Cómo y por qué ha de predicarse hoy día
1. ¿La distribución de Biblias es todo lo que debe incluir esta predicación? ¿Por qué?
¿CÓMO ha de predicarse “la palabra”? ¿Distribuyéndola mediante la página impresa en forma de Biblias? En parte sí, porque así se establece un fundamento apropiado para que podamos llevar a cabo el mandato de predicar. No podemos hacer a un lado la Palabra escrita o impresa, así como no lo hizo Jesús. El siempre hizo referencia a la Palabra escrita, citándola con la introducción “Está escrito” o “Así está escrito”. Pero nosotros que nos hemos enterado de su contenido porque la hemos leído y estudiado o porque hemos oído su lectura, tenemos que hablar a otros acerca de su contenido. La Palabra fué puesta en forma escrita, no para permanecer callada en la página impresa, sino para que se proclamara y se hiciera comprensible a los oyentes. De esta manera es como se trae la esperanza de vida eterna bajo el reino de Dios a los corazones de la gente. El apóstol Pablo da énfasis a este punto al decir: “En esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que nunca miente, prometió antes de los tiempos eternos; y a su debido tiempo manifestó su palabra [¿cómo?] por la predicación que me fué confiada a mí por mandato de Dios nuestro Salvador.” (Tito 1:2, 3, Ver. Hisp.-Am.) Por esta razón Dios hace más que suministrar la Palabra escrita para leer y estudiar. El también hace que hombres y mujeres tengan contacto con ella y hace que se informen de su contenido. Luego cuando ellos le prestan atención y se dedican a él mediante los buenos servicios de Jesucristo, él pone su espíritu sobre ellos y los envía para ser predicadores de su Palabra.
2. ¿Por qué es la organización visible de Dios una de publicadores del evangelio?
2 La organización visible de Dios bajo Cristo es una organización en la cual cada uno de los fieles es un publicador de las buenas nuevas. La salvación final de cada cual requiere que así lo sea. Porque está escrito: “Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo: porque con el corazón se cree para alcanzar justicia, y con la boca se hace confesión para salvación. Porque dice la Escritura: Todo aquel que invocare el nombre del Señor [Jehová] será salvo.” (Rom. 10:9, 10, 13) Por esta razón el Salmo 40:7-10 dijo proféticamente de Jesucristo: “Entonces dije: He aquí yo vengo; (en el rollo del libro está escrito de mí); me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón. He anunciado tu justicia en la grande asamblea, he aquí, no refrenaré mis labios; Jehová, tú lo sabes. No he encubierto tu justicia dentro de mi corazón; he publicado tu fidelidad y tu salvación; no he ocultado tu misericordia y tu verdad a la grande asamblea.” La justicia que los seguidores de Cristo alcanzan mediante el creer con su corazón o mente no ha de retenerse para ellos mismos. Cómo alcanzaron la justicia y también cómo la pueden alcanzar los demás tiene que proclamarse a otros. Tiene que hacerse una confesión o proclamación pública como testificación a Dios y a su Cristo y para el esclarecimiento de otros. Dicha confesión es para salvación.
3. ¿De manera que los testigos de Jehová son una sociedad de qué? ¿Con la ayuda de qué?
3 De modo que, “¡Predica!” dijo el apóstol de Cristo. Por esta razón la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract no sólo imprime Biblias y literatura bíblica. También entrena y prepara a ministros del evangelio. De una manera correspondiente, la organización mundial de los testigos de Jehová es una sociedad de predicadores de la Palabra de Dios, una organización teocrática de ministros consagrados que Dios ha ordenado mediante Cristo.
4. ¿Mediante cuáles dos maneras en general debe llevarse a cabo el requerimiento de predicar?
