Por qué la madurez de discernimiento es vital
“Las personas maduras . . . tienen las facultades perceptivas ejercitadas para discernir así lo bueno como lo malo. . . . pasemos adelante a la madurez.” “Él . . . aumentará los productos de la justicia de ustedes.”—Heb. 5:14-6:1; 2 Cor. 9:10, NM.
1. ¿Ocupan las amonestaciones un lugar prominente en las Escrituras? y ¿qué se denota con eso?
¿NO LE ha impresionado a usted alguna vez el notar cuánto de las palabras y escritos registrados de Jesús y sus apóstoles se encuentra en forma de amonestación? No sería gran exageración el decir que hay una amonestación en cada página. Las amonestaciones son fuertes y al caso; nada de moderado hay en ellas. Aparte de las muchas amonestaciones que se dirigen a la cristiandad y al resto del mundo, las que conciernen al pueblo verdadero de Dios se presentan bajo diversos encabezamientos. Repetidamente se basan en las Escrituras hebreas, como cuando Pablo escribió de las faltas registradas de Israel: “Se escribieron como una amonestación para nosotros a quienes los fines consumados de los sistemas de cosas han llegado.” (1 Cor. 10:11, NM) Estas muchas amonestaciones lógicamente denotan lo necesario que es tener discernimiento maduro, y nos proponemos emprender una discusión de algunas de ellas.
2. ¿Cómo debe ser considerado dicho estudio, conduciendo a qué preguntas principales y con qué propósito en mente?
2 ¿Oímos a alguien decir: Temo que este estudio será un poco pesado, pero supongo que hay que considerarlo como algo desgraciadamente inevitable? Como ya se indicó, una porción considerable de la Escritura se compone de amonestaciones, y ciertamente sería incorrecto y desagradable a la vista de Dios clasificar alguna parte de su Palabra, o el estudio de ella, como “desgraciadamente inevitable”. De hecho, una de las principales preguntas de deleitable y estimulante interés y provecho es: ¿Qué revela la Biblia en cuanto a los poderes de percepción de Jehová y su actitud tocante al mal y los malhechores? También, ¿qué puede decirse de Cristo respecto a lo mismo, y qué de nosotros mismos? Teniendo presente que la madurez de discernimiento es particularmente necesaria y urgente en este día postrero, deberíamos estar profundamente alerta a estas amonestaciones dadas por Dios, también a la necesidad que tenemos del espíritu de Dios para lograr la madurez necesaria.—Apo. 12:17, NM.
3. (a) ¿Revelan las Escrituras los poderes de percepción de Jehová? (b) ¿Sobre qué base puede verse que tales poderes son razonables?
3 Comenzando con la primera pregunta, inquirimos: “¿Cuáles son los poderes de percepción de Jehová y su actitud tocante al mal y los malhechores? Considerándolo desde un punto de vista abarcador, quedamos atónitos y aterrados por el discernimiento penetrante que posee y ejerce el Altísimo. Los siguientes sólo son dos ejemplos: “Jehová escudriña todos los corazones, y entiende todas las imaginaciones de los pensamientos.” “No hay una creación que no esté manifiesta a su vista, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien hemos de dar cuenta.” (1 Cró. 28:9; Heb. 4:13, NM) No hay manera de escaparse de ello, ¿verdad? Especialmente cuando recordamos que “Dios, que dotó al hombre con la mente, sabe cómo opera la mente . . . [Él] discierne al instante la tendencia mental del hombre y sabe en qué resultará. Por esa razón nos da una amonestación acerca de las consecuencias que sin duda seguirán.” (La Atalaya del 15 de abril de 1952, pág. 232, §11) Lo mismo aplica a la creación espiritual, incluyendo al querubín que después fué conocido como Satanás el Diablo. (Juan 1:3; Col. 1:16, NM) Jehová sabe exactamente cómo opera el mal desde su comienzo más primitivo. No hay nada demasiado sutil, nada demasiado torcido con la mente o corazón que él no pueda leerlo como libro abierto. Pero, antes de indagar más este aspecto particular, atendamos a la siguiente pregunta que prometimos considerar.
