¿De qué maneras podemos ‘hacernos imitadores de Dios’?
“Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.”—Mat. 5:48.
1. ¿Cómo debemos sentirnos en cuanto a nuestro Padre celestial, y por qué?
CUANDO uno verdaderamente admira a alguna persona, ¿no quiere ser como ella? Quizás hasta quiera hacer un esfuerzo deliberado por imitarla. Los niños son así. Se oye que muchos jovencitos dicen: “Cuando crezca voy a ser como mi papá.” ¿No deberíamos sentirnos de modo similar en cuanto a nuestro Padre celestial, Jehová Dios? ¡Cuán verdaderamente deseable es en todo sentido! ¡Cuán generosamente hace provisión para nosotros, aun al grado de hacer arreglos para que seamos rescatados del pecado y la muerte para disfrutar de vida eterna! (Juan 3:16; Sal. 145:16) ¿No deberíamos sentirnos movidos a querer ser como Dios? Pero ¿de qué maneras podemos imitarlo? ¿A qué grado podemos ser como Dios?
2. (a) ¿Por qué es posible que seamos perfectos como Dios es perfecto? (b) ¿En qué sentido se usa con frecuencia la palabra española “perfecto,” y cómo se compara éste con el significado de la palabra hebrea y la palabra griega que se traducen “perfecto”?
2 Quizás le sorprenda a usted saber a qué grado dio énfasis Jesucristo al hecho de que necesitamos ser como Dios. En su Sermón del Monte dijo: “Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:48) Pero ¿podemos nosotros, criaturas imperfectas, ser perfectos? Sí, porque en las Escrituras, así como en nuestra conversación cotidiana, la palabra “perfecto” se usa en un sentido relativo. Por eso pudiera decirse que una cosa es perfecta si cumple completa o plenamente el propósito para el cual se determina. Debido a que esto es así, hallamos que al hablar de siervos de Dios como Noé y Job se dijo que eran ‘perfectos.’ (Gén. 6:9; Job 2:3, Versión Moderna, Regina [Franquesa y Solé]) La palabra hebrea y la palabra griega traducidas aquí “perfecto” tienen el sentido de ser ‘completo, plenamente desarrollado, intacto,’ así como la palabra española “perfecto” también se define como “completo, excelente, intachable.”
3, 4. (a) ¿En qué sentido fueron perfectos Noé y Job? (b) ¿En qué sentido podemos ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto?
3 Cierto, hombres como Noé y Job no fueron “perfectos” en el sentido de no tener pecado, sino que la totalidad de lo que hicieron fue lo que Dios requirió de ellos, considerando el tiempo en que vivieron y sus circunstancias. Agradaron a Dios; hicieron lo que él esperaba correctamente de ellos. De modo que fueron sin culpa, sin tacha, perfectos en ese sentido.
4 Teniendo presentes estos pensamientos podemos entender las palabras de Jesús. Cuando dijo: “Tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto,” no quiso decir que esperaba que nosotros fuésemos exentos de pecado, sino, más bien, que fuésemos perfectos de ciertos otros modos o en otro sentido. Esto puede verse del contexto de las palabras de Jesús. Había declarado que Dios envía la luz del Sol y la lluvia no solo sobre los buenos y los justos, sino también sobre los injustos y los inicuos. Por eso, si queremos ser imitadores de Dios, perfectos como él es perfecto, no solo tenemos que mostrar bondad, misericordia y generosidad a nuestros parientes, a nuestros amigos, o a los de nuestra propia raza o nacionalidad, sino también estar dispuestos y anuentes a hacer el bien siempre que se presente una oportunidad o una necesidad. Entonces se puede decir que nuestro amor es completo, es perfecto.
5, 6. (a) ¿Por qué, evidentemente, dijo Jesús a cierto joven rico que le faltaba algo para ser perfecto? (b) ¿Qué lección podemos aprender hoy de esta experiencia del primer siglo?
