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  • ¿Ha sido usted bautizado para vida?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1960
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1960
w60 15/5 págs. 292-295

¿Ha sido usted bautizado para vida?

¿Le gustaría a usted vivir para siempre en el hermoso paraíso del nuevo mundo de Dios? Si es así, entonces usted tiene que ser bautizado para vida ¡y eso antes que sea demasiado tarde!

LA ASAMBLEA internacional “Voluntad Divina” de los testigos de Jehová, que se celebró en el verano de 1958, atrajo atención mundial tanto por su tamaño como por sus rasgos singulares. Un rasgo al cual se dio amplia publicidad fue su bautismo de 7,136 cristianos. Periódicos y revistas, cámaras cinematográficas y de televisión llevaron vistas de él a toda parte del globo.

¿Por qué atrajo tanta atención ese bautismo? Muy probablemente porque fue un bautismo por medio de inmersión total. Y ¿por qué insisten en inmersión total los testigos de Jehová? Porque la Palabra de Dios manda que ellos sean bautizados; y en su lengua original griega las palabras que se traducen “Bautista,” “bautismo” y “bautizar” tienen el significado, no de rociar, sino de Sumergidor, inmersión y sumergir, o Zambullidor, zambullimiento y zambullir. Traducciones literales de la Biblia confirman esto.—Mat. 3:11; Luc. 3:3, 16; Ro, Diaglott (interlineal).

Juan el Bautista bautizaba por medio de inmersión en el Jordán y los discípulos de Jesús hacían lo mismo. Por eso fue que Juan bautizaba “en Enón cerca de Salim, porque allí había una gran cantidad de agua.” La historia religiosa temprana muestra que en los primeros siglos de nuestra era común los cristianos invariablemente bautizaban por medio de la inmersión. Más tarde se recurrió a la rociadura por el único motivo de la conveniencia.—Juan 3:23.

Entre esos 7,136 candidatos para inmersión en la asamblea “Voluntad Divina” estuvieron personas de muchas nacionalidades y de diferentes edades, pero no hubo ningún infante. ¿Por qué no? Debido a la comisión de Jesús respecto al bautismo, la cual declara: “Vayan, pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos.” Un discípulo es “uno que recibe instrucción de otro.” Un infante no puede recibir instrucción bíblica. Igual que en el caso del bautismo por medio de rociar, el de infantes no se practicaba entre los cristianos primitivos.—Mat. 28:19, 20.

¿Cuál es el significado y valor del bautismo cristiano en agua? ¿Lava el pecado original? No, porque Jesús mismo les puso el ejemplo a los cristianos en el bautismo como en todo lo demás, y él no tenía pecado. Más bien, el bautismo es un símbolo de que uno se ha dedicado para hacer la voluntad de Dios y por lo tanto se relaciona con la ordenación de uno como ministro de la Palabra de Jehová. Así, el apóstol Pablo muestra que cuándo Jesús fue al Jordán para ser bautizado él dijo: “¡Mira! yo he venido para hacer tu voluntad.”—Heb. 10:9.

Por medio de ser sumergido bajo el agua en su bautismo Jesús estaba muriendo, en símbolo, en cuanto a su proceder anterior, el de ayudar a sostener a su madre y a la familia de ella por medio de la carpintería, y emprendiendo la misión específica para la cual su Padre lo había enviado a la tierra. ¿Qué era esa misión especial? “Con este propósito he nacido y con este propósito he venido yo al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:37) Su sumersión total bajo agua también representó que estaba dispuesto a ir hasta el extremo de la muerte y entierro para efectuar la voluntad de su Padre celestial.

Antes de que podamos dedicarnos aceptablemente a hacer la voluntad de Dios, sin embargo, primero tenemos que adquirir conocimiento de Jehová Dios y ejercer fe en él, como leemos: “Además, sin fe es imposible lograr su buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser el galardonador de los que con sinceridad le buscan.” Secundariamente, tenemos que reconocer que somos pecadores, debido a la transgresión de Adán, ‘y arrepentirnos y volvernos y conseguir que nuestros pecados sean cubiertos por medio de ejercer fe en la sangre del Cordero, Jesucristo.’ Sólo entonces estamos en la debida posición para acercarnos a Dios, como lo hizo Jesús, y dedicarnos a él y a su servicio. Esa dedicación nos obliga a ser sumergidos en agua en la primerísima oportunidad.—Heb. 11:6; Rom. 5:12; Hech. 3:19; Apo. 7:14.

CON ESPÍRITU SANTO Y CON FUEGO

Juan el Bautista, que fue precursor en el bautismo de personas y que bautizó a Jesús dijo: “Yo, por una parte, los bautizo con agua debido a su arrepentimiento; pero el que viene después de mí es más fuerte que yo, cuyas sandalias no soy digno de quitarle. Aquél los bautizará con espíritu santo y con fuego.” ¿Cuándo y cómo llevó a cabo estos bautismos “aquél”?—Mat. 3:11.

