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  • Manteniéndose libre del espíritu de queja

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  • Manteniéndose libre del espíritu de queja
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1967
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1967
w67 15/12 págs. 741-747

Manteniéndose libre del espíritu de queja

“Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones y argumentos.”—Fili. 2:14.

1, 2. ¿Qué condiciones existen hoy en todo el mundo, y cómo reaccionan a ellas muchas personas?

HOY vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar.” Problemas internacionales, nacionales e individuales surgen diariamente y a menudo parecen insuperables. Hemos sido testigos de guerras sangrientas, hambres, epidemias mortíferas, crimen por jóvenes y por adultos y pobreza que da lástima. En consonancia con las palabras proféticas del escritor bíblico Pablo, los hombres han llegado a ser “amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios.”—2 Tim. 3:1-4.

2 La reacción a estas condiciones varía con el individuo. Muchos de los que observan esta situación inicua culpan a Dios por las cosas que suceden. Creen que es lento en actuar para remediar la situación y por eso se quejan, diciendo de hecho: “¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación.” (2 Ped. 3:4) Judas, el hermanastro de Jesús, dice que “estos hombres son murmuradores, quejumbrosos respecto de su suerte en la vida.”—Jud. 16.

3. ¿Cómo raciocinan las personas de corazón justo sobre las condiciones mundiales, y con qué resultados favorables para ellas mismas?

3 Sin embargo, las personas sinceras, de corazón justo, raciocinan como el profeta Jeremías lo hizo en Lamentaciones 3:38, 39: “De la boca del Altísimo no salen cosas malas y lo que es bueno. ¿Cómo puede un hombre viviente entregarse a quejas, un hombre físicamente capacitado a causa de su pecado?” Es verdad, estas personas están “suspirando y gimiendo” a causa de las cosas detestables que pasan a su alrededor, pero, en vez de culpar a Dios, humildemente dicen junto con Jeremías: “De veras escudriñemos nuestros caminos y explorémoslos, y volvámonos, sí, hasta Jehová. Nosotros mismos hemos transgredido, y nos hemos portado rebeldemente.” (Eze. 9:4; Lam. 3:40, 42) Claman a Jehová por salvación, y en copiosa bondad amorosa él oye su clamor de ayuda y los libra del presente sistema inicuo de cosas, conduciéndolos a “descansaderos donde abunda el agua” espiritualmente en asociación con sus testigos cristianos.—Sal. 23:2.

4. Dé varias razones por las que los testigos de Jehová hoy en día son un pueblo contento.

4 Estos cristianos verdaderos tienen toda razón para estar felices y contentos. Aunque viven en 199 diferentes países, hablan muchos idiomas diferentes y son de diversos niveles sociales, ¡están viviendo en paz y unidad, centenares de miles de ellos! Disfrutan de una íntima y preciosa relación con su Dios y tienen un entendimiento claro de su voluntad. Este entendimiento los libra de las congojas y la desdicha de los que todavía forman parte del presente sistema inicuo y con optimismo están a la expectativa de un justo nuevo orden de cosas en el futuro muy cercano. Felizmente al expresar este gozo, emplean gran parte de su tiempo animando a otros, visitándolos en sus hogares, consolando a los abatidos e instándolos: “Reconcíliense con Dios.”—2 Cor. 5:20.

5. (a) ¿Qué preguntas surgen en vista de la prosperidad espiritual del pueblo de Dios, y cuáles tres razones se dan como respuesta? (b) ¿Qué se necesita a fin de mantenerse uno libre del espíritu de queja?