4. ¿Es explícita la Biblia concerniente a los poderes de percepción de Cristo?
4 ¿Qué hay de la percepción de Cristo y su actitud en cuanto al mal y los malhechores? No únicamente en la primera venida manifestó él discernimiento perspicaz tanto de amigo como de enemigo, sino que ejerce poderes mucho mayores en la segunda venida. No sólo generalmente, sino de individuos, como se manifiesta por sus siguientes palabras: “Todas las congregaciones sepan que yo soy el que escudriña los pensamientos más profundos y los corazones, y daré a ustedes individualmente según sus obras.” Y ¡seguramente la Palabra viviente, Cristo Jesús, razonablemente no tendría menos poderes de percepción que los acreditados a la Palabra escrita!—Juan 1:14; Apo. 2:23; Heb. 4:12; Luc. 9:47; 20:23, NM.
5. ¿Qué amonestación y curso de acción se indican, reconociendo que estamos en el día de juicio?
5 ¿No empezamos ya a tener una apreciación más profunda en cuanto al porqué la madurez de discernimiento es tan vital? Aceptemos la amonestación oportuna, reconociendo que ahora estamos en el día de juicio. (Mal. 3:1-3) No seamos tan insensatos como para pensar por un instante que podemos engañar, o esconder algo en nuestra vida privada o corazón recóndito de Aquel a quien el Padre ha confiado todo juicio. Honrada y humildemente escudriñemos nuestro propio corazón, porque “si discerniéramos lo que somos nosotros mismos, no seríamos juzgados. Sin embargo, cuando somos juzgados, somos disciplinados por Jehová, para que no seamos condenados con el mundo”.—1 Cor. 11:31, 32, NM.
6. ¿Revela claramente la Escritura la actitud de las autoridades superiores hacia el mal, y cómo puede decirse que la respuesta es una respuesta madura?
6 Todavía no hemos dicho nada sobre la pregunta de la actitud hacia el mal y los malhechores por parte de Jehová y su amado Hijo. El texto al que deseamos referirnos particularmente se dirige al Hijo, pero también revela la actitud del Padre celestial hacia la misma pregunta. Citamos de Hebreos 1:9 (NM), que, a su vez, es una cita del Salmo 45:7 (45:8, NC): “Amaste la justicia y odiaste la iniquidad. Por eso Dios, tu Dios, te ungió con el aceite de gran gozo más que a tus compañeros.” Esta expresión “odiaste la iniquidad” da no sólo una respuesta directa a nuestra pregunta, sino una respuesta madura. Presenta ambos lados del asunto, por consiguiente un concepto completamente equilibrado, verdadero y sólido, de la propia actitud madura de mente y corazón de Cristo hacia la justicia y la iniquidad, la cual le ganó aprobación absoluta y una recompensa por sobre todos los demás.
7. (a) ¿Qué guía práctica proporciona la apreciación de tal respuesta madura? (b) ¿Cómo se nos estimula a esforzarnos para alcanzar tal madurez, y con qué fin?
7 Vea cómo esto viene a ser una guía inapreciable individualmente. Sirve de poco el que usted diga y pretenda que odia toda la iniquidad si al mismo tiempo no da evidencia práctica de que ama con la misma intensidad la justicia, la causa justa y el servicio sagrado de Dios. ¿Da usted evidencia de esto? Por otra parte, sirve de poco el que usted diga y pretenda que ama la justicia si al mismo tiempo aprueba algo contrario a la ley de Dios o participa en ello según la elevada norma dada por Jesús en Mateo 5:21-28 (NM). Se nos estimula a seguir adelante hacia esta misma madurez en nuestra actitud por medio de considerar cuidadosamente y mirar atentamente al Caudillo y Perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gran gozo puesto delante de él, aguantó tanto al manifestar su ardiente amor a la justicia e intenso odio a la iniquidad. Y ¿con qué provecho para nosotros? “Para que no se vayan a cansar y se rindan en su alma.” Esa es una de las bendiciones más preciadas que la madurez produce, a saber, constancia y confiabilidad.—Heb. 12:1-3, NM.
8. ¿En qué consiste la madurez, y cómo puede ilustrarse esto?
