Los fundamentos legales del nuevo mundo
“Dios, cuando se propuso demostrar más abundantemente . . . la inmutabilidad de su consejo, entró con un juramento.”—Heb. 6:17, NM.
1. ¿Fué propio que Pablo escribiera a sus mismos conciudadanos?
¿QUÉ razón impelente hizo que Pablo, “un apóstol a las naciones,” es decir, a la gente no judía (Rom. 11:13, NM), escribiera una carta a la congregación cristiana hebrea de Palestina? No que Pablo en sentido alguno estuviera traspasando los límites de su asignación al escribir a sus propios conciudadanos. Repetidas veces él expresó su gran amor e interés por ellos, y él sabía que ellos estaban incluídos en la comisión pronunciada por el Señor Jesús a Ananías: “Este hombre es un vaso escogido para mí para llevar mi nombre a las naciones así como también a reyes y a los hijos de Israel.” (Hech. 9:15, NM) Citando las palabras de él a los gálatas, vemos que Pablo allí reconoce que “yo tenía confiadas a mí las buenas nuevas para los que están incircuncisos, así como Pedro [en contraste] las tenía para los que están circuncidados.” (Gál. 2:7, NM) Ha de haber habido, por lo tanto, una razón especial para que Pablo escribiera esa carta tan interesante e informativa a los hebreos, aunque él mismo dice que fué “en pocas palabras.”—Heb. 13:22, NM.
2. ¿Por qué razón especial escribió Pablo a los hebreos?
2 Nosotros creemos que la razón impelente que surgió en la mente de Pablo en su día ha surgido otra vez en nuestro día. ¡No se equivoque! No concluya usted debido al título que se ha escogido para este artículo que será una discusión legal de ciertas verdades abstractas, estudiadas sólo de un modo objetivo. Más bien, igual que Pablo, nosotros presentamos este asunto a nuestros lectores porque “nosotros deseamos que cada uno de ustedes manifieste la misma diligencia para que tengan la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, para que no se vayan a hacer indolentes, sino que sean imitadores de aquellos que por medio de la fe y la paciencia heredan las promesas.”—Heb. 6:11, 12, NM.
3, 4. (a) ¿En qué argumento se basa Pablo para hacer su súplica? (b) ¿En qué sentido podemos esperar que esto nos ayude en la actualidad?
3 En apoyo de esto, el apóstol luego procede a desarrollar un argumento que forma la base principal para nuestro estudio. Nos hace recordar la promesa de Dios hecha a Abrahán, la cual se dió bajo juramento. Los hombres adoptan un proceder parecido para suministrar garantía legal, así poniendo fin a cualquier disputa que pudiera ser posible. La única diferencia es que, mientras que los “hombres juran por el que es más grande,” Dios “juró por sí mismo,” “puesto que no podía jurar por alguno más grande.” Entonces de esta manera Dios suministró prueba abrumadora de la inmutabilidad de su propósito expresado, añadiendo un juramento a su promesa, de este modo haciendo que su palabra fuera doblemente segura y verdadera. ¿Con qué fin? Para que “podamos tener ánimo fuerte,” suministrándosenos así un poderoso antídoto contra cualquier inclinación a hacernos indolentes.—Heb. 6:13-18, NM.
4 Creemos, pues, que en nuestro estudio de esta parte de la Palabra de Dios encontraremos material adecuado para suministrar ayuda verdadera y práctica a los muchos miles de nuestros lectores que recientemente se han interesado, proveyendo también un estudio provechoso para todos los testigos de Jehová y, sobre todo, un estímulo para que sigan adelante con empuje en el servicio sagrado de Dios.
5. Bajo el título de este artículo, ¿cuáles tres preguntas se hacen?
5 Como el aspecto legal está envuelto, deseamos sacar provecho del método adoptado frecuentemente por abogados cuando están escudriñando, digamos, la fraseología de un acta parlamentaria, o algún decreto gubernamental. Ellos primeramente localizan la porción en particular que tiene que ver con el asunto en cuestión, luego proceden a examinar esa parte, frase por frase, palabra por palabra. Empleando este método, nos haremos las tres preguntas siguientes: (1) ¿Qué es el nuevo mundo? (2) ¿Cuáles son sus fundamentos? y (3) ¿Cómo son hechos legales esos fundamentos?
