La vida y el ministerio de Jesús
Muchos samaritanos se hacen creyentes
AL REGRESAR de Sicar con alimentos, los discípulos hallan a Jesús junto al pozo de Jacob, donde lo habían dejado. Pero en ese momento Jesús está hablando con una samaritana. Al llegar los discípulos, ella se marcha dejando su cántaro de agua y se dirige a la ciudad.
Profundamente interesada en las cosas que Jesús le dijo, ella dice a los hombres de la ciudad: “Vengan acá, vean a un hombre que me ha dicho todas las cosas que hice”. Entonces, en un tono que hace despertar curiosidad, pregunta: “¿Acaso no es éste el Cristo?”. La pregunta surte efecto... los hombres salen de la ciudad para ir a ver por sí mismos.
Entretanto, los discípulos instan a Jesús a que coma de lo que ellos han traído de la ciudad. Pero él les dice: “Yo tengo alimento para comer del cual ustedes no saben”.
“Nadie le ha traído de comer, ¿verdad?”, preguntan entre sí los discípulos. Jesús pasa a explicarles: ‘Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra. Ustedes dicen que todavía hay cuatro meses antes que venga la siega, ¿no es verdad?’. Pero, refiriéndose a la siega espiritual, Jesús dice: ‘El segador ya está recibiendo su recompensa y recogiendo fruto para vida eterna’.
Jesús tal vez ya podía ver el gran efecto que estaba teniendo la testificación de la samaritana; que muchos estaban poniendo fe en él a causa del testimonio de ella. Cuando los hombres de Sicar llegan a él junto al pozo, le piden que se quede con ellos para que les hable más acerca de esas cosas. Jesús acepta la invitación y permanece allí dos días.
A medida que los samaritanos escuchan a Jesús, muchos más se hacen creyentes. Entonces dicen a la mujer: “Ya no creemos a causa de tu habla; porque hemos oído por nosotros mismos y sabemos que este hombre es verdaderamente el salvador del mundo”. ¡Sin duda, la samaritana es un magnífico ejemplo de cómo nosotros podemos dar testimonio de Cristo por medio de despertar la curiosidad de quienes nos escuchan, a fin de que deseen investigar más!
Recuerde que solo faltaban cuatro meses para el comienzo de la siega —posiblemente la siega de la cebada—, que en Palestina acontece en la primavera. De modo que esto sería por noviembre o diciembre. Eso significa que después de la Pascua de 30 E.C. Jesús y sus discípulos pasaron unos ocho meses en Judea enseñando y bautizando. Al salir de allí, se dirigieron a Galilea, su lugar de residencia. ¿Qué les esperaba allí? (Juan 4:27-42.)
◆ ¿Qué testificación efectúa la samaritana y con qué resultados?
◆ ¿Cómo relaciona Jesús su alimento con la siega?
◆ ¿Cómo se puede saber cuánto tiempo duró el ministerio que Jesús efectuó en Judea después de la Pascua de 30 E.C.?
[Ilustración de la página 25 (completa)]