5 Para ser imitadores de Dios siendo perfectos como Él es perfecto, también tenemos que estar haciendo cuanto podamos en el interés de la adoración pura. Jesucristo mostró esto cuando un joven rico se le acercó y le preguntó qué tenía que hacer para heredar vida eterna. Jesús explicó: “Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, y, ven, sé mi seguidor.” (Mat. 19:16-23) Evidentemente lo que distraía al joven de servir a Dios de toda alma eran sus muchas posesiones materiales. Su corazón estaba dirigido hacia sus riquezas. Jesús comprendió que le sería provechoso al joven descargarse de estas distracciones. Impedían que él fuera perfecto o completo en su servicio a Dios.
6 ¿Qué significado tienen para nosotros hoy día las palabras de Jesús acerca de ser “perfectos”? Este: Simplemente no podemos estar satisfechos con dar servicio de muestra a Dios. Tenemos que amar a Jehová Dios con toda nuestra mente, corazón, alma y fuerzas, y no permitir que los deseos o ambiciones personales estorben nuestra devoción completa a Él. Por lo tanto si no tenemos obligaciones bíblicas ni impedimentos físicos que nos estorben de participar de tiempo cabal en predicar las buenas nuevas del reino de Dios a otros, estaremos participando en la obra de predicación de tiempo cabal. No podemos ser “perfectos” si nos retraemos en nuestro servicio a Dios.
SIENDO RECTOS Y JUSTOS
7, 8. (a) ¿Qué dicen las Escrituras en cuanto a ser justo Jehová Dios? (b) Para imitar a Dios en cuanto a justicia, ¿qué se requiere de nosotros si tenemos empleo seglar?
7 El ‘ser perfectos como Dios es perfecto’ comprende el amar lo que él ama. Esto incluiría el seguir tras lo que es justo y recto. La Biblia nos dice que Dios es “amador de la justicia,” y que en él “no hay injusticia; justo y recto es él.” (Sal. 37:28; Deu. 32:4) Por lo tanto, para ser “imitadores de Dios” tenemos que ser honrados en todos nuestros tratos, y, si somos empleados, eso incluye nuestros tratos con nuestro patrono. (Efe. 5:1) Hoy cuando la falta de honradez está tan desenfrenada, es común que las personas convengan en seguir prácticas que realmente son incorrectas, así, de hecho, siguiendo “la muchedumbre para efectuar fines malos.”—Éxo. 23:2.
8 Por ejemplo, muchos empleados por costumbre hacen lo menos que les es posible y todavía retener su trabajo, o cuando nadie los está mirando toman cosas que no les pertenecen. Sencillamente no podríamos hacer cosas como éstas y ser imitadores de Dios. Común hoy, también, es la práctica de aprovecharse de las provisiones de beneficencia y desempleo que no le aplican a uno y de pedir prestado y no pagar de vuelta. Sin embargo, para “ser perfectos” en la justicia tenemos que ‘hacer provisión honrada a la vista de los hombres,’ manteniendo “excelente [nuestra] conducta entre las naciones.”—Sal. 37:21; 2 Cor. 8:21; 1 Ped. 2:12.
9. ¿Qué requiere de nosotros en nuestra relación con “César” la justicia como la de Dios?
9 El imitar a Dios en su justicia también requiere que seamos concienzudos en el pago de impuestos. La Palabra de Dios nos dice que ‘paguemos de vuelta a César las cosas de César,’ y que ‘rindamos a todos lo que les es debido, al que pide impuesto, el impuesto.’ (Mar. 12:17; Rom. 13:7) No hace mucho un cristiano acomodado tuvo que ser expulsado de la congregación cristiana de testigos de Jehová porque rehusó prestar atención a estos mandamientos bíblicos. Realmente, fue una excepción muy rara, como Acán en el Israel de la antigüedad, porque los testigos de Jehová en conjunto tienen una excelente reputación por ser contribuyentes observantes de la ley. (Jos. 7:1-26) Así sucede que el periódico alemán Sindelfinger Zeitung publicó un artículo con los titulares “Las personas más honradas . . . son los Testigos de Jehová.” Hablaba acerca del asunto de pagar impuestos, y concluyó con la declaración: “Se reconoce que los Testigos de Jehová son las personas más honradas de la República Federal, dice el Ministerio Federal de las Finanzas.” Así debe ser, puesto que el mismísimo propósito de los testigos de Jehová es ser imitadores de Dios.
FIELES Y CONFIABLES
10. ¿Qué dicen las Escrituras en cuanto a ser Jehová Dios fiel y confiable?