5 En vista de esta condición espiritual feliz que existe entre el pueblo de Jehová, ¿por qué fue necesario que el apóstol Pablo escribiera a los cristianos primitivos en Filipos: “Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones y argumentos”? ¿Por qué es necesario que La Atalaya trate acerca de este tema y dé consejo sobre él? Se necesita porque estos cristianos, aunque están libres espiritualmente, todavía son imperfectos y están sujetos a las tendencias carnales débiles heredadas de Adán. Además todavía viven en el presente sistema inicuo de cosas y, si no ejercen cuidado, pueden llegar a estar bajo la influencia del “espíritu del mundo,” en el cual está incluido el espíritu de queja. Es más, cada año decenas de miles de personas se asocian con los testigos de Jehová, solo habiendo dejado recientemente los muchos rasgos nocivos que son comunes de este mundo inicuo. El llegar a estar libre a grado cabal del espíritu de queja requerirá tiempo y esfuerzo para estos individuos, junto con la ayuda y guía de Jehová. Una vez libre, cada cristiano individual tiene que librar una lucha continua y progresiva para mantenerse libre, como indican las palabras: “Sigan haciendo todas las cosas libres de murmuraciones.”—Fili. 2:14; 1 Cor. 2:12.

SUS CAUSAS Y EFECTOS

6. ¿Qué cosas necesitamos saber para que se nos ayude a mantenernos libres del espíritu de queja?

6 A fin de que nos mantengamos libres del espíritu de queja y lo disipemos en la congregación cristiana, necesitamos poder reconocerlo en sus diversas formas ya que quizás surja en la vida diaria y en la asociación con nuestros hermanos. También debemos saber algo de las cosas que resultan en un espíritu quejumbroso y de sus efectos destructivos. Esto es importante, puesto que, en muchos casos, los que se quejan ni siquiera se dan cuenta de ello o no aprecian a grado cabal sus consecuencias perjudiciales.

7. ¿Cómo se define el quejarse, y de qué maneras puede expresarse?

7 El quejarse se define en un diccionarioa como “expresar desconsuelo, dolor, descontento, censura, pesar, etc.; lamentar; murmurar.” Por eso se puede ver que una queja es una expresión de un sentimiento interior de descontento, irritación o dolor. Esta expresión exterior de los motivos de queja de uno por lo general se hace por medio de la lengua, aunque a veces un ademán de disgusto o una expresión facial agria también puede servir para comunicar uno sus sentimientos a otras personas. Los hechos a menudo son más elocuentes que las palabras, y la gente está presta a percibir un espíritu de enfado aun si no se expresan palabras verdaderas de queja.

8. (a) ¿Qué escribió Santiago en cuanto a la dificultad de controlar la lengua? (b) ¿Por qué no pueden usar estas palabras de Santiago los quejumbrosos, pero cómo puede un transgresor involuntario sacar consuelo de ellas?

8 No hay un solo hijo de Adán que no haya pecado con la lengua. A causa de esto el discípulo de Jesús, Santiago, escribió, en Santiago 3:2, 8-10: “Porque todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, éste es varón perfecto, capaz de refrenar también el cuerpo entero. . . . la lengua, nadie de la humanidad puede domarla. Cosa ingobernable y perjudicial, está llena de veneno mortífero. Con ella bendecimos a Jehová, sí, al Padre, y no obstante con ella maldecimos a los hombres que han venido a existir ‘a la semejanza de Dios.’ De la misma boca salen bendición y maldición.” Sin embargo, que nadie use estas palabras como excusa para tener el espíritu de queja, porque continúa Santiago: “No es correcto, hermanos míos, que estas cosas sigan ocurriendo de esta manera.” Aunque es verdad que todos pecamos a veces, no obstante el tener por costumbre pecar con la lengua al grado de realmente llegar a ser un quejumbroso, es decir, el tener un espíritu de queja, es algo que no es compatible con el cristianismo verdadero. Por otra parte, podemos sacar consuelo de las palabras de Santiago si pecamos involuntariamente mientras hacemos grandes esfuerzos por vencer nuestra tendencia carnal en este sentido.

9. Como se indica en las palabras de Jesús en Mateo 12:34, ¿qué es aun más vital que el controlar la lengua, y por qué?

9 Jesús expresó un hecho indisputable cuando dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca.” (Mat. 12:34) Por eso, aunque es importante controlar la lengua e impedir que sea usada quejumbrosamente, es aun más importante controlar los pensamientos que resultan en que uno se queje. La lengua solo expresa lo que está en la mente y en el corazón de un individuo, expresándolo verbalmente así. ¿Qué clase de pensamientos pueden conducir a una persona a quejarse?