EL NUEVO MUNDO
6. ¿Cómo se define correctamente la palabra griega kosmos, y qué se implica por el uso de la expresión “el nuevo mundo”?
6 Hay cuatro diferentes palabras griegas que se traducen “mundo” en la Versión del Rey Jaime, pero la que nos interesa especialmente al momento es la palabra griega kosmos, que se traduce uniformemente como “mundo” en la Traducción del Nuevo Mundo. Esta palabra imparte el sentido de un arreglo ordenado, u orden de cosas, y no se refiere a la tierra literal en ningún caso. La expresión, “el nuevo mundo,” implica lógicamente la existencia de un mundo viejo. Además, existe la suposición de que el nuevo mundo reemplaza al anterior, el cual se hace anticuado y desvanece. Este argumento es sano y encuentra precedente bíblico al emprender Pablo la discusión del nuevo pacto—Véase Hebreos 8:13, NM.
7. ¿Cómo y en dónde manifiesta Pedro el uso bíblico de la palabra “mundo”?
7 En el capítulo tres de 2 Pedro el apóstol manifiesta claramente que en el uso bíblico de la palabra “mundo” éste se compone de cielos y tierra simbólicos. Los cielos simbolizan la parte gobernante invisible del arreglo, entre tanto que la tierra simboliza la parte visible, esa parte que vemos en nuestro derredor. El apóstol habla de unos cielos y una tierra que llegaron a su fin al tiempo del Diluvio, aunque no dejaron de existir en ese entonces los cielos literales ni la tierra literal. Él entonces dice que “los cielos y la tierra actuales están guardados para fuego y se están reservando para el día de juicio y de la destrucción de hombres impíos.” Después de dar más detalles en cuanto a cómo se desvanecerá completamente el presente orden mundial, Pedro finalmente habla del nuevo mundo, cuando él escribe: “Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:7, 13, NM) Esto se enlaza estrecha y hermosamente con la promesa y la gran descripción de los nuevos cielos y la tierra nueva predichos en la profecía de Isaías, y que se describen en más detalle en el último libro de la Biblia. (Isa. 65:17-25; Apo. 21:1-4, NM) Pero ¿cuáles son los fundamentos de este nuevo mundo?
LOS FUNDAMENTOS DEL NUEVO MUNDO
8 ¿Por cuáles medios se ejerce el gobierno del nuevo mundo, y cómo está en contraste esto con el mundo viejo y las enseñanzas de la cristiandad?
8 El nuevo mundo no está sin gobierno. Este gobierno se ejerce por medio de un reino. La palabra “reino” significa un estado o dominio que tiene como su cabeza un rey. El nuevo mundo es gobernado por el Rey Cristo Jesús, quien obra por medio de un solo reino que encierra tanto el cielo como la tierra. Esto está en contraste con el viejo mundo, el cual, aunque tiene un solo gobernante invisible sobre todo, Satanás el Diablo, que es “el dios de este sistema de cosas,” no obstante tiene en la tierra, en la parte visible de su dominio, como vemos, muchos reyes y reinos existiendo al mismo tiempo aun hasta el día presente. (2 Cor. 4:4, NM) Esta es una de las cosas que más que otras ha resultado en avaricia, envidias, sospechas, riñas y guerra. La cristiandad por lo general enseña que el reino de Dios eventualmente vendrá a la existencia por la conversión gradual del presente mundo y sus pueblos, por un proceso de evolución, por decirlo así, hasta que llegue el tiempo cuando todos estén listos para aceptar a Cristo como Rey. Pero esto carece por completo de apoyo bíblico, y cada día se hace más y más remoto, a juzgar por el rumbo general que llevan las condiciones mundiales, y aquí mencionamos uno o dos textos principales que arrojan luz sobre este punto.
9. ¿Cómo arroja luz sobre este punto la profecía de Daniel, y qué palabras de Jesús lo confirman?
