Cosechando fruto apropiado para el reino de Dios
1. En Jeremías 4:3, 4, ¿sobre qué llamó Jehová la atención?
En Jeremías 4:3, 4, Jehová dice: “Árense tierra cultivable, y no sigan sembrando entre espinas. Circuncídense a Jehová, y quiten los prepucios de sus corazones, hombres de Judá y habitantes de Jerusalén; para que no salga mi furia justamente como un fuego, y ciertamente arda sin que haya quien la extinga, a causa de la maldad de sus tratos.” Jehová llamó la atención sobre la mala condición de corazón del pueblo en pacto con él.
2. ¿Cómo demuestra la ilustración de la semilla que cayó sobre el terreno infestado de espinos que debemos tener cuidado respecto al ambiente en el cual sembramos en sentido espiritual?
2 De manera similar, en una parábola Jesucristo ilustró la desilusión que resulta de sembrar entre los espinos. Tanto en Mateo 13:1-9 como en Marcos 4:1-9 él describió que parte de la semilla que fue echada por mano del sembrador cayó sobre zonas en las cuales había semillas de espinos. De aquellas zonas el sembrador no consiguió nada, pues los espinos brotaron y ahogaron las plantas de cereales y no se pudo segar una cosecha de grano. (Luc. 8:4-8) Esto ilustra que tenemos que ejercer cuidado respecto al ambiente en el cual sembramos en sentido espiritual.
3. En la ilustración que se da en Marcos 4:26–29, ¿qué representa la semilla?, y ¿qué tienen que cultivar los cristianos hoy día respecto a su personalidad tal como tuvieron que hacerlo los cristianos del primer siglo?
3 En la parábola del sembrador y la semilla, según se relata en Marcos 4:26-29, la semilla representa cualidades de la personalidad. A los judíos que rechazaron la parábola del sembrador y otras parábolas, Jesús dijo: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43, 45, 46) Según esto, hay “frutos” del reino de Dios. (Luc. 3:8) En relación con esos frutos del Reino está lo que se llama “el fruto del espíritu,” a saber, “amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, gobierno de uno mismo.” (Gál. 5:22, 23) Allá en el primer siglo, los cristianos a quienes el apóstol Pablo escribió tuvieron que sembrar “semilla” en el sentido de cualidades cristianas en necesidad de nutrición, tal como lo tienen que hacer los cristianos hoy día con relación al reino de Dios. Hay que desarrollar estas cualidades personales hasta que alcanzan plena madurez, desarrollo completo.—Zac. 8:12; Sant. 3:18.
4. ¿Qué necesita como fuente de nutrición la “semilla” de cualidades cristianas personales?
4 El tiempo en que alcanzaran su madurez cabal sería normalmente el tiempo en el cual cosecharlas. Pero, ¿dónde debería elegir sembrar dicha “semilla” el sembrador cristiano con la esperanza de por fin recoger la cosecha deseada? Él quiere que su cosecha tenga la aprobación de Dios, para que se le considere digno de ser aceptado respecto al reino de Dios. Tal como la semilla natural necesita tierra, así la semilla de las cualidades cristianas personales, “el fruto del espíritu,” necesita ambiente.—Pro. 18:1.
5. A fin de recoger la cosecha que se espera, hay que ejercer cuidado respecto a ¿qué, según se recalca en Lucas 8:14?
5 Recuerde la parábola de Jesús en cuanto a las cuatro clases de tierra sobre las cuales cayó la semilla del sembrador. (Mar. 4:3-20; Luc. 8:5-15) Esta parábola ilustra que hay que ejercer cuidado y hacer la selección correcta en cuanto al ambiente en el cual se ponga la semilla si se quiere recoger la cosecha esperada. Es justamente como explicó Jesús en cuanto al ambiente infestado de espinos en el cual cayó la semilla: “En cuanto a lo que cayó sobre los espinos, éstos son los que han oído, pero, por ser arrebatados por las inquietudes y las riquezas y los placeres de esta vida, son completamente ahogados y no llevan nada a perfección.”—Luc. 8:14.