10, 11. (a) Dé algunas razones posibles por las que se queja la gente. (b) ¿Qué, básicamente, es la causa fundamental de una actitud quejumbrosa?

10 El orgullo puede ser una causa de quejarse. Puede ser que alguien piense muy elevadamente de sí mismo y, a fin de edificar su propio yo y su importancia entre sus hermanos, puede que recurra a criticar las faltas de otros. De esta manera atrae la atención al hecho de que no tiene estas faltas en particular al mismo grado que los demás. Es posible que otro sea impaciente porque sus hermanos no son tan prontos para entender las cosas como él o se irrite por lo que considera que son debilidades de ellos. Otros que sufren alguna penalidad no común pueden sentirse lástima cuando comparan su condición con la de otros hermanos de la congregación y así puede que se quejen a causa de esto. Un deseo por mayor eficacia puede hacer que algunos se quejen, quizás pensando que podrían lograr mejor el trabajo que aquel que ha sido nombrado para servir.

11 Sin embargo, después de que analizamos solo unas cuantas de las muchas razones posibles por las cuales se quejan los hermanos, resalta claramente un hecho: En cada caso se debe a preciarse demasiado, a atribuir demasiada importancia a las propias opiniones o posición de uno. Por eso es una expresión de egoísmo, lo cual es lo contrario del amor.

12. ¿Cómo desarrolló un espíritu quejumbroso aquel que llegó a ser Satanás, y con qué consecuencias?

12 En este sentido es bueno reflexionar sobre cómo aquel que llegó a ser Satanás el Diablo llegó a estar descontento con su mismísima posición privilegiada de superintendencia. La Biblia dice por qué, diciéndole al rey de Tiro que reveló el espíritu del Diablo: “Tu corazón se hizo altivo debido a tu hermosura. Arruinaste tu sabiduría por causa de tu radiante esplendor.” (Eze. 28:17) Su deseo orgulloso de ser el gobernante del universo lo hizo rebelarse contra el Soberano Jehová. Comenzó a pensar muy elevadamente de sí mismo y así desarrolló un espíritu quejumbroso, que pronto se expresó en acción, resultando en mucha desdicha e infelicidad para la raza humana.

13. Muestre el efecto que tiene el quejarse (a) sobre la persona en contra de quien se habla, (b) sobre aquel que lo oye, (c) sobre un hermano nuevo o más débil y (d) cuando se dirige contra la organización.

13 Aunque no todas las quejas tienen tales consecuencias desastrosas, no obstante aun la menor expresión de descontento produce resultados perjudiciales. Si la queja es en contra de un hermano o una hermana, entonces tenderá a rebajar la reputación de esa persona a la vista de aquel con quien uno esté hablando. Enfoca la atención en las debilidades de otros y por eso es negativa y desalentadora. Si se le dice a un hermano débil o nuevo, quizás haga que se desilusione tanto que podría llegar a debilitarse mucho en la fe y en la confianza que tenga en sus hermanos. Si se dice en contra de la organización de Dios o de sus representantes nombrados, tiene un efecto aun más perjudicial, el de socavar la confianza en los arreglos de organización y por consiguiente debilitando la fe en Jehová mismo.

14. ¿Qué efecto tiene una lengua quejumbrosa sobre la entera congregación? Use Proverbios 21:19 para ilustrar su respuesta.

14 Aun si uno no es hecho tropezar ni es afectado seriamente de manera espiritual al escuchar una lengua quejumbrosa, debido a que es maduro, la considera como tal y la despide de la mente, no obstante no es agradable asociarse con una persona quejumbrosa. El quejarse produce el mismo efecto que echar arena en una máquina bien aceitada. Apaga el gozo de la congregación. Es como si una nube negra hubiera aparecido repentinamente en el horizonte. Tiene el mismo efecto sobre los hermanos como la esposa contenciosa lo tiene sobre su esposo, como se registra en Proverbios 21:19: “Mejor es morar en tierra desértica que con una esposa contenciosa junto con vejación.”