10 Jehová Dios mismo nos pone un ejemplo brillante para que lo imitemos en cuanto a ser fieles y confiables. Como profeta de Dios, Moisés dijo a su pueblo Israel: “Bien sabes tú que Jehová tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que guarda pacto y bondad amorosa.” (Deu. 7:9) El sucesor de Moisés Josué también testificó de este mismo hecho, diciendo: “Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado.” Jehová es nuestro “fiel Creador” en quien podemos con suma confianza y seguridad ‘seguir encomendando’ nuestras almas.—Jos. 23:14; 1 Ped. 4:19; 1 Cor. 10:13.
11. (a) ¿Qué responsabilidades tenemos para con Dios como hijos dedicados de él? (b) ¿Cómo podemos mostrar que somos fieles y confiables en cuanto a llevar a cabo la obra principal de los siervos de Dios hoy día?
11 De modo que, como imitadores de Jehová Dios nosotros, también, tenemos que ser fieles y confiables. Se nos han confiado haberes personales como tiempo, dinero, energía e influencia personal. Es preciso que seamos fieles en la mayordomía de éstos. (1 Cor. 4:1, 2) ¿Le hemos dicho a Jehová que queremos ser uno de sus hijos, y que le serviremos mientras vivamos? ¿Estamos cumpliendo fielmente nuestra palabra de hacer esto? La obra principal que Jehová quiere que sus siervos hagan ahora es predicar acerca de su reino, el gobierno que destruirá la iniquidad y traerá paz a la Tierra. En una profecía que tiene cumplimiento en nuestro día, Jesús dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada . . . y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14) ¿Somos fieles en cuanto a efectuar esta predicación? ¿Participamos en ella con regularidad, visitando a toda la gente en la zona donde hemos sido asignados a predicar? ¿Volvemos a visitar a todas las personas que muestran interés en querer saber más acerca de Dios? ¿Somos confiables en lo que tiene que ver con conducir estudios bíblicos de casa con tales personas?
12, 13. (a) ¿Cómo podemos mostrar confiabilidad como la de Dios en nuestra relación marital? (b) ¿Cómo pueden los cristianos jóvenes mostrar que son confiables?
12 Hay otro campo en el cual es vital que seamos fieles y confiables, y ése es en nuestras relaciones de familia. ¿Estamos nosotros los cristianos casados cumpliendo con nuestros votos de amarnos y cuidarnos con ternura los unos a los otros? O, ¿dejamos que otros intereses o asuntos, tales como ambiciones de una clase u otra, hagan que demos menos de lo debido a nuestro cónyuge? ¿Fielmente limitamos nuestro interés sexual a nuestro cónyuge, o hay un extravío de deseo a veces? El amor y la empatía nos ayudarán a ser fieles y confiables. Al proceder así, estaremos imitando a Jehová, demostrando ser perfectos como él es perfecto. Pues Jehová ciertamente es el Dueño marital fiel y confiable de su organización que le es como esposa.—Isa. 54:1, 5.
13 ¿Y qué hay de ustedes, los jóvenes? ¿Están imitando a Dios siendo confiables y fieles? Por ejemplo, ¿se interesan en sus asignaciones escolares y las atienden diligentemente? ¿Se muestran confiables en lo que tiene que ver con deberes domésticos? Cuando papá llega a casa por la noche, ¿encuentra que ustedes han ejecutado las tareas que les haya dado para hacer? En su juventud ustedes tienen la oportunidad de acordarse de su Magnífico Creador haciendo cosas que harán que lleguen a ser preciosos a sus ojos.—Ecl. 12:1.
ODIEN LO QUE DIOS ODIA
14. En imitación de Jehová, ¿cuáles son algunas de las cosas que debemos odiar?
14 Todavía otra manera en que podemos ‘hacernos imitadores de Dios,’ y así demostrar que somos perfectos como Él es perfecto, es odiando lo que Dios odia. ¿Qué odia él? Él nos dice: “Yo, Jehová, estoy . . . odiando el robo junto con la injusticia.” “Hay seis cosas que Jehová de veras odia; sí, siete son cosas detestables a su alma: ojos altaneros, una lengua falsa, y manos que derraman sangre inocente, un corazón que fabrica proyectos perjudiciales, pies que se apresuran a correr a la maldad, un testigo falso que lanza mentiras, y cualquiera que envía contiendas entre hermanos.” También, la Biblia anima: “Amadores de Jehová, odien lo que es malo.” “Aborrezcan lo que es inicuo.”—Isa. 61:8; Pro. 6:16-19; Sal. 97:10; Rom. 12:9.
