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¡Despertad! 1994
g94 22/1 págs. 10-12

Un hogar feliz en el que los dos son uno

SI TUVIERA que edificar un hogar fuerte, seguro y cómodo, ¿qué materiales utilizaría? ¿Madera, ladrillo, piedra? El libro bíblico de Proverbios recomienda lo siguiente: “Con sabiduría se edifica la casa, y con discernimiento resulta firmemente establecida. Y con conocimiento los cuartos interiores se llenan de todas las cosas preciosas y agradables de valor”. (Proverbios 24:3, 4.) En efecto, se requiere sabiduría, discernimiento y conocimiento para edificar un hogar feliz.

¿Quién lo edifica? “La mujer verdaderamente sabia ha edificado su casa, pero la tonta la demuele con sus propias manos.” (Proverbios 14:1.) Lo mismo puede decirse del hombre sabio que entiende que está en su mano hacer que su matrimonio sea fuerte y feliz o débil y desgraciado. ¿De qué depende uno u otro resultado? Es interesante comprobar que las sugerencias de algunos consejeros matrimoniales modernos coinciden notablemente con la sabiduría intemporal de la Palabra de Dios, escrita hace miles de años.

Escuchar: “Escuchar de verdad es una de las mejores atenciones que se pueden brindar a otra persona, y es vital para edificar y mantener una relación íntima”, afirma una guía matrimonial. “El oído de los sabios procura hallar conocimiento”, dice el proverbio. (Proverbios 18:15.) Dado que no es posible ver si los oídos están abiertos, como sucede con los ojos o la boca, ¿de qué modo puede usted probar a su cónyuge que le está escuchando de verdad? Una manera es reaccionando a lo que le dice, es decir, escuchando de forma activa. (Véase el recuadro de la página 11.)

Franqueza e intimidad: “Nuestra cultura no favorece la franqueza —comenta el libro One to One—Understanding Personal Relationships (Frente a frente: comprensión de las relaciones personales)—. Se nos enseña desde niños a meternos en nuestros asuntos, guardar silencio respecto al dinero, las ideas y los sentimientos, [...] todo lo que sea personal. No es tan fácil olvidar la lección, ni siquiera cuando ‘nos enamoramos’. A no ser que se haga un esfuerzo constante por cultivar la franqueza, no puede florecer la intimidad”. El libro bíblico de Proverbios dice: “Resultan frustrados los planes donde no hay habla confidencial” y “con los que consultan juntos hay sabiduría”. (Proverbios 13:10; 15:22.)

Lealtad y confianza: El marido y la mujer hacen un voto de lealtad ante Jehová. Cuando los cónyuges confían en que cada uno mantiene su compromiso leal hacia el otro, el amor no se ve minado por la sospecha, el orgullo, el espíritu de competencia y la preocupación por conseguir lo que uno piensa que se merece.

Compartir: Una relación se profundiza gracias a las experiencias compartidas. Con el tiempo, la pareja puede ir tejiendo una historia de valor incalculable que cada uno de los dos guarda como un tesoro. Lo último que se les ocurriría es pensar en romper ese vínculo de amistad. “Existe un amigo más apegado que un hermano.” (Proverbios 18:24.)

Bondad y ternura: Los actos bondadosos reducen las fricciones de la vida y diluyen el orgullo. Si los patrones de bondad están bien arraigados, siguen intactos aunque las emociones se alteren en el curso de una discusión, y así se minimiza el dolor. La ternura crea un clima cálido en el que puede crecer el amor. Aunque para el hombre pueda resultar muy difícil expresarse con ternura, la Biblia dice: “La cosa deseable en el hombre terrestre es su bondad amorosa”. (Proverbios 19:22.) En cuanto a la buena esposa, “la ley de bondad amorosa está en su lengua”. (Proverbios 31:26.)

Humildad: Es el antídoto del venenoso orgullo. La humildad hace que se pida perdón de buena gana y se den gracias con frecuencia. ¿Qué hacer si uno es inocente de una supuesta ofensa? ¿Por qué no decir con amabilidad: “Siento mucho que estés tan enfadado”? Interésese por lo que perturba a su cónyuge y entonces podrán ver juntos cómo corregir la situación. “Es una gloria para el hombre desistir de disputar.” (Proverbios 20:3.)

Respeto: “La palabra clave para reconocer las diferencias de cada uno y resolverlas juntos es respeto. Lo que es importante para un cónyuge quizás no lo sea tanto para el otro. A pesar de esto, cada uno siempre puede respetar los puntos de vista del otro”. (Keeping Your Family Together When the World Is Falling Apart [Cómo mantener unida a la familia cuando el mundo se derrumba].) “Por la presunción solo se ocasiona una lucha, pero con los que consultan juntos hay sabiduría.” (Proverbios 13:10.)

