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  • El corazón humano es traicionero

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  • El corazón humano es traicionero
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1971
w71 1/8 págs. 459-466

El corazón humano es traicionero

“El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo? Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, . . . aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos.”—Jer. 17:9, 10.

1. ¿Qué nos dice francamente la Biblia acerca de la inclinación del corazón del hombre?

NUESTRAS propias experiencias y las experiencias de otros nos hacen recordar diariamente que uno no nace con un buen corazón y una inclinación de la mente hacia la justicia. A pesar de la inocencia de un bebé recién nacido, el pecado y la imperfección ya han estado obrando dentro de él desde que fue concebido. El salmista David lo expresó así: “¡Mira! Con error fui dado a luz con dolores de parto, y en pecado me concibió mi madre.” (Sal. 51:5) Aun padres concienzudos que están esforzándose por criar a sus hijos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” muy a menudo llegan a darse cuenta, dolorosamente, de que “la tontedad está atada con el corazón del muchacho,” y han descubierto que se necesita “la vara de la disciplina” y sus diversas aplicaciones para ‘alejarla de él.’ (Efe. 6:4, New World Translation; Pro. 22:15) Jehová tomó nota misericordiosamente de esta herencia desdichada que se pasa de padres a hijos al aceptar el sacrificio de Noé y su familia después del diluvio global: “Nunca más invocaré el mal sobre el suelo a causa del hombre, porque la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud.”—Gén. 8:21.

EL CORAZÓN PUEDE SER ENGAÑOSO

2. (a) ¿Cómo es que “el corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado”? (b) ¿De qué se dio cuenta y qué admitió el apóstol Pablo, aún después de rehacer su mente?

2 El trabajar con el corazón es engañoso. Si no tenemos cuidado, llegamos a ser víctimas del engaño de uno mismo. La Biblia advierte: “El corazón es más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado. ¿Quién puede conocerlo?” (Jer. 17:9) La persona traicionera se caracteriza por una pronta disposición a revelar secretos o violar promesas de fidelidad; es desleal, indigna de confianza, realmente traidora. ¡Imagínese! ¡Todos tenemos, en nuestra condición de imperfección, un posible traidor encerrado en nuestro pecho! ¿Verdad que a veces quedamos consternados, sí, avergonzados, por cosas que comienzan a arraigarse en el corazón? Y cuando el corazón quiere algo desesperadamente, esto puede llevar a grave dificultad. Es vital que rápidamente hagamos ajustes, para acallar esos nuevos afectos, para eliminar esos deseos súbitos. El apóstol Pablo confesó que su mente renovada estaba siendo atacada por los deseos malos que surgían del corazón así como abrumada por pesos impuestos por la carne imperfecta: “Verdaderamente me deleito en la ley de Dios conforme al hombre que soy por dentro, pero contemplo en mis miembros otra ley que guerrea contra la ley de mi mente y que me conduce cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.” (Rom. 7:22, 23) Reconoció que solo Jehová por medio de Cristo podría rescatarnos de esta condición desdichada. Dejados a nuestras propias inclinaciones, ciertamente nos descarriaríamos muchas veces. “Son muchos los planes que hay en el corazón del hombre, pero el consejo de Jehová es lo que subsistirá.”—Pro. 19:21.

3. Aunque la mente puede influir en el corazón con conclusiones sacadas por medio de razonamiento, ¿qué puede suceder si el corazón no se inclina a escuchar?

3 Como hemos aprendido antes, el corazón no siempre escucha a la mente. Hay veces que el corazón abruma a la mente a pesar de la fuerza de su lógica. Tenemos que recordar que el corazón raciocina, también, aunque esto no tiene que ver tanto con la lógica como con lo que está sucediendo en el corazón a medida que nuestros motivos, afectos y deseos cobran forma y obtienen ímpetu en cierta dirección, sea para bien o para mal. David oró: “Que . . . la meditación de mi corazón [llegue a ser placentera] delante de ti, oh Jehová.” En contraste, Jesús dijo: “Del corazón salen razonamientos inicuos.” (Sal. 19:14; Mat. 15:19) La mente puede influir en el corazón, hacerle recomendaciones lógicas, hacerle una súplica, quizás teniendo como base la experiencia pasada, y en algunos casos instarlo vigorosamente a emprender determinado proceder porque conoce los peligros envueltos en la situación, pero si el deseo de cierta cosa y el afecto que se le tiene se han vigorizado fuertemente en el corazón, el corazón puede salir victorioso.

