Utilice la educación para alabar a Jehová
“El que habla por sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, este es veraz.” (JUAN 7:18.)
1. ¿Cuándo comenzó a impartirse educación, y de qué manera?
LA EDUCACIÓN empezó hace muchísimo tiempo, poco después de que Jehová Dios, el Gran Educador e Instructor, creó a su Hijo primogénito. (Isaías 30:20; Colosenses 1:15.) Allí estaba la primera Criatura que podía aprender directamente del Gran Educador. Durante incontables milenios de íntima relación con su Padre, aquel Hijo, a quien llegó a conocerse por el nombre de Jesucristo, recibió una inestimable educación en lo que respecta a las cualidades, obras y propósitos de Jehová Dios. Posteriormente, cuando vivió como hombre en la Tierra, pudo decir: “No hago nada por mi propia iniciativa; sino que hablo estas cosas así como el Padre me ha enseñado”. (Juan 8:28.)
2-4. a) Según el capítulo 7 de Juan, ¿qué circunstancias existían cuando Jesús asistió a la fiesta de los Tabernáculos el año 32 E.C.? b) ¿Por qué se asombraban los judíos de que Jesús fuera un maestro consumado?
2 ¿Cómo utilizó Jesús la educación que había recibido? Durante los tres años y medio de su ministerio terrestre, enseñó incansablemente lo que había aprendido. Lo hizo, sin embargo, con un propósito fundamental. ¿Cuál? Examinemos las palabras de Jesús en el capítulo 7 de Juan, donde explicó la procedencia y el propósito de su enseñanza.
3 Conozcamos el escenario: transcurría el otoño de 32 E.C., casi tres años después del bautismo de Jesús. Los judíos se hallaban reunidos en Jerusalén para celebrar la fiesta de los Tabernáculos. Se había hablado mucho de Jesús durante los primeros días de la fiesta. A mitad de esta, Jesús se presentó en el templo y empezó a enseñar. (Juan 7:2, 10-14.) Una vez más demostró que era un gran Maestro. (Mateo 13:54; Lucas 4:22.)
4 El versículo 15 del capítulo 7 de Juan dice: “Por eso los judíos se admiraban, y decían: ‘¿Cómo tiene este hombre conocimiento de letras, cuando no ha estudiado en las escuelas?’”. ¿Entiende la razón del asombro de aquellos hombres? Jesús no había asistido a ninguna escuela rabínica, de modo que para ellos era una persona inculta, sin educación. No obstante, Jesús sabía localizar y leer con facilidad pasajes de los Santos Escritos. (Lucas 4:16-21.) Imagínese: ¡un carpintero galileo que incluso les enseñaba la Ley de Moisés! (Juan 7:19-23.) ¿Cómo era posible?
5, 6. a) ¿Qué explicación dio Jesús sobre el origen de su enseñanza? b) ¿Para qué utilizó Jesús su educación?
5 Según los Jn 7:16, 17 versículos 16 y 17, Jesús explicó: “Lo que yo enseño no es mío, sino que pertenece al que me ha enviado. Si alguien desea hacer la voluntad de Él, conocerá respecto a la enseñanza si es de Dios o si hablo por mí mismo”. Querían saber quién había educado a Jesús, y él les dijo con toda claridad que su educación procedía de Dios. (Juan 12:49; 14:10.)
6 ¿Cómo utilizó Jesús su educación? En Juan 7:18 hallamos su propia respuesta: “El que habla por sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, este es veraz, y no hay injusticia en él”. ¡Qué apropiado fue que Jesús se valiera de su educación para glorificar a Jehová, “Aquel que es perfecto en conocimiento”! (Job 37:16.)
7, 8. a) ¿Qué uso debe recibir la educación? b) ¿Qué cuatro objetivos primordiales ha de lograr la educación equilibrada?
7 Aprendemos de este modo una valiosa lección de Jesús: la educación no debe utilizarse para la gloria personal, sino para la alabanza de Jehová. No hay mejor finalidad. Pero ¿cómo podemos valernos de la educación para alabar a Jehová?
8 Educar significa “dirigir el proceso de aprendizaje y desarrollo de las facultades intelectuales, físicas [...] [y] morales [...] de una persona”. Examinemos a continuación cuatro objetivos fundamentales de la educación equilibrada y cómo puede contribuir cada uno de ellos a la alabanza de Jehová. Una educación equilibrada debe capacitarnos para 1) leer bien, 2) escribir con claridad, 3) crecer intelectual y moralmente y 4) adquirir la preparación práctica que exige la vida cotidiana.
Aprender a leer bien
9. ¿Por qué es importante saber leer bien?