Humor: Los nubarrones de la crisis se pueden disipar con una buena broma. Fortalece los vínculos del amor y alivia la tensión que a menudo entorpece el pensamiento coherente. “Un corazón gozoso tiene buen efecto en el semblante.” (Proverbios 15:13.)

Dar: Busque de forma positiva cosas que agradecerle a su cónyuge y sea generoso en sus expresiones de agradecimiento. Estos preciosos detalles pueden provocar una respuesta más sincera que obsequiar una corbata de seda o un ramo de flores. Desde luego, se pueden comprar regalos o hacer cosas agradables el uno para el otro. Pero “el mayor regalo que se puede dar —dice el libro Lifeskills for Adult Children (Aptitudes necesarias para niños adultos)— no es posible ponerlo en una caja. Son sus expresiones de amor y aprecio, su estímulo y su ayuda”. “Como manzanas de oro en entalladuras de plata es una palabra hablada al tiempo apropiado para ella.” (Proverbios 25:11.)

Si estas cualidades se comparan con los ladrillos para la construcción de una relación marital, se podría decir que la comunicación es el cemento que las une. Por eso, ¿qué pueden hacer las parejas cuando surgen desacuerdos? “En vez de considerar las distintas opiniones como fuente de conflicto, [...] habría que verlas como una fuente de conocimiento. [...] Los detalles de la vida diaria se convierten en una mina de oro de información”, dice el libro Getting the Love You Want (Consiga el amor que quiere).

Procure ver todo desacuerdo, no como una provocación, sino como una oportunidad preciosa de llegar a conocer mejor a la persona que ama. Acepten juntos el desafío de resolver las diferencias y navegar hacia los pacíficos puertos de la armonía. De esa forma fortalecerán los lazos y profundizarán el amor que convierte a los dos en uno.

Jehová Dios ve la cooperación como algo muy bello, y por eso la introdujo en su creación: en el ciclo de dar y tomar oxígeno de las plantas y los animales, en las órbitas de los cuerpos celestes y en las relaciones simbióticas entre insectos y flores. Así, también, en la unión marital puede existir un cálido ciclo en el que el esposo le confirma a la esposa su amor por palabra y obra y la esposa confiada obedece con alegría a quien es su cabeza. De ese modo, los dos llegan a ser uno, lo que les alegra tanto a ellos como al Creador del matrimonio, Jehová Dios.

[Fotografía en la página 10]

Escuchar de verdad es una de las mejores atenciones que se pueden brindar a otra persona

[Recuadro en la página 11]

“Presten atención a cómo escuchan.” (Lucas 8:18)

Escuchar de forma activa es una forma de garantizar que el hablante y el oyente se entienden bien el uno al otro. Puede decirse que el oyente trata de reaccionar a las palabras del hablante y al significado que capta. Estos son los pasos básicos:

1. Preste atención cuidadosa; escuche para captar mensajes importantes.

2. Capte los sentimientos que subyacen tras las palabras.

3. Repita al hablante lo que oye. No juzgue, critique ni discuta. Tan solo deje saber a la persona que ha captado el mensaje de forma correcta. Reconozca los sentimientos implícitos.

4. Probablemente el hablante o confirmará o corregirá lo que usted ha dicho y quizás se extienda más sobre el tema.

5. Si no lo ha entendido bien, vuelva a intentarlo.

Escuchar de forma activa resulta eficaz sobre todo para suavizar el aguijón de la crítica. Acepte el hecho de que la crítica suele tener algo de cierto. Quizás se diga de una forma que hiera, pero en vez de ponerse a la defensiva y devolver el golpe, ¿por qué no escucha de manera activa para calmar la situación? Reconozca que comprende cualquier sentimiento de enfado al que haya podido dar lugar y vea cómo puede corregir el asunto.

[Recuadro en la página 12]

“Si alguno tiene causa de queja.” (Colosenses 3:13)

Si tuviese una queja, ¿cuál sería la mejor forma de expresarla sin comenzar una pelea? En primer lugar, conceda a su cónyuge un margen de confianza. Quizás crea que él o ella ha sido desconsiderado, irresponsable, brusco o poco sabio, pero lo más seguro es que no pretendiera hacerle daño. Exponga con tranquilidad sus sentimientos sin hacer acusaciones: “Cuando hiciste aquello, me sentí...”. Así no habrá motivo de discusión. Tan solo expresará cómo se siente usted y no inculpará a su cónyuge. Como es seguro que la persona no tenía intención alguna de herirlo, la reacción puede ser de negación o de autojustificación. No obstante, céntrese en el problema y esté dispuesto a proponer una solución.

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