8 Parece apropiado ahora mismo resumir los puntos que hemos considerado, manifestando en qué consiste la madurez y por qué es tan deseable y cómo se obtiene. Esto parecería proceder como sigue: En vista del gran énfasis que se le da al amar la justicia y odiar la iniquidad, viene a ser esencial poseer un entendimiento exacto y tener un aprecio de corazón de lo que abarcan estos dos grandes antónimos. En lenguaje bíblico, es vitalmente importante poseer “el espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento acertado de él, habiendo sido iluminados los ojos de su corazón”. Y tenemos que tener “facultades perceptivas ejercitadas para discernir así lo bueno [la justicia] como lo malo [la iniquidad]”. (Efe. 1:17, 18; Heb. 5:14, NM) En otras palabras, la madurez significa tener un equilibrio verdadero y fuerte de entendimiento y aprecio. Para ilustrar (parecido a Hebreos 5:11-14), considere el caso de un niño en contraste con un hombre maduro, completamente desarrollado. El niño, aunque joven, puede mostrar equilibrio verdadero mediante el permanecer de pie perfectamente derecho, pero él no posee un equilibrio fuerte, ¿verdad? Si hasta una repentina ráfaga de viento es suficiente para hacerlo tambalear. (Efe. 4:14) Pero mire a ese hombre que ha resistido muchas tormentas, cómo se yergue semejante a una roca, con los pies separados firmemente plantados, manteniendo un verdadero y fuerte equilibrio, y capaz, además, de guardar equilibrio perfecto caminando constantemente a lo largo de una línea recta. ¿Es así como debemos portarnos “de una manera digna de las buenas nuevas . . . firmes en un mismo espíritu, . . . y en nada amedrentados por sus opositores”?—Fili. 1:27, 28, NM.
9. ¿Cuál es la respuesta bíblica a las objeciones que se presentan contra el progresar?
9 Sí, usted dice, eso suena admirable, pero yo nunca podría esperar alcanzar tal norma de madurez como la que se acaba de describir. Mis circunstancias están tan poderosamente en mi contra: tan poco tiempo tengo para estudiar y estoy tan atrasado por no haberme preocupado mucho acerca de mi educación cuando fuí niño (o sin haber obtenido ninguna educación). Hasta el leer me es molesto. Nosotros respondemos: No importa, aunque usted sienta que está más atrasado que todos los demás. En realidad, hay muchos que se encuentran en las mismas condiciones. De hecho, todos estamos en las mismas condiciones, porque siempre tenemos mucho que aprender y hay lugar para más progreso. Muy poco se logra lamentándose por el pasado. Tiende a fomentar una perspectiva negativa y a hacer que uno trate de disculparse de un modo u otro. ¿Por qué no adoptar la actitud más saludable, como se expresó antes: “Olvidando las cosas que están atrás y esforzándome hacia adelante a las cosas que están más allá, . . . hasta donde [ya] hemos progresado, sigamos caminando ordenadamente en esta misma rutina”? (Fili. 3:13-16, NM) Sí, siga progresando en la verdad del modo que ya ha sido enseñado y ayudado por la organización del Señor y sus siervos, aun cuando sea dando sólo un paso a la vez. El persistir en “esta misma rutina” no significa entrar “en una rutina” de desesperación, sino que significa ‘caminar ordenadamente’ mediante el ejercitar constantemente nuestras facultades de percepción por medio de la lectura y el estudio, tanto privadamente como con otros, mediante el ‘reflexionar acerca de estas cosas y absorberse en ellas y persistir en ellas’, pidiendo continuamente la ayuda y espíritu de Jehová, y mediante otro medio que todavía ha de mencionarse.—1 Tim. 4:15, 16, NM.
LAS MARCAS DEL MAL
10. (a) ¿Se da información tocante a exactamente cómo comenzó a operar el mal? (b) ¿Cómo fueron afectados el corazón y la mente?