9 El primer objetivo de la lista es aprender a leer bien. ¿Por qué es tan importante saber leer bien? En The World Book Encyclopedia se explica: “La lectura [...] es esencial para el aprendizaje y constituye una de las destrezas más importantes en la vida cotidiana. [...] Quienes saben leer bien contribuyen a crear una sociedad próspera y productiva, a la vez que ellos mismos viven más realizados y satisfechos”.
10. ¿Cómo nos ayuda la lectura de la Palabra de Dios a vivir más realizados y satisfechos?
10 Si la lectura en general puede ayudarnos a vivir “más realizados y satisfechos”, ¡cuánto más cierta debe ser esta afirmación en el caso de la lectura de la Palabra de Dios! Esta lectura implanta en nuestra mente y corazón las ideas y propósitos de Jehová, y la clara comprensión de la Palabra divina da significado a nuestra vida. Además, “la palabra de Dios es viva y ejerce poder”, dice Hebreos 4:12. Al leerla y meditarla, nos acercamos más a su Autor, y nos sentimos impelidos a efectuar cambios en nuestra vida a fin de agradarle cada vez más. (Gálatas 5:22, 23; Efesios 4:22-24.) También sentimos la necesidad de comunicar a nuestro semejante las valiosas verdades que leemos. Todo ello contribuye a la alabanza del Gran Educador, Jehová Dios. ¡Ciertamente, no hay mejor manera de aplicar nuestra aptitud para la lectura!
11. ¿Qué debería incluir un programa equilibrado de estudio personal?
11 Seamos jóvenes o viejos, se nos insta a aprender a leer bien, pues la lectura desempeña un papel importante en nuestra vida cristiana. Además de la lectura regular de la Palabra de Dios, un programa equilibrado de estudio personal debería incluir el repaso del texto bíblico de Examinando las Escrituras diariamente, la lectura de La Atalaya y ¡Despertad!, y la preparación para las reuniones cristianas. Y ¿qué puede decirse del ministerio cristiano? No cabe duda de que la predicación pública, las visitas a las personas interesadas y los estudios bíblicos exigen saber leer bien.
Saber escribir con claridad
12. a) ¿Por qué es importante aprender a escribir con claridad? b) ¿Qué es lo más importante que se ha escrito?
12 Un segundo objetivo de la educación equilibrada es enseñarnos a escribir con claridad. La escritura no solo transmite al lector nuestras palabras e ideas, sino que también las conserva. Hace muchos siglos, unos cuarenta varones judíos escribieron en papiro o pergamino las palabras que llegaron a constituir las Escrituras inspiradas. (2 Timoteo 3:16.) ¡Fue sin duda el mejor uso que se ha dado a la escritura! Jehová debió de guiar la labor de copiar aquellas palabras sagradas a lo largo de los siglos para que recibiéramos un texto fiable. ¿No agradecemos que Jehová consignara sus palabras por escrito, en vez de confiarlas a la transmisión oral? (Compárese con Éxodo 34:27, 28.)
13. ¿Qué indica que los israelitas sabían escribir?
13 En la antigüedad solo sabían leer y escribir algunas clases privilegiadas, como los escribas de Mesopotamia y Egipto. En clara contraposición con las naciones, en el antiguo Israel se animaba a todos a aprender a leer y escribir. El mandato que se dio a los israelitas en Deuteronomio 6:8, 9 de escribir sobre las jambas de las puertas de sus casas, obviamente con un significado figurado, implicaba un conocimiento del arte de la escritura. A los niños se les enseñaba a escribir desde temprana edad. Algunos eruditos creen que el calendario de Guézer, uno de los ejemplos más antiguos de escritura hebrea, era un ejercicio de memorización de un colegial.
14, 15. ¿De qué formas positivas y edificantes puede utilizarse la escritura?
14 Pues bien, ¿cómo podemos nosotros utilizar de manera provechosa y prudente la escritura? Sin duda, tomando apuntes en las reuniones y asambleas cristianas. Una carta, aunque escrita “en pocas palabras”, puede animar a un enfermo o agradecer la bondad u hospitalidad de un hermano espiritual. (1 Pedro 5:12.) Si alguien de la congregación ha perdido a un ser querido, una carta breve o una postal pueden “hablar consoladoramente” por nosotros. (1 Tesalonicenses 5:14.) Una hermana cristiana cuya madre murió de cáncer explicó: “Una amiga me escribió una hermosa carta. Me ayudó mucho, porque pude leerla una y otra vez”.
15 Un modo excelente de utilizar la escritura es alabar a Jehová redactando cartas para dar testimonio del Reino. A veces puede ser necesario mantenerse en contacto con personas recién interesadas que viven en regiones aisladas. Es posible que alguna enfermedad le dificulte temporalmente predicar de casa en casa. Una carta dice por escrito lo que usted normalmente diría en persona.