9 En sus visiones de la noche, Daniel vió “Uno parecido a un hijo de hombre,” el cual recibió, de manos del “Anciano de días [Jehová],” el “dominio, y la gloria, y el reino” que nunca habría de pasar o ser destruído. (Dan. 7:13, 14) Refiriéndose a este mismo tiempo, y manifestando lo que sucede cuando el Rey ungido de Dios recibe su poder, la misma profecía registra: “Empero en los días de aquellos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que nunca jamás será destruído, y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que [el reino de Dios] desmenuzará y acabará con todos aquellos reinos [del presente mundo], en tanto que él mismo [el reino de Dios] permanecerá para todos los siglos.” (Dan. 2:44; véase también el Salmo 2:7-9.) Jesús mismo reconoció que la manera correcta de ver las cosas está exactamente en armonía con lo antedicho y lo manifestó por su declaración enfática cuando Pilato le hizo preguntas concerniente a su realeza. Dijo Jesús: “Mi reino no es parte de este mundo.” (Juan 18:36, NM) Y esto ciertamente no puede interpretarse como que quiere decir que el reino de Cristo sería únicamente celestial, porque Jesús enseñó a sus seguidores a orar a Dios con estas palabras: “Venga tu reino. Cúmplase tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (Mat. 6:10, NM) Si desea usted una confirmación concluyente del mismo modelo profético, donde se habla de la transferencia de soberanía y de sus resultados, diríjase a los versículos de Apocalipsis 11:15-18, NM.
10. (a) ¿Cómo usó Dios al Israel carnal? (b) ¿Qué profecía se dió concerniente a su gobierno, y quién es identificado como el “fundamento seguro” de Sión?
10 Por lo que indican los textos ya mencionados estaríamos justificados en decir que los fundamentos del nuevo mundo están inherentes en Cristo Jesús como el prometido “Príncipe de Paz,” sobre cuyos hombros descansa el gobierno del nuevo mundo. (Isa. 9:6, 7) Pero tenemos una palabra todavía más directa que ésa. Israel de la antigüedad no estaba sin gobierno, y Dios usó a ese pueblo para hacer un modelo profético de cosas mejores y más grandes que habían de venir. De hecho, ése es el fundamento de los argumentos de Pablo a través de toda su carta a los hebreos, donde él habla de la ley de Dios a Israel como “una sombra de las cosas buenas por venir.” (Heb. 10:1, NM) Pues bien, el gobierno de esa teocracia típica fué ejercido por medio de un reino que tenía como su centro la ciudad capital de Jerusalén, llamándose la parte gobernante Sión, donde estaba situado el trono. Concerniente a Sión, Dios hizo que esta profecía se registrara: “He aquí, yo pongo en Sión para fundamento una piedra, piedra probada, piedra angular preciosa de fundamento seguro.” (Isa. 28:16, AN) Sin posibilidad de disputa alguna, Jesucristo es la piedra angular de fundamento. El apóstol Pedro aplica esta profecía directamente a nuestro Señor, y la enlaza con otra profecía de lenguaje parecido la cual él cita como sigue: “La piedra idéntica que los edificadores rechazaron ha venido a ser la principal piedra del ángulo.”—1 Ped. 2:6, 7, NM; Sal. 118:22; véase también Lucas 20:17; Hechos 4:11.
11, 12. ¿A qué pregunta nos conduce esto, teniendo que ver con qué término en particular?
11 Aunque desde el punto de vista de los textos que se acaban de mencionar hay solamente un fundamento, en este caso un fundamento estructural, no obstante otros textos hablan de “fundamentos” estructurales en sentido plural. Todavía otros textos mencionan “fundamento” con otra connotación. Pero, antes de investigar esto, desearnos considerar la siguiente pregunta en cuanto a cómo son hechos legales los fundamentos del nuevo mundo, teniendo presente el detalle ya recalcado, que el nuevo mundo y sus fundamentos no constituyen simplemente una renovación del antiguo, sino que constituyen un sistema de cosas completamente nuevo.
LOS FUNDAMENTOS HECHOS LEGALES
12 ¿Qué queremos dar a entender con fundamentos legales, y qué se entiende por “garantía legal” según se menciona en Hebreos 6:16 (NM)? Como ayuda, aquí llamamos a su atención el sentido raíz y la derivación de ciertas palabras.
13, 14. ¿Cómo se definen correctamente estas palabras: (a) legal, (b) ley, y (c) regla?
