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¿Cuánta confianza tiene usted en Dios?La Atalaya 2006 | 1 de enero
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¿Cuánta confianza tiene usted en Dios?
“Sigan, pues, buscando primero el reino.” (MATEO 6:33.)
1, 2. ¿Qué medidas tomó un hermano joven con respecto a su empleo, y qué lo motivó?
UN HERMANO joven quería ser más útil a su congregación, pero tenía un problema: su trabajo le impedía asistir con regularidad a las reuniones. ¿Qué hizo? Simplificó su vida, renunció al trabajo y con el tiempo encontró un empleo que no afectaba sus actividades cristianas. Aunque ahora gana mucho menos que antes, sigue manteniendo a su familia y puede ayudar mejor a la congregación.
2 ¿Comprende por qué este hermano actuó así? ¿Se imagina haciendo lo mismo si estuviera en circunstancias parecidas? Muchos cristianos lo han hecho, y por ello son dignos de encomio. Demuestran por sus obras que creen en la promesa de Jesús: “Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33). Reconocen que su seguridad está en Jehová, no en este mundo (Proverbios 3:23, 26).
3. ¿Por qué es probable que algunos se pregunten si hoy día es práctico buscar primero el Reino de Dios?
3 En vista de los tiempos difíciles en que vivimos, habrá quien dude que aquel hermano haya tomado una decisión acertada. Hoy día, una parte de la humanidad vive en la pobreza absoluta, mientras que la otra goza del nivel de vida más alto de la historia. En los países pobres, la mayoría de la gente aprovecharía cualquier oportunidad de mejorar su situación sin pensarlo dos veces. En los países ricos, por otra parte, muchas personas se encaran a la presión de conservar su estatus frente a economías inestables, mercados laborales cambiantes y patrones cada vez más exigentes. Dada la presión que implica ganarse la vida, algunos se preguntan: “¿Sigue siendo práctico buscar primero el Reino?”. Para hallar la respuesta, analicemos a qué tipo de personas se dirigió Jesús en aquella ocasión.
“Dejen de inquietarse”
4, 5. ¿Qué ejemplos puso Jesús para mostrar que el pueblo de Dios no tiene por qué inquietarse demasiado por los asuntos cotidianos?
4 Jesús estaba en Galilea, hablando a una gran multitud venida de muchas partes (Mateo 4:25). Muy pocos eran ricos; lo más probable es que la mayoría fueran pobres. Aun así, Jesús los animó a dar prioridad, no a las riquezas materiales, sino a algo más valioso, a saber, los tesoros espirituales (Mateo 6:19-21, 24). Dijo: “Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento, y el cuerpo que la ropa?” (Mateo 6:25).
5 Las palabras de Jesús debieron de parecer poco prácticas a muchos, pues sabían que si no trabajaban duro, sus familias sufrirían. No obstante, Jesús puso de ejemplo a las aves, que viven al día, y, sin embargo, Jehová les da todo lo que necesitan. Jehová también se ocupa de las flores silvestres, cuya belleza supera a la de Salomón en toda su gloria. Si Jehová cuida de las aves y las flores, ¡cuánto más cuidará de nosotros! (Mateo 6:26-30.) Como dijo Jesús, el alma (es decir, la vida) y el cuerpo valen mucho más que el alimento que compramos para sustentarnos y la ropa que adquirimos para cubrirnos. Si dedicamos todo nuestro ser únicamente a alimentarnos y cubrirnos, sin dejar nada sustancial para servir a Jehová, estamos perdiendo de vista el verdadero sentido de la vida (Eclesiastés 12:13).
Una actitud equilibrada
6. a) ¿Qué deber tenían los primeros cristianos? b) ¿En quién cifran los cristianos toda su confianza?
6 Evidentemente, Jesús no estaba animando a sus oyentes a que dejaran de trabajar y esperaran que de algún modo Dios se encargara de sus familias. Hasta las aves han de buscar el alimento para sí y para sus crías. Los primeros cristianos, pues, tenían que trabajar si querían comer; además, tenían obligaciones familiares que cumplir. Y los siervos y los esclavos debían trabajar con diligencia para sus señores (2 Tesalonicenses 3:10-12; 1 Timoteo 5:8; 1 Pedro 2:18). El apóstol Pablo muchas veces se ganó la vida haciendo tiendas de campaña (Hechos 18:1-4; 1 Tesalonicenses 2:9). Pero lejos de buscar seguridad en el trabajo, aquellos cristianos confiaban en Jehová, lo que les daba una paz interior desconocida para otros. El salmista dijo: “Los que confían en Jehová son como el monte Sión, al que no se le puede hacer tambalear, sino que mora aun hasta tiempo indefinido” (Salmo 125:1).
