Estabilidad aunque se sacude a las naciones
ESTE siglo ha sido notable porque ha visto la disolución de los grandes imperios coloniales. Un vigoroso brote de independencia en el pueblo, acompañado de un debilitamiento de las potencias coloniales, ha separado violentamente de sus gobiernos “paternales” a las colonias. Hoy las potencias gigantescas como los Estados Unidos y Rusia usan un método diferente. En vez de ejercer control de estilo colonial, se esfuerzan por mantener a los estados más pequeños atados a ellos de maneras económicas y políticas.
Esta práctica, que se conoce como “neocolonialismo,” ha acarreado problemas. Y, aunque muchos de los estados más pequeños por lo general tienen más independencia política, las condiciones de vida de la gente bajo sus gobiernos independientes son, en muchos casos, casi las mismas que antes. Hasta estas naciones son sacudidas.
NACIONES ‘MECIDAS’ A CAUSA DE LA CUESTIÓN DE SOBERANÍA
La gran cuestión entre las naciones es la de soberanía: ¿Quién dominará o el país local o gran parte de la Tierra, aun toda ella?
Por lo tanto, lo que con más severidad sacude a las naciones es todo desafío a su soberanía. Celosamente la guardan contra otros hombres y naciones, y aun contra Dios. No quieren reconocer el derecho soberano de Dios a regir la Tierra, porque no quieren amoldarse a los principios que se enuncian en la Biblia.
En consecuencia, la proclamación de que es hora de que el reino de Dios rija sacude a las naciones. Esto quizás dé la impresión de ser una declaración infundada. Pero considere unas cuantas comparaciones de profecías bíblicas con acontecimientos mundiales que son realidad.
En el año 1914 terminaron los “tiempos señalados de las naciones.” Es decir, terminó el tiempo en que los gobiernos creados por el hombre hubieran de regir sin ningún desafío o interferencia procedente de un gobierno por Dios. Dios no tuyo ningún gobierno representativo que rigiera en su nombre desde el tiempo en que el último rey de la línea de David fue destronado en Jerusalén en 607 a. de la E.C. (Luc. 21:24; Eze. 21:26, 27) Pero había predicho que un reino regiría desde los cielos en la persona del heredero de David, Jesucristo. (Isa. 11:1, 2; Dan. 7:13, 14) En 1914 llegó el tiempo para que Cristo aceptara poder real invisible sobre el mundo. (Dan. 4:32)a Los cristianos en ese tiempo anunciaron extensamente este hecho. Esta notificación de que el reino celestial de Dios se interfería en la gobernación soberana de la Tierra por los hombres ‘meció’ a las naciones.—Ageo 2:6.
Alguien quizás diga: ¿Cómo podría ‘mecer’ a las naciones un simple anuncio como ése, aunque estuviera y todavía esté siendo proclamado extensamente? Bueno, estamos familiarizados con el hecho de que la I Guerra Mundial empezó a mediados del verano de aquel año, una guerra por la dominación mundial. No podemos ver todo lo que pasa en altos círculos mundanos, pero la Biblia nos suministra discernimiento de algunas de estas cosas. Nos habla del anuncio que se haría cuando terminaran los “tiempos señalados de las naciones.” Pinta proféticamente que los que están en los cielos viendo lo que sucede, y observando el efecto que hay en las naciones, dicen: “Te damos gracias, Jehová Dios, el Todopoderoso, El que eres y que eras, porque has tomado tu gran poder y has empezado a gobernar como rey.” ¿En qué dicen esas voces celestiales que resultó en la Tierra esta acción por parte de Dios en el cielo? “Pero las naciones se airaron.” Expresaron esta ira usando las condiciones de tiempo de guerra para reprimir a los que hacían el anuncio del reino de Dios. (Rev. 11:17, 18) En muchas naciones, los anunciadores del Reino fueron acusados falsamente de sedición, de tratar de derrocar los gobiernos existentes.
Pero hay una razón “entre bastidores” en cuanto a por qué las naciones fueron sacudidas. Las naciones mismas no la ven. La visión en Revelación pasa a explicar esto. Describe el ‘nacimiento’ del reino mesiánico de Dios en las manos de su Hijo Jesucristo. Muestra que tras esto hubo guerra en el cielo y que el Diablo, que durante todo este tiempo ha sido el desafiador principal de la soberanía de Dios, fue echado fuera. Como consecuencia, dice el relato: “Ay de la tierra y del mar, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto período de tiempo.”—Rev. 12:5-12.
El Diablo, que es llamado “el gobernante de este mundo” y “el dios de este sistema de cosas,” agitó a las naciones para que entraran en guerra global. (Juan 12:31; 2 Cor. 4:4) Si pudiera librarse de la proclamación en la Tierra, y de los proclamadores, su dominación no sería desafiada (según calculaba) por ninguna proclamación terrestre. Y si Satanás podía tener buen éxito en este esfuerzo, entonces, cuando el reino de Dios finalmente tomara control completo al fin del “corto período de tiempo” de Satanás en la Tierra, ese Reino no tendría súbditos terrestres, no tendría personas que estuvieran firmemente en pro de la soberanía de Dios.
LAS NACIONES SERÁN SACUDIDAS CABALMENTE
De modo que Jehová Dios ‘mece’ las naciones, y continuará haciendo más severa la ‘mecedura.’ La proclamación en cuanto al Reino está aumentando constantemente en volumen y ensanchándose a zonas más amplias. Las naciones más dictatoriales manifiestan reacción drástica a la ‘mecedura’ al tomar acción fuerte para silenciar la proclamación acerca del Reino.