15. ¿Cómo es afectado el mismo quejumbroso?

15 Además del efecto desmoralizador sobre los que escuchan su queja, el mismo que expresa el motivo de queja es afectado adversamente. Está descontento, es infeliz, y en muchos casos siente remordimiento después de expresar su queja. Verdaderamente, el sabio habló bien cuando dijo bajo inspiración: “El que está guardando su boca y su lengua está guardando su alma de angustias.”—Pro. 21:23.

‘GUARDEN SUS CORAZONES Y SUS FACULTADES MENTALES’

16. ¿La ayuda de quién mostró Pablo que debemos buscar a fin de guardar nuestros corazones y nuestras facultades mentales, y en qué deben estar enfocados nuestros pensamientos?

16 Puesto que las quejas se originan en el corazón y en la mente, es esencial que nuestros pensamientos sean dominados y dirigidos apropiadamente hacia asuntos edificantes y animadores. El apóstol Pablo mostró que hay que buscar la ayuda de Jehová a fin de hacer esto, diciendo: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo por oración y ruego junto con acción de gracias dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús.” Sí, si usted tiene una debilidad en este sentido, no titubee en pedir la ayuda de Jehová para vencerla. Jehová oirá tales peticiones sinceras y le concederá a usted paz y contentamiento mental para reemplazar un espíritu quejumbroso, descontento. Sin embargo, Pablo pasa a mostrar que el individuo tiene que trabajar duro en armonía con sus oraciones, diciendo: “Finalmente, hermanos, cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continúen considerando estas cosas.”—Fili. 4:6-8.

17. (a) ¿Por qué se requiere una lucha continua para aplicar las palabras de Pablo en Filipenses 4:8? (b) ¿Qué debemos hacer cuando comenzamos a irritarnos por las faltas de nuestros hermanos?

17 Así Pablo da énfasis a que el individuo tiene que ejercer dominio, no solo en su lengua, sino también sobre sus mismísimos pensamientos, concentrándose en cualidades buenas, virtuosas y amorosas en nuestros hermanos. La tendencia de la carne caída es ver primero las debilidades de un individuo, lo cual a menudo lo ciega a uno a las muchas cualidades excelentes, amables y dignas de alabanza que posee. Y, puesto que es tan fácil hallar defectos en cualquiera de nosotros, no es difícil así que el espíritu quejumbroso encuentre combustible para mantenerse ardiendo. Es por esto que luchamos continuamente para mantener controlados nuestros pensamientos. Cuando notamos algo que nos hace sentir celos o irritación, debemos tratar de desecharlo inmediatamente de nuestra mente y pensar en cambio en las cualidades buenas. Esto no será fácil al principio, pero, al trabajar en ello con la ayuda de Jehová, usted hallará que desarrollará una relación más estrecha con sus hermanos y un aprecio más profundo de su devoción a Jehová, y, por supuesto, usted mismo será una persona mucho más feliz con la cual asociarse.

18. (a) ¿Qué error está cometiendo el quejumbroso, según las palabras de Pablo a los corintios y a los romanos? (b) Por eso, ¿a quién le es más fácil vencer una actitud quejumbrosa?

18 El que se queja da más atención a la carne y a sus debilidades y así está actuando como un pequeñuelo espiritual en ese sentido en particular. En vez de considerar la devoción y amor sinceros que muestran sus hermanos, considera a la carne caída, pecaminosa. La congregación de Corinto también fue culpable de esto, y por eso Pablo le escribió: “No pude hablarles a ustedes como a hombres espirituales, sino como a carnales, como a pequeñuelos en Cristo. . . . Porque mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no son ustedes carnales, y no están andando como andan los hombres?” (1 Cor. 3:1, 3) En Romanos 8:5, él menciona la razón por la cual esto es verdad, diciendo: “Porque los que están en conformidad con la carne fijan su mente en las cosas de la carne, mas los que están en conformidad con el espíritu en las cosas del espíritu.” Por lo tanto, aquel que se mantiene lleno de espíritu santo de Dios mediante estudio bíblico, asistencia a las reuniones, oración y servicio activo a Jehová con regularidad hallará menos difícil vencer una tendencia quejumbrosa que el que es irregular en estas actividades espirituales.