6. En Gálatas 5:7–9, ¿cómo llamó Pablo la atención sobre el efecto del mal ambiente?
6 En conformidad con esto, el apóstol Pablo hizo una observación respecto a los cristianos de Galacia a quienes escribió acerca del “fruto del espíritu,” para advertirles que el ambiente incorrecto estaba ejerciendo mala influencia en ellos. Dijo: “Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién les estorbó para que no siguieran obedeciendo la verdad? Esta clase de persuasión no procede de Aquel que los llama. Un poco de levadura hace fermentar toda la masa.” (Gál. 5:7-9; Mat. 13:33) Estaban influyendo en aquellos cristianos gálatas los judaizantes cuyos corazones no estaban dispuestos a recibir el cristianismo plenamente, cuyos oídos no estaban dispuestos a oír y cuyos ojos estaban pegados. (Mat. 13:14, 15; Gál. 5:10) Hay que evitar, sí, abandonar, esa clase de asociaciones que estorban.
7. ¿Cómo expresó Pablo preocupación parecida por los cristianos de Corinto en cuanto al efecto del mal ambiente?
7 El apóstol Pablo también temía que posiblemente la congregación corintia no estuviera cultivando “el fruto del espíritu,” porque les escribió diciendo: “Tengo miedo que de algún modo, cuando yo llegue, no los halle como pudiera desear y yo resulte ser para ustedes no como pudieran desear, sino que, en cambio, de algún modo haya contienda, celos, enojos, altercaciones, difamaciones solapadas, susurros, hinchazones, desórdenes.” (2 Cor. 12:20) Después de citar las palabras de los que decían: “Comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir,” Pablo tuvo razón para dar la siguiente advertencia: “No se extravíen. Las malas asociaciones echan a perder los hábitos útiles.”—1 Cor. 15:32, 33.
8. ¿Por qué seguirá el crecimiento de las cualidades de la personalidad a pesar de que el cristiano se dé tiempo para dormir, y por qué no puede él estar seguro al juzgar según lo que brota inicialmente?
8 Como tierra, en la cual cae la semilla y la cual tiene el poder que Dios le ha dado de nutrir o el trigo o los espinos, el ambiente en el cual el cristiano opta por cultivar cualidades de la personalidad lo afecta para bien o para mal. Aunque duerma mientras se acomoda en dicho ambiente, la ley de la influencia ambiental se efectúa inflexiblemente para con él hasta que el fruto permite meter la hoz porque ha llegado el tiempo de la siega personal. En cuanto a esto Jesús dijo: “Por sí misma la tierra gradualmente fructifica, primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga.” (Mar. 4:28) El crecimiento le es casi imperceptible al sembrador y se efectúa por medio de un poder que él no puede comprender. El crecimiento en una dirección o en la otra progresa gradualmente, primero a modo de tallo de hierba, luego a modo de espiga y finalmente a modo del grano lleno en la espiga.
9. ¿Cómo ilustra la parábola del trigo y la mala hierba la incertidumbre respecto al resultado final de sembrar en cierto ambiente?
9 Cuando la semilla brota inicialmente y produce el tallo de hierba, quizás el sembrador no esté exactamente seguro de lo que va a segar, si juzga por la apariencia de las cosas. En esa etapa temprana del crecimiento puede que él no esté positivamente seguro de lo que está brotando de la tierra; solo recuerda la clase de semilla que sembró. Para ilustrar: En la parábola que Jesús dio acerca del trigo y la mala hierba, en Mateo 13:26-30, dijo:
Cuando brotó el tallo y produjo fruto, entonces apareció también la mala hierba. De modo que los esclavos del amo de casa vinieron y le dijeron: “Amo, ¿no sembraste semilla excelente en tu campo? ¿Cómo sucede, pues, que tiene mala hierba?” Él les dijo: “Un enemigo, un hombre, hizo esto.” Ellos le dijeron: “¿Quieres, pues, que vayamos y la recojamos?” Él dijo: “No; no sea que por casualidad, al recoger la mala hierba, desarraiguen el trigo junto con ella. Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega; y en la época de la siega diré a los segadores: Recojan primero la mala hierba y átenla en haces para quemarla, entonces pónganse a juntar el trigo en mi granero.”
