Censurando a las personas que practican el pecado
“Censura delante de todos los presentes a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor.”—1 Tim. 5:20.
1, 2. ¿Qué instrucciones le dio Pablo a Timoteo mientras Timoteo estaba en Éfeso, y qué preguntas surgen debido a esto?
CUANDO el apóstol Pablo estuvo aconsejando a su colaborador Timoteo en cuanto a cómo tratar con los problemas que había en Éfeso, donde algunos estaban suscitando discusiones infructuosas y enseñanzas contradictorias, incluyó estas palabras: “Censura delante de todos los presentes a las personas que practican el pecado, para que los demás también tengan temor.”—1 Tim. 5:20; 1:3-7; 6:3-5.
2 ¿Qué quiso decir el apóstol por ‘practicar el pecado’? Si uno participara en alguna acción incorrecta más de una sola vez, ¿lo haría eso automáticamente un ‘practicante’ del pecado?
DETERMINANDO QUIÉNES SON LOS ‘PRACTICANTES’ DEL PECADO
3, 4. ¿Qué significado tiene la expresión griega que Pablo usó aquí, y por lo tanto qué dicen ciertas traducciones?
3 Volviendo al lenguaje (griego) en el cual escribió Pablo, hallamos que la expresión “practican el pecado” es hamartánontas, el participio activo, o del presente, del verbo “pecar” en griego. ¿Qué nos da a entender eso? Note lo que dicen algunos comentarios bíblicos (se da uso a letras cursivas para énfasis):
The Expositors’ Greek Testament dice: “. . . el uso del participio activo sugiere que lo que se está considerando es pecadores habituales. . . . Pablo está hablando de pecadores persistentes.”
Critical Doctrinal and Homiletical Commentary, de Schaff-Lange, declara: “Se representa a las personas pecaminosas todavía viviendo en pecado en ese tiempo, y por eso se usa [la forma] presente [del verbo] donde de otra manera se esperaría [la forma del] perfecto.”
4 Por lo tanto, Pablo empleó una forma del verbo que describe una acción que se realiza en el presente, no en el pasado; se refiere a un proceder que está continuando, no a uno que se haya abandonado. En reconocimiento de esto, varias traducciones de la Biblia contienen modos de verter como éstos:
Nuevo Testamento, de Pablo Besson: “A los que pecan . . .”
Versión Hispano-Americana: “A los que persisten en pecado . . .”
Versión Valera, revisión de 1960: “A los que persisten en pecar . . .”
Versión Popular: “A los que siguen en pecado, . . .”
5. (a) ¿En qué resulta el repetir el pecado? (b) No obstante, ¿cuál es el factor más importante en determinar a quiénes se describe correctamente como “personas que practican el pecado”?
5 No puede haber duda de que cada vez que se repite un pecado la gravedad del mal aumenta. Y cualquier persona que extiende su pecar por un espacio de tiempo prolongado ciertamente está haciendo una práctica de él. Sin embargo, por la información ya presentada podemos ver por qué el simple hecho de que alguien hubiese cometido cierta acción mala más de una vez, quizás dos o tres veces, no colocaría por sí mismo a esa persona en la posición de aquellos a quienes Pablo describe como “personas que practican el pecado.” La pregunta vital es: ¿Se ha apartado la persona de ese mal proceder y lo ha abandonado? ¿O es una cosa que sigue, un proceder persistente? Si lo último es lo que sucede, entonces el individuo sí encaja en la descripción del apóstol.
6, 7. ¿Cómo ilustra Mateo 7:7 lo que se da a entender por ‘practicar’ algo?
6 Otros textos que emplean la forma presente de los verbos griegos ilustran el punto. En Mateo 7:7, por ejemplo, aparece tres veces en griego la forma presente (en imperativo) del verbo, y la Traducción del Nuevo Mundo vierte esto así:
“Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá.”
7 De seguro Jesús no quiso decir que mientras le pidamos algo a Dios más de una vez —quizás dos veces— así cumplimos con esta exhortación. No, sino que tenemos que seguir, persistir en pedir, buscar y tocar.