10 Como una ayuda adicional para lograr la madurez de discernimiento consideremos lo que las Escrituras enseñan en cuanto a cómo opera el mal, aun desde su comienzo más primitivo. Esto nos ayudará a mantenernos alerta y resistir tales principios en nosotros mismos, al mismo tiempo que aprendemos cómo reconocer sus marcas dondequiera que se encuentren. Jehová bondadosamente ha revelado en su Palabra precisamente cómo la injusticia empezó y primero se halló en ese primer rebelde y padre de mentiras, Satanás el Diablo. (Juan 8:44; 1 Juan 3:8, NM) Note el lenguaje claro dirigido a él como el ‘querubín cubridor’: “Perfecto eras en tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que la iniquidad fué hallada en ti. . . . Se te ha engreído el corazón a causa de tu hermosura; has corrompido tu sabiduría con motivo de tu esplendor.” (Eze. 28:15, 17) Note que tanto el corazón como la mente estuvieron implicados. El corazón es el centro de los afectos y de la devoción, el poder estimulador. El que una criatura mantenga perfección significa que tiene que tener devoción amorosa y desinteresada a Jehová, así como Jesús la ejemplificó. Pero el ‘querubín cubridor’ deliberadamente dirigió su devoción hacia adentro a sí mismo y su corazón se “hinchó con orgullo” (UTA). La mente es el centro de la sabiduría, los poderes de raciocinio. Interesantísimo es notar que su sabiduría se corrompió (“se echó a perder”, UTA). En otras palabras, ya no pudo razonar correctamente y llegar a conclusiones verdaderas y acertadas. Él mismo, sin embargo, no se dió cuenta de eso. Una de las cosas más importantes que ha de comprenderse es ésta, que el pecado es muy engañoso en su influencia. Ciega y oscurece la mente. El resultado natural de su operación es hacer que los hombres inicuos ‘vayan de mal en peor, desviando y siendo desviados’.—2 Tim. 3:13, NM.
11. ¿Qué información adicional se da en Isaías 14:13, 14, y cuáles son las marcas características de la “serpiente original”?
11 Además, en Isaías 14:13, 14 se nos dice exactamente el razonamiento ciego y la fuerza estimuladora egoísta e inicua que se arraigó en el corazón orgulloso y rebelde de Satanás, hasta el extremo desesperado de declarar: “¡Seré semejante [igual, Ro] al Altísimo!” ¡Cuán completamente corrupto, egoísta y orgulloso, de mente y corazón, y cuán desastrosamente se engañó a sí mismo! El querubín cubridor en el Edén fué demasiado brillante y demasiado grande a sus propios ojos. Estas son algunas de las marcas que tiene esa “serpiente original”. (Apo. 12:9, NM) Aunque el diseño cambia en detalle en diferentes miembros de su camada, sin embargo el modelo queda casi igual: orgullo, presunción, concupiscencia egoísta, e, invariablemente, habla aduladora y lisonjera, mentiras, odio, asesinato, y siempre una mente corrupta. (Rom. 16:17, 18, NM) Esta última es la que exige que tengamos discernimiento maduro; de modo que investiguemos un poco más.
12. ¿Cómo es provechosa la Palabra de Dios en sus amonestaciones respecto a una mente corrupta?
12 Para nuestra protección, prestemos atención a la exhortación y amonestación de Romanos 12:1-3 (NM), donde, después de dar consejo a los que se han dedicado a Jehová, el apóstol amonesta a cada uno a “que no piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga una mente sana”. ¿Con qué fin? “A fin de que no se hinchen.” (1 Cor. 4:6, NM) Pero, aparte de nosotros mismos, observe cómo el mismo apóstol nos advierte concerniente a otros por medio de describir los pasos progresivos en la corrupción comenzada por la “serpiente original”, diciendo: “Temo que de algún modo, así como la serpiente sedujo a Eva por medio de su sutileza, las mentes de ustedes vayan a ser corrompidas y alejadas de la sinceridad y la castidad que se deben a Cristo.” (2 Cor. 11:3, NM) Lea para usted mismo en Segunda Corintios 11:12-15(NM) contra qué clase de hombres estaba amonestando: hombres que astutamente se transforman en ministros de justicia, exactamente con la misma actitud que Satanás adoptó cuando se acercó a Eva. Muchas personas en Corinto deben haber sido muy inmaturas, porque él dice que, cuando tal apóstol falso viniera a ellos, ‘ustedes fácilmente le tolerarían.’ (2 Cor. 11:4, NM) Les faltaba un equilibrio verdadero y fuerte, y todavía no estaban firmes y constantes como Jesús, “el mismo ayer y hoy, y eternamente.” Por consiguiente es apropiada la amonestación que sigue: “No se dejen llevar por enseñanzas diversas y extrañas; porque es correcto que al corazón se le dé firmeza.”—Heb. 13:8, 9, NM.