7. ¿Qué es posible que piense la persona que no confía plenamente en Jehová?
7 La persona que no confía plenamente en Jehová tal vez piense de otra manera. Casi todo el mundo considera que las riquezas son de primordial importancia para obtener seguridad. De ahí que los padres animen a sus hijos a invertir buena parte de su juventud en adquirir una educación superior, con la esperanza de que eso los prepare para conseguir puestos de trabajo bien remunerados. Lamentablemente, algunas familias cristianas que así lo han hecho han descubierto que el costo de la inversión es muy alto cuando sus hijos han perdido la visión espiritual y se han ido tras metas materialistas.
8. ¿Qué equilibrio debe mantener el cristiano?
8 Por consiguiente, el cristiano sabio comprende que el consejo de Jesús es tan aplicable hoy como lo fue en el siglo primero, y procura ser equilibrado. Aun cuando tenga que dedicar muchas horas a su trabajo a fin de cumplir con los deberes bíblicos, nunca deja que la necesidad de ganar dinero lo ciegue a lo más importante: los asuntos espirituales (Eclesiastés 7:12).
“Nunca se inquieten”
9. ¿Qué les aseguró Jesús a quienes confían en Jehová sin reservas?
9 En su Sermón del Monte, Jesús exhortó a sus oyentes: “Nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas” (Mateo 6:31, 32). ¡Qué palabras tan reconfortantes! Si confiamos en Jehová sin reservas, él siempre estará ahí para ayudarnos. Pero lo que Jesús dijo también nos hace reflexionar, pues nos recuerda que si vamos “con empeño” tras los bienes materiales, estamos pensando como “las naciones”, es decir, como los que no son cristianos verdaderos.
10. ¿Cómo reveló Jesús qué era lo que más amaba un joven que le pidió consejo?
10 En cierta ocasión, un joven muy acaudalado preguntó a Jesús qué debía hacer para conseguir la vida eterna. Cuando Jesús le recordó los mandamientos de la Ley, que en aquel entonces todavía estaba en vigor, él contestó: “Todos estos los he guardado; ¿qué me falta aún?”. La respuesta de Jesús debió de haber parecido una insensatez a muchos: “Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sé mi seguidor” (Mateo 19:16-21). El joven se fue triste, incapaz de imaginar la vida sin sus riquezas; por mucho que amara a Jehová, amaba más sus posesiones.
11, 12. a) ¿Qué advertencia que dio Jesús acerca de las riquezas nos pone a pensar? b) ¿Cómo pueden las posesiones ser una barrera para servir a Jehová?
11 Aquel encuentro sirvió para que Jesús hiciera una inesperada afirmación: “Será cosa difícil el que un rico entre en el reino de los cielos. [...] Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios” (Mateo 19:23, 24). ¿Quiso decir Jesús que ningún rico heredaría el Reino? No, pues enseguida añadió: “Para Dios todas las cosas son posibles” (Mateo 19:25, 26). De hecho, con la ayuda de Jehová, algunos ricos de aquel tiempo llegaron a ser cristianos ungidos (1 Timoteo 6:17). Jesús dijo aquellas sorprendentes palabras por una buena razón: para que sirvieran de advertencia.
12 Si alguien se aferra a sus posesiones como lo hizo aquel joven rico, estas podrían convertirse en una barrera para servir a Jehová de todo corazón. Tal situación pudiera darse tanto entre los que ya son ricos como entre los que “están resueltos” a serlo (1 Timoteo 6:9, 10). Cifrar mucha confianza en los bienes materiales puede hacer que una persona tenga menos “conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3). Por consiguiente, es posible que ya no sienta la misma necesidad de tener el apoyo de Jehová (Deuteronomio 6:10-12). Quizás espere que la congregación le dé un trato especial (Santiago 2:1-4). Y puede que se pase la mayor parte del tiempo disfrutando de su dinero y no sirviendo a Jehová.
Desarrollemos la actitud debida
13. ¿Qué idea equivocada tenían los laodicenses?
