Gobernantes de la Tierra por mil años
LA Tierra ha visto la llegada y la partida de muchos gobernantes. Tanto los gobernantes como los gobernados han probado toda forma imaginable de gobierno humano, pero ninguno ha traído verdadero alivio y felicidad a la gente. Esto ha estado sucediendo ya por casi seis mil años.
Pero, en realidad, durante este largo período ha habido un solo gobernante sobre la Tierra que ha operado todo el sistema de cosas de este mundo. ¿Cómo? Ejerciendo su influencia en los hombres imperfectos que han compuesto esos sistemas. Podemos ver si este gobernante ha sido bueno o malo al seguir este principio de causa y efecto de la Biblia: “Bajo el gobierno de los justos está contento el pueblo, cuando mandan los impíos el pueblo suspira.”—Pro. 29:2, Sagrada Biblia, versión de Nácar y Colunga.
Sí, por seis milenios la gente ha gemido o suspirado porque ha sido gobernada invisiblemente por el que las Escrituras llaman “el dios de este sistema de cosas,” y “el gobernante del mundo,” que es el enemigo de Dios. (2 Cor. 4:4; Juan 12:31; 14:30) La Biblia indica que es Satanás el Diablo. (Rev. 12:9) Se mostró que tenía la gobernación sobre los gobiernos de la Tierra cuando le ofreció a Jesucristo todos los reinos del mundo por el precio de un acto de adoración a él.—Mat. 4:8-10.
Ahora, la gente que desea paz, vida y libertad puede esperar algo mejor que la situación actual. Puede cobrar ánimo debido a la verdad de otro proverbio bíblico: “Cuando los inicuos llegan a ser muchos, abunda la transgresión; pero los que son justos verán la mismísima caída de ellos.” Hoy alarma lo extensamente esparcida que está la iniquidad. Pero se le acerca el fin.—Pro. 29:16.
Seis mil años de historia humana pronto terminarán, y para los hombres eso parece mucho tiempo. Pero para el Gobernante Universal, y en tiempo universal, seis mil años simplemente son como unos cuantos días, u horas. Sin embargo esto ha permitido a los hombres amplia oportunidad para ver lo inútiles que son los propios esfuerzos del hombre y el hecho de que se necesita el reino de Dios, que él ha preparado y que está listo para reemplazar a toda otra gobernación de la Tierra.—2 Ped. 3:8, 9.
En mil años el reino mesiánico de Dios deshará todos los malos efectos de la gobernación de la Tierra durante seis mil años por Satanás. Cristo Jesús es el Rey, pero tiene consigo a 144.000 reyes asociados. ¿Qué clase de gobernantes son? ¿Cómo podemos estar seguros de que no permitirán que la corrupción entre en el gobierno? (Pues la menor desviación de los principios correctos con el tiempo puede esparcirse para corromper a todo un gobierno y su pueblo. “Un poco de levadura hace fermentar toda la masa.” [Gál. 5:9]) ¿Cómo llegan a satisfacer los requisitos para esos puestos importantes estos gobernantes?
Jesucristo, por supuesto, se interesa mucho en la calidad de los reyes que tendrá consigo. Estos reyes reciben mención repetida en la visión que dio a su apóstol Juan. Juan informa:
“Vi tronos, y hubo quienes se sentaron sobre ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente y sobre la mano. Y llegaron a vivir y gobernaron como reyes con el Cristo por mil años. (Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que fueron terminados los mil años.) Esta es la primera resurrección. Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene autoridad la muerte segunda, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y gobernarán como reyes con él por los mil años.”—Rev. 20:4-6.
Los tronos que Juan vio estaban en el cielo, no en la Tierra, pues el trono de Cristo está en el cielo. (Rev. 3:21) Y el número de ellos no era indefinido. El número era de 144.000, en correspondencia con los 144.000 israelitas espirituales que fueron sellados con el “sello del Dios vivo” y que “van siguiendo al Cordero [Jesucristo] no importa adónde vaya.” (Rev. 7:1-8; 14:1-5) Aquí Juan vio el principio del glorioso día judicial que durará mil años. Se habló de este día al Tribunal del Areópago, Atenas, hace más de diecinueve siglos, con estas palabras:
“[Dios] ha fijado el día en el que va a juzgar al mundo según justicia, por el hombre que ha destinado, dando a todos una garantía al resucitarlo de entre los muertos.”—Hech. 17:31, Biblia de Jerusalén (1967).
“EJECUTADOS CON HACHA”
¿Cómo podemos estar seguros de que estos 144.000 gobernantes serán tan fieles y leales a la justicia como lo es su Caudillo el Rey Mesiánico Jesucristo? La visión nos dice que, antes que fueran resucitados para ser reyes, fueron “ejecutados con hacha.” ¿Por qué? “Por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios.” (Rev. 20:4) Ellos, como Jesús, ganaron la victoria sobre el mundo al rehusar quebrantar su lealtad a Dios. Continuaron dando testimonio del reino de Dios, de Jesús como el Rey de éste y de Dios como el Creador de éste, y de que en el futuro gobernaría a la tierra. Solo la muerte de ellos pudo detener su testificación leal.
El texto no significa que cada uno de los 144.000 reyes en perspectiva serían ejecutados con un hacha literal, o decapitados. El apóstol Santiago fue muerto por la espada por orden de Herodes Agripa I. (Hech. 12:1, 2) La tradición dice que el apóstol Pablo fue decapitado en Roma, Italia. (2 Tim. 4:6-8) Otros fueron muertos por diferentes medios de ejecución, mientras que algunos murieron de manera “normal.”