16, 17. a) ¿Qué ejemplo hay del valor de escribir una carta para dar testimonio del Reino? b) ¿Conoce usted alguna experiencia parecida?
16 Fíjese en la siguiente experiencia. Hace muchos años, cierta Testigo escribió una carta de testimonio a la viuda de un señor de cuya muerte se había enterado por el periódico local. No hubo respuesta. Al cabo del tiempo, en noviembre de 1994, unos veintiún años más tarde, la hija de la viuda envió a la hermana una carta que decía:
17 “En abril de 1973 usted escribió a mi madre para consolarla por el fallecimiento de mi padre. Yo contaba entonces nueve años de edad. Mi madre empezó a estudiar la Biblia, pero aún no sirve a Jehová. Sin embargo, su estudio me puso en contacto con la verdad. En 1988 empecé a estudiar la Biblia, quince años después de que llegó su carta. El 9 de marzo de 1990 me bauticé. Agradezco mucho la carta que escribió hace tantos años, y me siento muy feliz de comunicarle que aquellas semillas que sembró han germinado con la ayuda de Jehová. Mi madre me regaló su carta, y me gustaría conocerla a usted personalmente. Espero que le llegue esta carta.” La hija de aquella señora incluyó su dirección y su número telefónico. La carta llegó a la Testigo que había escrito a la señora muchos años antes. ¡Imagínese la sorpresa de la joven cuando recibió una llamada de la hermana, quien todavía escribe cartas para comunicar la esperanza del Reino a otras personas!
Crecer intelectual, moral y espiritualmente
18. ¿De qué maneras se atendía la educación intelectual y moral de los hijos en tiempos bíblicos?
18 Un tercer objetivo de la educación equilibrada es ayudarnos a crecer intelectual y moralmente. En tiempos bíblicos se consideraba que uno de los principales deberes de los padres era la educación intelectual y moral de los hijos. No solo se les enseñaba a leer y escribir, sino, más importante aún, se les educaba en la Ley de Dios, que incidía en todas las actividades de la vida. De modo que la educación comprendía instrucción sobre sus deberes religiosos y los principios que regían el matrimonio, las relaciones familiares y la moralidad sexual, así como sus obligaciones para con el prójimo. Esta educación no solo los ayudaba a crecer intelectual y moralmente, sino también espiritualmente. (Deuteronomio 6:4-9, 20, 21; 11:18-21.)
19. ¿Dónde hallamos la educación que nos enseña los mejores valores para regir nuestra vida y nos ayuda a crecer espiritualmente?
19 ¿Qué se puede decir de nuestros tiempos? Una buena formación académica es importante. Nos ayuda a crecer intelectualmente. Pero ¿dónde podemos conseguir una educación que nos proporcione los mejores valores morales para regir nuestra vida y nos ayude a crecer espiritualmente? En la congregación cristiana, donde tenemos acceso a un programa de educación teocrática que no está disponible en ningún otro lugar de la Tierra. Por medio de nuestro estudio personal de la Biblia y las publicaciones bíblicas, así como también de la instrucción que se imparte en las reuniones de la congregación y las asambleas, recibimos gratuitamente esa inestimable formación: la educación divina. ¿Qué nos enseña?
20. ¿Qué nos enseña la educación divina, y qué resultados produce?
20 Cuando empezamos a estudiar la Biblia, aprendemos las enseñanzas fundamentales de las Escrituras, ‘las doctrinas primarias’. (Hebreos 6:1.) Luego ingerimos “alimento sólido”, es decir, verdades más profundas. (Hebreos 5:14.) No solo eso: aprendemos principios piadosos que nos enseñan a vivir como Dios quiere. Por ejemplo, aprendemos a evitar los hábitos y las prácticas que ‘contaminan la carne’, así como a respetar la autoridad y a la persona y propiedad de nuestro semejante. (2 Corintios 7:1; Tito 3:1, 2; Hebreos 13:4.) Además, llegamos a apreciar la importancia de ser honrados e industriosos en nuestro trabajo, y el valor de observar los mandatos bíblicos sobre la moralidad sexual. (1 Corintios 6:9, 10; Efesios 4:28.) Al seguir cada vez mejor estos principios en nuestra vida, crecemos espiritualmente y se estrecha nuestra relación con Dios. Además, sin importar donde residamos, la conducta piadosa nos convierte en buenos ciudadanos, lo que impulsa a algunas personas a glorificar a la Fuente de la educación divina: Jehová Dios. (1 Pedro 2:12.)