8. Entonces, ¿a quiénes se refiere 1 Timoteo 5:20, y a quiénes no?
8 Por eso 1 Timoteo 5:20 se refiere a un proceder de pecar que exige censura delante de todos los presentes por la mismísima razón de que se persiste en él, no se descontinúa. De esto parece saltar a la vista que el apóstol no está describiendo a personas que hayan cometido una acción mala una o más veces pero que después se hayan arrepentido y realmente hayan abandonado ese mal proceder.
NO HAY QUE RETRAERSE DE PROCURAR LA AYUDA QUE SE NECESITA
9. ¿Qué muestra que un malhechor arrepentido jamás debe retraerse de buscar la ayuda de ancianos cristianos?
9 Entonces, ¿hay motivo alguno para que un miembro de la congregación que se haya deslizado a algún mal proceder, sea de índole sexual o de otra clase, y que sinceramente se haya arrepentido de ese mal proceder, vacile en cuanto a procurar la ayuda de los ancianos para fortalecerse de modo que no vuelva a deslizarse hacia el mal proceder? En respuesta, note lo que aconseja el discípulo Santiago en Santiago 5:14-16:
“¿Hay alguno enfermo entre ustedes? Que mande llamar a los ancianos de la congregación, y que ellos oren sobre él, untándolo con aceite en el nombre de Jehová. Y la oración de fe sanará al indispuesto, y Jehová lo levantará. También, si hubiere cometido pecados [plural, lo cual muestra que pudiera haber más de una ocasión de haber pecado implicada], se le perdonará. Por lo tanto confiesen abiertamente sus pecados los unos a los otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados.”—Compare con Salmo 41:1-4.
10, 11. (a) El saber que el deseo de los ancianos es sanar ¿qué efecto debe tener en el malhechor arrepentido? (b) Ilustre esto.
10 ¡Cómo estimula a la ‘confesión abierta de sus pecados los unos a los otros’ el que el malhechor sinceramente arrepentido sepa que el interés principal de aquellos a quienes confiesa sus acciones es ayudarlo a ‘sanarse’ de su enfermedad espiritual! Por otra parte, si este arrepentido pensara que lo tratarían automáticamente como persona que mereciera ser reprendida delante de la congregación entera como un ‘practicante del pecado,’ el efecto pudiera ser muy diferente.
11 Veamos esta ilustración: Un hombre que, antes de hacerse cristiano, a veces tomaba bebidas alcohólicas con exceso, pudiera hallarse solo en su casa por varios días. Durante ese tiempo, pudiera beber demasiado vino o cerveza, al grado de embriagarse, y quizás hiciera esto dos veces dentro de unos cuantos días. Entonces quizás se sintiera muy avergonzado y sinceramente le pesara lo hecho. Dándose cuenta de que empieza a recaer en sus viejos caminos, bien pudiera ser que deseara la ayuda de los ancianos para fortalecerse en su resolución de no repetir el mal. Si pensara que, porque cometió el mal más de una vez, los ancianos automáticamente considerarían necesario dar publicidad a su mal proceder ante la congregación, pudiera vacilar mucho en cuanto a procurar su ayuda.
12. ¿Qué barrera no debe existir, y qué impedirá que surja?
12 Tal actitud pudiera levantar una barrera entre los pastores de la congregación y los que seriamente necesitan la ayuda de ellos para vencer una tendencia a deslizarse a un mal proceder continuo. Por otra parte, cuando existiera confianza en que los ancianos tendrían en cuenta la sinceridad que uno ha tenido al apartarse del mal y su deseo de nunca volver a él, ciertamente habría estímulo para recurrir a los ancianos, y responder a su ayuda como respondería una oveja enferma a la ayuda de su pastor.—Contraste Salmo 23:1-5 con Ezequiel 34:4.
13. ¿A qué se debe que los ancianos a veces tengan que tomar la iniciativa tocante a una persona que yerra?
