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Un “cuerpo de ancianos” con presidencia por turnoLa Atalaya 1972 | 1 de marzo
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Por supuesto, el cuerpo gobernante dirá mucho más acerca de esto en las publicaciones de la Sociedad a medida que pase el tiempo. Mientras tanto las congregaciones funcionarán exactamente como están con los siervos nombrados, y cuando llegue septiembre de 1972, entonces las congregaciones que hayan recibido sus nombramientos de siervos, comenzarán a transferir el trabajo a los nuevos siervos durante el mes de septiembre, y el 1 de octubre el nuevo ministro presidente de la congregación llegará a ser el presidente del “cuerpo de ancianos” u hombres de mayor edad, cada uno atendiendo su asignación de superintendente. Cada año los hermanos de la congregación irán cambiando por turno sus puestos respectivos y trabajarán juntos como un cuerpo, teniendo presente un solo interés, y ése es el bienestar de la congregación misma, y cooperarán y pastorearán el rebaño de Dios que les ha sido asignado.
Estos ajustes de organización ayudarán a poner la operación de las congregaciones en más estrecha conformidad con la Palabra de Dios, y con seguridad eso resultará en mayores bendiciones de Jehová. Habrá mejor compartimiento de la carga del trabajo en las congregaciones, y esto hará posible que los “hombres de mayor edad” dediquen mayor atención a la enseñanza misma de la Palabra de Dios y a pastorear el rebaño, para ayudar a cada uno a mantenerse fuerte en la fe. Además, a medida que obtenemos una visión más clara del asunto de los superintendentes, esto nos ayuda a enfocar nuestra atención más claramente en Jehová Dios, nuestro Superintendente Principal, y en aquel a quien Jehová ha designado como Cabeza de Su congregación, y ése es el Señor Jesucristo, quien ahora está gobernando activamente como rey. Al hacer esto, será grandemente fortalecido nuestro aprecio por la manera en que Jehová conduce a su pueblo.
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“Predica la palabra”... ¿dónde y por qué?La Atalaya 1972 | 1 de marzo
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“Predica la palabra”... ¿dónde y por qué?
ERA alrededor del año 64 ó 65 E.C. El apóstol Pablo sufría en cadenas como preso en Roma. Bajo estas circunstancias escribió su última carta a Timoteo. Tenía Pablo el propósito de equipar a Timoteo, como superintendente cristiano, para resistir los elementos apóstatas en la congregación y para edificarla como una poderosa “columna y apoyo de la verdad.”—1 Tim. 3:15; 2 Tim. 1:8, 16.
Pablo sabía que no estaría presente por mucho más tiempo para observar la manera en que Timoteo se encargaba del ministerio como superintendente u “hombre de mayor edad.” Pero Dios y Cristo sí la observarían. Por lo tanto, escribió: “Solemnemente te encargo delante de Dios y de Cristo Jesús, que está destinado a juzgar a los vivos y a los muertos, y por su manifestación y su reino, predica la palabra, ocúpate en ello urgentemente en tiempo favorable, en tiempo dificultoso, censura, corrige, exhorta, con toda gran paciencia y arte de enseñar.” (2 Tim. 4:1, 2) Pero,
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