Jóvenes, vigilen su conducta en este mundo delincuente
USTEDES, jóvenes que están sirviendo a su Creador, tienen un futuro feliz por delante—si cuidan su conducta. ¿Por qué tanto énfasis en la conducta correcta para la gente joven? Porque vivimos en un mundo que se ha vuelto loco, un mundo de delincuentes, mundo en el cual se considera inteligente el que uno gratifique sus deseos. Debido a que es tan fácil cometer un error que pueda afectar su vida por años después, es sabio cuidarse de su conducta. Así como dice la Biblia: “Vigilen estrechamente que su manera de andar no sea cual personas imprudentes sino cual personas prudentes, comprando el tiempo oportuno que queda para ustedes mismos, porque los días son malos.”—Efe. 5:15, 16.
Estos son días malos, y un mundo malo quiere explotarlos a ustedes, sacar utilidad del volverlos hacia deseos incorrectos. Recientemente un periódico de Nueva York informó: “Los adolescentes de hoy son el blanco principal de una concentración de películas cinematográficas, revistas y libros inmorales y de obscenidad mercantilizada que no tiene precedente en cuanto a tamaño, fealdad, inmundicia y depravación. . . .Inspeccione un mostrador de revistas en una estación de ferrocarriles o farmacia y usted verá que en su mayor parte las revistas de la clase de confesiones verídicas ahora se dedican enteramente al sexo ilícito y violencia adolescentes.” Ustedes los jóvenes son un blanco de ataque por el mundo del Diablo. Por motivos egoístas este mundo quisiera apartarlos de Dios a la adoración de hombres como los llamados “héroes” y a la práctica de cosas impuras a los ojos de Dios.
De modo que es menester que vigilen su conducta. ¿Cómo pueden hacer esto? Obedezcan el consejo que se da en la Biblia en 2 Timoteo 2:22: “Huye de los deseos incidentales a la juventud.” De manera que no imiten a los jóvenes que son parte de este mundo delincuente; huyan de los deseos de los jóvenes delincuentes de este mundo. En su mayoría los jóvenes de este mundo no desean hacer la voluntad de Dios y obedecerle; piensan principalmente en sus propios deseos. Así que no les imiten en sus costumbres de lenguaje obsceno. Muchos jóvenes usan lenguaje que es vulgar, lenguaje que los marca como parte de este mundo inicuo. Cuídense; no aprendan estas palabras malas. Huyan de ellas a todo tiempo. Realmente traten de evitar usarlas. Si no saben ustedes si una palabra es mala o no, pregunten a sus padres. Los padres cristianos podrán decirles de cuáles palabras huir. Usen lenguaje bueno.
MODO DE VESTIRSE Y CAPRICHOS JUVENILES
No imiten a los jóvenes de este mundo que van a extremos en su modo de vestir. Los cristianos deberían vestirse bien pero no para atraer atención indebida a ellos mismos. El joven ministro cristiano desea atraer la atención de la gente a Dios y a su mensaje del Reino. De modo que, no se vista como lo hacen algunas de las muchachas de este mundo, en ropa ceñida para llamar la atención de los muchachos. Vestirse de tal manera es buscar dificultad, porque este mundo es malo.
Ustedes, cristianos jóvenes, recuerdan haber leído en la Biblia cómo eran los hombres y mujeres inicuos en los días antes del gran Diluvio. Las mujeres en esos días aparentemente se vestían de tal manera que inflamaban los deseos sexuales de hombres inicuos. Los Tárgumes arameos han mantenido vivos algunos informes respecto a la mala conducta que se practicaba antes del Diluvio al decir acerca de ese tiempo:
“Y fue cuando los hijos de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la Tierra, y les nacieron hijas hermosas; y los hijos de los grandes vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y que estaban pintadas, y encrespadas, andando con revelación de la carne, y con imaginaciones de iniquidad.” Ustedes, muchachas jóvenes, no imiten a las mujeres inicuas del tiempo de antes del Diluvio ni a las muchachas de hoy día que intencionalmente se visten “con revelación de la carne” por medio de llevar la ropa demasiado ceñida, demasiado apretada.
Ustedes, jóvenes, cuídense de su conducta también en cuanto a los peligrosos caprichos juveniles de este tiempo, los cuales varían según las costumbres y el país. Por ejemplo, ¿por qué copiar a la juventud de este mundo en costumbres peligrosas al manejar automóviles, en tal llamadas aventuras de búsqueda de emociones? Como cristianos su vida está o estará dedicada a Dios; no amenacen su vida ni perjudiquen su salud. Ustedes quieren poder hacer lo que la Palabra de Dios dice: “Recuerda, ahora, a tu magnífico Creador en los días de tu juventud como hombre.” (Ecl. 12:1) De modo que no participen en “desafíos” y riesgos que ponen su vida en peligro. Algunos jóvenes de este mundo creen que es de buen tono tomar drogas formadoras de hábito para obtener “estímulos,” pero es probable que arruinen su salud por medio de hacer esto. No los imiten. Huyan de las costumbres perjudiciales de este mundo, los caprichos que no son realmente de buen tono sino absolutamente estúpidos.