4. Ilustre el funcionamiento de la mente y el corazón en relación con comprar un traje o vestido nuevo.

4 Como ilustración, supongamos que llega el tiempo en que usted tiene que tomar una decisión en cuanto a comprar un traje o vestido nuevo. Primero, la mente se encuentra ante ciertos hechos. Quizás la ropa que se ha tenido por algún tiempo esté perdiendo su utilidad o haya necesidad de hacer un cambio por alguna buena razón. El corazón desempeña un papel bastante importante en el asunto también, ya que existe un deseo de corazón de verse presentable. El corazón y la mente están de acuerdo en que se obtenga un vestido o traje nuevo. Ahora la mente reúne información sobre precios, calidad, moda, etcétera, de modo que cuando usted va de compras tiene una idea bastante clara de cuál traje o vestido debe comprarse. Pero cuando llega a la tienda, ahí en el escaparate hay un vestido o un traje muy llamativo, sí, ahí está aguardando a la persona que compra por impulso. Realmente no es práctico para usted; cuesta mucho más dinero; es de estilo algo extremado; pero ¡cómo atormenta con su atractivo al corazón! “¡Es el deleite del corazón!”

5. ¿Qué se necesita para mantener unificado nuestro corazón para efectuar la voluntad de Jehová?

5 Ahora bien, ¿qué se hará? ¿Qué decisión se tomará? ¿Será una decisión práctica, razonada, o una decisión de acuerdo con este nuevo deseo del corazón? Si usted no tiene mucho cuidado, el corazón vencerá a la mente. Se le moverá a adoptar un proceder que estará contra su mejor juicio. Por otra parte, éste pudiera ser un caso, como sucede a veces, de un corazón que se divide momentáneamente. Si así es, los motivos y afectos buenos sobrepujantes del corazón ganarán, con el resultado de que se tome la decisión correcta de comprar la indumentaria que más prácticamente satisface sus necesidades de ropa. Pero se nos recuerda además que para estar seguros de tomar decisiones correctas hay que fortalecer y entrenar el corazón de antemano en el consejo de Jehová. “El que está confiando en su propio corazón es estúpido, pero el que está andando con sabiduría es el que escapará.” Los más poderosos deseos que de corazón haya cultivado una persona, de poner los intereses y principios de Jehová en primer lugar en su vida, pueden vencer intereses y deseos fascinantes que broten súbitamente en el corazón.—Pro. 28:26.

6. ¿Por qué tiene uno que obrar inmediatamente si el deseo incorrecto comienza a arraigarse en el corazón?

6 Ahora sigamos con este razonamiento dando un paso más, a aspectos más serios de la vida. ¿Qué respuesta viene del corazón cuando afrontamos la tentación de cometer inmoralidad, de hurtar, de causar daño a otros? Aun más seriamente, ¿qué pasa cuando una persona empieza a hacer planes deliberadamente para satisfacer los deseos del corazón? ¿Es el corazón de usted lo bastante fuerte como para moverlo a apartarse de un proceder incorrecto, o sucumbe de modo que llegue a abrigar en secreto la posibilidad de entregarse a los deseos de la carne? El demorarse en tomar una decisión correcta puede ser desastroso. Se genera una fuerza poderosa cuando el corazón empieza a meditar, cuando se despiertan las emociones y la carne empieza a hacer preparativos para lo malo. “Pero cada uno es probado por medio de ser provocado y atraído seductoramente por su propio deseo [que comienza en el corazón]. Luego el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte.”—Sant. 1:14, 15.

7. Ilustre cómo el corazón puede salir ganando al optar por obrar de manera contraria a los argumentos de la mente.

7 Considere, por ejemplo, el caso de un hombre casado que se halla frente a la tentación de cometer adulterio con una mujer que no es su cónyuge. Su mente, debido a estudio y a lo que ha oído y visto, puede tener información que pesa ponderosamente contra tal proceder. Razonando sobre lo que les ha resultado a otros que han procedido de ese modo y considerando las dificultades y malas consecuencias a las cuales esto lógicamente lleva, puede que su mente produzca argumentos que señalen poderosamente en la dirección opuesta a la de la tentación, información que recomienda urgentemente salirse de la zona de peligro. Pero, supóngase que el corazón del individuo no tiene el deseo de apartarse de la tentación. Entonces su corazón toma una decisión contraria a lo que su mente ofrece y recomienda, y, en realidad, el corazón le dice a la mente: “No; es de ésta manera que procederemos.” El poder emocional del corazón de la persona en cuestión hace que se quede en la zona de peligro contrario al consejo y razonamiento de su mente.

