no es menos poderoso o maravilloso que su creación, ni hay menos razón para creer en su realidad que en estas otras cosas que reconocemos que son realidades.
15. ¿Cómo sabemos que Génesis 1:1 es cierto?
15 El hecho de que la proporción de degeneración de los elementos radiactivos en las rocas es constante y mensurable a través de miles de años muestra que el tiempo transcurre y que la materia tuvo principio. De otra manera la radioactividad finalmente se hubiera agotado. De modo que surge la pregunta: ¿Cómo y cuándo comenzó esta actividad creadora? Información como ésta sirve para fortalecer nuestra fe en el Creador y en el relato de la Biblia de un principio para sus obras de creación.—Gén. 1:1.
16. ¿Cómo se comparan los esfuerzos del hombre con los de Dios?
16 De nuevo, pudiéramos preguntar: ¿Dónde obtuvieron las plantas, los árboles y finalmente el hombre su vida? No de los hombres, que ni siquiera pueden reproducir artificialmente las formas más sencillas de vida microscópica. Tampoco pudo haber comenzado espontáneamente con criaturas inferiores al hombre, con aun menos intelecto, cuando los científicos modernos que tienen a sus órdenes el equipo más reciente no pueden reproducir artificialmente el más sencillo organismo vivo. Como dijo Tomás A. Edison, el gran inventor, según se informa: “Hasta que el hombre duplique una sola planta, la naturaleza puede reírse del llamado conocimiento científico de él.” Ningún esfuerzo del hombre se ha acercado a la sabiduría creadora de Jehová. Por eso las Escrituras dan testimonio de que las “cualidades invisibles [de Dios] se ven claramente . . . porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad, de modo que son inexcusables.”—Rom. 1:20; Sal. 19:1; 100:3.
17. ¿Qué dijo un conferenciante francés en cuanto a las filosofías que pasan por alto a Dios?
17 Con razón el profesor Tresmontant, conferenciante sobre filosofía de la ciencia en la Sorbona de París, declaró: “Los que no hallan lugar para Dios en su filosofía, tienen que estar preparados para afirmar que la materia sin mentalidad, inanimada, ha podido organizarse de por sí, llegar a estar animada y dotarse a sí misma de conocimiento o sea la facultad de sentir y pensamiento . . . A la materia se le tienen que acreditar todos los atributos que los teólogos especifican que pertenecen a Dios, entre ellos inteligencia suprema, poder creador y existencia eterna y autónoma . . . Aun si por el gran acto de fe uno acepta la teoría de que la primera molécula grande fue creada por un choque casual de los átomos correctos en medio de las circunstancias correctas . . . Las operaciones de la casualidad tendrían que ser introducidas otra vez en cada etapa para dar razón del desarrollo de cada nuevo órgano . . . Si uno sigue atribuyendo a la casualidad los resultados que de hecho contradicen radicalmente las leyes de la probabilidad, uno hallará que de hecho está deletreando casualidad con mayúscula y usándola como sinónimo de Dios.”
LAS DIFICULTADES MUNDIALES NO SON RAZÓN PARA PERDER LA FE
18. ¿Qué razones dan las Escrituras para la presente angustia mundial?
18 Un argumento que a veces presentan los que niegan la existencia de Dios es que si Dios es tan poderoso y realmente existe, ¿por qué no hace algo para poner en orden las condiciones mundiales y aliviar nuestros sufrimientos? Tales escépticos por lo general no son personas que se preocupen en realidad en cuanto al Creador o que se interesen en servirle, sino que más bien quieren una base sobre la cual divorciarse de la fe y sus requisitos. Su pregunta no se debe a que se interesen en el propósito de Dios o en dónde encajan en la corriente del tiempo, sino más bien en los resultados para ellos mismos. Realmente su pregunta está bien contestada en las Escrituras, las cuales revelan que no es Dios, sino Satanás su opositor de mucho tiempo quien está causando las penas y la angustia de las cuales sufre la gente, mientras que Dios está haciendo algo y los que le sirven están haciendo algo, señalando a los hombres el único remedio verdadero de la situación, el gobierno del reino de Dios. (Rev. 12:12; 1 Juan 5:19) Dios ha permitido que Satanás continúe ejerciendo poder en la Tierra a fin de demostrar Su poder y justicia y permitir que Su nombre sea declarado mientras una grande muchedumbre de personas fieles es congregada de parte de Su reino. En vez de que Dios sea la fuente de las dificultades que hay actualmente en la Tierra, Moisés declaró: “Han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él, el defecto es de ellos mismos. ¡Generación perversa y torcida!”—Deu. 32:4, 5.
19. ¿Por qué debemos sentirnos felices por la paciencia de Dios?