4 El apóstol Pablo que dió el requerimiento a Timoteo indicó las dos líneas en general mediante las cuales debería llevarse a cabo. Cuando él le escribió a Timoteo, se entiende que este joven era uno de los superintendentes de la ciudad de Éfeso en Asia Menor. Años antes de eso el apóstol iba de pasada. Por eso llamó a los superintendentes de Éfeso y, entre otras cosas, les dijo: “No me he retraído de declararos cosa alguna que fuese provechosa, ni de enseñaros PÚBLICAMENTE Y DE CASA EN CASA; testificando a judíos y también a griegos, el arrepentimiento hacia Dios y la fe hacia nuestro Señor Jesucristo. Y ahora, he aquí, yo sé que vosotros todos, entre quienes he andado predicando el reino de Dios, no veréis más mi rostro.” Allí tenemos la manera en que se hizo, “públicamente y de casa en casa.”—Hech. 20:20, 21, 25.
5. ¿Cómo se manifiesta que Isaías 42:1, 2 no está en contra de la predicación en público?
5 En estas dos líneas de actividad Pablo imitó a nuestro gran Dechado, el mayor Predicador de todos, Jesucristo. Ciertamente que los hechos dan testimonio de que él proclamó el mensaje del Reino en público. Es verdad que la profecía de Isaías 42:1, 2 cita a Jehová Dios como diciendo de Jesucristo: “He puesto mi espíritu sobre él, . . . Él no será ruidoso ni escandaloso, no gritará en público.” (Móffatt [en inglés]) Pero Jesús no consideró que el significado de esta profecía le prohibía a él y a sus seguidores dar testimonio en lugares públicos a grandes concurrencias. El apóstol Mateo cita la profecía de Isaías, diciendo: “Yo pondré sobre él mi espíritu, . . . El no contenderá ni clamará, y nadie escuchará su voz en las calles.” Pero Mateo cita esto para probar que Jesús no se anunciaría a sí mismo para su propia gloria, ni causaría una sensación pública para engrandecer su propio nombre, quitando de esta manera la atención principal de Jehová Dios y su reino. (Mat. 12:15-19, Una Tradu. Amer.; Móffatt; Ver. Norm. Rev. [todas en inglés]) Después que fué encarcelado Juan el Bautista y así se le impidió hablar públicamente a las multitudes, Jesús mismo activó la campaña de reuniones públicas. Está escrito: “Y recorrió Jesús toda la Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y proclamando la buena nueva del reino.” (Mat. 4:12-17, 23) Continuó su obra pública durante el resto de su ministerio sobre la tierra y en esta gran publicidad al reino de Dios juntó consigo a sus doce apóstoles y setenta otros evangelistas.—Luc. 8:1; 9:1, 2; 10:1.
6. ¿En cuáles lugares estaba listo Jesús para celebrar reuniones públicas, y por qué?
6 Jesús a propósito fué donde había multitudes. Aprovechó las multitudes que se hallaban reunidas en el lugar donde su propia adoración de Dios hizo que él estuviera en ciertas ocasiones. De modo que predicó en las sinagogas y en el templo en Jerusalén, cosa que tenía derecho hacer como ciudadano de Israel que pagaba contribuciones. Salones públicos que se podían alquilar por cualquiera que deseaba usarlos para eventos de interés popular eran escasos o no existían en aquellos días. Pero Jesús no necesitaba esas cosas para celebrar reuniones públicas. No necesitaba ni siquiera cosas tan hermosas como nuestros parques públicos de hoy día con sus pastos tan bien cuidados y con sus pabellones o plataformas para bandas, antes de consentir y celebrar él una reunión al aire libre. El aceptaba a la naturaleza así como la encontraba. Se hallaba listo para celebrar reuniones públicas fuera de las ciudades, usando como tribuna el lado de una montaña o la cubierta de una barca de pesca apartada una corta distancia de la multitud en la playa. Usaba su propio equipo de sonido portátil, el incomparable mecanismo de la voz humana, y se acomodaba a las propiedades acústicas de los lugares públicos donde se encontraba. Juan el Bautista predicó a las multitudes afuera en el desierto y por las orillas del río Jordán. Jesús, también, estaba listo para anunciar las buenas nuevas de Dios afuera en el desierto, si había allí quien oyera. Los verdaderos predicadores de Dios no son aquellos que necesitan tener un púlpito fijo en algún edificio y con sueldo.—Mat. 5:1, 2; 13:1, 2; 14:13-15; 11:7-11; Mar. 4:1, 2.