13 La congregación de Laodicea del siglo primero tenía una idea equivocada acerca de las posesiones. Jesús le advirtió: “Dices: ‘Soy rico y he adquirido riquezas y no necesito absolutamente nada’, pero no sabes que eres desdichado y lastimoso y pobre y ciego y desnudo”. No fueron las riquezas las que sumieron a los laodicenses en tan lamentable situación espiritual, sino el hecho de que confiaban en ellas y no en Jehová. Por esta causa, eran tibios en sentido espiritual, y estaban a punto de ser ‘vomitados’ de la boca de Jesús (Revelación [Apocalipsis] 3:14-17).
14. ¿Por qué merecieron los cristianos hebreos el elogio de Pablo?
14 En cambio, Pablo alabó a los cristianos hebreos por la actitud que habían mostrado ante la persecución: “Ustedes se condolieron de los que estaban en prisión y también aceptaron gozosamente el saqueo de sus bienes, sabiendo que ustedes mismos tienen una posesión mejor y duradera” (Hebreos 10:34). Estos cristianos no quedaron desolados por la pérdida de sus bienes; más bien, siguieron gozosos porque conservaban su más preciada posesión, su “posesión mejor y duradera”. A semejanza del comerciante de la parábola de Jesús que sacrificó todo cuanto tenía por una perla muy valiosa, ellos estaban determinados a conservar la esperanza del Reino a cualquier precio (Mateo 13:45, 46). ¡Qué magnífica actitud!
15. ¿Cómo puso en primer lugar los intereses del Reino una cristiana de Liberia?
15 Muchos hermanos en la actualidad manifiestan una actitud parecida. Tal fue el caso de una joven cristiana de Liberia a quien se le ofreció la oportunidad de ir a la universidad, lo cual se considera en ese país una manera de asegurarse el futuro. Pero ella era precursora (evangelizadora de tiempo completo), y la habían invitado a servir de precursora especial temporera. Decidió buscar primero el Reino y continuar en el servicio de tiempo completo. Fue a su asignación y en tres meses comenzó veintiún estudios bíblicos. Esta joven hermana y miles más como ella ponen en primer lugar el Reino, sacrificando incluso posibles ventajas materiales. ¿Cómo mantienen tan buena actitud en medio de un mundo materialista? Cultivando cualidades excelentes. Examinemos algunas de ellas.
16, 17. a) ¿Por qué es importante la modestia para poder confiar en Jehová? b) ¿Por qué debemos cifrar nuestra confianza en las promesas de Dios?
16 Modestia. La Biblia aconseja: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas. No te hagas sabio a tus propios ojos” (Proverbios 3:5-7). Puede que en ocasiones haya un proceder que parezca conveniente desde el punto de vista del mundo (Jeremías 17:9). Aun así, el cristiano sincero busca la guía de Jehová (Salmo 48:14). ‘En todos sus caminos’ —tanto en asuntos de la congregación, como en la educación, el trabajo, el entretenimiento o en cualquier otra cosa— busca con modestia el consejo de Jehová (Salmo 73:24).
17 Confianza en las promesas de Jehová. Pablo indicó: “El que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente” (Hebreos 11:6). Si dudáramos que Jehová vaya a cumplir sus promesas, pudiera parecernos lógico ‘usar este mundo a plenitud’ (1 Corintios 7:31). Pero si tenemos una fe firme, estaremos resueltos a buscar primero el Reino. ¿Cómo adquirimos ese tipo de fe? Acercándonos a Jehová mediante la oración sincera e incesante y el estudio regular (Salmo 1:1-3; Filipenses 4:6, 7; Santiago 4:8). Como el rey David, podemos orar diciendo: “En ti he cifrado mi confianza, oh Jehová. He dicho: ‘Tú eres mi Dios’. ¡Cuán abundante es tu bondad [...]!” (Salmo 31:14, 19).
18, 19. a) ¿Cómo se fortalece nuestra confianza en Jehová cuando somos laboriosos? b) ¿Por qué debe el cristiano estar dispuesto a hacer sacrificios?
18 Diligencia en el servicio a Jehová. Pablo asoció la confianza en las promesas de Jehová con la laboriosidad cuando escribió: “Deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin” (Hebreos 6:11). Si estamos ocupados en el servicio a Jehová, él nos sostendrá. Cada vez que experimentamos su ayuda, nuestra confianza en él crece, nos hacemos “constantes, inmovibles” (1 Corintios 15:58). También se renueva nuestra fe y se reafirma nuestra esperanza (Efesios 3:16-19).