Preparación práctica para la vida cotidiana
21. ¿Qué formación práctica recibían los niños en tiempos bíblicos?
21 El cuarto objetivo de la educación equilibrada es proporcionarnos la preparación práctica que exige la vida cotidiana. La educación que impartían los padres en tiempos bíblicos incluía preparación práctica. A las niñas se les enseñaban las labores domésticas, que debieron ser muchas y diversas, como lo muestra el último capítulo de Proverbios 31. Se les enseñaba a hilar, tejer, cocinar y a encargarse de la casa en general, del comercio y de ciertas transacciones de propiedades. A los niños se les solía enseñar el oficio del padre, ya fuera agrícola o artesanal. Jesús aprendió la carpintería de su padre adoptivo, José, y por ello no solo se le llamó “el hijo del carpintero”, sino también “el carpintero”. (Mateo 13:55; Marcos 6:3.)
22, 23. a) ¿Para qué debería preparar a los hijos la educación? b) ¿Con qué motivo se debería optar por complementar la educación si pareciera oportuno?
22 Igualmente, la educación equilibrada incluye en la actualidad la preparación necesaria para mantener a una familia en el futuro. En 1 Timoteo 5:8 el apóstol Pablo indica que mantener a la familia de uno es una obligación sagrada. Escribió: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. Por consiguiente, la educación debe preparar a los hijos para las responsabilidades que han de asumir en la vida, así como para ser miembros industriosos de la sociedad.
23 ¿Cuánta formación académica hay que recibir? La respuesta variará en función del país. Sin embargo, si el mercado laboral exige más preparación que la que brinda la educación obligatoria, compete a los padres orientar a sus hijos para que decidan si recibirán más educación o capacitación laboral, evaluando los posibles beneficios e inconvenientes de los estudios adicionales. ¿Qué debería motivarnos, entonces, a complementar nuestra educación si parece oportuno? Por supuesto, no el deseo de riquezas, gloria o alabanza personal. (Proverbios 15:25; 1 Timoteo 6:17.) Recordemos la lección que aprendimos del ejemplo de Jesús: la educación debe utilizarse para la alabanza de Jehová. Si decidimos complementar nuestra educación, debe motivarnos el deseo de ganarnos el sustento necesario para servir a Jehová en el ministerio cristiano tan plenamente como sea posible. (Colosenses 3:23, 24.)
24. ¿Qué lección nos dio Jesús que no debemos olvidar nunca?
24 Por nuestra parte, procuremos adquirir una formación académica equilibrada. Aprovechemos plenamente el programa de educación divina que suministra en la actualidad la organización de Jehová. Nunca olvidemos la valiosa lección que hemos aprendido de Jesucristo, el hombre mejor educado que ha vivido en la Tierra: la educación no debe utilizarse para nuestra gloria, sino para la alabanza del mayor Educador de todos: Jehová Dios.
¿Qué respondería usted?
◻ ¿De qué manera utilizó su educación Jesús?
◻ ¿Por qué es importante aprender a leer bien?
◻ ¿De qué formas podemos valernos de la escritura para alabar a Jehová?
◻ ¿Cómo nos ayuda la educación divina a crecer moral y espiritualmente?
◻ ¿Qué formación práctica debe incluir la educación equilibrada?
[Ilustración de la página 10]
En el antiguo Israel se valoraba mucho la educación
[Recuadro de la página 13]
Ayuda práctica para los educadores
En las asambleas de distrito “Alabadores gozosos”, celebradas durante 1995 y 1996, la Sociedad presentó una nueva obra, titulada Los testigos de Jehová y la educación. Este folleto de 32 páginas a todo color va dirigido especialmente a los educadores. Hasta la fecha se ha traducido a 58 idiomas.
¿Por qué se edita un folleto para el personal docente? Para ayudarle a comprender mejor las creencias de sus alumnos que son hijos de testigos de Jehová. ¿Qué contiene esta obra? Con un tono claro y positivo explica nuestra postura ante asuntos como la educación suplementaria, los cumpleaños, las Navidades y el saludo a la bandera. El folleto también asegura a los profesores que deseamos que nuestros hijos aprovechen bien su educación y que estamos abiertos a colaborar con el personal docente, interesándonos por la educación de nuestros hijos.
¿Qué uso recibirá el folleto Educación? Dado que se dirige a los educadores, ofrezcámoslo a los maestros, directores y demás personal escolar. Esperamos que esta nueva publicación ayude al personal docente a comprender nuestra posición y nuestras creencias, y por qué invocamos a veces el derecho a ser diferentes. Animamos a los padres a valerse del folleto para dialogar con los educadores de sus hijos.