“DE CASA EN CASA”
7. ¿Cómo predicó Jesús al mero principio? y esto ¿qué prueba?
7 Los hombres que tienen el título de “Doctor de Divinidad” y a quienes los políticos, los hombres de los grandes negocios, los jueces civiles y la gente en general consideran como ministros y predicadores se limitan a la predicación desde púlpitos “consagrados”. No predican de casa en casa, apenas visitan a sus propios feligreses o miembros de su iglesia en sus hogares para instruirles. En esto no imitan al apóstol Pablo, que predicó “de casa en casa” y que dijo: “Debéis seguir mi ejemplo en esto así como yo sigo el de Cristo.” (1 Cor. 11:1, Una Tradu. Amer. [en inglés]) Pero para probar que es predicador ordenado por el espíritu de Dios el cristiano no tiene que poseer un título ni hace falta que se le asigne un púlpito y una congregación de muchos oyentes pagadores. Él puede probar su ministerio predicando a individuos y de casa en casa. La primera predicación hecha por Jesús mismo después de ser ungido con el espíritu de Dios fué a individuos particulares en un hogar, en su propia morada particular, a la cual invitó a los dos hombres. Cuando Juan el Bautista indicó quien era Jesús ellos le siguieron y preguntaron: “¿Dónde moras?” “Él les dice: Venid y veréis. Fueron, pues, y vieron donde moraba; y se quedaron con él aquel día: era como la hora décima [las 16].” Esta predicación en la morada de Jesús tuvo éxito, por cuanto resultó en producir a los apóstoles Andrés y Juan. Andrés inmediatamente invitó a un pariente cercano, a su hermano Simón Pedro, a la reunión de casa, lo cual resultó en producir al apóstol Pedro.—Juan 1:35-42.
8. ¿Cómo se manifiesta que las reuniones en las casas constituyen un medio de predicación?
8 Jesús era partidario de reuniones de casa para dar testimonio a un individuo o a varios. El gobernante judío, Nicodemo de los fariseos, vino a su morada particular y Jesús, en cumplimiento de su comisión, le dió el mensaje. (Juan 3:1-21) Mateo que antes había sido el recaudador de contribuciones Leví, era partidario de reuniones de casa. Inmediatamente después de aceptar la invitación de Jesús para ser su seguidor Mateo hizo arreglos para que Jesús fuera a su casa e invitó a recaudadores de contribuciones y a pecadores como él mismo para que estuvieran presentes en la comida para que Jesús les diera el testimonio. (Mat. 9:9-13; Mar. 2:14-17; Luc. 5:27-32) Las Escrituras indican que durante los días de trabajo Jesús celebró muchas reuniones de casa donde él predicó. (Mar. 2:1-12; Luc. 19:5-11) El primer gentil convertido al cristianismo consideró que era propio ofrecer su casa para reuniones donde se oyera la predicación de la Palabra de Dios. Cuando se le informó a este hombre que mandara a traer a Pedro para que viniera a predicar, Cornelio no mantuvo el asunto callado por temor para luego celebrar su reunión con Pedro como si fuera asunto privado. No; sino que abrió su casa e invitó a su familia y parientes y amigos para que escucharan consigo el mensaje. Por esto leemos: “Y Cornelio les estaba esperando [a Pedro y sus compañeros], habiendo reunido a sus parientes y a sus amigos íntimos. Y sucedió que estando Pedro para entrar, le encontró Cornelio; y . . . halló a muchos reunidos.” (Hech. 10:24-27) Filemón de Colosas fué otro partidario de reuniones en los hogares y él abrió su hogar para la celebración de juntas para oír la Palabra de Dios. Como resultado de esto se estableció una congregación o iglesia en su casa. De modo que Pablo, al escribirle, dijo: “Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo a Filemón, . . . y a la iglesia que está en tu casa.” (Filemón 1, 2) ¡Qué privilegio fué ése! ¡Cómo santificó a ese hogar! ¡Qué bien prueba lo excelente que es un hogar para la reunión de grupos locales!
9. ¿Hasta a qué pequeño número podemos predicar? ¿Cómo se manifiesta que esto es eficaz?