13. ¿Es prudente concluir que nada puede hacer que uno pierda el conocimiento de la verdad una vez que lo haya obtenido?
13 No cometa usted el error de pensar que una vez que haya venido a la verdad y obtenido un conocimiento claro de ella, nada puede desviarlo o engañarlo. La luz de la verdad está aumentando de continuo, como se prometió (Pro. 4:18), y eso en sí mismo prueba su verdadera actitud de corazón, su humildad y anuencia para aprender; es una prueba en la que muchos han tropezado. Recuerde: no es tanto el conocimiento de la verdad que tenga en la cabeza lo que le salvará sino “el amor de la verdad” en su corazón.—2 Tes. 2:10, NM.
OTRA AYUDA
14. ¿En qué respectos estamos sujetos a poderosas fuerzas de discernimiento pero a la vez somos poseedores de ellas?
14 Permítanos llamar su atención a otra cosa que ayudará a lograr un concepto equilibrado, para que esté usted completamente equipado para toda buena obra. Los que están en la organización del Señor no sólo están sujetos al escrutinio penetrante de esa viviente, poderosa, aguda y cortante “palabra de Dios”, sino que también somos poseedores de ella. Se nos da para nuestro uso en combate teocrático, para que seamos peritos de ella en manejo experto, nuestra única arma para lucha ofensiva, “la espada del espíritu.” ¿No conviene usted en que esto de nuevo exige madurez de discernimiento? Realmente, nosotros gozamos de una posición singular y muy favorecida. Estamos bajo examen constante por Jehová, aunque no estamos sujetos a examen por ninguna criatura humana. Empero, al mismo tiempo, con la ayuda del espíritu de Dios, nosotros mismos estamos libres para estudiar y examinar todas las cosas.—Heb. 4:12; Efe. 6:17; 1 Cor. 4:4; 2:15, NM.
15. ¿Cómo se resumen bien los diferentes aspectos de nuestro estudio en el Salmo 139?
15 Si le es conveniente y usted está leyendo esto privadamente, sugerimos que en este punto lea el Salmo 139; porque, con frase mucho más hermosa y gráfica, da un grandioso resumen de nuestro estudio en todos sus aspectos de percepción y actitud, extendiéndose como una tela sedosa de oro, elaborada con un diseño completamente equilibrado de hilos plateados de verdad, tornasolada con hilos de rojo amonestador. En los versículos 1 al 6 nos dice cómo Jehová escudriña y percibe todas las cosas concernientes a los pensamientos y palabras y caminos de su siervo. Luego, en contraste, después de describir cuán maravillosamente Jehová forma y produce a su siervo desde el vientre (parecido a Isaías 44:2, etc.), dice en los versículos 17 y 18 cómo ese siervo mismo es muy privilegiado al poder escudriñar y percibir los propios pensamientos de Dios: “¡Cuán preciosos son tus pensamientos para mí, oh Dios! ¡Cuán grande la suma de ellos! Si los contara—¡serían más numerosos que las arenas! Si yo llegara al fin de ellos, ¡la duración de mi vida tendría que ser como la tuya!” (UTA) La apreciación de los pensamientos de Dios hace que el siervo se indigne en contra de los enemigos de Dios que toman su nombre en vano, y él osadamente declara su actitud contra ellos: “Con entero odio los aborrezco; los tengo por enemigos míos.” Luego, finalmente, con completa confianza en el Dios de percepción infinita y bondad amorosa, el siervo ora: “¡Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón: ensáyame, y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí algún camino malo, y guíame en el camino eterno!”—Sal. 139:22-24.