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Los juicios de Dios revelan su personalidadLa Atalaya 1976 | 1 de mayo
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Dios y sufrieron juicio adverso en el pasado, debería ser asemejarse al justo Noé en hacer lo que le agrada al Creador. Solo entonces puede esperar ser testigo de la transformación de la Tierra en un hermoso paraíso, y participar en ello.
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¿Aprecia usted los “dones en la forma de hombres”?La Atalaya 1976 | 1 de mayo
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¿Aprecia usted los “dones en la forma de hombres”?
LA NOCHE antes de la muerte de Jesús, él dijo a sus discípulos: “No los dejaré solos y afligidos.” Entonces prometió enviarles un ayudante, el espíritu santo de Dios, que obraría en la mente y el corazón de ellos como recordador y maestro y también daría testimonio acerca de Cristo. (Juan 14:18, 26; 15:26) Cristo, en el cielo, sería el Cabeza de ellos y los dirigiría. Dios no dio a ningún hombre ni cuerpo de hombres esta jefatura, sino que la reservó para su Hijo.—Col. 1:18.
Además de espíritu santo, Cristo también usó a ángeles para que sirvieran a su congregación que estaba en la Tierra. (Heb. 1:13, 14) Pero hizo algo más por lo cual podemos estar agradecidos. Uno de sus apóstoles escribió: “Cuando ascendió a lo alto se llevó cautivos; dio dones en la forma de hombres.” (Efe. 4:8) El escritor aquí parafraseó Salmo 68:18 y lo aplicó a Jesucristo como el Agente Principal de Jehová. Jesús ascendió al cielo, habiendo “vencido al mundo” por su derrotero de mantener integridad. También triunfó de la muerte y de Satanás el Diablo en virtud de haber sido resucitado de entre los muertos por Dios. (Juan 16:33; Heb. 2:10, 14; Hech. 2:24) Como vencedor, Jesús le tomó “cautivos” al enemigo. Estos “cautivos” eran hombres que habían estado en esclavitud al pecado y la muerte. Ahora Dios los podía usar. Ahora Cristo podía ofrecer estos “cautivos” suyos (también se les llama “esclavos,” como en Efesios 6:6) para que estuvieran dedicados al servicio de Jehová Dios y su congregación cristiana.
¿De qué manera son estos “cautivos,” dados por Cristo como Cabeza, “dones en la forma de hombres”? Son hombres con habilidades que se necesitan para el bienestar de la congregación. Estos hombres han llegado a ser siervos de Dios, cuyo espíritu los mueve a entregarse vigorosamente y de todo corazón a servir con devoción a Jehová. Todos los varones cristianos tienen esta oportunidad, pero algunos ejercen mayor fe y celo que otros. Jesucristo observa el proceder de ellos de ‘hacer esfuerzos’ por rendir servicio más amplio. (1 Tim. 3:1) Quiere a hombres de tal fe para usarlos en la congregación. Por medio del espíritu santo de Dios les acentúa y realza las habilidades que tienen para que enseñen, para que pastoreen el rebaño de Dios, para que ayuden, para que estimulen y lleven la delantera, con la mira de reajustar a los de la congregación de modo que alcancen mayor armonía con la voluntad de Dios. Cristo los equipa para que efectúen trabajo ministerial especial, para que se encarguen de ciertos deberes de congregación. Su propósito es ayudar a los hermanos y hermanas cristianos a crecer en espiritualidad, para que el espíritu de Dios opere más libremente en la congregación. Estos “dones en la forma de hombres” trabajan para la unidad de la congregación, hasta que “todos logremos alcanzar la unidad en la fe . . . a la medida de estatura que pertenece a la plenitud del Cristo.”—Efe. 4:11-13.
Hoy hallamos a estos “dones en la forma de hombres” sirviendo de ancianos y
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