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  • “Siga los dictados de su conciencia”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1978
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1978
w78 1/6 pág. 7

“Siga los dictados de su conciencia”

EN CUESTIONES que tienen que ver con las relaciones humanas, en particular en lo relativo a tratos honrados, imparciales y rectos, con frecuencia se le dice a la gente: “Siga los dictados de su conciencia.” La persona que da este consejo por lo general lo hace encogiéndose de hombros, en parte porque vacila en dar consejo sano y en parte porque le parece que de todas maneras no se obraría en armonía con el consejo preciso que se diera.

La expresión se ha hecho tan común que su significado se ha deteriorado. Ahora casi equivale a decir: ‘Haga cuanto su conciencia excuse.’ Pudiera ser que alguien tuviera escrúpulos de conciencia sobre algún punto, pero probablemente arguyera consigo mismo y hallara una manera de justificar una acción dudosa o falta de honradez y aliviara así su conciencia y le diera una excusa para que ésta le permitiera hacer lo que quisiera.

Si un individuo razona de este modo, puede desarrollar una conciencia encallecida o insensible, que no dicta nada. Es como el tejido cicatrizado de una quemadura fuerte, que no tiene sensibilidad ni transmite dolor como advertencia a su dueño para que se aleje del peligro. (1 Tim. 4:2) Puesto que esto puede suceder, sería buen consejo para toda persona lo contrario del adagio ya mencionado: Jamás viole su conciencia.

La mayoría de las personas tienen una conciencia que sabe responder a muchas cuestiones de la vida. Pero la conciencia de uno quizás no lo guíe siempre por el mejor derrotero, por un derrotero que lleve a la vida. Pues aunque nuestra conciencia obra como un juez para nosotros, interpretando y aplicando las normas y leyes que nos parecen correctas, quizás no esté fundada en las normas correctas... las normas de Dios.

Por ejemplo, en algunos países se acostumbra practicar la poligamia. La gente no ha conocido otra cosa. Pero al adquirir conocimiento de lo que dice la Biblia, ven que la poligamia es contraria al arreglo de Dios para los cristianos. Entonces efectúan el ajuste en su conciencia y en su vida.

También hay cristianos que tienen debilidades en su fe, es decir, no entienden con claridad ciertos puntos de moralidad y conducta. Necesitan instrucción que les aclare principios y la aplicación de ellos, para que sus “facultades perceptivas [lleguen a estar] entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto.”—Heb. 5:14.

Por lo tanto, todos tenemos que entrenar nuestra conciencia de modo que sus decisiones se funden firmemente en la Palabra de Dios. Es necesario que efectuemos un ajuste cuando se nos da información, y no la ‘ignoremos intencionadamente.’ (2 Ped. 3:5, Biblia de Jerusalén) Solo entonces podemos estar seguros al ‘seguir los dictados de nuestra conciencia.’ Al mismo tiempo no queremos hacer que nuestra propia conciencia dicte a otro lo que ha de hacer. Aunque con la Biblia quizás podamos ayudar a otra persona a ver con más claridad ciertas cuestiones a la luz de principios fundamentales, queremos otorgarle la misma libertad que deseamos nosotros, y no tratar de manejar su conciencia, pues de esta manera podríamos lastimar a la persona e impedirle tener una buena conciencia delante de Dios.—1 Cor. 8:12.

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