Los jóvenes preguntan...
¿Me ayudará ser amigo de Dios?
HOY día muchos jóvenes crecen con presiones que en la generación pasada habrían sido inconcebibles. Los autores de una encuesta nacional llevada a cabo entre 160.000 jóvenes explicaron: “Los adolescentes nos dicen que muchos de sus problemas obedecen a presiones contra las que no se sienten capacitados para luchar, a una sensación de desánimo y tristeza que ahoga su confianza y al hecho de que sus padres no son conscientes de los problemas que ellos atraviesan”. Quizás a ti también te parezca que los demás no entienden lo dolorosa que a veces puede ser la vida para un joven.
Tal vez tengas un amigo íntimo a quien puedas recurrir en busca de apoyo emocional, lo cual te aporta cierto alivio. Pero ¿verdad que hay algunos problemas angustiosos a los que tienes que encararte solo? Es bien cierto que a veces solo tu propio “corazón se da cuenta de la amargura [de tu] alma”. (Proverbios 14:10.) No obstante, hay Alguien que te entiende muy bien y te ofrece su amistad. Muchos jóvenes han descubierto que dicha amistad constituye una gran ayuda, incluso durante los momentos más difíciles.
La amistad con Dios
Cuando se le preguntó a una joven qué era lo que más agradecía a Jehová Dios, respondió: “Que podamos llegar a conocerle y ser sus amigos íntimos”. En efecto, podemos entablar la mejor amistad del universo. El salmista escribió: “La intimidad con Jehová pertenece a los que le temen”. (Salmo 25:14.)
“Intimidad con Jehová”... qué oportunidad más inestimable. La palabra hebrea original comunica la idea de habla franca y confidencial con alguien a quien se considera un amigo especial. Por lo tanto, se trata de una relación estrecha basada en el amor, una intimidad privilegiada que proviene de la confianza mutua. Como amigo de Dios, notas que él realmente te entiende y aprecia tu verdadera valía como persona. Ahora bien, ¿qué beneficios reporta esta amistad?
“Mi confianza desde la juventud”
Muchos jóvenes, a pesar de sus bravuconadas, carecen de confianza en sí mismos. “Cada vez que expreso mis opiniones, alguien se presenta con otras y cambia por completo las mías —se lamentaba Judy, una jovencita de 13 años—. No estoy muy segura de mí misma.” Sin embargo, en su Palabra escrita, la Biblia, nuestro Amigo celestial nos ofrece dirección específica para tener éxito en la vida. De hecho, el consejo que se da en el libro bíblico de Proverbios tiene por objeto dar “conocimiento y capacidad de pensar al joven” para que ande por el buen camino. (Proverbios 1:1-4; 3:1-6.) Esto puede darte confianza. Tú puedes saber cuál es la mejor manera de vivir.
La Biblia, junto con ayudas bíblicas como esta revista, ofrece consejo sobre prácticamente todo aspecto de la vida, desde cómo escoger a los amigos hasta cuál es la actitud apropiada para con los padres. (Proverbios 1:8, 9; 13:20.) Quienes siguen dicho consejo pueden “apartar[se] de los lazos de la muerte”. (Proverbios 14:27.) Por ejemplo, una muchacha llamada Mae vio cómo su hermana pasaba por alto los principios bíblicos y caía en la promiscuidad, lo que la condujo a una trágica muerte prematura. ¿Cómo logró resistir su ejemplo inmoral? Ella explicó: “Reflexiono en los principios de Jehová sobre la moralidad, y eso me fortalece. Dichos principios me ayudan a ver lo real que es Jehová y que sus métodos son los mejores”.
Ahora bien, tener a Jehová como amigo implica más que solo aprender sus normas. Puedes percibir que él se interesa personalmente en tu vida. La Biblia habla del rey David, que fue instruido por Jehová desde su juventud. David se hizo amigo de Dios y, aunque pasó “muchas angustias”, vio la mano de Dios en su vida. David habló de las “maravillosas obras” de Dios a favor suyo y del “brazo”, o fuerza, de Jehová evidenciada en su vida. Basándose en su propia experiencia, David escribió: “Tú eres mi esperanza, oh Señor Soberano Jehová, mi confianza desde mi juventud”. (Salmo 71:5, 17, 18, 20.) Tú podrás tener esta misma confianza cuando percibas la bendición de Jehová en tu vida. Al esforzarte por seguir su dirección —a pesar de los problemas— estarás andando con Dios y cultivando una relación entrañable con él. (Comparalo con Génesis 6:9.)
Dios nos ayuda a seguir el buen camino
Con todas las tentaciones y presiones que hay en la vida, no es fácil seguir la dirección de Dios. Peggy, quien de joven fue drogadicta y prostituta, puede corroborarlo. Gracias al estudio de la Biblia, consiguió vencer su adicción, efectuar cambios en su moralidad y, por consiguiente, entablar amistad con Dios. Sin embargo, Peggy siguió encarándose a las mismas presiones que la habían hecho recurrir a las drogas como forma de evasión. Cuando se le preguntó qué la ayudaba a seguir resistiendo, respondió: “Solo puedo decir que es gracias al espíritu de Jehová”.