19 Estar dispuestos a hacer sacrificios. Pablo sacrificó una carrera prometedora para seguir a Jesús. Es obvio que eligió bien, aunque hubo ocasiones en que pasó estrecheces económicas (1 Corintios 4:11-13). Jehová no nos promete una vida de lujos, y sus siervos a veces sufren muchas privaciones. Estar dispuestos a simplificar nuestra vida y hacer sacrificios prueba el alcance de nuestra determinación de servir a Jehová (1 Timoteo 6:6-8).
20. ¿Por qué es esencial que quienes ponen los intereses del Reino en primer lugar sean pacientes?
20 Paciencia. El discípulo Santiago exhortó a sus hermanos en la fe: “Ejerzan paciencia, por lo tanto, hermanos, hasta la presencia del Señor” (Santiago 5:7). En este mundo tan agitado, es difícil ser pacientes; queremos que las cosas sucedan ya. Sin embargo, Pablo nos anima a imitar a los que “mediante fe y paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:12). Estemos dispuestos a esperar en Jehová. Imagínese: vida eterna en una Tierra paradisíaca... ¡la espera sin duda vale la pena!
21. a) ¿Qué demostramos cuando ponemos en primer lugar los intereses del Reino? b) ¿Qué analizaremos en el siguiente artículo?
21 En efecto, el consejo de Jesús de buscar primero el Reino es práctico. Cuando lo seguimos, demostramos que de veras confiamos en Jehová y que optamos por el único modo de vida seguro para el cristiano. Ahora bien, Jesús también nos aconsejó que siguiéramos “buscando primero [...] la justicia de Dios”. En el siguiente artículo veremos por qué dicho consejo es apropiado para nuestros días.
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Buscar la justicia nos protegeLa Atalaya 2006 | 1 de enero
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Buscar la justicia nos protege
“Sigan, pues, buscando primero [...] la justicia de Dios.” (MATEO 6:33.)
1, 2. ¿Qué decisión tomó una joven cristiana, y por qué razón?
UNA joven cristiana de Asia trabajaba de secretaria en un organismo oficial. Era concienzuda, puntual y no perdía el tiempo en el trabajo; sin embargo, como no tenía contrato fijo, llegó el tiempo de decidir si la aceptaban. El jefe del departamento le prometió un puesto permanente y hasta darle un ascenso si tenía una relación inmoral con él. Ella rechazó de plano la propuesta, aun cuando sabía que perdería el empleo.
2 ¿Puede decirse que esta joven cristiana era poco realista? No, en realidad estaba cumpliendo al pie de la letra el consejo de Jesús: “Sigan, pues, buscando primero [...] la justicia de Dios” (Mateo 6:33). Para ella era mucho más importante guiarse por los principios justos que obtener beneficio de la inmoralidad sexual (1 Corintios 6:18).
Importancia de la justicia
3. ¿Qué es la justicia?
3 La “justicia” implica fidelidad a los principios morales. Los términos bíblicos en hebreo y griego para esta palabra transmiten la idea de “honradez” o “rectitud”. Pero no es cuestión de establecer uno su propia justicia, formulando juicios según su criterio personal (Lucas 16:15). Se trata de rectitud según las normas de Jehová: es la justicia de Dios (Romanos 1:17; 3:21).
4. ¿Por qué es importante para el cristiano la justicia?
4 ¿Por qué es importante la justicia? Porque Jehová, el “justo Dios”, bendice a su pueblo por practicar dicha virtud (Salmo 4:1; Proverbios 2:20-22; Habacuc 1:13). Ningún injusto puede tener una estrecha relación con él (Proverbios 15:8). Por esta razón, el apóstol Pablo instó a Timoteo: “Huye de los deseos que acompañan a la juventud, mas sigue tras la justicia”, así como tras otras cualidades esenciales (2 Timoteo 2:22). Y por la misma razón incluyó “la coraza de la justicia” entre las piezas que componen nuestra armadura espiritual (Efesios 6:14).
5. ¿Cómo podemos los seres humanos imperfectos buscar la justicia?