9 De modo que para llevar a cabo la comisión que uno ha recibido de Dios la predicación puede hacerse dando testimonio a grandes concurrencias públicas, testificando de puerta en puerta, en reuniones de grupos en hogares, y a solas a individuos dondequiera que sea, bajo cualquier circunstancia. Jesús no pasó por alto oportunidades para testificar a individuos, ni tampoco lo hacen sus seguidores alertos. Cuando él estaba sentado cansado y hambriento al lado del pozo cerca de Sicar en la desfavorable Samaria y una samaritana se acercó para sacar agua, Jesús aprovechó eso como una oportunidad para predicar a un individuo. Esto resultó en su predicación a un grupo que se juntó allí el cual se congregó porque esta mujer los animó a que vinieran para escuchar a Jesús. (Juan 4:6-41) Felipe el evangelista también descubrió que es provechoso testificar a individuos. Es bien conocido cómo se acercó a un carro en el cual estaba un etíope leyendo la profecía de Isaías en alta voz, y fué invitado a subir con él. “Y Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le predicó la buena nueva de Jesús.” El bautismo de este individuo por Felipe a la primera oportunidad vino en seguida. (Hech. 8:26-39) El ángel de Dios fué quien dirigió a Felipe a ese individuo.
“A TIEMPO Y FUERA DE TIEMPO”
10. ¿En qué tiempo debemos predicar? ¿Según se demostró por Jesús?
10 No siempre hemos de escoger dónde y cuándo predicar, todo de acuerdo con nuestra propia idea de lo que es conveniente para nosotros. Algunas veces, a pesar de las apariencias desfavorables, es menester que tengamos presente nuestra obligación y tratemos de llevar a cabo nuestra obra. De esta manera podemos vencer la situación desfavorable que se ha creado y podemos derrotar el propósito que hayan tenido los adversarios al hacer que todo sea inconveniente para nosotros y nuestra obra. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo que predicara con urgencia, diciendo: “Continúa haciéndolo a tiempo y fuera de tiempo.” (2 Tim. 4:2, Móffatt [en inglés]) Durante la hora del mediodía, cuando Jesús estaba sentado cansado y hambriento al lado del pozo, quizá habría parecido ser fuera de tiempo para dar principio a un testimonio a esa aguadora samaritana. Pero lo que era fuera de tiempo para la carne de Jesús fué muy oportuno para esa mujer. El hacer la voluntad de su Padre proveyó a Jesús con poderes milagrosos de sustentamiento para que pudiera cumplir su comisión fuera de tiempo.
11. ¿Cómo vencieron los cristianos primitivos las condiciones “fuera de tiempo”?
11 Después que Esteban fué apedreado, Saulo de Tarso comenzó su carrera de persecución violenta y la congregación en Jerusalén fué desbaratada. Ellos por la mayor parte fueron dispersados por toda Judea y Samaria, y quizá habrá parecido ser “fuera de tiempo” para que esos perseguidos continuaran testificando a Jehová y su Cristo. ¿Fueron esas condiciones las apropiadas, por lo tanto, para que dejaran de hablar del mensaje? Los perseguidores y su instigador Satanás el Diablo hubieran tenido gusto de hacer que pareciera así a los cristianos dispersos. Pero ¿pensaron ellos que tenían autoridad para considerar el asunto de ese modo y someterse a la intención de los perseguidores? ¡No! El registro manifiesta cómo se frustró el intento inicuo de los adversarios, al decir: “Aquellos pues que fueron dispersados, andaban por todas partes, predicando la palabra.” Una de las cosas que sucedió fué que Felipe el evangelista bajó a Samaria. ¿Con qué resultado? “Cuando creyeron a Felipe, que les predicaba las buenas nuevas del reino de Dios, y el nombre de Jesucristo, fueron bautizados, así hombres como mujeres.” Resultó en un testimonio extenso porque los dispersos continuaron testificando, aunque fué para ellos “fuera de tiempo” en territorios ajenos y lejos de sus hogares. Tal fué su persistencia que leemos: “Aquellos, pues, que habían sido esparcidos por la persecución suscitada con motivo de Esteban, fueron hasta Fenicia, y Chipre, y Antioquía, predicando la palabra; . . . Y algunos de ellos eran hombres de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando vinieron a Antioquía, hablaron a los griegos también, publicando la buena nueva del Señor Jesús. Y la mano del Señor estaba con ellos; y un gran número, habiendo creído, se volvieron al Señor.” (Hech. 8:4-12; 11:19-21) De manera que lo que físicamente es fuera de tiempo para los siervos de Dios puede convertirse en cosa provechosa si uno continúa fielmente en el ministerio.
