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  • El dinero... un siervo obediente para usted

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  • El dinero... un siervo obediente para usted
  • ¡Despertad! 1988
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¡Despertad! 1988
g88 22/4 págs. 6-8

El dinero... un siervo obediente para usted

“ENTRE 1968 y 1986, en Gran Bretaña, la proporción de adultos que disponía de una cuenta de ahorros en una sociedad de préstamos inmobiliarios subió de un 15 a un 64%”, informó el Glasgow Herald. En contraste, el periódico hizo la siguiente observación: “La cantidad de personas que pertenecen a una iglesia cristiana ha disminuido”.

El dinero, o las riquezas, ha sido considerado por mucho tiempo como algo que estaba en oposición a Dios, sin duda debido a las palabras de Jesús: “Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro [...]. No podéis servir a Dios y al Dinero”. (Mateo 6:24, Versión Moderna.)

No obstante, al mismo tiempo, la Biblia declara: “El dinero es para una protección”. (Eclesiastés 7:12.) O como alguien dijo en nuestros tiempos, “el idioma del dinero se comprende en todas las naciones”.

Pero, ¿cómo podemos lograr que el dinero nos beneficie en lugar de que nos domine?

Hay cosas que son indispensables para la vida. Las necesitamos para ser felices. La misma Biblia comenta: “Teniendo, pues, sustento y con qué cubrirnos, estaremos contentos con estas cosas”. En realidad, uno no necesita nada más. “Porque nada hemos traído al mundo, y tampoco podemos llevarnos cosa alguna.” (1 Timoteo 6:7, 8.)

No obstante, ¿qué sucede si el dinero que usted gana no es suficiente para proporcionarle lo que considera que son las cosas indispensables de la vida? En ese caso pudiera plantearse la posibilidad de trasladarse a una zona donde el salario que reciba cubra sus necesidades. Pero es entonces cuando necesita evaluar la situación honrada y cuidadosamente, pues la Palabra de Dios sigue advirtiendo: “Los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina”. (1 Timoteo 6:9.)

Sea juicioso y preste atención a esta advertencia. Haga caso también de la siguiente recomendación del apóstol cristiano Pablo: “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero”. (Hebreos 13:5.) Autoexamínese y pregúntese: “¿Estoy contento con tan solo lo imprescindible, o ansío lujos?”.

Es cierto que con dinero se puede disfrutar de cosas extraordinarias. “El pan es para la risa de los trabajadores, y el vino mismo regocija la vida —dice la Biblia—; pero el dinero es lo que tiene buena acogida en todo.” Sin embargo, las cosas extraordinarias que se pueden conseguir con el dinero no son esenciales para la felicidad verdadera. (Eclesiastés 10:19.)

El manejo del dinero

¿Qué puede hacer usted para mantener el dinero en su lugar apropiado, como un siervo? Es esencial que no gaste más de lo que gana. Por ejemplo: Liz, a quien mencionamos antes, dice: “Ahora me doy cuenta de que los problemas que tenía mi familia cuando yo era pequeña radicaban en el mal manejo del dinero. Comprábamos a crédito, y, por lo tanto, siempre estábamos cargados de deudas. Esto nos angustiaba”.

Por supuesto, usted necesitará calcular con cuidado la cantidad de dinero de la que dispone exactamente. Al recibir sus ingresos, en primer lugar aparte el dinero para pagar lo indispensable. De esta forma, su dinero le servirá de protección, como dice Eclesiastés 7:12.

La previsión razonable es necesaria para el buen manejo del dinero. Aparte las cantidades que necesite para cubrir gastos futuros. Pero recuerde: una preocupación obsesiva por asegurar económicamente su futuro es, en realidad, una forma de materialismo que resulta perjudicial.

Recuerde también que es posible que parte del dinero que usted tiene no sea realmente suyo. ¿Se acuerda cuando se le preguntó a Jesús sobre la cuestión de pagar impuestos? Él pidió una moneda y preguntó: “¿De quién es esta imagen e inscripción?”.

“De César”, fue la respuesta.

“Paguen a César las cosas de César”, declaró Jesús.

Por eso, los gobiernos debidamente constituidos exigen, con derecho, que se paguen impuestos por servicios como la atención sanitaria, la educación y el transporte público. Si usted desea obtener el favor de Dios, entonces está bajo la obligación de pagar la cantidad prescrita que se exija en concepto de impuestos. (Marcos 12:13-17.)

Otra cosa indispensable

Aparte del alimento, la ropa y el cobijo, hay otra cosa indispensable que no podemos descuidar sin perjudicarnos seriamente. ¿Puede usted determinar, de las siguientes palabras de Jesús, a qué nos referimos? “Háganse amigos por medio de las riquezas injustas, para que, cuando las tales fallen, se los reciba en los lugares de habitación eternos.” (Lucas 16:9.)

Las riquezas fallan. Muchos de nosotros lo sabemos muy bien, pues hemos visto diezmado el poder adquisitivo de nuestro dinero debido a la inflación. De modo que, mientras vivamos, querremos usar nuestro dinero de una manera que nos ayude a conseguir amigos que puedan recibirnos en “lugares de habitación eternos”. ¿Quiénes son estos benefactores?

El propio Jesucristo dio la respuesta cuando dijo en oración: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo”. (Juan 17:3.) Efectivamente: si queremos que nuestra vida no se limite tan solo a nuestra existencia actual, una existencia corta y llena de problemas, es absolutamente esencial que lleguemos a ser amigos de nuestro Creador, Jehová Dios, y de Su Hijo, Jesucristo.

Pero quizás pregunte usted: ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cuánto me costará? ¿Me reportará verdadera felicidad?

[Fotografía en la página 8]

La instrucción de Jesús de ‘pagar a César las cosas de César’ coloca una responsabilidad ante los que vivimos en este tiempo

[Fotografías en la página 7]

Contento con las cosas indispensables para la vida

Alimento

Ropa

Cobijo

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