5 Desde luego, ningún ser humano es absolutamente justo. Todos heredamos la imperfección de Adán y todos somos pecadores e injustos desde que nacemos. Pese a ello, Jesús dijo que debemos buscar la justicia. ¿Cómo es posible? Es posible porque Jesús dio su vida perfecta para rescatarnos, y si ejercemos fe en ese sacrificio, Jehová está dispuesto a perdonarnos los pecados (Mateo 20:28; Juan 3:16; Romanos 5:8, 9, 12, 18). Partiendo de esa base, si aprendemos las justas normas de Jehová y nos esforzamos al máximo por obedecerlas —rogándole que nos ayude a vencer las debilidades—, él acepta nuestra adoración (Salmo 1:6; Romanos 7:19-25; Revelación 7:9, 14). ¡Qué idea más alentadora!
Justos en un mundo injusto
6. ¿Por qué era el mundo un lugar peligroso para los primeros cristianos?
6 Cuando los discípulos de Jesús recibieron la comisión de ser testigos suyos “hasta la parte más distante de la tierra”, se enfrentaron a una difícil situación (Hechos 1:8). El territorio que se les asignó estaba bajo “el poder del inicuo”, Satanás (1 Juan 5:19). El mundo estaba contagiado del espíritu depravado que él aviva, y los cristianos se verían expuestos a su influencia contaminante (Efesios 2:2). Para ellos, el mundo era un lugar peligroso. Solo si buscaban primero la justicia de Dios, podrían mantener intacta su fidelidad. La mayoría así lo hizo, pero hubo algunos que se desviaron de “la senda de la justicia” (Proverbios 12:28; 2 Timoteo 4:10).
7. ¿Qué deberes tiene el cristiano que le exigen oponer resistencia a las influencias corruptoras?
7 ¿Es el mundo más seguro para los cristianos hoy día? ¡Ni mucho menos! Es aún más corrupto que en el siglo primero. Además, Satanás ha sido arrojado a la Tierra y libra una feroz batalla contra los cristianos ungidos, “los restantes de la descendencia de [la mujer], los cuales observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús” (Revelación 12:12, 17). Satanás también ataca a cualquiera que apoye a dicha “descendencia”. Sin embargo, los cristianos no podemos escaparnos del mundo. Aunque no somos parte de él, tenemos que vivir en él (Juan 17:15, 16). Y tenemos que predicar en él para hallar a los que manifiesten buena disposición y enseñarles a ser discípulos de Cristo (Mateo 24:14; 28:19, 20). Pues bien, ya que no podemos evitar del todo las influencias corruptoras de este mundo, tenemos que oponerles resistencia. Veamos cuatro de tales influencias.
La trampa de la inmoralidad
8. ¿Por qué empezaron los israelitas a adorar a los dioses de Moab?
8 Hacia el fin de sus cuarenta años de vagar por el desierto, un gran número de israelitas se descarrió de la senda de la justicia. Aunque habían presenciado muchos actos de liberación de Jehová y pronto entrarían en la Tierra Prometida, en ese momento tan crucial empezaron a servir a los dioses moabitas. ¿Por qué? Porque cedieron al “deseo de la carne” (1 Juan 2:16). Dice el relato: “El pueblo comenzó a tener relaciones inmorales con las hijas de Moab” (Números 25:1).
9, 10. ¿Por qué es esencial hoy día tener siempre presente que los malos deseos de la carne pueden corrompernos?
9 Este episodio demuestra que los malos deseos de la carne pueden corromper a quienes bajan la guardia. Debemos aprender de este relato, sobre todo si tenemos en cuenta que en nuestros días la inmoralidad no está mal vista (1 Corintios 10:6, 8). Un informe procedente de Estados Unidos dice: “Hasta 1970, aproximadamente, el concubinato [relación entre un hombre y una mujer que conviven sin estar casados] era ilegal en todos los estados del país. Ahora es lo acostumbrado. Más de la mitad de quienes contraen matrimonio por primera vez ya han convivido”. Esta y otras prácticas relajadas no son exclusivas de una nación. Son comunes en todo el mundo, y, por desgracia, algunos cristianos se han dejado llevar por la corriente y han perdido su lugar en la congregación (1 Corintios 5:11).