15. (a) ¿Qué significa ‘odiar lo que es malo’? (b) ¿Por qué es vital que odiemos lo que es malo?
15 ¿Qué significa ‘odiar lo que es malo’? Significa tener un ‘intenso sentimiento de aversión’ a lo que es malo, significa que le repugna en sumo grado. Sí, no basta con que seamos indiferentes o neutrales para con lo que es inicuo o malo. Lo que es malo a veces puede ser muy atractivo a nuestras tendencias caídas; puede prometer excitación, placer sensual o hasta riqueza y holgura. Por lo tanto, es absolutamente necesario que consideremos lo que es malo con detestación. ¿Cómo podemos hacer esto?
16. ¿Cómo podemos evitar que la maldad se arraigue y se desarrolle en nosotros?
16 Ante todo, sinceramente podemos esforzarnos por impedir que toda forma de maldad se arraigue en nosotros vigilando nuestro corazón, nuestro afecto, nuestros deseos y emociones. (Pro. 4:23; 1 Ped. 3:10, 11) Una manera importante de hacer esto es teniendo cuidado en cuanto a qué libros, revistas y artículos de periódicos leemos. ¿Tenemos una curiosidad mórbida en cuanto a la iniquidad al grado de que nos deleitamos en la lectura de lo que es malo? Entonces no se puede decir que la estamos odiando. Y si odiamos lo que es malo, no estaremos viendo programas de TV o películas que dan prominencia especial a la violencia, brutalidad, inmoralidad sexual y otras formas de maldad. No podemos seguir viendo esas cosas sin hacernos insensibles y ya no odiarlas; de hecho, hasta llegaremos a desear esas cosas.
17. (a) ¿Por qué es preciso que tengamos cuidado en cuanto a nuestras asociaciones? (b) ¿Cómo deberíamos considerar cualquier acción de expulsión por el comité judicial, y por qué?
17 También, si hemos de hacernos imitadores de Jehová odiando lo que es malo tendremos sumo cuidado en cuanto a las personas que escojamos como compañeros, acordándonos de que “las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.” (1 Cor. 15:33) Esto incluiría el que diéramos apoyo leal a la acción de un comité judicial de congregación cuando expulsa a una persona debido a conducta no apropiada para un cristiano. (1 Cor. 5:1-13) Tal persona no es buena asociación. Debemos sentirnos justamente indignados por la maldad en la que participó, y el vituperio que su conducta acarreó sobre Jehová Dios y la congregación cristiana. Debemos considerar cómo su proceder malo podría hacer tropezar a cristianos nuevos o inmaduros. Debemos reaccionar como el apóstol Pablo cuando dijo: “¿A quién se le hace tropezar, y yo no me enfurezco?”—2 Cor. 11:29.
IMITANDO A DIOS EN CUANTO A AMOR
18. (a) ¿Cuál es la manera más excelente en que podemos ‘demostrar que somos perfectos’ como Dios es perfecto? (b) ¿Qué razones tenemos para imitarlo de esta manera?
18 Pero, ante todo, la manera en que podemos demostrar que somos ‘perfectos como nuestro Padre es perfecto’ es desplegando la excelente cualidad del amor. ¡Cómo magnifica su Palabra esta cualidad suya! “Dios ES amor,” dice la Biblia. Especialmente Dios ha recomendado “su propio amor a nosotros en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.” ¡Ciertamente esta provisión amorosa de su Hijo unigénito, Jesucristo, debería hacernos responder con aprecio! El apóstol Juan mostró esto, diciendo: “Si Dios nos amó así a nosotros, entonces nosotros mismos estamos obligados a amarnos los unos a los otros.”—1 Juan 4:9-11, 16; Rom. 5:8.
19. ¿De qué maneras podemos mostrar generosidad como la de Dios?