PERJUDICIALES “BROMAS PESADAS” MUNDANAS
Especialmente ustedes, muchachos y hombres jóvenes, cuídense de su conducta respecto a las “bromas pesadas” de este mundo. Muchas personas jóvenes creen que es divertido y una gran broma el destruir la propiedad de otros, o el robarla o dañarla o desfigurarla de alguna manera. Algunos jóvenes delincuentes creen que es divertido el deteriorar automóviles, como por ejemplo tajando neumáticos; y algunos hasta roban partes de automóviles o los automóviles mismos. Algunos jóvenes creen que es una gran broma el dar noticias falsas de incendios; otros hacen informes falsos sobre bombas. Recientemente un muchacho de quince años en Nueva York admitió que había telefoneado a casi 300 escuelas y edificios públicos para asustarlos con informes falsos de bombas escondidas. ¡Dense cuenta del tiempo perdido al vaciar y registrar esos edificios, y del trabajo implicado!
Algunas tal llamadas bromas pesadas no solo roban a la gente su tiempo y energía sino tal vez le roben su salud y la vida misma. El arrojar piedras a los trenes y prender fuego a la propiedad de alguien pueden matar gente; y sin embargo, algunos de los jóvenes delincuentes de este mundo hacen esas cosas, pensando que es alguna especie de broma. No es ninguna broma. Es contra la ley del hombre y la ley de Dios. Las “bromas pesadas” pueden meterlos en dificultades.
Dios no nos disculpa de hacer cosas malas solo porque pensemos que es “divertido.” Más bien la Biblia dice: “Tal como alguien loco que está disparando proyectiles ardientes, flechas y muerte, así es el hombre que ha engañado a su prójimo y ha dicho: ‘¿No estaba divirtiéndome?’” (Pro. 26:18, 19) Cuando alguien engaña a otro con una chanza y realmente lo lastima, no es cosa divertida; es caso semejante al de un loco que anda en derredor lanzando proyectiles ardientes y arrojando tizones que prenden fuego a casas y edificios. No, el causar daño a la propiedad de otra persona o hacer algo que pueda lastimarla no es la manera en que los cristianos deberían divertirse.
Vigilen su conducta, entonces, y no imiten a los jóvenes que andan en derredor engañando a otros con chanzas; cuando ustedes hagan algo que afecte a otras personas, siempre tengan presente el principio que Jesucristo destacó: “Tal como ustedes quieren que los hombres hagan con ustedes, hagan de igual manera con ellos.” (Luc. 6:31) Si ustedes piensan hacerle algo a alguien y saben en su corazón que no les gustaría que se lo hicieran a ustedes—¡entonces no lo hagan! ¡Huyan del deseo! Si ustedes no quieren que otros cuenten mentiras acerca de ustedes, no cuenten mentiras acerca de otros. Si no quieren que otros les roben, no les roben a ellos. Jesús habló de manera positiva; por lo tanto, puesto que ustedes quieren que se les haga el bien, hagan el bien a otros. Todo cuanto quieran que otros jóvenes y adultos les hagan, ustedes también deberían hacer de la misma manera a ellos.
MODALES EN PÚBLICO Y EN PRIVADO
Vigilen su conducta en cuanto a sus modales. En algunas partes de este mundo donde muchachos y muchachas se acompañan, a menudo se observa que ellos se abrazan en lugares públicos. Por lo general no es que estén comprometidos para casarse, lo cual todavía no es motivo correcto para que desplieguen su afecto de esta manera en público. En algunos lugares tales como estaciones de ferrocarril y aeropuertos, breves exhibiciones públicas de afecto son cosa distinta, por cuanto un amado se despide o llega. Pero en reuniones públicas, por ejemplo, el que un muchacho y una muchacha se abracen y se hagan el amor es enteramente incorrecto. No es considerado para con otros, a quienes tales exhibiciones públicas de afecto distraen. No es considerado para con sus padres ni para con los que participan en semejante exhibición, porque arroja una tacha desfavorable sobre todos ellos. La gente se pregunta: ‘¿No les habrán dado instrucción acerca de la conducta en público los padres de ese muchacho o muchacha?’ Muchas personas la consideran conducta vergonzosa, y trae reproche no solamente sobre los jóvenes sino también sobre la organización cristiana a la cual pertenecen. En público, luzcan conducta y modales buenos; no imiten a los adolescentes mundanos.
Así como ustedes, jóvenes, tienen que vigilar su conducta en público, lo tienen que hacer de igual modo en privado. Cuando un muchacho y una muchacha solteros están a solas, tienen que vigilar su conducta; las caricias exageradas, por ejemplo, fácilmente pueden despertar las pasiones y resultar en comportamiento inmoral. Dios condena y castiga la fornicación, aunque este mundo crea que es la cosa popular que hacer. ¿Qué si los jóvenes mundanos se jactan de lo que hacen? No los imiten. No se dejen impeler por desafíos o impulso a hacer algo que ustedes saben que es contra las leyes de Dios.
