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  • Un mundo sin ladrones
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
w93 15/10 págs. 4-7

Un mundo sin ladrones

TODO sucedió muy de prisa: un hombre bien vestido le puso a Antônioa un revólver en la cabeza frente a su casa de São Paulo (Brasil), le exigió las llaves y los documentos del auto y se dio a la fuga rápidamente.

En Río de Janeiro, cuatro asaltantes fuertemente armados redujeron a un hombre llamado Paulo en presencia de su hija de 10 años. Luego fueron hasta su domicilio y llenaron los dos automóviles de la víctima con todo cuanto quisieron. A continuación tomaron como rehenes a su esposa, a quien amenazaron de muerte, y a uno de los empleados, y se dirigieron a la joyería que Paulo tenía en el centro de la ciudad, donde sustrajeron todos los objetos de valor. Sin embargo, más tarde telefonearon inesperadamente para decirle dónde habían dejado los vehículos.

¡Cuánto nos consterna el que nos roben el dinero y los bienes que con tanto trabajo y esfuerzo hemos conseguido! Ni Antonio ni Paulo se tomaron la justicia por su mano, pero muchas personas lo hacen. Puede que hagan que a los delincuentes les cueste caro, o tal vez ellas mismas pierdan la vida. Por ejemplo, una brasileña enfurecida sacó un arma de su bolso y mató de un disparo a un joven ladronzuelo que le había arrebatado el reloj. ¿Cuál fue el resultado? El diario O Estado de S. Paulo informó: “Los testigos del incidente alabaron la acción de la desconocida, y ninguno quiso ayudar a la policía a identificarla”. A pesar de que los cristianos anhelan un mundo sin ladrones, no toman represalias, como esta mujer. Puesto que la venganza es de Dios, tienen en cuenta las palabras de Proverbios 24:19, 20: “No te muestres acalorado contra los malhechores. No les tengas envidia a los inicuos. Pues no resultará haber futuro para ninguno que es malo”.

Pero ¿qué puede hacer alguien si lo asaltan? Un incidente ocurrido en Río de Janeiro enseña la importancia de conservar la calma. Una cristiana a la que llamaremos Heloisa se dirigía en autobús a dar un estudio bíblico cuando dos hombres empezaron a desvalijar a los pasajeros. Al llegar a su parada, Heloisa les dijo que era testigo de Jehová y que iba a dar un estudio bíblico. Les mostró la Biblia y la publicación que utilizaba para estudiar. Los ladrones permitieron que se bajara sin robarla. En cambio, no consintieron que otro pasajero se apeara del vehículo. El conductor del autobús dijo más tarde que nunca antes había visto algo semejante.

Regina también permaneció calmada cuando dos hombres armados le ordenaron entrar en su auto. Utilizó su ejemplar personal de la revista ¡Despertad! para dar un testimonio a los asaltantes. Como ellos estaban nerviosos, les pidió que abrieran la guantera, donde guardaba algunos dulces. Allí hallaron los casetes de Melodías del Reino, los pusieron y empezaron a escuchar la música. El ambiente se distendió, y los ladrones decidieron dejarla en la carretera sin hacerle daño, asegurándole que encontraría a alguien amable que la ayudara. Después de caminar unos diez minutos, Regina halló una casa, pero el dueño no podía creer lo que le contó, y le dijo: “Usted no parece haber sido asaltada. Está tan tranquila”.

Aunque un individuo salga ileso de una experiencia tan aterradora, puede quedar seriamente afectado. ‘La víctima puede volverse insegura, resentirse con sus familiares o con las personas que procuran ayudarla, ser incapaz de confiar en otros, obsesionarse con la organización de los detalles, creer que el mundo es injusto’, informa O Estado de S. Paulo. Por el contrario, la víctima que confía en Jehová Dios tiene mayores probabilidades de salir indemne tanto física como emocionalmente de este tipo de situaciones. Sin embargo, ¿no concuerda usted en que sería una bendición que no existiera más crimen ni ninguna otra causa de temor?

“El que hurta, ya no hurte más”

Si bien muchas personas prefieren seguir su modo de vida codicioso, la Palabra de Dios ha ayudado a algunos ladrones a cambiar sus deseos y su personalidad. (Efesios 4:23.) Al adquirir un verdadero propósito en la vida fundado en la Biblia, toman en serio las palabras: “Mejor es un poco con justicia que una abundancia de productos sin rectitud”. (Proverbios 16:8.) Un hombre llamado Claúdio relata lo siguiente: “Casi todos mis familiares eran Testigos, pero nunca presté oído a lo que decían sobre Jehová y sus propósitos. Cuando volvía de un viaje de casi 2.000 kilómetros en una camioneta robada, tuve que pasar por muchos controles de policía. Entonces comprendí que necesitaba cambiar de vida. Ya lo había intentado antes, aunque sin resultados. Pero esa vez comencé a pensar en mis familiares testigos de Jehová y en lo diferentes que eran: disfrutaban de alegría, felicidad y tranquilidad”. Claúdio empezó a estudiar la Palabra de Dios, abandonó las drogas y se hizo ministro cristiano.

También otros han tomado a pecho las palabras: “No cifren ustedes su confianza en el defraudar, ni se hagan vanos en el puro robo”. (Salmo 62:10.) José, drogadicto y narcotraficante que había cumplido una condena por intento de homicidio en la comisión de un robo, se benefició de estudiar la Biblia con su cuñado. Renunció a las drogas y ahora es un Testigo celoso.