8. ¿Cómo describe la Biblia el poder del corazón para escoger el proceder que uno ha de emprender?

8 Este poder del corazón para escoger entre procederes optativos y fijar su deseo en uno de ellos explica por qué la Biblia, refiriéndose al corazón del hombre, dice que ‘hace planes’ y que ‘idea su camino,’ es decir, el camino en el cual su mente ha pensado primero y que atrae al corazón. (Pro. 19:21; 16:9) Esto es especialmente cierto en asuntos morales y espirituales.

9. Si el corazón tiene un fuerte deseo de hacer lo malo, ¿qué puede suceder al hacer éste sentir su influencia en la mente?

9 Más que esto, sin embargo, posiblemente el corazón entonces mueva a la mente a ponerse a buscar algún pretexto o excusa para emprender el proceder incorrecto, empleando razonamiento falso. Tal vez el individuo entre en acción pecaminosa, y, al mismísimo tiempo que esté pecando, su corazón quizás haga que su mente invente justificaciones. Puede que abuse de la bondad amorosa de Dios, diciendo: ‘Dios es muy misericordioso; él me perdonará debido a mi debilidad carnal,’ y al mismo tiempo siguiendo en su proceder erróneo. Se hace como el inicuo que “ha dicho en su corazón: ‘Dios ha olvidado. Ha ocultado su rostro. Ciertamente nunca lo verá.’” (Sal. 10:11; compare con Romanos 1:21, 24.) No es extraño, pues, que las Escrituras nos adviertan que el corazón del hombre pecaminoso es “más traicionero que cualquier otra cosa y es desesperado.”—Jer. 17:9.

10, 11. (a) ¿Qué dijo Jesús acerca de cometer adulterio en su corazón el hombre? (b) ¿De qué manera puede un hombre, a los ojos de Dios, ir al grado de cometer adulterio en su corazón, aunque no toque a una persona que no sea su esposa?

10 Esto también nos ayuda a comprender por qué una persona puede aparecer ante el punto de vista de Dios como persona que ha cometido adulterio aunque ni siquiera haya tocado a la otra persona envuelta en la situación. Un hombre puede de una ojeada mirar a una mujer hermosa que no sea su esposa y en su corazón decir: “Es bastante atractiva,” haciéndose esto casi antes que él haya tenido tiempo para pensar en ello. Esta deducción pasajera no tiene que ser incorrecta ni impura, pero si el hombre “sigue mirando” a esta mujer, el deseo no puede menos que desarrollarse de modo que forme una pasión por ella en su corazón. Jesús aconsejó: “Pero yo les digo que todo [casado] que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella [¿dónde?] en su corazón.”—Mat. 5:28.

11 Este individuo no ha participado en el acto físico verdadero, tal vez debido a que las circunstancias no se han prestado para ello; no le parece que podrá hacerlo y escapar de tener que pasar por muchos problemas desagradables. Quizás su mente le haya advertido acerca de esto. Pero si las circunstancias cambiaran, parecieran favorables, si pensara que hubiese alguna posibilidad de escapar sin consecuencias serias, entonces su corazón ya está dispuesto a cometer el acto, quiere hacerlo. El impulso completo de los motivos está allí... solo falta la oportunidad. A los ojos de Dios el que está en esa situación ya es culpable. (Compare con Santiago 1:13-15.) De la misma manera uno pudiera hacerse culpable de hurto, o hasta de asesinato. (1 Juan 3:15) ¿Podemos ver, entonces, por qué es tan importante que comprendamos claramente y apreciemos la distinción que la Biblia hace entre mente y corazón, y que el corazón, y no la mente, es el centro del motivo?

12. ¿Cómo permitió David que su corazón lo descarriara, en contraste con José?

12 Se dijo de David que era un hombre de acuerdo con el propio corazón de Dios, pero en una ocasión sucedió que estaba andando en su azotea y a lo lejos estaba Bat-seba bañándose, quizás inocentemente. En vez de apartarse antes de que pudieran despertarse pensamientos eróticos en su corazón, él siguió mirando y formó una pasión por ella. A su vez, esto resultó en que vergonzosamente cometiera adulterio y maniobrara los asuntos para que el esposo de ella fuera muerto a fin de poder tomarla como esposa. En contraste, José huyó cuando fue tentado por la esposa de su amo enloquecida por el sexo. Es cierto que fue a dar a la prisión acusado falsamente y perdió su libertad por algún tiempo, pero no había perdido su buena conciencia y posición con Dios.