13 Legal significa aquello que está en conformidad con, o permitido por, la ley; por esto dentro de la ley. Ley significa, en primer lugar, una regla de acción o regla de conducta. Note usted que ambas palabras, y también sus equivalentes en otros lenguajes, se derivan de la palabra raíz latina legere (colocar). Por esto una ley es aquello que se ha colocado, establecido, o fijado.
14 Regla significa una línea de conducta, una práctica regular, una costumbre establecida. Note usted la idea de continuidad ininterrumpida en cada una de estas expresiones.
15. ¿De qué manera revelan estas palabras las cosas fundamentales que le hacen falta al hombre caído?
15 ¿No vemos en cada una de estas palabras una semejanza de pensamiento, o idea, que penetra hasta las profundidades de la naturaleza humana en lo que toca a sus necesidades apremiantes, y alcanza aun hasta el mismo principio de la historia humana? Desde el tiempo cuando el hombre se separó del proceder seguro de obediencia perfecta y leal a su Creador, el hombre ha reconocido que existe una terrible necesidad de aquellas cosas en que pueda colocar su confianza absoluta, cosas de estabilidad y permanencia, que ahora faltan tan tristemente. Sí, él sintió la falta que le hacía algo que le suministrara una seguridad, o una certeza, en armonía con la ley y respaldada por la ley. En otras palabras, surgió la demanda por una garantía legal en los tratos del hombre con sus compañeros.
16. ¿Qué se entiende por hacer un juramento, y con qué mira se hace?
16 En ningún aspecto de los asuntos humanos se ha sentido esta necesidad más que en lo que concierne a la palabra del hombre. Una persona pudiera haber hecho una promesa, pero ¿de qué servía si no había certeza de su cumplimiento, especialmente si tenía que ver con asuntos importantes? Por esto, cuando la ocasión lo requería, en conexión con cualquier declaración, empresa o promesa de importancia, surgió la costumbre desde los días más tempranos de la sociedad patriarcal de hacer un juramento. Esto se hacía por medio de invocar, o apelar, al nombre u objeto que, por reconocimiento mutuo de todos los interesados, era de autoridad más alta que la mera autoridad humana. Naturalmente, se apelaba a la autoridad más alta, es decir, a Dios mismo, o a su Palabra, la Biblia. Por esto, el hacer un juramento quiere decir afirmar o pronunciar una declaración solemne, haciendo una apelación a Dios tocante a lo verídico de lo que se ha afirmado. Y si, en la sociedad o nación donde esto se hace, tal juramento incluye una obligación legal que es válida, conteniendo sanciones o penalidades que se imponen cuando se da prueba de que el juramento se ha violado, entonces existe la más fuerte “garantía legal” que es posible adquirir. Esto quiere decir, hasta donde es humanamente posible, como dice Pablo, “el fin de toda disputa.”—Heb. 6:16, NM.
17. ¿En qué se establecen primariamente los fundamentos del nuevo mundo, y cómo da énfasis Pedro a la importancia de la palabra dada por Dios?
17 Teniendo presente esta ilustración humana estamos mejor preparados para apreciar cómo son hechos legales los fundamentos del nuevo mundo. ¿Por qué llega a ser Cristo Jesús el Rey del nuevo mundo? Porque se ha probado fuera de toda duda que él es la Simiente predicha en aquella promesa de fundamento hecha a Abrahán, y que se citó en parte por Pablo en Hebreos 6:14, y esa promesa concluye con las palabras: “Y por medio de tu simiente todas las naciones de la tierra ciertamente se bendecirán.” (Gén. 22:18, NM) Sí, debido a que tiene una “garantía legal” en el juramento de Dios, la palabra de promesa de Dios viene a ser el fundamento legal primario y esencial del nuevo mundo y lo que constituye a Cristo Jesús como su legítimo Rey. En apoyo de esto, note usted como Pedro conecta la palabra de Dios estrechamente con cada uno de los tres mundos en el pasaje que ya hemos mencionado. El arreglo de la tierra durante el primer mundo fué decretado “por la palabra de Dios.” En seguida, “por la misma palabra” se determina el destino del presente mundo inicuo. Finalmente, ansiosamente esperamos el justo nuevo mundo “de acuerdo con su promesa.” (2 Ped. 3:5, 7, 13, NM) Imposible es exagerar la importancia y finalidad de la palabra hablada de Dios.
