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  • El don de la amistad cristiana

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  • El don de la amistad cristiana
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1965
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1965
w65 1/3 págs. 131-132

El don de la amistad cristiana

LA AMISTAD verdadera es un maravilloso don de Dios. Es un don que cada uno de nosotros puede dar y recibir. Desemejante a los regalos materiales que sufren depreciación con la edad, el don de la amistad cristiana se hace más precioso con el transcurso de los años. Considere lo que esto significa.

El amigo fiel es el que aumenta el gozo de usted y comparte el pesar de usted. Aunque tal vez le dé una palabra de alabanza, no vacilará en señalar una falta seria. El amigo abunda en compasión, pero igualmente está dispuesto a incitarlo a usted cuando sabe que usted no está haciendo lo mejor que puede. El compañero verdadero comparte sus bendiciones así como las lecciones que pueden aprenderse de los errores de él. Le da a usted su tiempo, su lealtad, su comprensión y su apoyo material cuando se necesitan. Con razón el proverbio dice que “un compañero verdadero está amando todo el tiempo.” (Pro. 17:17) De hecho, en las Escrituras Hebreas la palabra “amigo” significa amador. La palabra griega para “amigo” igualmente describe al que es afectuoso para con otro.

Con tal base uno pudiera concluir apresuradamente que la amistad no ocasiona problema alguno, pero no es así. Desemejantes a Dios, los hombres a veces entran en amistades, o lo que pasa por amistades, por móviles como riqueza, fama o mayor influencia. La Biblia dice: “La riqueza es lo que agrega muchos compañeros . . . Muchos son los que ablandan el rostro de un noble, y todo el mundo es compañero del hombre que hace regalos.” (Pro. 19:4, 6) Pero los cristianos tienen que reconocer la diferencia entre el compañerismo que se arregla por conveniencia y la amistad verdadera que proviene del corazón. Tiene que escogerse a un amigo por lo que es, no por lo que tiene. Si un hombre carece de amor, esta deficiencia no será compensada simplemente por secretos mutuos que se compartan ni por beneficios que se obtengan. Los hombres pueden hacer amistades sobre tales cimientos endebles, pero ésta no es la manera cristiana. No es la manera de Jehová Dios.

Cuando Jehová escoge a un hombre para ser su amigo, busca evidencias de un corazón bueno. Dice el salmista: “Jehová es justo; él sí ama los actos justos. Los rectos son los que verán su rostro.” (Sal. 11:7) Dios no da su amistad al que es injusto, falto de bondad o arrogante. Jehová hace amistad solo con los que aman las cosas que él ama y rechazan las cosas que él rechaza. Al usar esta norma divina para escoger amigos podemos esperar que nuestras amistades sean más prósperas y durables.

Antes de que pueda durar una amistad, tiene que hacerse primero, o tienen que sembrarse las semillas de la amistad. Se sobrentiende que para ganar un amigo usted primero tiene que ser uno. ¿No es eso lo que hizo Jehová en el caso de los hijos de Adán? Dios tomó la iniciativa y, al hacer provisión para nuestra liberación del pecado y de la muerte, ofreció su amistad. Como lo expresó el apóstol Juan: “En cuanto a nosotros, amamos, porque él nos amó primero.” (1 Juan 4:19) Por eso, hago amigos tomando la iniciativa en ofrecer prueba de amor y de amistad. En este mundo plagado de problemas hay oportunidades infinitas para que usted se muestre bondadoso y útil. Una palabra de estímulo o una pequeña ayuda puede ser la semilla menuda de la cual crezca una gran amistad.

A veces el que usted tome la iniciativa será causado por su admiración de las genuinas cualidades cristianas que encuentre en alguna persona. Estas cualidades lo allegarán a usted a esa persona, así como Jesús mostró amor especial al apóstol Juan. (Juan 19:26) Esto no quiere decir que Jesús no amaba a los otros apóstoles fieles. Sus palabras y hechos demostraron que sí los amaba, pero sin duda las maneras de actuar y personalidad de Juan hicieron que Jesús le cobrara mucho cariño. Es el respeto a las cualidades de un individuo lo que hace que usted quiera ser amigo de él. Si él encuentra cualidades semejantes en usted, la atracción será mutua.

Jehová se sintió atraído por las excelentes cualidades de hombres fieles de tiempos antiguos. Abrahán fue digno de ser llamado “amigo de Jehová.” (Sant. 2:23) Luego, también, en el cielo Jehová tiene muchos ángeles fieles, todos los cuales disfrutan de su favor, pero no todos están cerca de su trono. Recuerde esto y quizás le ayude a evitar que sienta herido su amor propio.

Si usted ha tenido la experiencia de ofrecer el don de la amistad a alguien que no estuvo dispuesto a aceptarlo, no hay razón para que se sienta herido ni para que usted deba sentirse inferior. Por supuesto, usted no puede esperar ser el amigo íntimo de todo el mundo. Aun en una familia natural usted hallará que determinados individuos están atraídos más unos a los otros. Así mismo, en la congregación cristiana semejante a familia, determinadas personalidades estarán más cerca de usted que otras. Aunque cada uno de nuestros hermanos cristianos tiene el derecho de esperar que seamos amigables a todo tiempo, usted tiene el derecho de escoger a los que estarán especialmente allegados a usted, así como Jesús tuvo el derecho de sentirse particularmente encariñado de Juan. Conceda a sus hermanos el mismo derecho. Ofrezca su amistad benigna y cortésmente, pero no insista ni se resienta. Recuerde que la amistad es un don, un regalo. Que la acepten quienes quieran.

Para mantener sus amistades, ayuda el saber lo que se espera de un amigo verdadero. La Biblia dice que “las heridas infligidas por uno que ama son fieles.” (Pro. 27:6) El amigo leal no es adulador ni palmeador de espalda. No se resienta por el consejo amoroso de parte de un amigo verdadero, de modo que lo obligue a repetir la pregunta que Pablo les hizo a los gálatas: “¿Me he hecho su enemigo porque les digo la verdad?”—Gál. 4:16.

Otra manera de mantener sus amistades es regando esta planta de la amistad que usted ha cultivado. Cuando los amigos allegados se mudan, ¿qué puede usted hacer para no dejar que se marchite la amistad? Si la distancia es tan grande que impida una llamada telefónica o una visita personal de vez en cuando, quizás pueda enviar un regalito. Y usted siempre puede enviar una tarjeta postal, o una nota o una carta. Una carta representa pensamiento y esfuerzo y por eso bien puede decir más que la cantidad de palabras que contiene, manteniendo viva la amistad mediante ello.

Sobre todo, mantenga viva su amistad para con Jehová Dios. Al dejar que su amistad con Jehová gobierne su selección de amigos usted hallará compañeros cristianos que lealmente ‘se adherirán más estrechamente que un hermano.’ (Pro. 18:24) Pruébese fiel en su amistad con Dios y con Cristo y usted gozará de amistades cristianas que nunca terminan.

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