19 Entre las maneras en que podemos ser como Dios en cuanto a amor está la de ser generosos. Jehová es el Dador de “toda dádiva buena y todo don perfecto,” y “da generosamente a todos y sin reconvenir.” (Sant. 1:17, 5) ¿Con qué podemos ser generosos a fin de ser imitadores de Dios? Entre otras cosas, tenemos la verdad en cuanto a los propósitos de Dios. Y puesto que la hemos recibido gratis, así debemos darla gratis compartiendo con otros las buenas nuevas del Reino en toda ocasión apropiada. También podemos manifestar generosidad como la de Dios dando generosamente de nuestros recursos materiales para el apoyo de la obra de predicación del Reino local y mundialmente. Todavía otra manera de mostrar generosidad es ayudando a cualesquiera de nuestros compañeros cristianos que estén necesitados. Es absolutamente vital que demostremos esta generosidad, porque es una manera importante en que podemos prestar atención al mandato de Jesús de “ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.”—Mat. 5:46-48; 1 Juan 3:17, 18.
20, 21. (a) ¿En conexión con qué específicamente se nos insta a ‘hacernos imitadores de Dios’? (b) ¿Cómo podemos imitar a Dios al ser perdonadores?
20 Otra manera en que podemos imitar a Dios en cuanto a amor es siendo perdonadores. En realidad, es en conexión con el hecho de que Dios es perdonador que se nos aconseja específicamente a que nos hagamos imitadores de Dios. Note el contexto de la admonición apostólica que hemos estado considerando: “Háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos, libremente perdonándose unos a otros así como Dios también por Cristo libremente los perdonó a ustedes. Por lo tanto, háganse imitadores de Dios, como hijos amados, y sigan andando en amor.”—Efe. 4:32-5:2.
21 Puesto que todos somos imperfectos y estamos limitados en sabiduría, entendimiento y discernimiento, ¿no deberíamos tener esto en cuenta respecto a los pecados de nuestros hermanos cristianos y estar dispuestos a perdonarlos? Sí, el amor “cubre una multitud de pecados.” (1 Ped. 4:8) Si Jehová ‘se acuerda de que somos polvo’ y por eso ‘pone nuestras transgresiones tan lejos de nosotros como está el naciente del poniente,’ ¿no deberíamos nosotros, criaturas imperfectas, estar aun más anuentes a perdonar a los que pequen contra nosotros y que pidan nuestro perdón? Puesto que Dios perdona “en gran manera,” ¿no deberíamos imitarlo también en esto? Eso significa que queremos estar dispuestos a perdonar “setenta y siete veces,” como Jesús le dijo a Pedro que lo hiciera, perdonando hasta ofensas serias contra nosotros si el ofensor muestra arrepentimiento verdadero.—Sal. 103:8-14; Isa. 55:7; Mat. 18:21-35.
22-24. (a) ¿Qué dice la Biblia en cuanto a la gran paciencia que Jehová tiene? (b) ¿Cómo podemos todos nosotros imitar a Jehová y también mostrar que tenemos gran paciencia?
22 Todavía otra manera en que Dios nos pone un ejemplo tan amoroso es al ser lento para airarse y tener gran paciencia. Señalando este aspecto atractivo de la personalidad de Dios, el apóstol Pedro escribió: “Jehová . . . es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Ped. 3:9) ¡Cuán lento para airarse se mostró Dios al tratar con su nación de Israel durante el reinado de los reyes! La Biblia dice: “Jehová el Dios de sus antepasados siguió enviando avisos contra ellos por medio de sus mensajeros, enviando vez tras vez, porque sentía compasión por su pueblo.”—2 Cró. 36:15.
23 Podemos imitar este aspecto del amor de Dios evitando el perturbarnos debido a las faltas de otros. A veces puede que aquellos sobre quienes se preside muestren indiferencia o negligencia, y por eso qué fácil le es entonces a un superintendente “perder la chaveta,” como dice la expresión. Pero para ser imitadores de Dios los superintendentes también necesitan ser sufridos, tener gran paciencia y ser lentos para airarse.
