Cristianos evitan embajadores políticos
EL DÍA 20 de octubre de 1951 el presidente de los Estados Unidos de la América del Norte nombró al general Marcos W. Clark embajador especial y ministro plenipotenciario al Estado de la Ciudad del Vaticano.
Claramente reflejando la reacción del público, miles de cartas fueron enviadas a la Casa Blanca, a los miembros del Congreso y a la prensa pública, protestando contra el nombramiento. Entre las razones que dieron para la protesta estaba el hecho de que el nombramiento prefirió a la iglesia católica romana sobre todas las demás.
Mucho se ha dicho y escrito acerca del porqué el nombramiento de un embajador al Vaticano no tenía ni principio ni norma para apoyarlo.a Ciertamente los círculos informados no le atribuyeron mucha importancia al argumento de que el Vaticano es una buena “escucha”, y en cuanto a su utilidad en la lucha contra el comunismo, sólo hay que mirar a Italia, donde el 99.6 por ciento de la gente nacen católicos y son criados católicos y donde estos católicos apoyan el partido comunista más grande fuera de Rusia.
La controversia que resultó de este nombramiento fué tan grande que por fin el general Clark dijo que no quería que lo consideraran para el puesto de embajador. El 13 de enero la oficina del presidente Truman anunció que dicho nombramiento no sería presentado de nuevo al Senado pero que el presidente haría otro nombramiento más tarde. A fines de marzo se informó que el presidente todavía intentaba nombrar a un embajador al Estado católico.
El haber hecho el nombramiento al Estado de la Ciudad del Vaticano en vez de a la Santa Sede seguramente fué un subterfugio para prestar legalidad a la preferencia de una religión sobre las otras. Tampoco puede citarse el hecho de que los Estados Unidos envían embajadores a otras naciones cuyos gobernantes también son caudillos de la religión para justificar el nombramiento al Vaticano, porque esos embajadores se envían a pesar del hecho de que el gobernante político es también el caudillo de la religión mientras que el nombramiento al Vaticano se hizo solamente porque el gobernante de la Ciudad del Vaticano es el caudillo de la iglesia católica romana. Y aunque es verdad que los Estados Unidos tenían un representante en el Vaticano hasta 1868, el papa en ese entonces era un gobernante político bona fide de los Estados papales que constaban de unas 16,000 millas cuadradas y como de tres millones de habitantes y en ese tiempo los Estados Unidos no tenían otro embajador en Roma.
PUNTO DE VISTA BÍBLICO
¿Pero cuál es el punto de vista que la Biblia expresa acerca del recibir embajadores políticos una organización religiosa? Supongamos que la Constitución de los Estados Unidos no prohibiera la unión de la iglesia y el estado, ¿entonces serían justificadas las diferentes organizaciones religiosas que dicen ser cristianas al tener relaciones políticas con el gobierno, como es el caso en los países democráticos y protestantes de Inglaterra y Finlandia?
Según la Biblia, la verdadera congregación cristiana es una casta virgen que ha sido prometida en matrimonio a Cristo Jesús. (2 Cor. 11:2; Apo. 19:7, NM) Por lo tanto ella tiene que seguir el ejemplo que Él dejó respecto a tener amistades y relaciones con los gobernantes políticos del mundo. Cristo Jesús rehusó la oferta que el Diablo le hizo de todos los reinos del mundo basada en las estipulaciones del Diablo; rehusó dejar que los judíos lo hicieran rey a la fuerza; dijo que él no era de este mundo y que tampoco lo eran sus seguidores; que el mundo lo había aborrecido a él y los aborrecería a ellos. Claramente le dijo al gobernante político ante quien estaba siendo juzgado: “Mi reino no es parte de este mundo.”—Mat. 4:8-10; Juan 6:15; 15:19; 17:16; 18:36, NM.
Y las palabras de los apóstoles y otros discípulos de Jesús muestran que ellos entendieron este asunto claramente. Amonestaron a los cristianos a que no se conformaran con este inicuo sistema de cosas; que no se mezclaran en él; que no se mancharan con él, porque este mundo iba a acabarse. El tener relaciones amigables con el mundo fué condenado por ellos como fornicación o adulterio espiritual. “Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.”—Rom. 12:2; 2 Tim. 2:3, 4; Sant. 1:27; 4:4; 1 Juan 2:15-17, NM.