¿Hasta dónde llegará la ‘mecedura’ o ‘sacudimiento’ de las naciones? Y, en el ínterin, ¿podrán los que se oponen a la proclamación del Reino detener a los proclamadores? Pudiera parecer que, con todo su poder y maquinaria política, las naciones podrían hacer eso. Pero hasta con el hermético control que ejercen los gobiernos comunistas las buenas nuevas del Reino todavía se oyen en su dominio. ¿En qué resultará esto?
LO SERIO DE LA POSICIÓN DEL CRISTIANO
El escritor de la carta a los cristianos hebreos, del cual por lo general se cree que fue el apóstol Pablo, nos contesta la pregunta, mostrando que el sacudimiento y el anuncio continuo del Reino no se detendrán. Pero primero señala a los cristianos lo serio de su situación, diciendo:
“Ustedes se han acercado a un monte Sión y a una ciudad del Dios vivo, a Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, en asamblea general, y a la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a las vidas espirituales de justos que han sido hechos perfectos, y a Jesús el mediador de un nuevo pacto, y a la sangre de la rociadura, que habla de una manera mejor que la sangre de Abel.”—Heb. 12:22-24.
Pablo acababa de comentar sobre la experiencia imponente de los israelitas en el monte Sinaí cuando se celebró el pacto de la Ley. (Heb. 12:18-21) El monte fue sacudido y despidió humo, y esto hizo que hasta Moisés temblara. Pero los cristianos ahora están de pie, no solo delante de una asamblea de decenas de miles de ángeles, sino también delante de Jehová Dios y, a su diestra, Jesucristo, cuyo sacrificio dio validez al nuevo pacto. Habiendo sido un hombre perfecto y habiendo dado su vida como el sacrificio de expiación, su sangre es más valiosa que la de cualquier hombre imperfecto, incluso hombres justos como Abel. Además de esto, los hermanos espirituales de Jesucristo en la Tierra no son pecadores condenados, como eran aquellos hebreos de la antigüedad en el monte Sinaí, sino que son los que han sido limpiados y declarados justos. De veras una posición y responsabilidad más aterradora. ¿Podrán continuar estando de pie delante de Dios estos cristianos? (Luc. 21:36) El apóstol enseguida les dice:
“Vean que ustedes no se excusen de oír. . . . En aquel tiempo su voz sacudió la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: ‘Todavía una vez más pondré en conmoción no solo la tierra, sino también el cielo.’ Ahora bien, la expresión ‘Todavía una vez más’ significa la remoción de las cosas que son sacudidas como de cosas que han sido hechas, para que permanezcan las cosas que no son sacudidas. Por eso, siendo que hemos de recibir un reino que no puede ser sacudido, continuemos teniendo bondad inmerecida, por la cual podamos rendir a Dios de manera acepta servicio sagrado, con temor piadoso y reverencia. Porque nuestro Dios es también un fuego consumidor.”—Heb. 12:25-29.
Las “cosas que han sido hechas,” por manos que no son las de Dios —este sistema de cosas con su religión falsa que ha extraviado a millones, su mercantilismo egoísta y sus gobiernos, simbolizados en la Biblia por bestias— no podrán resistir el sacudimiento. Hasta los “cielos” inicuos desaparecerán. ¿Qué quedará de pie? El apóstol nos dice: El reino de Dios.—Dan. 8:20-25.
Puesto que el reino mesiánico de Dios permanecerá, también permanecerán sus adherentes y proclamadores, y la proclamación nunca será detenida antes que este sistema de cosas actual sea completamente quitado de la existencia por sacudimiento.—Dan. 2:44.
Puesto que solo los que se adhieren al Reino durante todo este sacudimiento permanecerán vivos, el apóstol advirtió a los cristianos en cuanto a cuál debería ser su proceder, diciendo: “Sigan tras la paz con todos, y la santificación sin la cual nadie verá al Señor, mirando cuidadosamente que nadie quede privado de la bondad inmerecida de Dios; que no brote ninguna raíz venenosa y cause perturbación y que muchos no sean contaminados por ella; que no haya ningún fornicador ni nadie que no aprecie cosas sagradas.”—Heb. 12:14-16.
Los cristianos verdaderos, en armonía con ello, verdaderamente tienen que representar el nombre de Jehová delante de toda la gente. No solo tienen que anunciar el Reino, sino que también tienen que vivir en armonía con sus principios elevados. Reciben favor y bendiciones, pues su devoción piadosa les ofrece excelentes cosas para ellos en “la vida de ahora” y la promesa de “la que ha de venir.” (1 Tim. 4:8) ¡Qué grave cosa sería el hacer algo inmundo, vergonzoso, y caer en juicio de condena por el Dios vivo, que quema toda inmundicia como por fuego!
De modo que los cristianos ciertamente no quieren ‘excusarse’ del “que habla desde los cielos.” (Heb. 12:25) Y los que ahora no son cristianos verdaderos, que den a Dios su devoción, deben prestar atención a las buenas nuevas, porque éstas también pueden ofrecerles gran felicidad en la vida de ahora y en la que ha de venir para las personas fieles.
[Nota]
a Vea el libro Verdadera paz y seguridad... ¿de qué fuente?, págs. 71-83 (1973), también “Hágase tu voluntad en la Tierra,” págs. 101-110 (1961), por la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, Brooklyn, Nueva York.