10 Además, la propaganda que fomenta la inmoralidad parece estar en todas partes. Las películas y los programas de televisión dan a entender que las relaciones prematrimoniales son perfectamente aceptables, a la vez que presentan la homosexualidad como algo normal. Muchos incluso contienen escenas eróticas cada vez más explícitas. También se puede acceder a crudas imágenes de carácter sexual en Internet. Cierto periodista relató que su hijo de siete años llegó un día de la escuela y le contó muy impresionado que un compañero suyo había encontrado un sitio en Internet que mostraba mujeres desnudas realizando actos sexuales. El padre quedó horrorizado. Pero ¿cuántos niños habrán tropezado con sitios como ese sin que se lo hayan contado a sus padres? ¿Y cuántos padres conocen el contenido de los videojuegos con los que se distraen sus hijos? Muchos juegos populares muestran actos asquerosos de inmoralidad, demonismo y violencia.
11. ¿Cómo pueden las familias protegerse de la inmoralidad del mundo?
11 ¿Cómo pueden las familias resistirse a dicho “entretenimiento” degradado? Buscando primero la justicia de Dios y rechazando todo tipo de inmoralidad (2 Corintios 6:14; Efesios 5:3). Los padres que supervisan bien a sus hijos e inculcan en ellos el amor a Jehová y a sus justas leyes los fortalecen para que eviten la pornografía, los videojuegos pornográficos, las películas inmorales y otras tentaciones injustas (Deuteronomio 6:4-9).a
La presión de la comunidad es un peligro
12. ¿Qué problema surgió en el siglo primero?
12 Cuando Pablo estuvo en Listra (Asia Menor), sanó milagrosamente a un hombre. El relato dice: “Las muchedumbres, viendo lo que Pablo había hecho, levantaron la voz y dijeron en la lengua licaónica: ‘¡Los dioses se han hecho como humanos y han bajado a nosotros!’. Y se pusieron a llamar Zeus a Bernabé, pero Hermes a Pablo, puesto que este era el que llevaba la delantera al hablar” (Hechos 14:11, 12). Más tarde, aquella misma multitud quiso matar a Pablo y Bernabé (Hechos 14:19). Es obvio que esas personas se dejaban influir con facilidad por otros miembros de su comunidad. Al parecer, cuando algunos residentes de la zona se convirtieron al cristianismo, no abandonaron sus tendencias supersticiosas, pues en la carta que Pablo envió a los cristianos de Colosas les advirtió que no practicaran la “adoración de los ángeles” (Colosenses 2:18).
13. ¿Cuáles son algunas costumbres que el cristiano tiene que evitar, y cómo puede hallar las fuerzas para hacerlo?
13 En la actualidad, es preciso que el cristiano evite costumbres que, aunque son muy populares, se fundan en creencias religiosas que violan los principios bíblicos. Por ejemplo, muchas de las ceremonias que se realizan en algunos países con motivo del nacimiento o la muerte de una persona se basan en la mentira de que tenemos un espíritu que sobrevive a la muerte (Eclesiastés 9:5, 10). Hay países donde se acostumbra realizar la mutilación genital femenina,b una práctica cruel e innecesaria que no armoniza con el cuidado amoroso que los padres deben a sus hijos (Deuteronomio 6:6, 7; Efesios 6:4). ¿Cómo pueden los cristianos resistir la presión de la comunidad y abandonar tales prácticas? Confiando plenamente en Jehová (Salmo 31:6). El Dios justo fortalecerá y cuidará de quienes le dicen de corazón: “Tú eres mi refugio y mi plaza fuerte, mi Dios, en quien de veras confiaré” (Salmo 91:2; Proverbios 29:25).
No olvidemos a Jehová
14. ¿Qué advertencia dio Jehová a los israelitas cuando estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida?
14 Cuando los israelitas se hallaban a punto de entrar en la Tierra Prometida, Jehová les advirtió que no lo olvidaran, diciendo: “Cuídate de que no vayas a olvidar a Jehová tu Dios de modo que no guardes sus mandamientos y sus decisiones judiciales y sus estatutos que yo te estoy mandando hoy; por temor de que comas y realmente te satisfagas, y edifiques casas buenas y realmente mores en ellas, y aumenten tu vacada y tu rebaño, y se te aumenten la plata y el oro, y aumente todo lo que es tuyo; y tu corazón realmente se eleve y realmente olvides a Jehová tu Dios” (Deuteronomio 8:11-14).
15. ¿Cómo podemos asegurarnos de que no estamos olvidando a Jehová?