Peggy sabía que Dios da su espíritu santo, o fuerza activa, a sus amigos y que este puede ayudarles a vivir en conformidad con Sus normas. (Hechos 5:32; 1 Corintios 6:9-11.) “A veces todavía me asaltan los sentimientos de antes, especialmente cuando estoy sola —admite—, pero me pongo a orar enseguida. Poder superar estos problemas me resulta más emocionante que todo lo que he logrado en la vida.” Qué animador es saber que Dios, como amigo nuestro, puede ayudarnos “según su poder que está operando en nosotros [y] hacer más que sobreabundantemente en exceso de todas las cosas que pedimos o concebimos”. (Efesios 3:20.)
El espíritu de Dios nos ayuda a cultivar cualidades como la gran paciencia, la apacibilidad y el autodominio. (Gálatas 5:22, 23.) Además, en las congregaciones de los testigos de Jehová, los ancianos, o pastores, nombrados por espíritu santo, son una provisión de Dios para dar ayuda práctica. Peggy añade: “Conté con mucho apoyo de la congregación, especialmente de los ancianos. Aquello fue una gran ayuda”.
“La roca de mi corazón”
“El amigo ama en todas las circunstancias, y es como un hermano en las adversidades.” Así lee Proverbios 17:17 en la versión Salvatore Garofalo. Cuando más se necesita a un amigo es durante “las adversidades”. El salmista Asaf atravesó una gran crisis emocional, pero él se había acercado a Dios y contaba con su amistad. Por eso, aunque su “corazón se había agriado” a causa del sufrimiento, pudo decir: “Dios es la roca de mi corazón”. (Salmo 73:21, 26, 28.) Jehová entendía muy bien los sentimientos de Asaf y le brindó apoyo emocional. Jehová fue una influencia estabilizadora para Asaf que le ayudó a no perder la esperanza y el valor.
Nuestro Amigo celestial también puede ser como un fundamento de roca para ti durante las adversidades. Una adolescente llamada Bonnie lo descubrió por experiencia propia. Cuando tenía 13 años, algunas niñas de su pequeña escuela rural hicieron correr un rumor malicioso y difamatorio sobre ella. A Bonnie le parecía que todo el mundo creía aquella mentira. Varias de sus condiscípulas la trataban con frialdad y hasta la insultaban. “Muchas noches llegaba a casa y me ponía a llorar —explica Bonnie—. Sufría tanto que hasta pensé en quitarme la vida.” Acudió a algunas de sus amistades en busca de apoyo. “Traté de contarlo, pero parecía que nadie me entendía. Le restaban importancia a mi problema. A veces me sentía muy sola.” ¿Qué hizo que no perdiera la esperanza durante toda aquella crisis? Ella continúa: “Si no hubiera sido por Jehová, me habría suicidado. Lo amo mucho. Él es mi mejor amigo”. Ahora reconoce que fue su amistad con Dios lo que la ayudó a aguantar aquella dolorosa experiencia.
Saber que Jehová entiende nuestras circunstancias y sabe exactamente lo que ha sucedido es un gran consuelo cuando no se nos manifiesta la sensibilidad que esperábamos. Además, saber que nuestro Amigo es “el Padre de tiernas misericordias” es una gran ayuda cuando se nos trata mal, o hasta de manera abusiva. A veces es posible que nuestro propio corazón nos condene, pero “Dios es mayor que nuestro corazón y conoce todas las cosas”. (2 Corintios 1:3, 4; 1 Juan 3:20.) Saber la opinión de Jehová sobre los asuntos puede dar mucho consuelo. Por ejemplo, un muchacho de 13 años sufrió brutales abusos sexuales por parte de tres hombres. “Después de aquello, estaba muy avergonzado y me sentía culpable de lo que me había sucedido —admitió—. Estaba muy deprimido.” Entonces empezó a buscar información en las publicaciones bíblicas de la Sociedad Watch Tower sobre el tema de la violación sexual. “Cuando leí todo aquello, rompí a llorar. Sentí como si me hubieran quitado un gran peso de encima. Yo era una víctima. Al confiar en Jehová, en mi familia y en mis amigos, pude superar aquella difícil etapa de mi vida.” ¡Cuánto ayudan las palabras basadas en la Biblia!
La amistad con Dios nos ayuda de muchas maneras. Podemos tener verdadera confianza en la vida, cultivar fuerza interior para seguir el camino que Dios marca y contar con su firme apoyo durante las adversidades. Pero, ¿cómo podemos cultivar dicha amistad? Un artículo venidero de esta misma serie lo explicará.
[Fotografía en la página 13]
Dios puede llegar a ser ‘la roca de tu corazón’