13 Pudiera ser que los ancianos se enteraran de grave mal proceder de una fuente que no fuera la persona que estuvo envuelta en él. Como pastores, su interés en la salud espiritual de este miembro del rebaño los impelería a hablar con él acerca de lo que han oído. Es posible que descubran que él aprecia la ayuda de ellos pero que no la buscó debido a timidez o debido a que se sentía demasiado avergonzado o por razones similares de índole personal. Quizás hasta descubran que ya se ha arrepentido del mal y ha desistido del mal proceder.
14. Cuando los ancianos quedan convencidos de que el malhechor ha sido censurado cabalmente por su propio corazón, ¿qué hacen todavía?
14 Cuando los ancianos están convencidos de que el que cometió el mal genuinamente ha sido censurado por su propio corazón y conciencia y por medio del poder de la Palabra de Dios, entonces pueden dirigir todos sus esfuerzos a edificar a esa persona para que tenga salud espiritual. Le darían sano consejo bíblico con el propósito de fortalecer al arrepentido contra el volver a cometer lo malo, y grabarían en la mente de él la seriedad de la situación. Le ayudarían a comprender a mayor grado el peligro de estar desprevenido aunque sea momentáneamente, y lo necesario que le es ‘seguir obrando su propia salvación con temor y temblor.’—Fili. 2:12.
SE EJERCE EQUILIBRIO Y JUICIO AL CONSIDERAR LA NECESIDAD
15. Entonces, ¿qué determina la dirección que tomarán los esfuerzos de los ancianos?
15 Sin embargo, en todo caso de serio mal proceder, sea que el arrepentido busque la ayuda de los ancianos de la congregación o sean ellos, en vez de eso, quienes se dirijan a él, los ancianos querrán quedar convencidos de que existe arrepentimiento sincero y de que el individuo se está esforzando de veras por adherirse a un proceder correcto. Si el propio corazón de la persona no la ha censurado e impelido a abandonar el mal, entonces los ancianos tienen el deber de esforzarse por ver si ayudan a producir estas cosas necesarias.
16. ¿Puede alguien que comete un pecado una sola vez ser ‘practicante’ de ese pecado? Si es así, ¿cómo?
16 Por consiguiente, aunque ciertamente el número de veces que se haya cometido un mal es un factor serio que ha de considerarse y pesarse, no es en todo caso el factor que determina si una persona necesita censura bíblica o no. Pudiera ser que una persona hubiera cometido fornicación una sola vez. Pero si no se ha arrepentido sinceramente de ese mal todavía es ‘practicante’ de fornicación. ¿Por qué? Porque no ha rechazado o repudiado ese camino incorrecto en su corazón. Jesús dijo que el hombre que miraba a una mujer con pasión por ella estaba cometiendo adulterio con ella en su corazón. (Mat. 5:28) Por eso, si un individuo todavía piensa en algún acto pecaminoso con un grado de placer más bien que detestándolo y con profundo pesar y una resolución de evitar repetirlo, todavía tiene ese pecado en su corazón. Todavía no ha sido limpiado de pecado por el perdón de Dios por medio de Jesucristo y por eso todavía está inmundo. (1 Juan 1:9; 2:1) Existe la probabilidad de que vuelva a cometer ese mal si se presenta la oportunidad y le parece que puede salirse con la suya.
17. ¿Con relación a quiénes en particular tienen que ejercer los ancianos mucha precaución en cuanto a alegaciones de arrepentimiento?
17 Por lo tanto existe buena razón para que los ancianos consideren cuidadosamente las alegaciones de arrepentimiento cuando el individuo ha desplegado culpa de hipocresía, de mentir y de esfuerzos deliberados por engañar, o cuando se hace patente que el acto incorrecto fue precedido de deliberada maquinación, quizás de manera fríamente calculada. Esto es muy diferente del caso en que un individuo haya experimentado un ‘desplome’ debido a debilidad humana bajo la presión inesperada de ciertas circunstancias tentadoras. Un caso a propósito es el de Ananías y su esposa Safira, que juntos maquinaron engañar, ‘proponiéndose el hecho malo en su corazón.’—Hech. 5:1-11.
18. (a) Cuando se efectúa maldad de manera flagrante, descarada, ¿es necesario que los ancianos vacilen en tomar la acción de expulsar? ¿Qué lo muestra? (b) Si a alguien que ha tratado con franco desprecio las normas justas se le restablece más tarde porque genuinamente se ha arrepentido, ¿qué gran precaución se debe ejercer todavía?