10. ¿Cuándo discerniremos inequívocamente el efecto de haber sembrado en el ambiente en que lo hayamos hecho?
10 Por lo tanto, en lo referente a nosotros, después que hayamos sembrado las semillas de características de la personalidad tal vez no podamos discernir al principio lo que la tierra ha producido, al brotar esto a modo de tallo de hierba. Solo más tarde, cuando el crecimiento alcance madurez y dé fruto, no habrá equivocación en cuanto a lo que la tierra habrá producido para la persona que haya sembrado allí.
11. Además de los rasgos físicos de la tierra, ¿qué otro factor es importante en cuanto a determinar la calidad de lo que se cultiva en dicha tierra?
11 La tierra es un factor importante respecto a lo que finalmente se produce. Jesús dijo: “Por sí misma la tierra [y no Dios] gradualmente fructifica, primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga.” (Mar. 4:28) En la parábola acerca de las cuatro clases de tierra, Jesús describió solo los rasgos físicos de las tierras. Pero las propiedades químicas del suelo también son importantes en cuanto a determinar la calidad de lo que se produce; por ejemplo, la tierra puede ser agria, ácida, salina, o quizás se le haya tratado con abono inorgánico o abono orgánico.
12. Por eso, ¿qué representa el suelo o la tierra?
12 Puesto que el suelo, o la tierra, desempeña un papel tan importante en relación con el crecimiento y la calidad de lo que crece, representa el ambiente social, moral y religioso en medio del cual nutrimos las semillas de nuestros rasgos o características personales y, naturalmente, envuelve a personas.a Esto es algo que merece el ejercicio de cuidadosa selección.
EL ELEMENTO EN EL CUAL CULTIVAMOS CARACTERÍSTICAS
13. Hasta en una congregación cristiana, ¿es posible que haya un ambiente que no favorezca el que se crezca debidamente como cristiano?
13 Aun en la congregación cristiana puede haber un ambiente o asociación que no sea de lo más beneficioso desde el punto de vista espiritual. Algunos que han salido recientemente del mundo y han simbolizado su dedicación a Dios por bautismo en agua tal vez tiendan a introducir en la congregación algo que todavía se les adhiere... un grado de mundanalidad. Recordemos que fue a una congregación cristiana a la cual el apóstol Pablo escribió: “En mi carta [anterior] les escribí que cesaran de mezclarse en la compañía de fornicadores, . . . Mas ahora les estoy escribiendo que cesen de mezclarse en la compañía de cualquiera que llamándose hermano sea fornicador, o avariento, o idólatra, o injuriador, o borracho, o que practique extorsión, ni siquiera comiendo con tal hombre.”—1 Cor. 5:9-11.
14. En Gálatas 6:7, 8, ¿cómo advierte Pablo a los cristianos que no siembren en la dirección incorrecta?
14 También, a las congregaciones radicadas en la provincia romana de Galacia, en Asia Menor, el mismo apóstol escribió: “No se extravíen: de Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará; porque el que está sembrando teniendo en mira su carne, segará de su carne la corrupción; mas el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.” (Gál. 6:7, 8) La persona que afirma ser cristiana puede estar sembrando para su carne caída por medio de tratar de desarrollar las características de su personalidad en un ambiente mundano que complace a su carne caída.
15. Por lo tanto, ¿qué preguntas surgen con relación a buscar nuestro ambiente dentro de la congregación cristiana?
15 Hoy, en la congregación, ¿nos sentimos atraídos y nos inclinamos hacia los miembros en los cuales todavía queda algo de mundanalidad? Estos se entregan a prácticas mundanas con regularidad y quieren tener la compañía de otros miembros a fin de sentirse hasta cierto grado justificados por satisfacer frecuentemente sus propios deseos. ¿Permitimos que nuestro ambiente o asociaciones sociales dentro de la congregación impidan que corramos bien en la carrera por la vida eterna? ¿Dejamos que miembros de la congregación que todavía se inclinan hacia la mundanalidad nos persuadan a ir en la misma dirección que ellos, porque el hacer esto le sea muy grato a nuestra carne caída?