12. ¿Cómo llegó Pablo a estar encerrado? ¿Perdió por causa de esto su comisión?
12 Hay muchos que hoy día están sufriendo persecución severa, estando dispersos y desalojados, encerrados en campos horribles de trabajo forzado, y obligados a la actividad en la “clandestinidad”. Para ellos las cosas están muy “fuera de tiempo”. No sólo eso, sino que hay otros que tienen que quedarse en casa debido a alguna enfermedad, flaqueza, u otra limitación. ¿Cómo pueden éstos vencer dichas condiciones que parecen ser tan “fuera de tiempo”? El apóstol demostró la manera. En un tiempo él mismo estuvo encerrado, por dos años completos, y eso bajo la vigilancia de los agentes del emperador romano. Lucas nos dice con respecto a Pablo el prisionero: “Y cuando entramos en Roma, el centurión entregó los presos al prefecto de la guardia pretoriana; pero a Pablo le fué permitido habitar por sí solo, con un soldado que le guardaba.” (Hech. 28:16) ¡Qué tan “fuera de tiempo” era para Pablo seguir con sus deberes apostólicos! Pero Pablo no consideró que con eso había terminado su servicio a Dios y que había sido librado de su comisión y de sus deberes apostólicos. Se acordó de las palabras de Jesús que él recibió milagrosamente cuando estuvo en la cárcel en Jerusalén: “No temas, Pablo, pues así como has dado testimonio de mí en Jerusalem, así ES MENESTER que des testimonio también en Roma.” (Hech. 23:11) Pues, por fin había llegado Pablo a Roma, aunque las condiciones eran “fuera de tiempo” según se juzgaría ordinariamente. De manera que ¿cómo comenzó a dar testimonio?
13. ¿Después de pasar cuánto tiempo comenzó Pablo a predicar como encerrado?
13 No pasaron ni tres días antes que Pablo estuviera una vez más ‘predicando la palabra’. ¿Cómo? ¿Escapándose de la custodia que le retenía en su casa? ¡No! Pues, entonces, ¿consiguiendo permiso para salir de su encierro e ir sin ser acompañado por el soldado que le guardaba? Otra vez, no. Lo que hizo fué hacer que viniera un auditorio a él. Leemos: “Y aconteció que después de tres días, convocó a los hombres principales de los judíos: y habiéndose ellos reunido, les dijo: Yo, hermanos, sin haber hecho cosa contra el pueblo, o las costumbres de nuestros padres, fuí entregado preso, desde Jerusalem, en manos de los romanos: ... Por esta causa, pues, os he llamado, para veros, y hablar con vosotros: porque es a causa de la esperanza de Israel, que estoy atado con esta cadena.” Luego Pablo hizo arreglos con ellos para una reunión. “Y habiéndole señalado un día, vinieron a él en gran número, a su alojamiento; a los cuales expuso la materia, testificando ardorosamente respecto del reino de Dios, y persuadiéndoles respecto de Jesucristo, sacando sus pruebas así de la Ley de Moisés como de los Profetas, [¿por cuánto tiempo?] desde por la mañana hasta la tarde. Y algunos creían las cosas que eran dichas, y otros no creían.” En este caso se tuvo cierto éxito en la primera reunión.
14, 15. ¿Por cuánto tiempo hizo esto? ¿Ante quiénes más? ¿Con qué resultado?