18 Por lo tanto, si un casado flirtea en secreto con otra mujer, mientras que durante todo el tiempo simula ser limpio y quizás hasta acepta responsabilidades sagradas dentro de la congregación, y luego de hecho abandona a su esposa y se fuga con la otra mujer, ¿deben titubear los ancianos en expulsar a tal individuo de la congregación? Es obvio que no. Cuando el apóstol Pablo supo de un hombre que vivía con la mujer que evidentemente todavía era la esposa de su padre, Pablo recomendó acción rápida por parte de la congregación para ‘remover al hombre inicuo de entre ustedes mismos.’ (1 Cor. 5:1-5, 12, 13) De la misma manera, los ancianos ejercerían precaución verdadera al aceptar una petición de restablecimiento de tal individuo, puesto que les ha dado poco fundamento para confiar en que su palabra sea sincera y genuina. Si más tarde se le restablece, ciertamente deben ejercer gran precaución en el futuro tocante a darle responsabilidad en la congregación.
19. ¿Cómo pudiera alguien que todavía no hubiera vencido un problema de mal proceder mostrar mejor deseo de corazón que los individuos ya descritos?
19 En contraste con personas como ésta, es posible que un miembro de la congregación acuda a un anciano por ayuda y le informe que todavía en ese tiempo está luchando con un problema. Aunque todavía no haya podido vencer totalmente el mal, quizás muestre que desde el corazón sinceramente desea vencerlo, y, a menos que haya otra evidencia que haga dudar de esto, los pastores de la congregación lo ayudarán en armonía con ello. Sin duda este individuo es muy diferente de aquel que maquina engañar o que trata de justificar un proceder incorrecto.—Sal. 51:1-3, 10, 17.
20. ¿Cómo se engaña a sí mismo el que persiste en el pecado, y por qué es un peligro para la congregación?
20 La persona que persiste en hacer lo malo por lo general se excusa en su propia mente, hasta se convence ella misma de que Dios le pasará por alto lo que hace. (Compare con Salmo 36:2; 50:17-21.) Peor todavía, quizás ejerza influencia en otros para que sigan el mismo proceder. Proverbios 10:17 dice: “El que se adhiere a la disciplina es una senda a la vida, pero el que deja la censura hace que se ande errante.” Para su propio bien y para el bien de todos, es necesario que esa persona sea llamada a cuentas y enderezada.
CENSURANDO CON TODA GRAN PACIENCIA Y ARTE DE ENSEÑAR
21. Cuando se necesita censura, ¿cuál es la manera bíblica en que deben suministrarla los ancianos?
21 Cuando las circunstancias muestran que se necesita administrar censura, ¿de qué manera proceden los pastores de congregación? Si no se reconoce el mal, los ancianos están obligados a presentarle al malhechor la “evidencia convincente” de su mal proceder. No pueden hacer esto si todo lo que tienen es simple rumor. (Compare con Juan 16:8; Isaías 11:3.) Quizás tengan que hacer preguntas para establecer hechos de importancia. Para censurar, sin embargo, es especialmente necesario que usen evidencia y argumento bíblicos para refutar todo modo de pensar, por parte del individuo a quien hablan, de que tal proceder pecaminoso podría tener excusa a los ojos de Dios. Deben tratar de ayudarle a ver el mal tal cual es y por qué merece que él lo odie. (Heb. 1:9) Así lo corrigen y lo ayudan a ‘rectificarse.’ Su mira como pastores es conducirlo al arrepentimiento y a abandonar el mal proceder, no solo de hecho, sino también de mente y corazón.—Tito 1:9; Sant. 1:25; 2:8, 9.
22. ¿Cómo servirá de guía a los ancianos en sus esfuerzos el objetivo final de la censura cristiana, y cómo pueden ellos cumplir la instrucción de censurar “con toda gran paciencia y arte de enseñar”?
