La epidemia pornográfica... ¡luche contra ella!
PERSONAS que aman el dinero, y otras que han “ido en pos de carne para uso contranatural” han llenado el mundo de materia sumamente contagiosa en películas, vídeos, dramas, libros, revistas y la música... una epidemia de pornografía. (Judas 7.) Así, la Comisión sobre Pornografía del Ministerio de Justicia de los Estados Unidos, en visitas a solo 16 tiendas, pudo preparar una lista de “2.325 diferentes revistas, 725 libros y 2.370 películas” de materia pornográfica.
Sin pensar en el estrago que causan en la vida de otros, estos “pornócratas” endurecidos degradan el ambiente moral de la sociedad y contribuyen a las epidemias de fornicación, adulterio, incesto, enfermedades transmitidas por contacto sexual, perversiones, divorcios, hogares deshechos, niños perturbados y cónyuges que sufren daño físico y síquico.
¿Puede usted proteger a su familia de esta epidemia? Si usted ha caído en la adicción a la pornografía, ¿puede liberarse de alguna manera? La respuesta a ambas preguntas es: ¡Sí! ¿Cómo?
Los problemas relacionados con la pornografía medran en un ambiente de infecciosas actitudes incorrectas en que se presenta poca resistencia a “las obras de la carne”. (Gálatas 5:19.) Dichos problemas florecen cuando la gente carece de conocimiento exacto, o lo pasa por alto, y permite que le contaminen la mente con información incorrecta. En vista de eso, la mejor defensa contra la pornografía es edificar inmunidad espiritual e individual por el cultivo de actitudes sanas basadas en conocimiento sólido. Para lograr esto, tenemos que abrazar firmemente, como antídotos contra la pornografía, los siguientes puntos de vista bíblicos.
La actitud correcta hacia lo sexual
La primera actitud general incorrecta contra la cual luchar es una actitud incorrecta respecto a lo sexual. Jehová Dios creó al hombre y la mujer con el deseo sexual para que procrearan, así como para que tuvieran placer como pareja casada. (Génesis 1:27, 28; 2:18; Mateo 19:4-6.) Por eso, si se adopta el punto de vista de que las relaciones sexuales sirven para que personas casadas se expresen amor mutuamente, y no como un medio de explotar a otros o simplemente de gratificación particular, eso nos ayudará a rechazar la pornografía. (1 Corintios 7:3; Hechos 20:35.)
El abuso del sexo deshonra a su Diseñador y causa daño al perpetrador del abuso. Por diseño de Dios tenemos también hambre de alimento, para nuestro bien y placer. Pero si se abusa del deseo de alimentarse y se incurre en excesos, o se ingiere alimento contaminado, puede resultar en daño. Por eso, no llegue a ser una persona dominada por la avidez, una que idolatre el sexo. Más bien, domine “los miembros de su cuerpo [...] en cuanto a [...] apetito sexual, deseo perjudicial y codicia, que es idolatría”. (Colosenses 3:5, 6; Efesios 5:5.)
Cuando pueblos de la antigüedad idolatraron el sexo, “cambiaron la verdad de Dios por la mentira y veneraron y rindieron servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó”. Eso llevó a “apetitos sexuales vergonzosos”, excesos que los contaminaron. Así, pues, “sus féminas cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la fémina”. (Romanos 1:25-27.)
La actitud correcta para con las mujeres
Mucha de la pornografía actual pinta a las mujeres como objeto de violaciones, degradación y violencia. Por eso, su familia debe considerar la pornografía como un cruel ataque contra las mujeres. La pornografía comunica la provocativa idea de que se supone que se maltrate a las mujeres, y que hasta ellas desean ese trato... que en realidad experimentan placer cuando son víctimas de ultraje y de otros daños. Esa es una gran mentira.
Ningún varón decente puede tener tal actitud para con las mujeres. Dios hizo tanto al hombre como a la mujer. La mujer había de ser el complemento del hombre, no una criatura inferior a él que mereciera maltrato. (Génesis 2:18.) En vez de que maltraten el cuerpo de alguna mujer, la Biblia dice a los hombres que traten a “las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas, con toda castidad”. (1 Timoteo 5:2.) Y en vez de someter a las esposas a las perversiones que promueve la pornografía, “los esposos deben estar amando a sus esposas como a sus propios cuerpos”. (Efesios 5:28, 29.)
La actitud correcta para con los niños
Año tras año se cometen abusos sexuales contra miles de niños —frecuentemente jovencitos en su tierna infancia—, a veces los que abusan de ellos son sus vecinos y amigos de la familia, o sus propios padres y otros miembros de la familia que cometen con ellos actos de incesto. La pornografía contribuye mucho a esto al dar a entender que este abuso es aceptable. Otros miles de jóvenes son secuestrados, sometidos a ultraje sexual y encaminados a la prostitución por pornógrafos depravados. ¡Qué insensibilidad se despliega en esta traición contra niños inocentes e indefensos!