14 Durante todo el tiempo que las condiciones parecían estar fuera de tiempo para Pablo él continuó haciendo lo que más tarde le dijo a Timoteo que hiciera. En vez de desgastarse allí como un prisionero bajo custodia en su casa esperando ociosamente que llegara el tiempo de su juicio y consiguiera liberación del encierro, Pablo hizo que viniera la gente a él ya que él no podía ir a la gente. Hizo que su cuarto de prisión y que su encierro se convirtieran en una situación eficaz para testificar, de modo que el libro de los Hechos termina con estas palabras comendatorias: “Y Pablo permaneció dos años enteros en su propia vivienda alquilada, y recibía a cuantos iban a verle; predicando el reino de Dios, y enseñando lo tocante al Señor Jesucristo, con toda confianza, sin que nadie se lo vedase.” (Hech. 28:16-24, 30, 31) El soldado que estaba de guardia al lado de Pablo tenía que escuchar toda esta predicación de Pablo a sus visitantes.
15 Siendo que las guardias se cambiaban día y noche y de vez en cuando, muchos alcanzaron oír el testimonio del Reino. También podemos tener la seguridad de que Pablo testificó directamente a los soldados que eran su guardia cuando no tenía otros con quien hablar. Esto resultó ser tan eficaz con los soldados de la pretoriana, o sea la guardia imperial, que Pablo más tarde pudo escribir a la congregación en Filipos y decir: “Quiero que sepáis, hermanos, que mi situación ha contribuído al progreso del Evangelio, de manera que en el pretorio y fuera de él es notorio cómo llevo mis cadenas por Cristo, y la mayor parte de los hermanos en Cristo, alentados por mis cadenas, sienten más ánimos para hablar sin temor la palabra de Dios.” (Fili. 1:12-14, Nácar-Colunga) De manera que Dios bendijo los esfuerzos de Pablo porque él continuó trabajando “fuera de tiempo”. El hace igual con los que imitan a Pablo de esta manera hoy día.
POR QUÉ ESPECIALMENTE AHORA
16. ¿Para que aprovechara qué cosas instó Pablo a Timoteo que predicara a todo tiempo?
16 Cerca de 65 d. de J.C. la muerte de Pablo estaba cerca. De modo que Dios le permitió tener éxito en hacer que saliera de su prisión en Roma la segunda y última carta dirigida a Timoteo, donde le insta que ‘predique la palabra’ a todo tiempo y bajo toda circunstancia. ¿Por qué instaba Pablo tanto a Timoteo a hacer esto? Por razones buenas; razones que han llegado a ser más obligatorias en cuanto a nosotros hoy día que en cuanto a Timoteo hace diecinueve siglos. Pablo insistió que continuara haciéndolo fervorosamente y que no cesara a causa de la inoportunidad, ya que Timoteo debía aprovechar el tiempo y la ocasión. Pero ¿por qué era eso?
17, 18. ¿Por cuáles razones apremiantes le instó Pablo que predicara?
17 Pablo explica: “Porque vendrá tiempo en que no sufrirán la enseñanza sana; sino que, teniendo comezón en las orejas, amontonarán para sí maestros, conforme a sus propias concupiscencias; y apartarán de la verdad sus oídos, y los volverán a las fábulas.” (2 Tim. 4:3, 4) De manera que predicar mientras que todavía haya gente con oídos para escuchar. Antes de pasar mucho tiempo acumularán para sí a tantos hombres enseñando las cosas que desean oír que habrá mucha doctrina falsa y una multitud de enseñanza antibíblica con la cual será necesario competir. Hacer todo lo posible AHORA para ayudar a algunos a vencer esta tendencia hacia los oídos que tienen comezón para oír filosofías y tradiciones humanas. Armar de antemano a los hermanos contra los peligros tan graves que habrán de surgir. Pablo ya había notado el desarrollo del oído con comezón en la congregación de Corinto. De modo que les escribió: “Témome, no sea que, como la serpiente engañó a Eva con su sutileza, así también vuestras mentes sean corrompidas, y se aparten de la sencillez y pureza que es en Cristo. Porque si aquel que viene, predica otro Jesús, a quien nosotros no predicamos, o si recibís otro espíritu, el cual no recibisteis, u otro evangelio, que no aceptasteis, bien le toleraríais al tal.” (2 Cor. 11:3, 4) De modo que predique persistentemente, para vencer de antemano cualquier esfuerzo del enemigo.
