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¿Cómo escaparemos?La Atalaya 1981 | 15 de mayo
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dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación él también dispondrá la salida [no necesariamente para que escapen de la situación, sino] para que puedan aguantarla.” Por eso, es necesario que cultivemos aguante, para que podamos superar las tentaciones y pruebas a fin de seguir “en pie,” fieles, en este ‘fin de los sistemas de cosas.’—1 Cor. 10:11-13; Mat. 24:3.
22. ¿Adónde debemos dirigirnos para conseguir guía a fin de escapar, y por qué?
22 Sin embargo, ¿se puede decir más en respuesta a las preguntas: ¿Cómo escaparemos? ¿Adónde huiremos? Se puede, y, a este respecto, examinemos más detalladamente la Palabra de nuestro Dios, Jehová, que conoce nuestras necesidades y cuidará de nosotros a medida que busquemos humildemente su guía.—1 Ped. 5:6, 7.
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¡Huya al reino de Dios!La Atalaya 1981 | 15 de mayo
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¡Huya al reino de Dios!
1. En la carta que Pablo escribió a los hebreos, ¿qué se puede notar con relación a escape?
EN SU carta a los hebreos, el apóstol Pablo dice algunas cosas importantes con relación a escape. Considera dos aspectos: cosas que deben observarse y cosas que deben evitarse. En apoyo de su argumento, frecuentemente cita de las Escrituras Hebreas, con las cuales habrían estado muy familiarizados sus lectores de aquel tiempo... judíos que se habían hecho cristianos.
2. ¿Qué comparación hizo Pablo entre el Hijo de Dios y los ángeles, y a qué conclusión lleva esto?
2 En el primer capítulo de Hebreos 1, Pablo subraya la posición superior que ocupa el Hijo de Dios sobre los ángeles. Entonces dice el apóstol: “Por eso es necesario que [nosotros, los cristianos,] prestemos más que la acostumbrada atención a las cosas oídas por nosotros, para que nunca nos deslicemos [o, “seamos arrastrados a la deriva,” Bover-Cantera]. Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó firme, . . . ¿cómo escaparemos nosotros si hemos descuidado una salvación de tal grandeza siendo que empezó a ser hablada por medio de nuestro Señor [Jesucristo] . . .?”—Heb. 2:1-4.
3. (a) La esperanza de salvación mediante Cristo Jesús es mejor que ¿qué otra esperanza? ¿y en qué sentido? (b) ¿De qué viene acompañada esta “esperanza mejor”? (c) ¿De qué hay necesidad, prescindiendo de que nuestras esperanzas sean celestiales o terrestres?
3 La esperanza de salvación que se dio por medio de Jesucristo es mucho mejor y mayor que la que se ofreció por medio de la Ley “transmitida mediante ángeles” en el monte Sinaí. (Gál. 3:19) Es mejor porque está basada en un “pacto mejor . . . establecido legalmente sobre mejores promesas,” un sacrificio mucho mejor (que se hizo “una vez para siempre,” y da una “esperanza mejor”) y un sacerdocio mejor, semejante al de Melquisedec. (Heb. 7:15-25; 8:6; 9:23-28) No obstante, esta “esperanza mejor” viene acompañada de una responsabilidad mayor. Por eso, es necesario prestar atención detenidamente y ejercer cuidado para evitar todo descuido, “para que nunca nos deslicemos” o vayamos “a la deriva.” Y aunque aquí se hace referencia a la salvación celestial, responsabilidades similares descansan sobre los que tienen la esperanza de salvación terrestre bajo el reino de Dios.
4. ¿Qué quiere decir ir a la deriva, y cómo aplicaría esto a los cristianos?
4 ¿Cuánto esfuerzo se requiere para que alguien vaya deslizándose, o para ir a la deriva? Ninguno en absoluto. Si estamos en un río, sea que estemos dentro de un barco o sobre el agua misma, la corriente simplemente nos lleva río abajo. Lo mismo sucede en la vida real. Si nosotros, como cristianos, empezamos a ir a la deriva, nos dejamos llevar por cualesquier
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