16. A fin de enfrentarnos con éxito al día de las pruebas, ¿qué tenemos que considerar en cuanto al ambiente en el cual circulamos?
16 Al principio los efectos de nuestro proceder de darnos gusto tal vez no se puedan distinguir en lo que toca a la clase de cristianos declarados que finalmente resultaremos ser. Esto se debe a que la “tierra” o el ambiente en el cual escogemos circular produce fruto gradualmente. El “tallo de hierba” parece inocente a los observadores, no peligrosamente dañino. Dormimos de noche y nos levantamos de día, y el crecimiento de nuestras características personales adelanta implacablemente, sin que sepamos precisamente cómo va sucediendo eso. El que persistamos en este proceder de despreocupación, liberal, llevará a un resultado inescapable, a saber, el crecimiento a plena madurez de características personales que se deben al ambiente que es semejante a tierra, en el cual hemos dejado que se nos nutra. ¿Nos capacitará acaso para enfrentarnos con éxito a las pruebas del día del ajuste de cuentas lo que cosechemos al meter la hoz?
17. ¿Qué no debemos olvidar respecto al ambiente en el cual plantamos las semillas de los rasgos de nuestra personalidad?
17 No olvidemos que, a modo de “tierra,” o suelo, el ambiente en el cual estén enterradas y se nutran las semillas de nuestras características personales afecta nuestro desarrollo. Tal ambiente puede hacer de nosotros una variedad defectuosa de la realidad esperada, lo que buscábamos cuando empezamos a sembrar.
18. ¿Qué ilustración sobre mala asociación se nos da en Números 11:4–34?
18 Lo que ocurrió en el desierto de Sinaí en los días de Moisés nos proporciona un ejemplo histórico del efecto de las malas asociaciones aun entre el pueblo de Jehová. Recordamos la “vasta compañía mixta” que salió de Egipto con los israelitas y cruzó el mar Rojo. (Éxo. 12:38) En cuanto a este elemento no israelita, el profeta Moisés nos dice:
Y la muchedumbre mixta que se hallaba en medio de ellos [los israelitas] expresó anhelo egoísta, y también los hijos de Israel se pusieron a llorar de nuevo y decir: “¿Quién nos dará a comer carne? ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos y las sandías y los puerros y las cebollas y el ajo! Pero ahora nuestra alma se halla seca. Nuestros ojos no se posan en cosa alguna sino en el maná.”. . . Llegó a llamarse aquel lugar por nombre Kibrot-hataava [lo cual significa Sepulturas del Anhelo Egoísta].—Números 11:4-34; vea también 1 Corintios 10:1-6, 10, 11.
19. ¿Cómo demuestra la experiencia que los israelitas tuvieron con la ‘vasta muchedumbre mixta’ en el desierto que no podemos poner sobre Dios la responsabilidad por los malos efectos del ambiente que hayamos escogido?
19 Así, aquella ‘vasta muchedumbre mixta’ puso en marcha ciertos asuntos entre los israelitas. Debido a que no estaban satisfechos con la provisión de Jehová de pan del cielo, regresaron en su corazón a Egipto porque anhelaban egoístamente las cosas de que antes habían disfrutado en aquella tierra idólatra. (Sal. 105:40) Hicieron de su vientre su dios, porque trajeron consigo el anhelo egoísta de las comodidades materiales de Egipto, que estaba controlado por demonios. (Fili. 3:19) De modo que contagiaron a los israelitas con dicho apetito. En aquella ocasión resultaron ser mala asociación para Israel, el pueblo escogido de Jehová. Este ejemplo histórico nos sirve de buena advertencia hoy día. No podemos poner sobre Dios la responsabilidad por los malos efectos que seguemos del ambiente malo que escojamos.