JEHOVÁ CONOCE EL CORAZÓN Y SUS NECESIDADES

13. ¿Qué muestran las Escrituras en cuanto a conocer Jehová acertadamente el corazón?

13 ¿Quién puede conocer el corazón humano? Bueno, tenemos que confesar que en nuestra condición de imperfección nosotros no podemos conocerlo a grado cabal, pero, ¡qué agradecidos podemos estar de que Jehová sí lo conozca! “Porque no de la manera que el hombre ve es la manera que Dios ve, porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón.” “Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón . . . aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos.” “Tú has examinado mi corazón, has hecho inspección de noche, me has refinado.” (1 Sam. 16:7; Jer. 17:10; Sal. 17:3) Jesús también conoce acertadamente el funcionamiento del corazón del hombre. “Las cosas que proceden de la boca, del corazón salen, y esas cosas contaminan al hombre.” (Mat. 15:18) Ahora bien, ¿cuáles son esas cosas?

14. (a) ¿Qué análisis penetrante hizo Jesús de la capacidad del corazón? (b) ¿Estamos trabajando contra desventajas imposibles al esforzarnos por tener un buen corazón?

14 Aunque el corazón humano es capaz de generar los motivos más nobles y elevados, ¡mire qué cosas detestables y repugnantes pueden proceder también del corazón, según las enumeró Jesús! “Porque de dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos, asesinatos, adulterios, codicias, actos de iniquidad, engaño, conducta relajada, el ojo envidioso, blasfemia, altanería, irracionalidad. [El relato de Mateo añade “testimonios falsos.”] Todas estas cosas inicuas de dentro proceden y contaminan al hombre.” (Mar. 7:20-23) Encarándose a la capacidad para tan formidable conjunto de cosas inicuas con origen en el corazón, uno fácilmente podría darse por vencido y decir que es inútil luchar. Eso es lo que casi todas las personas hacen. Esa es una de las razones por las cuales el camino ancho que lleva a la destrucción está lleno de tantos millones de personas, mientras que en el camino angosto y estrecho que lleva a la vida hay tan pocas personas. Pero Jesús no propuso una meta imposible al abrir el camino angosto que lleva a la vida eterna. En verdad dijo: “Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta, porque muchos, les digo, tratarán de entrar mas no podrán.”—Luc. 13:24.

15. Al empezar a remodelar y moldear nuestros deseos y afectos para tener motivos apropiados, ¿qué debemos recordar?

15 La manera en que adquirimos conocimiento y nos sometemos a la disciplina determina a gran grado qué afectos o deseos, sean buenos o malos, se desarrollan en nuestro corazón, y con qué intensidad brotan del corazón. No podemos alimentar el corazón y la mente con una dieta constante de inmundicia y esperar tener buenos deseos y motivos. Además, la mente necesita buenas razones para hacer recomendaciones al corazón en cuanto a por qué algo debe hacerse o no debe hacerse. Se requiere educar y disciplinar al corazón. (Pro. 23:12) Entonces finalmente se gana al corazón, si hay alguna tendencia a ser renuente, a medida que éste prueba los buenos resultados que vienen de hacer lo correcto. No es caso de simplemente levantarse por la mañana y decir: “Hoy voy a ser más amoroso,” o alguna expresión similar, como si el aplicarse a uno mismo esa psicología suministrara la respuesta. Primero, tenemos que cultivar buenas cualidades como modo de vivir por aplicación cotidiana para poder formar buenos hábitos y rasgos, y entonces ser honrados con nosotros mismos al procurar conocer las causas básicas de las cualidades y tendencias malas que tenemos enclavadas en el corazón. Entonces podemos aplicar principios bíblicos para eliminarlas o controlarlas. “Cuando entre la sabiduría en tu corazón y el conocimiento mismo se le haga agradable a tu mismísima alma, la habilidad misma para pensar te vigilará, el discernimiento mismo te salvaguardará, para librarte del mal camino.”—Pro. 2:10-12.

16, 17. (a) Describa la situación del corazón de una persona que ha pasado gran parte de su vida en ambiente inmoral. (b) ¿Qué conflictos se desarrollan al aprender la verdad de la Palabra de Dios?