24 Particularmente en el círculo de familia debemos querer ejercer esta cualidad de gran paciencia. Es común que los esposos del mundo sean impacientes con sus esposas. ¡Cuán apropiado, por lo tanto, el consejo del apóstol Pablo a los cristianos: “Esposos, sigan amando a sus esposas y no se encolericen amargamente con ellas”! (Col. 3:19) Muy apropiadas, también, son las palabras del apóstol Pedro en cuanto a cómo tratar a las esposas. “Ustedes, esposos, continúen morando con ellas de igual manera de acuerdo con conocimiento, asignándoles honra como a un vaso más débil, el femenino, puesto que ustedes también son herederos con ellas del favor inmerecido de la vida, a fin de que sus oraciones no sean estorbadas.” El prestar atención a este consejo es tan importante como el llevar a cabo la voluntad de Dios de predicar el mensaje de su Reino en toda la Tierra.—1 Ped. 3:7.
25, 26. (a) ¿Cómo ha mostrado aguante Dios? (b) ¿Cómo podemos nosotros manifestar aguante como el de Dios?
25 Todavía otra manera en que nos es preciso imitar a Dios si hemos de ser perfectos como él es perfecto es en la imitación de su aguante amoroso. “El amor . . . todas las cosas las . . . aguanta,” dice la Biblia. (1 Cor. 13:4, 7) ¿Manifiesta aguante Dios? Sí, porque continúa haciendo lo correcto, a pesar de sentirse herido y con dolor cuando sus criaturas se descarrían. (Sal. 78:40, 41) Como nos hace recordar el inspirado apóstol: “Dios . . . toleró con mucha y gran paciencia vasos de ira hechos a propósito para la destrucción.” ¿Por qué? Por su amor, a fin de “dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia.”—Rom. 9:22, 23.
26 Si queremos ser imitadores de Dios en cuanto a su amor también tenemos que manifestar aguante. No podemos ‘desistir de hacer lo que es excelente.’ (Gál. 6:9) El amor nos ayudará a continuar fieles en nuestra obra de predicar el Reino a pesar de la indiferencia de la gente a quien hablemos, o hasta a pesar de su oposición. Quizás estemos sirviendo en una casa Betel donde se produce literatura bíblica para facilitar la predicación del Reino en toda la Tierra. Quizás nuestros deberes sean rutinarios, pero el amor a Jehová Dios nos ayudará a aguantar y persistir en ellos, sabiendo que esto contribuye a la vindicación del nombre de Dios y a la salvación de otros, y es prueba de nuestro aprecio por todo lo que ha hecho por nosotros.
¿POR QUÉ ESFORZARSE POR SER PERFECTOS COMO DIOS ES?
27, 28. (a) ¿Es opcional el asunto de ser perfectos como Dios es perfecto? (b) ¿Por qué contribuye a nuestra felicidad el ser perfectos como Dios es perfecto?
27 ¡Ciertamente hay mucho incluido en ser imitadores de Dios y así demostrar que somos perfectos como él es perfecto! Pero note que este asunto de ser “perfectos” no es opcional. Jesús dijo: “Ustedes en efecto tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto.” (Mat. 5:48) Sí, el ser justos y rectos, fieles y confiables, odiando lo que Dios odia, y mostrando amor por medio de ser generosos, perdonadores, sufridos y ejerciendo aguante es absolutamente vital si hemos de ser cristianos verdaderos, “imitadores de Dios, como hijos amados.” (Efe. 5:1) Pero, realmente, el ser perfectos como Dios es perfecto no resulta en gran penalidad ni gran sacrificio de nuestra parte. Más bien, redunda en beneficio nuestro. Pues ¿no es Jehová el “Dios feliz”? (1 Tim. 1:11) El imitarlo contribuirá a la felicidad de nosotros también. ¿Cómo así?
28 Entre otras cosas, al imitar a Jehová regocijamos su corazón, tal como nos dice: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio.” (Pro. 27:11) Ciertamente podemos ser felices si nuestro proceder de la vida está regocijando a nuestro Padre celestial, ¿verdad? Y al imitar a Dios no solo tendremos felicidad, tranquilidad de ánimo y contentamiento ahora, sino también la esperanza segura de vida eterna en su nuevo sistema de cosas. ¡Ciertamente hay toda razón para esforzarnos por ‘ser perfectos como nuestro Padre celestial, Jehová Dios, es perfecto’!