No obstante, la nueva personalidad no se adquiere al instante ni milagrosamente. Oscar, que había estado profundamente implicado en las drogas y el robo, nos dice: “Mis oraciones a Jehová eran tan fervorosas, que muchas veces el piso parecía una laguna de tantas lágrimas que derramaba”. Sí, además del estudio diligente de la Palabra de Dios, es menester que oremos con persistencia y sinceridad. Note la sabiduría encerrada en esta súplica: “No me des ni pobreza ni riqueza. Déjame devorar el alimento prescrito para mí, para que no vaya a quedar satisfecho y realmente te niegue y diga: ‘¿Quién es Jehová?’, y para que no venga a parar en pobreza y realmente hurte y acometa el nombre de mi Dios”. (Proverbios 30:8, 9.)

El amor verdadero debe desplazar al egoísmo: “El que hurta, ya no hurte más, sino, más bien, que haga trabajo duro, haciendo con las manos lo que sea buen trabajo, para que tenga algo que distribuir a alguien que tenga necesidad”. (Efesios 4:28.) Por medio del rescate de Jesucristo, Jehová perdona misericordiosamente a los que se arrepienten, tal como perdonó a algunos cristianos del siglo I que antes habían sido ‘ladrones y personas dominadas por la avidez’. (1 Corintios 6:9-11.) ¡Qué consolador es saber que, cualquiera que haya sido nuestro pasado, podemos cambiar nuestro estilo de vida y obtener el favor de Dios! (Juan 3:16.)

Seguridad en el nuevo mundo de Dios

Imagínese una tierra sin ladrones. No se necesitaría un oneroso aparato judicial compuesto de jueces, abogados, policías y cárceles para hacer cumplir las leyes. Sería un mundo próspero, donde reinaría el respeto al ser humano y a la propiedad. ¿Le parece increíble? ¿De veras intervendrá Dios en los asuntos humanos y acabará con la criminalidad? Lo invitamos a examinar las pruebas que demuestran que la Biblia es la Palabra de Dios y que sus profecías son fidedignas. Encontrará un fundamento sólido para creer que ha de sobrevenir un cambio. Nadie puede impedir que Dios traiga la liberación que ha prometido a todos los amantes de la justicia: “No te muestres acalorado a causa de los malhechores. No envidies a los que hacen injusticia. Porque, como hierba, rápidamente se marchitarán, y como hierba verde nueva se desvanecerán”. (Salmo 37:1, 2.) Estas palabras, escritas hace mucho tiempo, pronto se cumplirán por completo.

El Reino de Dios pondrá fin a la miseria y la injusticia, causantes de tanta desesperación e incertidumbre. Nadie pasará necesidades que lo induzcan a robar. La profecía nos asegura: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia. El fruto de él será como en el Líbano, y los que son de la ciudad florecerán como la vegetación de la tierra”. (Salmo 72:16.) Verdaderamente, en el Paraíso restaurado no habrá nada que perturbe la paz de los humanos que conozcan y adoren al Dios verdadero. (Isaías 32:18.)

¡Qué hermosa recompensa por haber resistido los caminos de este mundo codicioso! Proverbios 11:19 dice: “El que se mantiene firmemente a favor de la justicia está en vías de recibir la vida, pero el que corre tras lo que es malo está en vías de recibir su propia muerte”. Una vez que los inicuos sean ‘cortados’, nadie tendrá razón para temer por su vida o su propiedad. Salmo 37:11 nos hace esta promesa: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”.

[Nota]

a Se han cambiado algunos nombres

[Recuadro en la página 5]

Cómo hacer frente a la realidad del robo

EN EL HOGAR: En vista de que los ladrones pueden allanar su hogar esté usted en casa o no, mantenga las puertas cerradas con llave. Los expertos aconsejan instalar alarmas o tener un perro guardián. Permanezca tranquilo; los ladrones actúan rápida e imprevisiblemente, y pueden cambiar de planes de inmediato en caso de ponerse nerviosos. Si usted es testigo de Jehová, identifíquese como tal y trate de dar un testimonio. Es posible que logre despertar su compasión o su simpatía. No oponga resistencia, a no ser que se le ataque físicamente. Informe a un vecino de confianza cuando vaya a salir de vacaciones.

EN PÚBLICO: Esté alerta y fíjese si alguien lo sigue. Camine por el centro de la acera. No transite por calles oscuras y desérticas. Sujete bien el bolso o los objetos de valor que lleve consigo. Camine con paso ligero y con rumbo fijo. No lleve ropa costosa ni joyas llamativas. Vaya de compras acompañado si es preciso. Lleve solamente la cantidad de dinero necesaria, y distribúyalo en diferentes bolsillos.

EN EL AUTO: Si el robo de automóviles es común en la zona donde vive, no se quede dentro de su auto estacionado. Cambie de ruta para ir al trabajo o para regresar a casa. Tome la vía más segura, incluso si es algo más larga. Antes de estacionarse, cerciórese de que no haya nada sospechoso a su alrededor. No abra el portaequipajes en un lugar solitario. No deje objetos de valor visibles en el auto. Una cadena con candado o cualquier otro sistema antirrobo puede disuadir a un ladrón casual.

[Recuadro en la página 6]

“Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra, donde la polilla y el moho consumen, y donde ladrones entran por fuerza y hurtan. Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni polilla ni moho consumen, y donde ladrones no entran por fuerza y hurtan.” (Mateo 6:19, 20.)

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