15 ¿Pudiera sucedernos algo parecido a nosotros? Sí, si nos equivocamos al fijar nuestras prioridades. Pero si buscamos primero la justicia de Dios, la adoración pura será primordial en nuestra vida. Como exhortó Pablo, “[compraremos] todo el tiempo oportuno que queda” y efectuaremos nuestro ministerio con un sentido de urgencia (Colosenses 4:5; 2 Timoteo 4:2). Por otro lado, si diéramos más importancia al descanso y la búsqueda de diversiones que a la asistencia a las reuniones y el servicio del campo, entonces podríamos olvidar a Jehová en el sentido de que lo desplazaríamos a un lugar secundario en nuestra vida. Pablo dijo que en los últimos días los hombres serían “amadores de placeres más bien que amadores de Dios” (2 Timoteo 3:4). El cristiano sincero se hace constantemente un examen de conciencia para asegurarse de que tal actitud no ha influido en él (2 Corintios 13:5).
Cuidado con el espíritu independiente
16. ¿Qué espíritu indebido manifestaron Eva y algunos contemporáneos de Pablo?
16 En Edén, Satanás supo estimular el deseo egoísta de Eva de ser independiente, de decidir por sí misma lo que era bueno y lo que era malo (Génesis 3:1-6). En el siglo primero, algunos miembros de la congregación corintia tenían el mismo espíritu independiente. Creían que sabían más que Pablo, quien los llamó sarcásticamente apóstoles superfinos (2 Corintios 11:3-5; 1 Timoteo 6:3-5).
17. ¿Cómo podemos evitar que se desarrolle en nosotros un espíritu independiente?
17 En el mundo actual abundan los individuos “testarudos, hinchados de orgullo”, y algunos cristianos se han dejado influir por ese modo de pensar. Unos cuantos hasta se han convertido en opositores de la verdad (2 Timoteo 3:4; Filipenses 3:18). En lo que se refiere a la adoración pura, es indispensable que nos dejemos guiar por Jehová y que colaboremos con “el esclavo fiel y discreto” y los ancianos de la congregación. Así buscamos la justicia y no dejamos que se desarrolle en nosotros un espíritu independiente (Mateo 24:45-47; Salmo 25:9, 10; Isaías 30:21). La congregación de los ungidos es “columna y apoyo de la verdad”, y Jehová nos la ha dado para guiarnos y protegernos (1 Timoteo 3:15). Reconocer el papel vital que esta desempeña nos ayudará a ‘no hacer nada movidos por egotismo’ y a someternos humildemente a la justa voluntad de Jehová (Filipenses 2:2-4; Proverbios 3:4-6).
Imitemos a Jesús
18. ¿Cómo podemos imitar a Jesús?
18 Refiriéndose a Jesús, la Biblia dijo proféticamente: “Has amado la justicia y odias la iniquidad” (Salmo 45:7; Hebreos 1:9). ¡Qué magnífica actitud para imitar! (1 Corintios 11:1.) Jesús no solo conocía las justas normas de Jehová, sino que las amaba. Por eso, cuando Satanás lo tentó en el desierto, rehusó con firmeza y resolución desviarse del “camino de la justicia” (Proverbios 8:20; Mateo 4:3-11).
19, 20. ¿Qué beneficios vienen como consecuencia de buscar la justicia?
19 Es verdad que los deseos injustos de la carne pueden ser fuertes (Romanos 7:19, 20). Sin embargo, si valoramos la justicia, esta nos fortalecerá para no caer en la maldad (Salmo 119:165). Amar profundamente la justicia nos protegerá cuando nos veamos ante la tentación de hacer lo malo (Proverbios 4:4-6). Recordemos que cada vez que cedemos a la tentación, le otorgamos la victoria a Satanás. ¡Cuánto mejor es oponernos a él y otorgarle la victoria a Jehová! (Proverbios 27:11; Santiago 4:7, 8.)
20 Como los cristianos verdaderos buscamos la justicia, estamos “llenos de fruto justo, que es mediante Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios” (Filipenses 1:10, 11). Nos vestimos de “la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad” (Efesios 4:24). Pertenecemos a Jehová y vivimos para servirle, no para complacernos a nosotros mismos (Romanos 14:8; 1 Pedro 4:2). Estos principios rigen nuestros pensamientos y actos, lo que le causa un inmenso placer al corazón de nuestro Padre celestial (Proverbios 23:24).
[Notas]
a El libro El secreto de la felicidad familiar, editado por los testigos de Jehová, contiene valiosas recomendaciones para los padres sobre cómo proteger a la familia de las influencias inmorales.
b Conocida también como ablación genital o circuncisión femenina.
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