QUEJAS PERSONALES

19. ¿En qué dos categorías generales se dividen las quejas?

19 Al analizar este asunto de quejarse, podemos dividirlo en dos categorías generales: (1) Quejas contra individuos y (2) quejas de una naturaleza más seria que envuelven a la organización de Jehová o a sus propósitos. Primero consideraremos el asunto de las quejas personales, y en el siguiente artículo de La Atalaya se considerará el segundo aspecto.

20. ¿Qué causa por mucho la mayoría de quejas personales, y son premeditadas por lo general?

20 Por mucho la mayoría de las quejas contra individuos se debe a conceptos falsos insignificantes o choques de personalidad. Una hermana que es calmada y reservada quizás se irrite por otra hermana que es mucho más franca en su modo de ser, y ella puede expresar esta irritación a otros. Hábitos, costumbres y acciones personales quizás sean aceptables para algunos, pero para otros quizás sean muy molestos, haciéndoles quejarse a veces. Casi todas estas quejas no son premeditadas, sino, más bien, son provocadas impulsivamente por alguna cosa pequeña y molesta que sucede. A menudo se dicen impensadamente y con frecuencia se deploran más tarde. ¿Qué se puede hacer para mantenerse libre de esta clase de queja?

21. ¿Cómo debemos considerar estas fallas insignificantes de parte de nuestros hermanos, especialmente a la luz de las palabras de Jesús en Mateo 6:14, 15?

21 Primero, es esencial que reconozcamos estas quejas por lo que son: insignificantes, de poca o ninguna importancia, hasta pueriles en muchos casos. No hay verdadera base para queja, sino que simplemente se trata de que cierto hermano o cierta hermana no hace las cosas de la manera que usted cree que deben hacerse. Nos ayudará, también, el considerar seriamente cómo Jehová considera estas “debilidades” de nuestros hermanos, comprendiendo que él está anuente a pasarlas por alto y perdonarlas. ¿No lo perdona a usted sin reserva Jehová a pesar de las muchas fallas de usted? ¿No hace usted concesiones para sus propias faltas, pidiéndole a Jehová perdón vez tras vez, quizás por la misma debilidad? Un requisito previo para conseguir el perdón de Jehová es que perdonemos a otros, como Jesús indicó en Mateo 6:14, 15: “Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes.”

22. Muestre cómo el quejarse acerca de faltas insignificantes revela una falta de amor.

22 Realmente, entonces, estaríamos mostrando falta de amor y perdón si retuviéramos tales fallas insignificantes contra nuestros hermanos y las engrandeciéramos al ponerlas a la atención de otros. Eso ciertamente no sería imitar a nuestro Padre celestial. Al describir el amor la Palabra de Dios dice: “El amor es sufrido y bondadoso. El amor. . . no se siente provocado. No lleva cuenta del daño.” “El amor cubre una multitud de pecados. Sean hospitalarios los unos para con los otros sin rezongar.” (1 Cor. 13:4, 5; 1 Ped. 4:8, 9) En vista de esto, no es difícil entender por qué se nos aconseja a seguir ‘soportándonos los unos a los otros en amor.’—Efe. 4:2.

23. ¿Qué, entonces, debe hacerse acerca de estos motivos de queja insignificantes?

23 Por eso, si no hemos de ‘llevar cuenta del daño,’ nuestra obligación cristiana es olvidar estos motivos de queja insignificantes que surgen, desechándolos completamente de nuestra mente. No les permita crecer a proporciones irrazonables, sino córtelos temprano, antes de que tengan tiempo de arraigarse y florecer. Apague el espíritu de queja e impida mucha infelicidad para usted mismo y para otros.