20. Más bien que en Dios, ¿en qué está la responsabilidad por lo que nos resulta del proceder que escogemos?
20 Si no podemos introducir a Dios en el cuadro en el caso de las parábolas de las cuatro clases de tierra y del trigo y la mala hierba, ¿es lógico, consecuente, poner a Dios personalmente en el cumplimiento de Marcos 4:26-29? De modo general, “la tierra misma produce su brote” y “el jardín mismo hace brotar las cosas que se siembran en él.” (Isa. 61:11) Se ve, pues, que la marihuana, el hachís, el tabaco y las amapolas o adormideras que se cultivan con el propósito de hacer el opio, crecen de la tierra cultivada lo mismo que los cereales. Claro está, pues, que lo que se cosecha depende de lo que el sembrador siembra y de la clase de tierra en la cual echa la semilla.
21. ¿Qué ilustración procedente de Holanda muestra que el ambiente en el cual se halla la semilla importa?
21 El ambiente en el cual se halla la semilla ejerce su efecto. No olvidemos que no todas las tierras tienen las mismas propiedades químicas. Una clase es agria o ácida, otra es salina, y así por el estilo. Así, cuando los holandeses quisieron arrancar terreno del Zuiderzee, construyeron diques y embalsaron las aguas salobres en pólderes. Entonces desecaron el agua de mar mediante bombeo, lo cual dejó una zona de tierra baja. Pero esta tierra que se había arrancado del mar estaba impregnada de la sal del mar. Al principio no era adecuada para el cultivo de granos para alimento. De modo que los holandeses primero tuvieron que adaptar el terreno por medio de plantar en él hierbas juncosas que crecían bien en suelo salino. Esto contribuyó a la purificación de la tierra. Entonces pudieron cultivar granos que produjeran buenas cosechas.
22. Por lo general, ¿dónde es inevitable que sembremos la semilla de las cualidades de nuestra personalidad, y qué es seguro en cuanto al resultado de esto?
22 Lo mismo sucede respecto a las semillas de las características de nuestra personalidad: es inevitable que las sembremos en algún lugar, por lo general en el ambiente que nosotros mismos escojamos. Es inevitable que nos encaremos a una cosecha, una siega. ¿Será lo que seguemos adecuado para que disfrutemos de una relación aprobada con el reino de Dios? El ambiente o la asociación que buscamos con regularidad tendrán mucho que ver con eso. Aun dentro de la congregación cristiana es posible que busquemos compañerismo social con personas bautizadas que todavía se adhieran a cosas mundanas, pero que no sientan ningún remordimiento de conciencia al introducir estas cosas en la congregación a hurtadillas. Nuestra personalidad y conducta cristianas no pueden menos que ser afectadas por estas cosas infectivas.
23. En vez de la apariencia que las cosas tienen al principio, ¿qué determina si seremos felices a no al fin?
23 En el caso del cristiano infectado, su crecimiento en una dirección mundana será gradual, pues el ángulo de divergencia con relación al camino cristiano es tan leve al principio que no es discernible. Es como cuando brota el “tallo de hierba” de la semilla. Pero el tiempo de la siega revelará finalmente de manera inequívoca lo que hemos llegado a ser, porque habrá que pagar las consecuencias. Cuando por fin el cristianismo verdadero sea lo único que pueda enfrentarse con éxito a la prueba, cada persona tendrá que meter su hoz y cosechar lo que haya llegado a ser. ¿Quedará desilusionada la persona por lo que siegue, expuesta como falsa respecto a sus afirmaciones de ser persona cristiana? Feliz es el cristiano que tenga razones bíblicas para estar satisfecho con lo que su hoz siegue.—Compare con Salmo 126:5, 6.
24. ¿Contrarrestará nuestra santidad personal el efecto del ambiente con el cual nos ponemos en contacto constantemente?