18 El oído con comezón para oír enseñanzas falsas no sería lo único que tendría que combatirse, ¡sino que habría más! Ciertamente se desarrollaría una condición peligrosa y llegaría a su punto culminante en escala mundial en estos últimos días. “Mas sabe esto,” dijo Pablo en esta misma carta a Timoteo, “que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, incontinentes, fieros, aborrecedores de los que son buenos, traidores, protervos, hinchados de orgullo, amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios; teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de ella: . . . Sí, y todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución. Empero los hombres malos y los impostores irán de mal en peor, engañando, y siendo ellos mismos engañados.” (2 Tim. 3:1-5, 12, 13) Había toda razón, entonces, para que Pablo exhortara a Timoteo: Retén bien la verdad que has aprendido de las fuentes correctas y por medio de los canales teocráticos, y continúa enseñando y declarando a todo tiempo únicamente la doctrina sin mezcla.
19. ¿Por qué son dichas razones más apremiantes para nosotros hoy día?
19 Todas esas condiciones le esperaban a Timoteo. Hoy día nosotros nada podemos hacer para impedir que vengan. ¡Ya han llegado! Estamos en las agonías de los últimos días y todas las condiciones predichas han acontecido en la cristiandad. Por esta razón sabemos que estamos en los últimos días. Los centenares de millones de tales llamados cristianos han manifestado que tienen comezón en los oídos y se han amontonado centenares de miles de maestros religiosos para que les hagan cosquillas diciéndoles cosas que están en armonía con sus deseos mundanos. Cuando los testigos de Jehová les declaran la doctrina sana de las Santas Escrituras, los centenares de millones de oídos con comezón simplemente no pueden soportarlo. Se apartan de las verdades del Reino y se inclinan hacia las fábulas inventadas por el hombre y a las doctrinas de los demonios. Tienen la forma de la piedad, pero a ésta le falta la verdad; y no demuestran poder alguno de la verdadera piedad en sus vidas. De hecho todas sus pretensiones de piedad resultan falsas. Los religiosos han llegado a ser aborrecedores de los que son buenos, y por eso ceden a la intolerancia en cuanto a la verdad y persiguen a los testigos de Jehová. No es porque los testigos se mezclen en la política para promover un sistema político impío, sino únicamente porque están esforzándose por vivir piadosamente en armonía con Jesucristo y porque se mantienen separados de este mundo; siendo este curso el que condena a los religiosos mundanos. Entre tanto que este mundo se envuelve en más y más dificultades, se elevan más y más teóricos religiosos, políticos, económicos y sociales y sus decepciones son tan sutiles que logran engañar aun a los mismos engañadores. No cabe duda alguna de que estamos en los últimos días. Estamos en el “tiempo del fin” de este mundo. ¡Con treinta y cinco años de este período ya por detrás y habiendo llegado a 1950 es, en realidad, más tarde de lo que ellos creen! ¿Qué, pues, es la cosa más importante, la cosa más sabia y la más valiosa que uno puede hacer ahora?
20, 21. Por lo tanto, ¿qué debe hacerse? ¿Por qué? ¿Cómo arguye Pablo a favor de esto?
20 ¡Predicar la Palabra! Ese es el mandato de Dios por medio de su Santa Palabra. Las enseñanzas falsas de este día, las doctrinas de los demonios, y las decepciones de los seductores están guiando a las multitudes de la cristiandad hacia la temprana destrucción en la guerra del Armagedón. Pero entre los miles de millones de oídos que desean que se les haga cosquillas con dichas cosas hay también un sinnúmero de oídos que anhelan escuchar la sana doctrina, la verdad edificante, la Palabra pura de Dios. Únicamente esa Palabra nos habla del nombre de Jehová Dios el cual tiene que invocarse en estos últimos días para poder ser salvo y recibir Su espíritu santo. Así como el apóstol Pedro dijo el día del Pentecostés: “Será en los últimos días, dice Dios, [que] yo derramaré de mi espíritu sobre toda carne; . . . Y será que todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo.” (Hech. 2:17-21, Darby, margen [en inglés]; Joel 2:32) ¿Cómo podrán oír aquellos que tienen tales oídos a no ser que nosotros que tenemos la Palabra de Jehová se la prediquemos a ellos por medio de la palabra hablada o por la página impresa? El apóstol Pablo mismo nos hace esta pregunta, diciendo:
21 “Todo aquel que invocare de veras el nombre del Señor [Jehová], será salvo. ¿Mas cómo le han de invocar, si no creen en él? o ¿cómo creerán en él, si de él nada han oído hablar? Y ¿cómo oirán hablar de él, si no se les predica? Y ¿cómo habrá predicadores, si nadie los envía? según aquello que está escrito: ¡Qué feliz es la llegada de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian los verdaderos bienes! Verdad es que no todos obedecen al evangelio. Y por eso dijo Isaías: ¡Oh Señor! ¿quién ha creído lo que nos ha oído predicar? Así que la fe proviene de oír, y el oír depende de la predicación de la palabra de Cristo.”—Rom. 10:13-17, Torres Amat; Delitszch; Salkinson-Ginsberg.