Inmediatamente antes de su ascensión al cielo Jesús dijo a sus seguidores: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, tocante a lo cual oyeron de mí; porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo a no muchos días después de esto.” Ese bautismo por espíritu santo vino en el Pentecostés, así como Pedro mostró al aplicar a ese acontecimiento las palabras de la profecía de Joel. Ese bautismo marcó el comienzo de la congregación cristiana, el cuerpo de Cristo, y se limita a los que llegarán a ser parte de éste.—Hech. 1:4, 5; 2:16-18.

¿Cuándo bautizó Jesús con fuego? ¿Fue esto en el Pentecostés también, cuando llamas de fuego descansaron sobre sus 120 seguidores reunidos? Eso no podría ser correcto. ¿Por qué no? Porque, recuerde usted, bautismo significa inmersión, y esos 120 no fueron sumergidos en esas llamas. Entonces, ¿cuándo, cómo y a quién bautizo Jesús con fuego? El fuego es un símbolo de destrucción. El bautismo por fuego por tanto nos hace recordar la ocasión en que Sodoma y Gomorra recibieron un bautismo por fuego, un bautismo que las destruyó completamente a ellas y a sus gentes. Juan el Bautista indicó lo mismo cuando dijo que Jesús “recogerá su trigo al granero, pero quemará la paja con un fuego que no puede ser extinguido.” Ese bautismo con fuego se efectuó en 70 d. de J.C., cuando Jerusalén fue destruída por los romanos y más de un millón de judíos perdieron la vida. Ningún cristiano fue abarcado por esa matanza terrible, porque ellos habían obedecido las palabras de Jesús de huir de Jerusalén cuando la viesen cercada por ejércitos.—Mat. 3:12; Luc. 21:20, 21.

MODELOS DE BAUTISMO PARA VIDA

Así vemos que en el primer siglo todos los judíos que ejercieron fe en Jesús se dedicaron y fueron bautizados experimentaron un bautismo que era para vida, mientras que otros, cual paja, fueron bautizados mediante fuego y para destrucción. Lo mismo es cierto hoy. Exactamente cómo aplica esto en nuestro tiempo puede verse de dos modelos proféticos que Jehová mandó que se hiciesen hace mucho. Uno de éstos se efectuó en los días de Noé, según Pedro lo llama a nuestra atención. Después de relatar que debido a la paciencia de Dios ocho almas allá en ese tiempo “fueron llevadas a salvo a través del agua,” sigue diciendo: “Lo que corresponde con esto ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo.”—1 Ped. 3:20, 21.

Para que alguien allá experimentara la salvación tenía que ser bautizado en Noé. Es decir, tenía que ejercer fe y confianza en el profeta de Dios. Tenía que llegar a estar inseparablemente unido con Noé, sometiéndose completamente a la dirección de Noé, viniendo a estar bajo la jefatura de él. No fue el bautismo en agua lo que salvo a la familia de Noé; ése destruyó a los inicuos. El unirse a Noé fue lo que significó salvación.

Un modelo profético parecido se hizo más tarde, en el tiempo de Moisés. Esto fue cuando la nación de Israel siguió a Moisés a través del mar Rojo. Aquí de nuevo, lo que los salvo fue el ser bautizados en Moisés mediante el reconocer a Moisés como su cabeza, someterse a él y seguir sus instrucciones. Por medio de unirse a el y ser partícipes de lo que a él le aconteciera, ellos fueron bautizados en Moisés, tal como lo muestra el apóstol Pablo: “Nuestros antepasados todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron por el mar y todos fueron bautizados en Moisés por medio de la nube y del mar.”—1 Cor. 10:1, 2.

BAUTISMO PARA VIDA HOY

El modelo profético de la familia de Noé en lo de ser bautizada en él para su salvación y vida está lleno de significado para nosotros hoy. El cumplimiento de las profecías bíblicas indica que estamos viviendo en los últimos días de este viejo mundo inicuo, cuando otra vez solamente unos pocos se aprovecharán del bautismo para vida, mientras que la vasta mayoría será sometida a un bautismo de destrucción. La profecía de Jesús confirma esto: “Así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. . . . no notaron nada hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.”—Mat. 24:37-39.

Así como era con Noé que habían de hallarse la salvación y la liberación de la expresión de la ira de Dios en ese tiempo, igualmente hoy en día es con Jesucristo que han de hallarse éstas cuando se exprese la ira de Dios, en el Armagedón. Sí, “no hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre bajo el cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual hayamos de ser salvos”; y eso aplica tanto a ser salvados de la destrucción inminente como a la salvación para vida eterna.—Hech. 4:12.