18. ¿Para beneficio de quiénes y de qué manera ha fortalecido Dios su palabra de promesa?
18 En lo que concierne a Dios mismo, y quizás, también, en lo que concierne a sus criaturas leales y perfectas en el cielo, no hay necesidad alguna de que Dios añada a o fortalezca su palabra de promesa. Pero, si se nos permite usar la expresión, Dios, cuando hizo esa promesa a Abrahán, se tomó la molestia de ‘entrar con un juramento,’ según se indica por la expresión, “Con toda seguridad al bendecir te bendeciré.” (Heb. 6:14, NM; véase también Génesis 22:16.) Ese juramento hace que la promesa sea una declaración solemne con poder obligatorio, una garantía legal, que no puede quebrantarse. Por esto, con el juramento añadido a la promesa, tenemos esta combinación sumamente fuerte que forma las “dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta.”—Heb. 6:18, NM.
19. (a) ¿Qué propósito primario tiene la operación del nuevo mundo? (b) ¿Es bíblico hablar de los “fundamentos” del nuevo mundo en plural?
19 Sí, la promesa de Dios bajo juramento constituye el fundamento legal del nuevo mundo, porque la operación del nuevo mundo bajo la administración del Rey, Cristo Jesús, la Simiente prometida, tiene como propósito el cumplimiento cabal de ese pacto abrahámico de bendecir a todas las familias de la tierra. (Gén. 17:2) De paso, esa palabra “pacto” es de interés debido a su significado, el cual está estrechamente relacionado con las otras palabras que ya se han discutido, porque tiene el significado raíz de un acuerdo solemne y obligatorio con validez legal entre dos personas. No obstante, el asunto que ahora deseamos examinar tiene que ver con lo propio que es usar la palabra “fundamentos,” en sentido plural, en conexión con “legal.” Hay por lo menos cuatro o cinco razones poderosas para hacerlo. Desde luego, tomemos nota de que el Gobierno del nuevo mundo tiene fundamentos estructurales. Pablo en esta misma carta a los hebreos, nos dice que Abrahán mismo “esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos.” (Heb.11:10, NM) Ahora consideremos estas buenas razones, tomando cada una por turno.
20. ¿Qué otras “piedras” son añadidas a la “piedra angular de fundamento”?
20 La primera razón se encuentra en el hecho de que el juramento de Dios a Abrahán es un fundamento legal del nuevo mundo. Ahora, aunque las profecías hablan de solamente una piedra angular de fundamento en sentido estructural, no obstante en el cumplimiento de estas profecías se declara específicamente que otras piedras son añadidas. Estas piedras prueban estar en línea con los mismos requisitos que se han fijado para la piedra angular principal, y se les encuentra dignas de ser unidas a ella en una asociación muy estrecha, como piedras que se ajustan tan bien que uno no puede insertar la hoja de un cuchillo entre ellas. Escribiendo a los creyentes cristianos, a los que tienen la “esperanza viva” de participar con Cristo en la herencia celestial incorruptible, Pedro escribe: “Viniendo a [Cristo] como a una piedra viva, . . . ustedes mismos también como piedras vivas están siendo edificados en casa espiritual para servir el propósito de un sacerdocio santo.” De modo que los fundamentos asociados son apostólicos: “El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento, y en ellas los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.” (1 Ped. 2:4, 5; Apo. 21:14, 19, NM; véase también Efesios 2:20-22.) Esto hace paralelo con el argumento de Pablo de que, aunque la promesa original a Abrahán hablaba de sólo una simiente, “‘Y a tu simiente,’ que es Cristo,” todos aquellos que son “bautizados en Cristo” y que están en unión con él “son realmente la simiente de Abrahán, herederos con respecto a una promesa.” (Gál. 3:16, 26-29, NM) Estos fundamentos de estructura se ‘garantizaron legalmente’ por el juramento de Dios apoyando su promesa a Abrahán.