24. ¿Cómo dijo Jesús que deben tratarse las quejas personales más serias?

24 Sin embargo, puede haber ocasiones cuando un hermano o una hermana realmente tenga causa de queja contra otro. Sea a sabiendas o sin saberlo, quizás un hermano haya hecho algo que lo haya lastimado a usted de alguna manera y, debido a su naturaleza, usted no puede olvidarlo y desecharlo de la mente. Quizás descubra que lo está perturbando a usted considerablemente y que hasta está afectando su servicio a Jehová. Es exactamente por tales sucesos que Jesús dio su consejo muy sano de Mateo 18:15: “Si tu hermano comete un pecado, ve y pon al descubierto su culpa entre ti y él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano.”

25. (a) ¿Qué no debe hacer nunca el que tiene una queja seria en contra de su hermano, y por qué? (b) Muestre por qué el seguir el consejo de Mateo 18:15 es muy prudente.

25 Aun si usted tiene base para quejarse, jamás debe divulgarse esto en la congregación quejándose usted ante otros por la acción del hermano. Esto no contribuirá a la paz sino que perturbará a la entera congregación, posiblemente hasta creando una división entre los hermanos. Ciertamente no ayudará a la parte ofensora, que sin duda oirá su queja por conducto ajeno. El quejarse solo empeorará las cosas en vez de sanar la brecha, como lo muestra el proverbio: “El que sigue hablando de un asunto está separando a los que se han familiarizado entre sí.” (Pro. 17:9) No, una actitud quejumbrosa no ayudará a nadie. La manera correcta es abordar al hermano en privado y discutir el asunto calmada y pacíficamente con él. Quizás usted descubra que ni siquiera se dio cuenta de que lo había lastimado a usted y, si éste es el caso, ¡imagínese cuán feliz estará él de que usted lo abordó directamente en vez de divulgar una queja dentro de la congregación!

26, 27. (a) ¿Qué obligación tiene el ofendido cuando su hermano le pide perdón, y cuán trascendente es? (b) Muestre cómo el consejo de Pablo en Colosenses 3:12-14 ayudará en todos los casos de quejas personales.

26 Cuando su hermano humildemente le pide perdón, es obligación de usted aceptar su disculpa y perdonarlo, tal como su Padre celestial lo perdona a usted. El amor es una deuda que jamás se paga completamente. (Rom. 13:8) Por eso, cuando el apóstol Pedro le preguntó a Jesús: “¿Cuántas veces ha de pecar contra mí mi hermano y he yo de perdonarle? ¿Hasta siete veces?”, Jesús respondió: “No te digo: Hasta siete veces, sino: Hasta setenta y siete veces.” (Mat. 18:21, 22) Siendo generosos con nuestro amor, misericordia y perdón en relación con nuestros hermanos, segaremos mucho gozo y felicidad y podremos mantenernos libres del espíritu corrosivo y divisivo de queja. Al tener un aprecio profundo de Jehová y un amor a él y a nuestros hermanos podremos fijar nuestras mentes en las “cosas más importantes” que afectarán nuestra vida futura en vez de las muchas cosas insignificantes que caracterizan al presente sistema de cosas imperfecto.—Fili. 1:10.

27 Al concluir este artículo, escuchemos cuidadosamente y apliquemos diligentemente las palabras de Pablo dichas hace muchos años a los colosenses. Si lo hacemos, seremos ayudados grandemente a mantenernos libres de toda clase de quejas personales. Pablo instó: “De consiguiente, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos cariños de compasión, de bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia. Continúen soportándose los unos a los otros y perdonándose sin reserva los unos a los otros si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová los perdonó sin reserva a ustedes, así también háganlo ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión.”—Col. 3:12-14.

[Nota]

a Webster’s New International Dictionary, 2da. edición.

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