Sin embargo, todos tenían que ser fieles hasta la muerte. (Rev. 2:10) Tenían que morir a fin de recibir un cambio de naturaleza, de humana a “divina” (como Dios, de espíritu) mediante una resurrección, tal como sucedió en el caso de Cristo. (2 Ped. 1:4) Tenían que morir “una muerte como la de él” a fin de “alcanzar la resurrección más temprana de entre los muertos.” (Fili. 3:10, 11) De modo que no mueren por sus pecados. Por lo tanto su muerte se considera como “de sacrificio” con Cristo. Pablo escribe: “Si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección.”—Rom. 6:5.
¿Cómo, entonces, se puede decir que son “ejecutados con hacha”? Bueno, en el Imperio Romano el poder de ejecución estaba simbolizado por un hacha envuelta dentro de un haz de varas, llamado fasces. Benito Mussolini popularizó el símbolo durante su régimen “fascista” en Italia.
De modo que el estado político, de hecho, ejecuta a los 144.000 herederos del Reino juzgándolos como indignos de vivir bajo su autoridad. Los sentencia a muerte, por decirlo así. Esto se debe a que el mundo los odia. (Juan 17:14; Mat. 24:9) Son “indeseables” a los ojos de los caudillos religiosos y políticos del mundo, tal como fueron los apóstoles.—1 Cor. 4:13.
NINGUNA ADORACIÓN DE LA “BESTIA SALVAJE”
También podemos estar seguros de la fidelidad continua de estos 144.000 como reyes al considerar otra razón por la cual fueron “ejecutados con hacha.” Se debió a que “no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen” y “no habían recibido la marca sobre la frente y sobre la mano.”—Rev. 20:4.
Por lo tanto no se debió a actividades religiosas o revolucionarias fanáticas ni a ningún entremetimiento en la política el que fueran “ejecutados con hacha.” Se debió a que fueron neutrales en cuanto a la situación política en todas sus variadas expresiones y actividades por toda la Tierra. Estaban a favor del reino de Dios como la única esperanza para la humanidad. Los que quedan de estos herederos del Reino en este siglo veinte tampoco han adorado a la organización de las Naciones Unidas para la paz y seguridad mundial.
El no ‘adorar’ al estado político o su “imagen,” las Naciones Unidas, significaría no transferir a estas agencias de hechura humana la esperanza en el reino de Dios y la lealtad a él. En vez de eso, estos hermanos espirituales de Cristo continúan proclamando el Reino. No tienen la “marca sobre la frente y sobre la mano.” Es decir, no están identificados como esclavos del Estado y no ayudan a llevar a cabo sus actividades mundanas, a menudo bestiales. No hacen campaña como candidatos para puestos políticos, ni votan por candidatos políticos. Rehúsan participar en su guerra sanguinaria.
Pero estos testigos cristianos de la soberanía de Dios jamás se interfieren en lo que hace el estado político en estos asuntos. ‘Pagan de vuelta a César las cosas de César’ al cumplir con leyes de registrarse y de impuestos y al obedecer todas las leyes del país que no son contrarias a las leyes de Dios según se declaran en la Biblia. Es solo cuando “César” exige lo que pertenece a Dios, a saber, adoración, devoción o cualquier cosa que detraiga del reconocimiento de la soberanía de Jehová por ellos, que ellos tienen que rehusar, optando por “obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres.” Esto les acarrea su simbólica, y a veces literal, ‘ejecución con hacha.’—Mat. 22:21; Hech. 5:29.
No sufren esta ‘ejecución con hacha’ debido a su propia voluntad. No están buscando persecución ni martirio. No obstante, saben con anticipación que van a incurrir en el odio del mundo al dar testimonio de Jesús como Cristo y Rey y al hablar acerca de Dios como gobernante legítimo del universo (incluso nuestra Tierra). Saben que tienen que seguir los pasos de Cristo hasta una muerte de integridad a Dios, como fue la de él.—1 Ped. 2:21.
SE ASEGURA GOBIERNO JUSTO
¿No podemos estar absolutamente seguros de un gobierno justo, recto, equitativo y misericordioso por esos reyes bajo Cristo? De ellos, dice la Biblia, “y no se halló en su boca falsedad; son sin tacha.” (Rev. 14:5) Dios está seguro de ellos, y Su juicio y discernimiento son perfectos e infalibles. Él dice que son “santos,” lo cual significa que son cabalmente limpios, justos. (Rev. 20:6) El apóstol Pablo, después de describir que Dios completa Su Israel espiritual, el cual compone el cuerpo pleno de 144.000 herederos del Reino, exclama: “¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus caminos!”—Rom. 11:33.
¿Podemos nosotros tener por lo menos un vistazo del reinado de mil años? Sí, la Biblia nos suministra una vista anticipada. En artículos que habrán de seguir esperamos presentar algunas de estas cosas buenas para goce anticipado.
En el ínterin, al estudiar la Biblia y al asociarse con algunos de estos herederos del Reino que quedan hoy en la Tierra, junto con sus compañeros, usted hasta puede disfrutar del goce de una “muestra” de lo que hará ese gobierno justo en cuanto a establecer verdadera paz, unidad y amor entre todo el género humano. Los testigos de Jehová aman esta asociación, y confiamos en que usted también la amará. Está invitado a asistir a las reuniones que celebran en el Salón del Reino local de ellos para que usted mismo compruebe esto.