21. Además de ser la Simiente de Abrahán, ¿qué otra promesa hecha bajo juramento cumple Jesús?
21 La segunda razón es que Cristo, además de cumplir la promesa hecha a Abrahán bajo juramento, cumple también otra promesa hecha bajo juramento. Esto tiene que ver con el puesto de sumo sacerdote. Note usted que esto viene como punto culminante del argumento de Pablo en la última parte del capítulo 6 de Hebreos, el cual hemos estado discutiendo, donde él explica finalmente acerca de un “precursor” que ya ha entrado ‘más allá de la cortina,’ es decir, al cielo mismo, a favor de nosotros, siendo éste “Jesús, que ha llegado a ser sumo sacerdote a semejanza de Melquisedec para siempre.” (Heb. 6:19, 20, NM) Luego, en el capítulo 7 de Hebreos, Pablo sigue y manifiesta ampliamente cuán grande fué este Melquisedec, aun más grande que Abrahán el cual le dió diezmos a él, y ciertamente más grande que el descendiente de Abrahán, Leví, e incluyendo, también, al sacerdocio levítico. Por fin, Pablo revela el secreto de la superioridad todavía más grande de Jesús, al decir que Jehová escogió a Jesús para ser el sumo sacerdote por “la palabra de juramento,” en cumplimiento del Salmo 110:4, que dice: “Juró Jehová, y no se arrepentirá: ¡Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec!” (Heb. 7:20, 21, 28, NM) Este “juramento” es otro fundamento legal del nuevo mundo, en adición al juramento de Dios a Abrahán.
22. ¿Por qué suministró Dios un nuevo pacto, y cómo es éste uno de los fundamentos legales del nuevo mundo?
22 ¿Notó usted que Pablo dijo que al llegar a ser Jesús un sumo sacerdote debido al juramento, eso quiso decir verdaderamente que Jesús fué “el que se dió en prenda [garantía, seguridad] para un pacto mejor”? (Heb. 7:22, NM) Ese “pacto mejor” es el nuevo pacto, y este hecho nos trae a la tercera razón en nuestra lista. ¿Es éste uno de los fundamentos legales del nuevo mundo? Ciertamente que sí lo es, como lo prueba tan claramente el apóstol en Hebreos, capítulos 8 y 9. Él manifiesta que el nuevo pacto tiene éxito donde el pacto anterior hecho con la casa carnal de Israel había fracasado. Citando de Jeremías 31:31-34, donde se manifiestan los términos del nuevo pacto, Pablo explica que Dios halló falta en el pacto anterior (de la Ley) y en el pueblo que estaba bajo él, lo cual se demuestra por el hecho de que Dios dijo acerca de ellos: “Ellos no siguieron en mi pacto, de modo que dejé de interesarme en ellos.” (Heb. 8:9, NM) Quedó manifiesto que el pacto anterior no era adecuado para suministrar el verdadero remedio y no pudo producir un pueblo para el nombre de Jehová. En contraste, el nuevo pacto es muy superior, como lo manifiesta Pablo en detalle en los dos capítulos mencionados (Hebreos 8 y 9), y establece el punto de que Jesús es “el mediador de un pacto que es correspondientemente mejor, el cual se ha establecido legalmente sobre mejores promesas.” (Heb. 8:6, NM) El nuevo pacto verdaderamente produce un pueblo que sinceramente se deleita en hacer la voluntad de Dios porque su ley está escrita ‘en su mente y sobre su corazón.’ Produce un pueblo cuyas conciencias son limpiadas por medio de la sangre derramada de Cristo, el remedio adecuado, lo que los capacita para “rendir servicio sagrado al Dios viviente” y para ganar por fin “la herencia eterna” y, juntamente con Cristo, formar parte del gobierno del nuevo mundo—Heb. 9:14, 15, NM.