¿Sería correcto entonces decir que el bautismo en agua hoy en día es el bautismo para vida? No, porque a menos que se efectúe como evidencia de la dedicación de uno carece de significado. ¿Es el bautismo del espíritu santo? No, porque las Escrituras muestran que ese bautismo está limitado al cuerpo de Cristo, mientras que una “grande muchedumbre” de “otras ovejas,” las cuales fueron representadas por los hijos y nueras de Noé, también han recibido hoy el bautismo para vida al cual se refiere Pedro. Entonces, ¿será la dedicación de uno a Jehová Dios lo que constituye este bautismo para vida? No, pero está envuelto en ello la dedicación. Nuestra dedicación a Dios en imitación de Jesús es el unirnos al Noé Mayor y ser partícipes de lo que a él le acontece, así como los de la familia de Noé se hicieron copartícipes de él y los israelitas se hicieron copartícipes de Moisés. Es Dios quien entonces nos bautiza en el Noé Mayor por medio de ponernos bajo la protección del nuevo sistema de cosas prefigurado por el arca de Noé. El bautismo para vida hace resaltar nuestra relación para con Jesucristo como el Noé Mayor y el papel que él desempeña en la salvación de nosotros en el Armagedón. Para ser partícipes de lo que a él le acontece tenemos que ponernos de parte de Jehová y de su reino por medio de dedicarnos a hacer Su voluntad y luego simbolizar esa dedicación en la primera oportunidad, y tenemos que someternos a Jesucristo como el “caudillo y comandante” designado por Jehová.—Isa. 55:4.

Hoy en día muchos están demorando en cuanto a dedicarse a Jehová Dios y simbolizar esa dedicación por inmersión en agua. Titubean en cuanto a hacerse partícipes de lo que le acontece al Noé Mayor. ¡Esto es un gran error! Jesús mostró que esta generación vería el Armagedón y subrayó lo urgente de la situación. Estuviesen sobre los tejados o en los campos, todos debieran huir en seguida, porque nadie sabe en qué día estallará el Armagedón.—Mat. 24:15-18, 34.

Aunque hoy día el Noé Mayor, Jesucristo, no está presente visiblemente, al pueblo de Dios no se le deja sin dirección visible. Los hechos manifiestan que Cristo tiene un “esclavo fiel y discreto” compuesto, los que quedan del cuerpo de Cristo, el cual lo representa. Este esclavo sirve de conducto de comunicaciones de Dios. Para proceder consistentemente con nuestro bautismo para vida y en el Noé Mayor tenemos que someternos a ese esclavo y a su instrumento legal, la Sociedad Watch Tower, y cooperar con ellos. Dicha Sociedad publica Biblias y ayudas para el estudio bíblico, hace arreglos para varias clases de reuniones para instrucción bíblica y opera un programa de entrenamiento diseñado para ayudar a todos los cristianos sinceros a llegar a estar capacitados para predicar “estas buenas nuevas del reino.”—Mat. 24:14, 45-5157.

UN NUEVO SISTEMA DE COSAS

Todos los cristianos dedicados que ahora sirven bajo la dirección de este esclavo fiel y discreto son parte de la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová. Refiriéndonos ahora a uno de los Modelos proféticos, ¿podría decirse correctamente que el arca que Noé y su familia construyeron prefiguró a esta nueva sociedad? No, porque sus miembros se prefiguran más bien por la familia de Noé. Así como Noé prefiguró a Jesucristo, la esposa de Noé prefiguró a la congregación cristiana, la novia de Cristo, la cual consta de sólo 144,000 miembros, de los cuales queda solamente un resto. ¿Qué hay de los hijos y nueras de Noé? Estos prefiguran, muy apropiadamente, a la “grande muchedumbre” de “otras ovejas,” quienes como hijos de Jesucristo, el “Padre por la eternidad,” vivirán en el Paraíso terrenal. Todos los que han sido bautizados para vida hoy en día pertenecen a una de estas dos clases.—Isa. 9:6; Juan 10:16; Apo. 7:9; 14:1.

Entonces, ¿qué representa el arca? El nuevo sistema de cosas edificado por el Noé Mayor para tomar el lugar del antiguo sistema mosaico de cosas que llegó a su fin legal después que Jesús fue clavado en el madero de tormento en 33 d. de J.C. (Col. 2:14; Heb. 1:2) Este nuevo sistema de cosas incluye el nuevo sistema cristiano de adoración pura de Jehová con sus normas de conducta cristiana y de ministerio cristiano, y sirve de salvaguardia a todos los que sirven dentro de sus confines. Así como la familia de Noé cooperó con él en la construcción del arca, también los miembros de la sociedad del nuevo mundo cooperan con el Noé Mayor en la edificación del nuevo sistema de cosas por medio de ayudar a extender la verdadera adoración.

¿Ha sido usted bautizado para vida? Si no, entonces no dilate más, porque el Armagedón se acerca rápidamente. Adquiera conocimiento correcto, únase a Jesucristo y participe de lo que a él le acontece y siga su ejemplo. Haga una dedicación incondicional para hacer la voluntad de Jehová y haga una confesión pública de ella mediante el bautismo en agua. Luego continúe siendo fiel en el arca moderna, el nuevo sistema de adoración pura de Dios, por medio de ejercer una conciencia limpia tanto respecto a su ministerio cristiano como a su conducta diaria. Al hacer eso, usted puede esperar sobrevivir a la expresión de la ira de Dios y entrar en su hermoso paraíso del nuevo mundo en el cual morara la justicia y no habrá más muerte.

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