TENGAN VALOR PARA OBEDECER A DIOS
Recuerden que lo importante no es si acaso se atreven ustedes a hacer esto o aquello, sino: ¿Tienen ustedes el valor que se necesita para obedecer a Dios, aun cuando personas en todo su derredor no están obedeciendo a Dios? La gente joven de este mundo no tiene tal valentía; es empujada y amedrentada a hacer cosas malas porque, dice, “todo el mundo lo hace.” ¿Qué hay si todos los de este mundo delincuente están haciendo algo malo? Los cristianos no han de ser parte de este mundo. Dijo el Hijo de Dios, en oración a su Padre, respecto a los cristianos verdaderos: “Yo he dado tu palabra a ellos, pero el mundo los ha aborrecido, porque ellos no son parte del mundo así como yo no soy parte del mundo.” (Juan 17:14) Cuando la tentación se les presenta, pregúntense: ¿Qué pensaría Dios? Ustedes no están tratando de complacer a muchachas y muchachos de este mundo delincuente, sino a Dios. De modo que, hagan las cosas que Dios aprueba. Requerirá valor, pero el valor es una cualidad cristiana que ustedes pueden cultivar.
Para evitar la tentación y cuidarse mejor de su conducta, eviten la asociación estrecha con jóvenes mundanos. No es preciso que ustedes vayan a las fiestas y reuniones de ellos. Los jóvenes que no están sirviendo a Dios no pueden darles placer y felicidad verdaderos. Hagan caso del mandato de Dios: “No entres en la senda de los inicuos, y no andes directamente al camino de los malos. Evítalo, no pases cerca de él; apártate de él, y pasa de largo. Porque no duermen a menos que hagan maldad, y su sueño les ha sido arrebatado a no ser que hagan que alguien tropiece. Porque se han alimentado del pan de la iniquidad, y el vino de actos de violencia es lo que beben.” (Pro. 4:14-17) De manera que no cultive asociación con los que no son amadores de Jehová.
MATRIMONIO ‘SOLO EN EL SEÑOR’
Busquen la asociación de los que están sirviendo a Dios y que lo aman. Si ustedes no hacen esto, muchos peligros les sobrevendrán. Uno de ellos es el peligro de casarse con alguien que no ame a Jehová ni esté dedicado a hacer la voluntad divina. Los cristianos han de casarse ‘solo en el Señor,’ es decir, con otros cristianos dedicados. El violar este mandato divino probablemente traiga toda especie de miseria a la vida de uno. Sus padres, si son cristianos dedicados, probablemente podrán contarle por lo que ellos saben acerca de las experiencias de otros cuán a menudo sobreviene la infelicidad a los que pasan por alto la voluntad de Dios respecto a las asociaciones y cónyuges correctos.
Los padres de ustedes han tenido mucha experiencia con este mundo delincuente. Aprovechen la experiencia de ellos. No crean que ustedes lo saben todo. No pueden saberlo todo. Cuando los padres dicen a sus hijos que casamientos en la adolescencia muy probablemente no traigan la felicidad que se busca, saben de qué están hablando. Las estadísticas muestran que los casamientos entre adolescentes tienen menor probabilidad de éxito. Un médico que ha tenido mucha experiencia con matrimonios entre adolescentes escribe:
“Conozco a un hombre que a la edad de 19 se casó con una muchacha de la misma edad. Tres años más tarde tenían dos hijos. Los padres, de veintidós años ahora, se han despertado como si fuera de un sueño. No se gustan el uno al otro y si no fuese por los hijos se habrían divorciado. . . .El casamiento precoz [prematuro] priva. . .a los jóvenes de un período en sus vidas en el cual aún deberían estar libres y aprender lo que puede ser el amor de adulto. En vez de eso ellos a menudo se casan por divertirse, interrumpiendo por medio de este paso prematuro un desenvolvimiento que pudiéramos llamar el tiempo postadolescente antes del casamiento. . . .Los períodos de la adolescencia y postadolescencia no solo son años preparatorios para el matrimonio, sino que también tienen valor en sí mismos, siendo el tiempo en el cual el idealismo juvenil tiene que ser probado contra el asalto de la realidad. . . .Según la opinión mía, es mejor si se vive parte de este período antes de casarse.”
De modo que no se precipiten al casamiento solamente porque otros adolescentes lo hacen. El matrimonio cristiano trae responsabilidades graves. Hagan caso del consejo de sus padres. No muestren falta de respeto hacia padres o cristianos maduros que tratan de ayudarles.
Vigilen su conducta por medio de mantenerse ocupados en el ministerio del Reino de Dios. Trabajen con otros jóvenes en el ministerio, bajo la superintendencia de un adulto. Gocen de las muchas experiencias felices del ministerio, experiencias que ustedes estarán deseosos de contar a otros. Pásenlo bien haciendo la voluntad de Dios. Hay tanto que hacer todavía antes de que este mundo inicuo se hunda pronto en el Armagedón. Así que no imiten a este mundo y sus jóvenes delincuentes. Imiten a Dios y a sus testigos cristianos. Siempre tengan “mucho que hacer en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo no es en vano en relación al Señor.” Entonces el futuro de ustedes será feliz en el nuevo mundo de Dios.—1 Cor. 15:58.