19 Afortunadamente para nosotros, Dios bondadosamente ha permitido tiempo para zanjar de manera permanente el desafío que lanzó Satanás, dándonos a la vez la oportunidad de mostrar fe en él y servirle. “¿Qué diremos, pues? ¿Hay injusticia con Dios? ¡Jamás sea cierto eso!” En cambio, se nos recuerda: “Pues, si Dios, aunque tiene la voluntad de demostrar su ira y de dar a conocer su poder, toleró con mucha y gran paciencia vasos de ira hechos a propósito para la destrucción, a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia, . . . ” entonces ciertamente debemos sentirnos felices de que nos haya dado esta oportunidad de conocer la verdad y servirle, más bien que perturbarnos debido a que no haya eliminado al presente sistema junto con muchas personas de buen corazón que quizás todavía se han de enterar del camino a la vida.—Rom. 9:14, 22, 23.
20. ¿Cómo engrandecerá el reino de Jehová su nombre?
20 De modo que la persona que basa su fe en la Biblia y la conoce bien podría contestar la pregunta diciendo que Dios ha permitido que continúe la iniquidad por varias razones. Ha dado bastante tiempo para que su Adversario junte a todos los degenerados en el cielo y en la Tierra en oposición a Sus propósitos justos, y entonces El mostrará Su poder, no solo en el Armagedón cuando se limpie de la Tierra la iniquidad para abrirle paso al régimen del Reino, sino por fin al terminarse el régimen de Cristo de 1.000 años cuando la iniquidad finalmente sea suprimida para siempre según el gran propósito de Jehová. (Rev. 20:7-10) Al seguir este derrotero de gran paciencia a pesar del vituperio que la gente que deshonra a Dios le ha causado, Jehová engrandecerá su nombre por medio del funcionamiento de su reino.—Mal. 3:14-18.
21. ¿Cómo nos dan las Escrituras el punto de vista correcto para evitar la trampa de Satanás?
21 El transcurso del tiempo, día tras día, que quizás nos parezca lento por ser hombres y nos haga impacientes por un cambio rápido de las condiciones es como nada para nuestro Dios que no tuvo principio ni tendrá fin. No obstante, el tiempo que él ha fijado para que se efectúe su propósito justo en cuanto a la Tierra habrá de acabarse en el transcurso de los pocos años venideros de esta generación. De modo que no queremos caer ahora, en esta fecha tardía de la historia del hombre, en la trampa de Satanás de incredulidad y falta de fe.—Mat. 24:34; Sal. 92:7; Ecl. 8:11-13.
EDIFICANDO FE QUE COMPLACE A DIOS
22. (a) ¿Cómo puede uno mostrar que está buscando encarecidamente a Dios? (b) ¿Cómo puede uno demostrar la realidad de la fe de uno?
22 Si usted se encuentra entre los que “buscan encarecidamente” a Dios, entonces usted querrá seguir fortaleciendo su fe por medio del estudio y la asociación con los testigos de Jehová, que hoy verdaderamente están ejerciendo fe al llevar a otros las buenas nuevas del reino de Dios. Si a usted le parece que tiene que fortalecer su fe para que usted o su familia no se hallen entre las personas tristes cuya fe se enfría y no tienen nada con qué reemplazarla, entonces ‘continúe aplicándose’ a adquirir conocimiento y a compartirlo con otros, ‘pues haciendo esto se salvará usted mismo y también a los que le escuchan.’ (1 Tim. 4:13-16; 6:12; 2 Tim. 2:15) La fe verdadera no es algo intangible, no es un sentimiento inexplicable, pues Hebreos 11:1 muestra que la fe está enlazada a realidades, no a irrealidades. Lo que uno hace en cuanto a su fe da una demostración a otros de la realidad de la fe que uno tiene, convenciéndolos de que dicha creencia en Dios y en sus propósitos es una expectativa segura.
23. ¿A qué se puede asemejar la fe que complace a Dios?
23 De modo que en vez de cifrar su fe en los recursos financieros que pueden desaparecer de repente, o en amigos que resulten ser efímeros o de la clase que solo son amigos en la prosperidad, o hasta en un gobierno cuya administración cambie cuando uno menos lo espere, cifre su fe en aquel que puede ayudarle, en aquel que tiene el poder de la vida o de la muerte. Que su fe sea tan sólida como la de David cuando Jehová lo libró de la mano de su enemigo Saúl. Bellamente lo expresó en 2 Samuel 22, que dice en el versículo tres: “Mi Dios es mi roca. En él me refugiaré.” Que la fe de usted sea de la cualidad probada, purificada como oro excelente, pero de mayor valor que éste, delante de Jehová. (1 Ped. 1:7) Que no se asemeje a una ola del mar sin control, llevada por el viento, sino a un barco controlado, a veces anclado firmemente contra una tormenta, a veces avanzando con seguridad en su derrotero bajo la fuerza impulsora del espíritu de Dios. (Sant. 1:6, 7) Esté seguro de que usted tiene “la fe”, de que habló Jesús, de que está siguiendo “el Camino” como lo siguieron los apóstoles, y de que la fe de usted es la fe que complace a Dios.—1 Juan 5:4.
[Ilustración de la página 361]
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