“Los hijos son una herencia de parte de Jehová”, dice la Biblia. (Salmo 127:3.) Es necesario que los miembros de su familia respeten esa herencia y su Fuente y no tengan actitudes malsanas para con los jóvenes de su propia familia o de otras familias. El abuso sexual de menores causa daño físico y emocional y corrompe. Es una vil mentira decir que el abuso beneficia a los niños.
Como vemos, la pornografía se basa en mentiras que deshonran a Dios, tergiversaciones inicuas en cuanto al sexo, las mujeres y los niños. El repugnante fruto de la propagación de esas mentiras nos dice quién es el padre de ellas. (Juan 8:44.) Por esto, ¡los cristianos genuinos que desean mantener limpia su relación con su Padre celestial no pueden tener nada que ver con la pornografía!
Otras actitudes peligrosas
Se presentan varias excusas para justificar y tolerar el uso de la pornografía. Para inmunizarse contra esta epidemia, usted tiene que conocer el peligro que representan estas excusas.
‘El uso de la pornografía puede mejorar su vida sexual de casado.’ Lo contrario de esto —degeneración— ha sido lo que les ha sucedido a muchos. Personas que se han alimentado de pornografía no pueden después disfrutar de vidas sexuales normales. Cierto esposo que fantaseaba con revistas eróticas pasó de obligar a su esposa a cometer perversiones con él a aventuras amorosas de carácter bisexual. Su esposa se queja: “¿[Por qué puede] mi esposo tener relaciones sexuales con revistas, pero no conmigo?”. Otra esposa dice que su esposo se mantiene despierto toda la noche viendo pornografía televisada, pero ‘no tiene ningún interés en las relaciones sexuales normales’. En otros casos se han desintegrado matrimonios al insistir los esposos en practicar las perversiones que han visto en películas o revistas.
‘Un poco de pornografía “leve” no le causa daño a nadie.’ Eso es tan engañador como decir que ‘el uso limitado de las drogas “no tan fuertes” no le causa daño a nadie’. Un sicólogo clínico explica lo siguiente: “Hay un factor de progreso gradual que hace crecer en la persona el deseo de ver y exponerse a materia obscena cada vez más desviada de lo normal [...] materia más explícita que satisfaga el deseo de excitación de la persona”. Otras personas concuerdan con eso, y señalan a la tendencia actual hacia pornografía más violenta.
‘En algunas de las revistas pornográficas de mejor clase hay algunos artículos bien escritos acerca de temas interesantes. Mientras me limite a leer esos artículos y solo admire la excelente fotografía, no recibiré ningún daño.’ Pero ¿por qué buscar alimento sano en un cubo de basura? Y no olvide el peligro verdadero para “todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella”. (Mateo 5:28.) En cuanto a la excelente fotografía, el buen papel y la reproducción de primera clase, recuerde que el cubrir con oro un cubo de basura no cambia el contenido.
Cómo librarse de la adicción a la pornografía
Pero ¿qué sucede si la pornografía le es muy atractiva y se le hace difícil romper con ella? El sicólogo ya citado dijo también: “Hay adicción a la pornografía. La persona [...] ‘se aficiona’ [...] y sigue buscándola”. Sin embargo, como sucede con otras adicciones, uno puede librarse de esta.
Si usted tiene este problema, el primer paso que obviamente debe dar es dejar de alimentar la mente con la suciedad misma, cortar la fuente de la contaminación. (Mateo 5:29, 30.) Sí; líbrese de todo lo que lo lleve a fantasear. ¿Toleraría usted una imagen fálica de la antigüedad en su hogar? Entonces, ¿por qué permite estas expresiones modernas de la adoración del sexo allí? Los cristianos primitivos se apresuraron a librarse hasta de artículos costosos que pudieran impedirles una relación limpia con Jehová. (Hechos 19:19.)
Y, como sucede en el caso de otras adicciones, el librarse de esta exige que el adicto admita humildemente que tiene el problema, que realmente desea librarse de esta debilidad, y entonces se esfuerce sinceramente por hallar ayuda apropiada. Los cristianos de quienes ya hablamos estuvieron dispuestos a buscar ayuda de creyentes maduros de su tiempo. (Hechos 19:18.) Sus propias oraciones sinceras, así como las de sus hermanos espirituales, le proveerán una fuente de fortaleza que no se puede encontrar en ningún otro lugar. (Santiago 5:13-16.)
El limpiar la mente con las aguas limpias de la verdad y mantenerla llena de la enseñanza pura que expresa la “perfecta voluntad de Dios” hará que gradualmente se borren las imágenes mentales insalubres. De este modo se borrarán los circuitos mentales que mantendrían vívidas y todavía infecciosas estas imágenes mentales. (Romanos 12:2; Efesios 4:17-24.)