22 Manteniendo en claro enfoque el propósito de la censura, los ancianos no se verán simplemente como un cuerpo que esté determinando hechos o estableciendo culpabilidad. No simplemente reprenden a un malhechor (aunque su censura puede incluir una reprensión). Tienen la meta noble y amorosa de ‘hacer volver al pecador del error de sus caminos a fin de salvar a un alma de la muerte.’ (Sant. 5:19, 20) Ciertamente no deben pensar que tienen que apresurarse, como si tuvieran que limitar sus esfuerzos por alcanzar esa meta a una sola consideración en cierta fecha. Si les parece que se necesita más tiempo, pueden recomendarle a la persona que piense y ore acerca de lo que ellos le han dicho, y entonces podrían hacer arreglos para hablar nuevamente con ella. Esto puede dar a sus palabras de consejo y censura oportunidad de profundizarse en la mente y el corazón de la persona. Y aun después de haber tomado alguna decisión (después de una o varias conversaciones con ella), reconocerán que el conducirla a salud espiritual restaurada puede exigir que le presten más atención y ayuda por cierto espacio de tiempo. Pero tendrán la satisfacción de saber que, como dice 2 Timoteo 4:2, han censurado y exhortado “con toda gran paciencia y arte de enseñar.” Bien valen la pena el tiempo y el esfuerzo que dediquen así.a
23. (a) ¿Continuarían ejerciendo necesariamente todas las funciones que anteriormente hubieran desempeñado en la congregación los que se arrepintieran y se apartaran de un mal proceder? ¿Por qué? (b) ¿Qué factores considerarán los ancianos en todos los casos?
23 El hecho de que una persona se haya censurado en su propio corazón no significa necesariamente que en la congregación continuaría ejerciendo todas las mismas funciones que hubiera estado ejerciendo. Así como una persona que está recobrándose de una enfermedad física no puede cargar el mismo peso que otras, lo mismo puede aplicarle a ésta. Puede ser que los ancianos juzguen aconsejable no usar a este individuo en asuntos de responsabilidad por algún tiempo, por opinar, quizás, que esta restricción podría contribuir al ‘reajuste’ de la persona. (Gál. 6:1) Y en el caso de uno que solo se arrepiente como resultado de que otros lo censuran, es decir, después que lo convencen de que es culpable de un proceder pecaminoso para conducirlo al arrepentimiento genuino, entonces el acto de quitarle responsabilidades o privilegios pudiera seguir a la censura como un paso que contribuya a ‘disciplinarlo en justicia.’ (2 Tim. 3:16; Heb. 12:5, 6) En todo caso, los ancianos tienen que considerar factores como la gravedad del mal que se haya cometido, el tiempo que haya pasado desde que ocurrió, las circunstancias que llevaron a que se cometiera el mal, y el grado al cual se manifestó una medida de terquedad, o si no se prestó atención a consejo anterior en advertencia.
24, 25. (a) ¿Qué se exige que ejerzan los ancianos en vista de estos principios bíblicos, y cómo? (b) ¿Qué queda por considerarse ahora?
24 Verdaderamente, todo esto exige equilibrio y juicio, discernimiento y entendimiento. Los ancianos tienen que considerar cuidadosamente tanto los intereses del individuo como los intereses de la congregación en conjunto. Por una parte, tienen que sentir vivamente la obligación que tienen, delante de Dios, de impedir que el mal proceder se infiltre y se esparza dentro de la congregación. Al mismo tiempo tienen que manifestar un interés de igual profundidad en que su modo de tratar con sus hermanos siempre refleje los propios caminos sabios y misericordiosos de Jehová Dios.—Compare con Hechos 20:28-31; Judas 3, 4, 21-23.
25 ¿Qué hay, entonces, de la instrucción de Pablo de censurar “delante de todos los presentes” a todos los que persisten en el pecado? Examinemos cómo se lleva a cabo esta instrucción.
[Nota]
a En Isaías 1:18, donde se emplea la palabra hebrea correspondiente a elengko, Jehová le dice a Israel: “‘Vengan, pues, y enderecemos los asuntos [“disputemos,” Biblia de Jerusalén] entre nosotros,’ dice Jehová. ‘Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve.’”