16 Para ilustrar esta reorientación del corazón, consideremos lo que sucede en el corazón cuando una persona oye con deleite la verdad de la Palabra de Dios después de haber pasado una buena porción de su vida asociándose con personas inmorales y frecuentando lugares que se han establecido para suministrar placer sensual. Esa persona ha mostrado gran deficiencia en buenas capacidades relacionadas con los motivos, puesto que “cualquiera que comete adulterio con una mujer es falto de corazón.” (Pro. 6:32; 9:1-5, 13-18) El leer novelas sórdidas, el ver revistas pornográficas y el escuchar y contar bromas obscenas pueden haber acrecentado este deseo vehemente de estimulación sexual. Ahora se entera de que, en vez de envejecer y morir, puede esperar con deleite el vivir para siempre en medio de condiciones de perfección. Esto le atrae de corazón. Pero también aprende que solo los que cumplen los requisitos justos de Jehová vivirán allí. ¿Qué hará?

17 Los fuertes y vehementes anhelos inmorales del corazón y la carne, formados a través de los años, no se disipan de la noche a la mañana. ¡Qué consciente llega a estar de esto! Comienza un terrible conflicto entre la mente y el corazón. (Sal. 38:7-10) La mente ve la lógica de servir a Jehová: Se puede evitar la ira de Dios; uno puede quedar libre de la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, y esto lleva a vida eterna; la buena conducta realmente resulta en lo mejor para el cuerpo de uno, física, mental y emocionalmente; y la asociación sana y edificante entre el pueblo de Dios está disponible para reemplazar a las amistades anteriores que estimulaban y contribuían a su delincuencia. Pero el corazón quiere las cosas ahora, ¡todas las cosas que le han proporcionado deleite secreto en el pasado! Es verdad que hay el deseo de adorar a Dios, aunque algo débil ahora. En lo profundo, hay un deseo de hacer lo correcto, pero éste no es muy fuerte ahora. La mente le recuerda al corazón las consecuencias malas, como el posiblemente contraer una enfermedad venérea o engendrar un hijo ilegítimo o ser cómplice de un aborto, puntos que el corazón no puede negar, pero todavía están allí esos deseos.

18. ¿Cómo se gana finalmente al corazón, de modo que encuentre su más elevado deleite en hacer la voluntad de Jehová?

18 Este es un punto crucial en su vida. Muchos, habiendo progresado hasta este punto, no avanzan más. La vida en el nuevo sistema parece muy buena, pero las atracciones hacia el viejo sistema son demasiado fuertes en el corazón. Pero el que sigue cobrando valor en su corazón para progresar, sí, obligándose a hacer lo correcto, a introducir la ley de Dios en su corazón, pronto descubre que le es más fácil hacer lo correcto. Más que esto, el corazón prueba por experiencia efectiva lo que le agrada a Dios, y mientras más hace esto el corazón, tiene que sacar la conclusión de que se puede obtener placer también en esto. Junto con la mente, el corazón ve los beneficios. Estos deseos anteriores comienzan a ser reemplazados en el corazón con las cosas correctas. Dos cosas no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo. De hecho, ha habido una ‘circuncisión del corazón.’ (Rom. 2:29; Col. 2:11) Ahora se aleja de los conocidos de antes y de las malas influencias porque de corazón quiere hacerlo, no porque tenga que obligarse. El corazón ha llegado a encontrar su más elevado deleite y su más puro placer en hacer la voluntad de Dios y asociarse con su pueblo. Las cosas anteriores se le hacen repugnantes. Ha edificado amor, afecto profundo, a la ley de Dios en su corazón. “La ley de su Dios está en su corazón; sus pasos no titubearán.”—Sal. 37:31.

OTROS MOTIVOS DEL CORAZÓN

19. ¿Qué influencia tiene el corazón en la lengua?

19 Moralmente, tal vez tengamos controlado nuestro corazón, pero, ¿qué hay de los otros motivos del corazón? ¿Cómo estamos usando la lengua, por ejemplo? Jesús enunció el principio: “De la abundancia del corazón habla la boca.” (Mat. 12:34, 35; Pro. 15:28) El buen corazón lo mueve a uno a hablar cosas buenas. Sin embargo, si alguien “no refrena su lengua, sino que sigue engañando su propio corazón, la forma de adoración de este hombre es vana.” El chismear es mala medicina para el corazón. Si no tenemos cuidado, el corazón simplemente se deleita mucho en saborear detalles “suculentos” acerca de otros y en esparcirlos por todos lados. Pero el esparcir rumores y semiverdades es desamorado.—Sant. 1:26.

