El hambre estaba predicha
EN LOS últimos años, el espectro del hambre se ha hecho, lamentablemente, parte habitual de los noticiarios. De Etiopía y otros países han llegado imágenes de sufrimiento difíciles de olvidar. En 1992 la atención del mundo se centró en Somalia y las trágicas víctimas del hambre originada por la sequía y la guerra. El diario International Herald Tribune dio este informe en septiembre de 1992: “Nadie sabe cuántos somalíes han muerto, aunque la Cruz Roja sitúa la cifra por encima de los cien mil. Centenares, si no miles, mueren a diario”.
Las cifras no pueden reflejar el patético y doloroso estado de los afectados. Yvette Pierpaoli, representante europea de la asociación Refugees International, escribió en la revista de las Naciones Unidas Refugees: “En Nueva York o Ginebra, el problema de los refugiados se ve con bastante claridad; se barajan cifras seguidas de tantos ceros que son difíciles de asimilar. Sin embargo, a miles de kilómetros, en las fronteras de los países donde ya no hay orden social, se le forma a uno un nudo en la garganta y le entran ganas de gritar ante la magnitud del sufrimiento”.
Aunque la Cruz Roja dice que sus planes de ayudar a Somalia constituyen su mayor operación de ayuda humanitaria de la historia, muchos observadores se quejan de que en la realidad la ayuda es demasiado escasa y muy tardía. Pierpaoli se lamenta: “Los países donantes muestran poca disposición a cooperar, pues están cansados de ayudar a una África que se desintegra. [...] Echan la culpa a la mala gestión de los africanos, a la avaricia de sus dirigentes y a los conflictos que no parecen acabar nunca”.
La Biblia predijo que vendría un tiempo en que habría escaseces de alimento “en un lugar tras otro”. Estas escaseces, unidas a muchos otros sucesos, como guerras, terremotos y pestes, indican que el Reino de Dios está cerca. (Lucas 21:11, 31.) La Biblia también muestra que bajo el benéfico Reino de Dios habrá copioso alimento para la humanidad. “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; —escribió el salmista— en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” (Salmo 72:16.)