24 Estamos creciendo constantemente en un sentido o en otro, en sentido mundano o en sentido espiritual. ¡Ay de nosotros si nos extraviamos o dejamos que otros nos extravíen y nos hagan creer que podemos mantener malas asociaciones sin que se echen a perder nuestros hábitos útiles de cristianos! (1 Cor. 15:33) No podemos burlarnos de Dios, tratando de anular su ley incambiable de que, tal como hay una siembra, tiene que haber una siega, y, además, de que el lugar donde sembramos afecta lo que segamos. Dios nos advierte que nuestra santidad personal no se transmite automáticamente a otros y los hace santos. Más bien, el que descuidadamente estemos en constante contacto con personas mundanas que son inmundas resultará en que nosotros también nos hagamos inmundos.—Ageo 2:10-14.
25. Según Gálatas 5:19–24, ¿qué nos mantendrá en una relación apropiada con el reino de Dios?
25 Por nuestra premeditación basada en la Biblia podemos determinar qué resultado se puede esperar de nuestro proceder. ¿Tenemos, como mira nuestra, una continua relación pacífica con el reino de Dios? ¡Las “obras de la carne” jamás nos permitirán lograrla! Por otra parte, hay “el fruto del espíritu,” y por medio de cultivar este fruto no cederemos a las pasiones y a las obras de la carne. El que sigamos este cuidadoso proceder tendrá por resultado grato el que cosechemos fruto adecuado para el reino de Dios mediante Cristo.—Gál. 5:19-24.
26. Se nos recompensará con una cosecha de cualidades de personalidad aprobadas por seguir ¿qué proceder?
26 El reino de Dios, por el cual los discípulos de Cristo han orado por mucho tiempo, ya está a punto de lanzarse contra los gobiernos enemigos en el interés de vindicar la soberanía universal de Dios. Junto con eso nos queda por delante a cada uno una temporada de siega o cosecha personal con relación a ese reino. Es preciso ejercer el mayor cuidado respecto a la “tierra” ambiental en la cual estamos plantando las semillas de las características de nuestra personalidad. Nuestra asociación social, recreativa, moral y religiosa debe ser con los que están a favor del reino de Dios mediante Cristo en medio de toda circunstancia y con una profundidad de devoción invencible. El que pensemos seriamente de antemano en lo que estamos sembrando, y dónde, y siempre con miras al reino de Dios, será recompensado con una cosecha abundante del fruto de una personalidad madura y activa semejante a la de Cristo. ¡Cuánto le agradará esto a Jehová Dios! Él nos favorecerá con la expresión de su aprobación sin reserva y con todas las bendiciones que son el resultado de tener su aprobación.
27. ¿Qué resultará en que en nosotros veamos un cumplimiento favorable de la ilustración de Marcos 4:26–29?
27 Por eso, ante la creciente urgencia de los tiempos, nos conviene prestar atención a la siguiente exhortación oportuna: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes, no abandonando el reunirnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.” (Heb. 10:24, 25) Esto resultará para nosotros en un cumplimiento favorable de la breve, pero poderosa, parábola del sembrador y la semilla, en Marcos 4:26-29. Entonces experimentaremos “el regocijo del tiempo de la siega.” Con gran emoción comprenderemos cabalmente que “el que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”—Gál. 6:8; Isa. 9:3.
[Nota a pie de página]
a Esto se parece a lo que Jesús dijo en su parábola del trigo y la mala hierba, que el “campo” era el mundo de la gente. (Mat. 13:38) Solo que aquí, en Marcos 4:26-28, la “tierra” en que se siembra, en vez de abarcar a todo el mundo, solo se extiende hasta el grado del contacto y la asociación que la persona tiene con la gente. La “tierra” no representa el “corazón” de la persona, como en Mateo 13:19 y Lucas 8:12, 15.
[Ilustración en la página 19]
Como suelo en el cual cae la semilla, el ambiente en el cual el cristiano escoge cultivar cualidades de la personalidad influirá en él para bien o para mal
[Ilustración en la página 21]
“Por sí misma la tierra gradualmente fructifica. . . . Mas tan pronto como lo permite el fruto, él mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega.”—Mar. 4:28, 29.