20. (a) ¿Por qué es necesario seguir amándonos “unos a otros intensamente desde el corazón”? (b) ¿Por qué es significativo que el perdón tenga que proceder del corazón y no solo de la mente?

20 Más seriamente, “si ustedes tienen en su corazón amargo celo y espíritu de contradicción, . . . allí hay desorden y toda cosa vil.” (Sant. 3:14-16) “No debes odiar a tu hermano en tu corazón.” Más bien, se nos manda que nos amemos “unos a otros intensamente desde el corazón.” (Lev. 19:17; 1 Ped. 1:22) Si su hermano ha pecado contra usted, esto debe arreglarse “entre ti y él a solas” antes que usted forme una actitud de odio para con él. De los que no perdonan dijo Jesús: “Del mismo modo también tratará mi Padre celestial con ustedes si no perdonan de corazón cada uno a su hermano.” (Mat. 18:15, 35) Una de las siete cosas que Jehová odia, según se alistan en Proverbios 6:16-19, es “un corazón que fabrica proyectos perjudiciales.”—Sal. 140:2.

21. ¿Qué tendencias comunes del corazón pueden manifestarse si no se ejerce cuidado riguroso?

21 En nuestra relación con Jehová y su organización, no hay lugar para hipocresía, codicia, arrogancia u obstinación. (1 Tim. 1:5; Sal. 101:5; 131:1) Tanto los de “corazón doble” como los de “pensar irresoluto” son condenados por la Palabra de Dios. (Sal. 12:2; 119:113) La tendencia del corazón es presentar una apariencia, justificar, salirse de una situación mintiendo. Si esta táctica no surte efecto, entonces se recurre a lisonjear o posiblemente a amenazar con habla injuriosa o con denuestos. (Rom. 16:18) Hay que entrenar al corazón en cuanto a veracidad y obediencia para que seamos honrados no solo con Jehová sino también con nosotros mismos y con nuestros hermanos. Si hemos pecado, y nuestro corazón ‘empieza a darnos golpes’ rápidamente debemos dirigirnos a Jehová en oración y descubrir nuestro corazón delante de él, buscando perdón y una limpieza de corazón. (2 Sam. 24:10; Sant. 4:8-10) Si se ha cometido un pecado serio, tenemos que revelar esto a los individuos responsables de la congregación y buscar su ayuda. El corazón no debe despreciar la censura ni ser “insensible tal como grasa.” Jehová “está sanando a los quebrantados de corazón, y está vendando sus partes doloridas.” (Sal. 119:70; 147:3; Pro. 5:12-14) Si apreciamos la misericordia de Jehová y esta provisión hecha con el fin de cubrir los pecados por el sacrificio de rescate, confiadamente podemos acercarnos a Jehová sin seguir condenados en el corazón, a medida que desde entonces en adelante andamos circunspectamente delante de él.—Heb. 10:22; 1 Juan 3:18-24.

22. ¿Por qué es importante el ser diligente en guardar el corazón a todo tiempo?

22 Es preciso que guardemos nuestro corazón con toda diligencia, mientras acudimos a Jehová para que nos ayude a ‘guiar nuestro corazón por el camino.’ Debido a que el corazón es engañoso y puede retroceder a caminos malos anteriores antes que nos demos cuenta de ello, cada día tenemos que recordar la exhortación de la Palabra de Dios: “Confía en Jehová con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento.” Al proceder así, tenemos la seguridad de que “la paz de Dios que supera todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús.”—Pro. 23:19; 3:5; Fili. 4:6, 7.

23. ¿Por qué, “más que todo lo demás,” debe salvaguardarse el corazón?

23 ¿Podemos ver más claramente ahora por qué es que “más que todo lo demás que ha de guardarse,” debemos salvaguardar el corazón? Las “fuentes de la vida” proceden de él, y esto no se debe solo a que el corazón, como bomba muscular, haga que la sangre vivificante corra por todo el cuerpo a todas las células para mantenerlas vivas y sanas. Lo más importante es que el corazón puede, si lo desarrollamos apropiadamente, originar los motivos, deseos y afectos que, con la ayuda y bondad inmerecida de Jehová, nos asegurarán vida eterna en salud perfecta en su nuevo sistema de cosas. El gran Cardiólogo, Jehová, ha diagnosticado correctamente la condición de corazón de toda la humanidad y él es el único que tiene la receta apropiada para nuestro corazón defectuoso: “Hijo mío, no olvides mi ley, y observe tu corazón mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos.”—Pro. 3:1, 2.

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