23. Al investigar sobre la simiente prometida, ¿qué otra promesa hecha bajo juramento se revela?
23 ¿Cuál es la cuarta razón? Cuando Dios hizo promesa a Abrahán, él no dijo nada al principio acerca de un rey o un reino, pero más tarde sí lo hizo. (Gén. 12:1-3; 17:15, 16) De modo que, al investigar sobre la simiente prometida desde el padre Abrahán, llegamos a David, que fué hecho el rey de Israel, la teocracia típica, por la selección y nombramiento de Jehová mismo. Dios hizo un pacto solemne con David, al cual añadió su promesa bajo juramento, expresada en estas palabras: “He hecho pacto con mi escogido, he jurado a David mi siervo: Para siempre estableceré tu linaje, y edificaré de siglo en siglo tu trono.” (Sal. 89:3, 4) Que la simiente real de David es Cristo Jesús lo prueba Pedro en su discurso inspirado a los hombres de Israel el día de Pentecostés, después del derramamiento del espíritu santo, cuando él dijo: “Porque él [David] era profeta y sabía que Dios le había jurado con un juramento que él sentaría a uno de su prole sobre su trono, vió de antemano y habló concerniente a la resurrección del Cristo.” (Hech. 2:30, 31, NM; véase también Lucas 1:32, 33, NM.) Ciertamente, pues, tenemos aquí otro fundamento legal del nuevo mundo, asegurado de manera legal por la promesa de Dios hecha bajo juramento.
24. (a) ¿Qué relación existe entre el rescate y el propósito de Dios? (b) ¿Cómo se demuestra que el rescate es uno de los fundamentos legales del nuevo mundo?
24 Quizás algunos de nuestros lectores han estado esperando que el sacrificio rescatador de Cristo se mencionara primero en nuestra lista de razones, o por lo menos antes que esto. Pero, no, lo hemos dejado para último a propósito. ¿Por qué? Porque el propósito de Dios, queriendo decir aquello que él ha determinado y colocado delante de sí mismo como el objeto que debe alcanzarse, es más importante que los medios necesarios para lograrlo. No estamos menospreciando la importancia del rescate en cuanto a ser el medio y la provisión indispensable para lograr el punto deseado, y recordamos que la promesa de Dios hecha bajo juramento fué dada después que Abrahán sacrificó a Isaac, lo que prefiguró el sacrificio por Jehová de su Hijo unigénito Jesucristo. (Gén. 22:1-18; Juan 3:16) Además, se admite libremente que ninguno de los aspectos del propósito de Dios mencionados en lo anterior, que se han abarcado en las cuatro razones ya consideradas, podría llevarse a cabo con éxito a menos y hasta que se removiera primeramente la inhabilidad que descansaba sobre toda la familia humana. Por “inhabilidad” queremos decir incapacidad legal, o la incompetencia del hombre para presentarse delante de su Creador, debido al pecado heredado y la imperfección estropeadora, que lo llevan al sepulcro. Pero, “así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado,” así también por medio de un hombre, “el hombre Cristo Jesús, el cual se dió a sí mismo como rescate correspondiente para todos,” Dios ha suministrado bondadosamente un “sacrificio propiciatorio por nuestros pecados, empero no sólo por los nuestros sino también por los de todo el mundo.” Por esto reconocemos gustosa y agradecidamente esta parte esencial de los fundamentos del nuevo mundo, que Dios ha suministrado legalmente en conformidad estricta con su ley fundamental de equidad. Le damos gracias a Dios por “el Cordero que fué degollado desde la fundación del mundo.”—Rom. 5:12; 1 Tim. 2:5, 6; 1 Juan 2:2; Apo. 13:8, NM.
25. ¿A qué pregunta y conclusión nos conduce un repaso de los fundamentos fuertes del nuevo mundo?
25 Así, por este repaso breve, hemos tratado en pocas palabras de colocar ante nuestra visión mental un estudio comprensivo de los poderosos fundamentos del nuevo mundo, inmutables y seguros. Considerando estos fundamentos, tan bien afianzados, nos sentirnos impelidos a preguntar, repitiendo la expresión que ya hemos usado, ¿Por qué se tornó Dios la molestia de hacer una promesa tras otra bajo juramento? Evidentemente Pablo consideró que estos fundamentos legales, cuando se aprecian correctamente, deben servir como un aguijón que nos incite a mantenernos diligentes aun hasta el fin, y acabar efectivamente con cualquier tendencia hacia la indolencia. Se considerará este tema en nuestro próximo artículo, porque ahora es el día en que necesitamos todo el ánimo que podemos adquirir, y también en que prestar atención a la amonestación que se ha dado divinamente.