El amor genuino a Dios y al prójimo le ayudará a romper el hábito de la pornografía y lo protegerá de envolverse de nuevo en él. La pornografía es el mensaje de la adoración moderna del sexo. Representa todo lo que está opuesto a Dios y a la justicia. Hay que rechazarla por completo. ¡Evítela como la epidemia que es!
Hay quienes sostienen que se debe pasar por alto la pornografía como algo pasajero que se curará a sí mismo cuando la gente se ahíte con ella o se aburra de ella. Pero ¿es así como se trata con cualquier tipo de suciedad que amenaza la vida? No arreglamos un pozo negro que esté contaminando un terreno pasándolo por alto, permitiendo que rebose, esperando que de algún modo la situación se sane a sí misma. ¡Usted tiene que tomar acción!
¿Qué hará?
Puede que sea cierto que la materia pornográfica no afecte del mismo modo a toda persona. No obstante, si confesamos que la intención de esa materia y las razones por las cuales se observa no son sanas, entonces tenemos que tomar una decisión a conciencia, tal como tendríamos que hacerlo ante cualquier otra amenaza a nuestro bienestar. Hay que luchar contra esta epidemia.
Enfréntese al hecho de que la peste pornográfica es un reflejo de la moralidad en decadencia de nuestros tiempos, como se predijo en la Biblia. (2 Timoteo 3:1-6.) La historia y la experiencia nos dicen que a pesar de las leyes y los reglamentos, la gente que desea materia pornográfica halla la manera de hacerla, distribuirla y consumirla.
Así, hay feministas que vehementemente se quejan de la explotación y el maltrato que dan a las mujeres los pornógrafos y los adictos a la pornografía, pero que, con todo, a la misma vez expresan dudas en cuanto a una proscripción total de la suciedad pornográfica. Hablan favorablemente de materia “erótica” para su uso personal que pinta lo que ellas llaman “expresión sexual entre dos personas que se desean y que han entrado en esta relación por acuerdo mutuo”. Los hombres homosexuales también desean reservarse el derecho de hacer y ver su propia pornografía homosexual “sin víctimas”. (2 Pedro 2:18, 19.)
Está claro que si prestamos atención a las excusas egoístas de estas personas y otras que ‘siembran con miras a la carne’, pronto estaremos perdidos en un laberinto de argumentos filosóficos complicadísimos en cuanto a lo que es y lo que no es pornografía, expresión erótica y arte. (Gálatas 6:8.) Sin importar el nombre que la gente dé a esta materia, cuando para despertar excitación sexual se despliega lo que la Biblia llama contranatural y obsceno —la fornicación, el adulterio, la homosexualidad, la bestialidad, el incesto, el ultraje sexual— entonces el cristiano sabe que no es apropiado que él vea tales cosas, porque no deben ‘siquiera ser mencionadas entre’ los cristianos. (Efesios 5:3-5; Hebreos 13:4; 1 Corintios 6:9-11; Levítico 18:6-30.)
Visto todo lo anterior, debe estar claro que la pornografía tiene que estar entre las cosas de las cuales ‘hasta contar de ellas es vergonzoso’. Animaliza el sexo. Por eso, “que nadie los engañe con palabras vacías, porque a causa de las cosas susodichas viene la ira de Dios [...] Por lo tanto, no se hagan participantes con ellos [...] Cesen de participar con ellos en las obras infructíferas que pertenecen a la oscuridad, sino, más bien, hasta censúrenlas”. (Efesios 5:6-15.)
Sí, luche con éxito contra la epidemia de la pornografía viéndola por lo que es: un medio de adorar al sexo. Rechácela vigorosamente, y rechace sus mentiras, su inmundicia y su idolatría. Recuerde: “Los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”. Los cristianos verdaderos han “fijado en el madero la carne junto con sus pasiones y deseos”. Por eso, ‘siga andando por espíritu y no llevará a cabo ningún deseo carnal’. (Gálatas 5:16-24.) El sucumbir a la epidemia pornográfica significa muerte, pero el hacer la voluntad de Dios significa vida. (1 Juan 2:15-17.)
[Fotografía en la página 9]
La lectura ávida de literatura pornográfica ha impedido una vida sexual normal a parejas casadas
[Recuadro en la página 10]
“Como ha señalado el profesor Ernest van den Haag, de la Escuela de Derecho de Nueva York: ‘Algunos afirman que la pornografía no tiene influencia. Eso no me convence. La literatura —desde la Biblia hasta Karl Marx y hasta el Mein Kampf de Hitler— sí ejerce influencia en las actitudes y acciones de la gente, como lo hace toda comunicación’.”—Revista Family Circle.