gente del viejo mundo! También está perdiéndose la oportunidad de vida eterna. Asegúrese usted de que usted retiene firmemente la vida verdadera. Habiendo hallado ese gozo, ¡jamás lo suelte! “Siempre estén regocijándose. Oren incesantemente. En conexión con todo den gracias. Porque ésta es la voluntad de Dios en unión con Cristo Jesús respecto a ustedes.” (1 Tes. 5:16-18) Regocíjese de tener parte, aunque sea pequeñísima, en hacer la voluntad de Dios durante el tiempo en que está creando “nuevos cielos y una nueva tierra.” Forje un eslabón irrompible con Su organización sobre la Tierra. Sirva humildemente y con confianza implícita en Jehová, sabiendo que “el resultado de la humildad y el temor de Jehová es riquezas y gloria y vida.”—Pro. 22:4.

Vístanse de una nueva personalidad los de las islas Viti

A LOS cristianos se les manda vestirse “con la nueva personalidad, la cual por medio de conocimiento acertado” de la Palabra de Dios “está siendo renovada de acuerdo con la imagen del que la creó,” Jehová Dios. (Col. 3:10) Consta prueba de que algunos en las islas Viti están tomando a pecho esta admonición del apóstol Pablo el siguiente informe que hace poco se recibió de allá:

Un misionero Testigo iba de casa en casa en cierto pueblo de las islas Viti cuando se encontró con uno de los principales hombres de negocios del pueblo. Al saber que el misionero era testigo de Jehová el señor lo invitó a pasar y le dijo que los Testigos siempre eran bienvenidos en su casa. Se le preguntó la razón, y contestó declarando lo siguiente: ‘Había un grupo de rufianes que durante un período de años vejaba a la aldea y a los comerciantes les causaba mucha molestia y pérdida de propiedad. Entonces hace como un año los testigos de Jehová vinieron al pueblo. Dentro de poco algunos de los principales de esta banda de rufianes se hicieron Testigos y ahora son ciudadanos pacíficos y respetables. Toda la situación ha mejorado mucho durante el año pasado por motivo de esto.’

Entre estos rufianes que se hicieron Testigos había cierto Isoa. Los amigos de un hombre que había sido asesinado habían persuadido a Isoa a perjurarse con la mira de hacer que recibiera fallo condenatorio cierto hombre que supuestamente había cometido el asesinato, pero de lo cual no existía evidencia. Para complacer a estos amigos del asesinado juró dos veces en el tribunal que él había visto al acusado con el asesinado. El proceso marchó lentamente durante meses, y en el ínterin Isoa se hizo testigo de Jehová.

Ahora Isoa se hallaba muy preocupado en cuanto a qué hacer, pues no quería que la culpabilidad por la muerte del acusado descansara sobre él. Consultó con el superintendente de la congregación local y con el comité de la congregación, y recibió buen consejo. Así que Isoa escribió una carta al magistrado en la que le explicó que en la religión en que lo habían criado no se le había instruido correctamente y por lo tanto no había visto que era incorrecto el que se perjurara para complacer a sus amigos. Pero ahora era testigo de Jehová y reconocía que era muy incorrecto y por eso estaba confesando el mal que había cometido de perjurarse y se desdecía de lo que había jurado. Como resultado el acusado fue puesto en libertad. Por supuesto, esto causó bastante excitación en el tribunal.

También hizo que miembros de la policía se disgustaran mucho con Isoa, ya que gracias a su perjurio aparentemente habían resuelto el crimen. De modo que ahora lo trajeron al tribunal acusado de perjurio y lo iban a procesar. Afortunadamente, sucedió que durante esos días un magistrado europeo estaba visitando el tribunal y haciendo las veces de juez, y al oír todos los detalles, declaró sin lugar la demanda que habían hecho contra Isoa. Como resultado se tiene en alta estimación el nombre de los testigos de Jehová.