Una vida sin dolor... ¿es realmente posible?
LOS nudillos del dedo índice de su mano derecha están muy hinchados. “Cuando me levanto por la mañana, las manos me duelen terriblemente y están muy rígidas,” explica este bien conocido cirujano de la República Sudafricana. “He tenido ocasiones en las que el dolor era tan intenso durante la cirugía que no me ha sido posible continuar y he tenido que pedir a mis ayudantes que sigan por mí.”
El dolor artrítico tan intenso como ése, y aun peor, aflige a millones de personas. Tan solo en los Estados Unidos hay unos 19 millones de artríticos. Además, cada día hay unos siete millones de norteamericanos en cama debido al dolor en la región inferior de la espalda. Y se dice que en cualquier momento dado, más de 12 millones de personas sufren de dolor de cabeza tan solo en los EE. UU.
Millones de otros padecen de agudos dolores de muela, dolores de oído y hemorroides. También está el dolor atroz que muchos sufren debido a los efectos del cáncer, y de las enfermedades cardiacas y circulatorias, así como de muchísimas otras enfermedades y lesiones. Una autoridad en dolor, el Dr. John J. Bonica, declara: “Considero el dolor crónico como el principal problema de salud y economía.”
Cada año los norteamericanos gastan miles de millones de dólares en busca de alivio. En los EE. UU. los que padecen de dolor en la espalda anualmente hacen más de 18 millones de visitas a las oficinas de los médicos. Y se calcula que los que sufren de dolores de cabeza toman más de 12 millones de horas al año del tiempo de los médicos. En vista de estas sombrías realidades, pudiera parecer irreflexivo el siquiera sugerir la posibilidad de disfrutar de una vida sin dolor.
De hecho, cuando se le considera desde este punto de vista, lo que la Biblia dice acerca del dolor pudiera dar la impresión de ser algo traído por los cabellos: “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos . . . ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.”—Rev. 21:3, 4.
‘Imposible,’ quizás diga usted. ‘Todo el mundo se ve afligido por el dolor. Es parte de la vida.’ ¿Pero lo es? ¿Sabe usted que aun ahora hay personas que nunca sienten dolor?
Personas que no sienten dolor hoy
Un informe de la prensa dice lo siguiente de una jovencita: “En cierta ocasión estaba participando de una caminata en Suiza. ‘¿Por qué cojeas?’ le preguntaron sus amigos.
“‘No lo había notado,’ dijo Joyce, sonriendo. Se había dislocado la cadera.” Sin embargo esta muchacha no sentía dolor. ¡Ni tampoco había sentido dolor alguno en toda su vida!—The Star Weekly Magazine, 30 de julio de 1960.
Aunque esta condición es rara, en realidad hay personas que han vivido toda su vida sin sentir dolor. La Encyclopædia Britannica de 1976 hace notar: “Hay más de 65 informes de personas que nacieron sin la habilidad de sentir dolor alguno, o solo muy poco dolor.”
¿Le gustaría ser como esas personas? ¿Desearía usted vivir toda su vida sin sentir dolor? Muchas personas que a diario sufren de angustioso dolor quizás respondan sin vacilar: ‘Sí.’ Pero considere lo que esto podría significar.
Si al participar en una caminata o jugar usted se hiciera una ampolla, probablemente no la notaría hasta que se convirtiera en una llaga terriblemente ulcerada. Además, le sería peligroso asistir a una fiesta en la que se hiciera un asado, o que se acercara a cualquier fuego, pues una chispa podría quemarlo gravemente antes de que alguien lo notara. El no poder sentir dolor puede tener consecuencias graves, hasta desastrosas.
Sí, ciertamente el dolor es una importante señal de advertencia del cuerpo. De hecho, lo obliga a hacer algo para protegerse. Por eso, ¿qué hay de la promesa bíblica de son grandioso que mencionamos antes, “ni existirá ya más . . . dolor”?
¿Se siente usted inclinado a decir: ‘Podemos habérnosla sin el cumplimiento de esa promesa; prefiero poder sentir dolor’? Tal respuesta es comprensible si uno toma la promesa literalmente, en su sentido restringido. Pero, ¿es éste el modo en que se supone que la tomemos? ¿Es de veras apropiado darle una interpretación tan absoluta?
Lo que la promesa significa
Deténgase y examine el marco o contexto de la Biblia. Note que, precisamente antes, se promete que Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos.” Considere lo siguiente: ¿Significa esto que Dios se propone cambiar la función normal de los conductos lagrimales del ojo? ¿Va a taparlos para que cesen de emitir su fluido? ¿Qué sucedería si esto ocurriera?
Sus conductos lagrimales rocían pequeñas cantidades de una sustancia húmeda sobre los ojos durante todo el día y la noche para refrescarlos y limpiarlos. Esto mantiene los ojos húmedos y evita la fricción entre el ojo y el párpado. Cuando sustancias extrañas como el polvo, la neblina y la suciedad invaden sus ojos, sus lágrimas las eliminan. Es de importancia también el hecho de que las lágrimas contienen una sustancia antiséptica llamada lisozima, que desinfecta los ojos y los protege de una infección grave.
Así, se ve que las lágrimas son vitales a la salud y protección de los ojos. De modo que si Dios fuera a limpiar toda lágrima de los ojos de la gente en un sentido total, esto sería una calamidad. Es obvio que esto no es lo que Dios ha prometido. Pues bien, ¿qué significa el que él ‘limpie toda lágrima de sus ojos’?
Lo que será eliminado no son las lágrimas que normalmente lavan y protegen los ojos. Más bien, lo que Dios limpiará son las lágrimas de dolor. Originalmente Dios no se propuso que los seres humanos vertieran tales lágrimas. Sin embargo, la primera pareja humana se rebeló contra Su gobierno, y esto trajo enfermedad y dificultades a la entera familia humana, y a esto se deben las lágrimas de sufrimiento y dolor. Note del contexto de esta cita bíblica cómo vendrá el alivio.
Precisamente antes de la promesa de eliminar el dolor y las lágrimas, el escritor bíblico informa lo siguiente: “Vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado.” (Rev. 21:1) Note que el alivio está asociado con el pasar de un cielo y una tierra anteriores, y el reemplazo de éstos con “un nuevo cielo y una nueva tierra.”
Por supuesto, la Biblia no está diciendo que nuestro cielo y tierra literales pasarán. El “cielo anterior” se refiere a los gobernantes injustos que actualmente están en poder, incluso los actuales gobiernos políticos injustos y las fuerzas malignas que los apoyan. La “tierra anterior” se refiere a la sociedad humana impía de hoy día. Por otra parte, el “nuevo cielo” será un nuevo gobierno justo... el reino de Dios por el cual oran los cristianos. (Mat. 6:9, 10) Y la “nueva tierra” será una sociedad justa de personas que son súbditos obedientes del reino de Dios.
Así es que la vida sin dolor se disfrutará aquí mismo en la Tierra cuando el cielo y tierra anteriores sean removidos y se les reemplace con una sociedad humana limpia gobernada por el reino de Dios.
Pero, ¿qué condiciones habrá cuando ‘ya no exista el dolor’? ¿No sufrirá la gente, por lo menos de vez en cuando, dolor severo que ocasione sufrimiento y llanto?
[Comentario de la página 4]
“Hay más de 65 informes de personas que nacieron sin la habilidad de sentir dolor alguno.”