22. ¿Por qué es éste el tiempo para predicar así como nuestra responsabilidad hacerlo?
22 Enfrentados como estamos con las condiciones mortíferas de los últimos días, con densas tinieblas cubriendo a la gente y con seductores inicuos extraviándola al hoyo de la destrucción, es muy necesario que Dios levante predicadores. Él lo ha hecho, levantando a sus fieles testigos sobre quienes ha puesto su espíritu. (Joel 2:28-32) El Diablo y toda su organización de tinieblas están resueltos impedir que la gente oiga y que algunos logren escapar al lado de Jehová Dios y su Cristo. Dios está resuelto que la gente oiga, preste atención quienquiera. De manera que el mandato a sus testigos se oye por encima del estruendo y clamor de los guías falsos de este mundo: “Predica la palabra.” Tenemos la Palabra revelada de Dios con que hacer la predicación. Ahora nos toca obedecer el mandato divino. Seamos siervos oficiales como Timoteo en una congregación o no, por medio del apóstol se nos da el requerimiento de predicar a vista de Dios y Cristo. Debido al aparecimiento de Cristo y de su reino se nos exhorta que cumplamos con el requerimiento. El reino de Dios por medio de Cristo es la doctrina más prominente de la Santa Palabra, y el proclamar esta Palabra ahora significa proclamar el Reino. El aparecimiento de la presencia de Cristo en real poder celestial ahora deleita a nuestros ojos de fe y entendimiento, porque el reino de Dios por medio de él tuvo su nacimiento en 1914 d. de J.C. Esto debe ser de gran estímulo para nosotros ahora.
23. ¿Qué arreglo divino estamos aprovechando? ¿Con qué beneficio?
23 Desde 1914 a 1918 sentimos la angustia principiante de la “grande tribulación” sobre la organización mundial del Diablo. Estamos ahora en el intermedio bondadoso mediante el cual los días de esa tribulación se están abreviando antes de la angustia final del Armagedón, la guerra universal. El mandato del Rey entronizado ahora asume una urgencia abrumadora: “Este evangelio del reino será predicado en toda la tierra habitada, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:7, 8, 14, 21, 22) Ese fin significa la destrucción para aquellos cuyos oídos con comezón los han apartado a las invenciones humanas y para aquellos que no han oído la Palabra salvavidas de Dios y que no fueron capacitados mediante ella para invocar el nombre de Jehová y ser salvos por medio de su Cristo. Es hora crítica para millones que deben oír. Es una decisión crítica que usted tiene que hacer. Si tiene usted la Palabra de Dios, si usted la está oyendo, entonces su responsabilidad no puede evadirse. Es menester que la predique ahora como nunca antes. El hacer esto con obediencia gustosa y agradecida significa para usted la protección contra toda la presión de la propaganda mundial tan destructiva. Su obediencia quizá resulte en la salvación de otros que le oyen y, mejor que todo, significa la vindicación de Jehová cuyo mandato obedece usted. “Mira por ti mismo, y por la enseñanza; persevera en estas cosas; porque haciendo esto, a ti mismo te salvarás, y también a los que te oyen.”—1 Tim. 4:16.