Además, note la corrupción política, financiera y moral en los gobiernos del mundo. Especialmente en meses recientes las investigaciones en Wáshington han revelado un estado de corrupción cuyo hedor asciende hasta el cielo. ¿Por qué deberían los cristianos tener algo que ver con una organización tan inmunda? Las Escrituras aconsejan: “Salgan de entre ellos, y sepárense, . . . y ya no toquen la cosa inmunda.” De seguro que sería una locura que los cristianos trataran de coser el nuevo remiendo de principios cristianos en esa vestidura vieja de la democracia corrupta. Cristianos que entienden la Palabra de Dios evitan los embajadores políticos.—Mat. 9:16; 2 Cor. 6:17, NM.
Los cristianos tienen algo mucho más práctico, fructífero y seguro que hacer que el mezclarse en los asuntos de este mundo con el propósito de limpiarlos. ¿Qué cosa es ésa? Seguir en las pisadas de su Caudillo y Amo. Él dijo: “Con este propósito he nacido y con este propósito he venido yo al mundo, para dar testimonio a la verdad.” Él mandó: “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles que observen todas las cosas que yo les he mandado.”—Mat. 28:19, 20; Juan 18:37, NM.
Y los seguidores de Jesús obedecieron ese mandato. “Todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin parar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.” “Los que habían sido esparcidos [debido a la persecución, no dejaron de predicar sino que] fueron por toda la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra.” Pablo dijo: “Realmente, ¡ay de mí si no declarare las buenas nuevas!” E instó a Timoteo, diciendo: “Predica la palabra, hazlo urgentemente en tiempo favorable, en tiempo dificultoso.” Ni había de hacerse esta predicación solamente por unos cuantos escogidos. A los cristianos corintios se les amonestó que imitaran a Pablo así como Pablo imitaba a Cristo, y el apóstol Pedro muestra que a los cristianos se les da la luz de la verdad para que ‘declaren públicamente las excelencias de Dios’.—Hech. 5:42; 8:4; 1 Cor. 9:16; 11:1; 2 Tim. 4:2; 1 Ped. 2:9, NM.
El cumplimiento actual de las profecías de la Biblia pone de manifiesto que estamos viviendo en el “tiempo del fin” del mundo, la consumación de este sistema de cosas; que Jehová ha empezado a gobernar como Rey mediante su Hijo que ya gobierna en medio de sus enemigos; que la paciencia de Dios con las naciones inicuas pronto llegará a su fin, lo cual significará la destrucción de ellas; y que después de esa destrucción Dios establecerá el nuevo mundo compuesto de nuevos cielos y una tierra nueva en los cuales habitará la justicia. Si fué necesario que Cristo Jesús y sus seguidores primitivos se mantuviesen separados del mundo en aquel entonces, ¿cuánto más importante es que los cristianos de hoy día se mantengan separados del mundo en vista de su destrucción inminente? Y si era importante el predicar las buenas nuevas acerca de Jehová Dios, Cristo Jesús y el Reino en ese entonces, ¿cuánto más urgente es hacerlo ahora? Ahora, cuando “estas buenas nuevas del reino [tienen que predicarse] en toda la tierra habitada con el propósito de dar un testimonio a todas las naciones”, antes que venga el fin consumado.—Sal. 2; Mat. 24; 2 Ped. 3:13; Apo. 19:5, 6, NM.
El punto de vista bíblico es claro. Los cristianos no tienen nada en común con las naciones inicuas y condenadas del mundo. Por eso ellos evitarán el tener embajadores políticos. Limitarán sus actividades a dar a conocer los propósitos de Dios, e, igual al apóstol Pablo, serán embajadores enviados por Dios y por Cristo a los hombres de buena voluntad, mostrándoles de qué manera pueden ser reconciliados con Dios.—2 Cor. 5:20.
[Nota]
a Vea ¡Despertad! del 8 de marzo de 1952.