Los jóvenes preguntan...
¿Cómo debo pintarme?
“¿QUIERES pintarte un poco?” A Nina le sorprendió que su madre le hiciese esa pregunta, pues dos años atrás había pedido permiso para pintarse y no se lo concedieron. Sin embargo, en esta ocasión especial en la que la familia estaba invitada a una boda, su madre había decidido que había llegado el momento de que Nina aprendiese el femenino arte del maquillaje. Nina recuerda: “Estaba un poco nerviosa. No sabía cómo hacerlo. Así que mamá me pintó un poco los labios y me puso colorete”.
Es posible que tus padres también piensen que estaría bien que te pintases, pues el maquillaje aplicado con gusto y moderación puede realzar la apariencia de una chica, aunque cuando no se usa bien produce justo el efecto contrario.a “Algunas chicas están favorecidas cuando se pintan —dice un adolescente—, pero otras se emplastan la cara de potingues y están horribles.”
“Cuando se aplican un color demasiado vivo, exageradamente vivo —añade una adolescente—, parecen un payaso.” ¿Qué puedes hacer para que el maquillaje realce tu apariencia, en lugar de deslucirla?
Pautas de la Palabra de Dios
Los cosméticos no son algo nuevo. Entre las ruinas de ciudades israelitas se han encontrado cuencos y paletas que servían para un propósito sorprendentemente moderno. “Se utilizaban para preparar colores para el rostro” de las mujeres israelitas. Según la revista The Biblical Archaeologist de febrero de 1955, “el uso de [...] cosméticos estaba muy extendido”, incluso en tiempos bíblicos. (Ezequiel 23:40.)
Hoy día la industria de la cosmética gasta en publicidad tan solo en Estados Unidos unos dos mil millones de dólares anuales. Con la ayuda de modelos muy atractivas promueven la última “imagen”, que puede variar de “natural” a excéntrica. Según ellos, tú puedes tener esa “imagen” con tan solo comprar una serie de cosméticos. Sin embargo, pocas chicas consiguen parecer modelos, y aun en el caso de que lo consigan, es posible que su nueva “imagen” se quede anticuada antes de que se les termine la primera barra de labios.
La Biblia te ayuda a no dejarte controlar por las rachas de la moda. Dice: “Dejen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios”. (Romanos 12:2.) En tiempos bíblicos, puede que algunas cristianas tendiesen a llevar la ropa llamativa y los peinados elaborados que eran populares entonces, pero el apóstol Pablo aconsejó: “Deseo que las mujeres se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio, no con estilos de cabellos trenzados y oro o perlas o traje muy costoso”. (1 Timoteo 2:9.)
El consejo de Pablo no quiere decir que no puedas estar atractiva. Solo dice que deberías ir ‘bien arreglada’, es decir, que tu apariencia debería ser digna, no llamativa; modesta y sencilla, no estrafalaria o demasiado apegada a las modas. La palabra griega para “modestia” expresa la idea de ‘respetar las opiniones de otros’, y tú deberías respetar, en particular, las opiniones de tus padres. Veamos entonces qué relación pueden tener estas pautas con el modo de pintarse.
Antes de pintarte
Ya que se supone que cuando una chica se pinta lo hace para realzar su apariencia, no para ponerse una careta o disfraz, es lógico que primero debas cuidar tu aspecto natural y procurar gozar de buena salud en general. Una dieta equilibrada, el descanso suficiente y ejercicio regular puede contribuir más a aumentar tu atractivo que todo el maquillaje que te pongas.
La asesora de belleza Jane Parks-McKay insta también a las jovencitas a que “comiencen con lo fundamental, que es un cuidado eficaz y regular de la piel. [...] Muchas personas tienden a descuidar su cutis [...] [y luego] cubren esa piel nada atractiva con cosméticos, y esperan que estos las hagan hermosas”.
El maquillaje luce más sobre una piel bien cuidada. El libro A Lifetime of Beauty (Belleza para toda la vida) explica: “Limpiar la piel es como preparar una pared para darle una capa de pintura. No importa lo bonito que sea el color, si hay suciedad y rugosidades debajo, la pintura se verá descuidada. Una piel que no se haya limpiado bien se verá sin vida y escamosa”.
Cierta maquilladora dijo a ¡Despertad!: “Una chica puede limpiarse la cara por la mañana con un buen limpiador facial y a continuación aplicarse un tónico y una buena crema hidratante”.
Analiza tus necesidades
Ahora mira bien tu rostro y analiza cuáles son tus rasgos favorables y desfavorables. ¿Tienes ojos expresivos, un cutis razonablemente terso o incluso un tono de piel saludable? Entonces es probable que no necesites pintarte mucho o quizás hasta nada. Por otro lado, quizás tengas la piel demasiado grasa (lo cual es común durante la adolescencia) y propensa al acné. O tal vez te gustaría acentuar algún rasgo de tu rostro, como pudieran ser los pómulos. En esos casos, maquillarte de manera juiciosa podría ayudarte.
En tiempos bíblicos algunas mujeres utilizaban pintura negra para dar la sensación de tener los ojos más grandes. (Jeremías 4:30.) Hoy día las sombras de ojos y los delineadores —líquidos o en forma de lápiz— se utilizan para producir efectos similares. Las cremas y lociones que sirven de base de maquillaje pueden disimular las manchas del cutis, y un poco de colorete puede hacer resaltar los pómulos.
¿Y si necesitas ayuda para escoger los productos o para aplicártelos? En las bibliotecas hay libros que pueden orientarte, pero quizás quieras también consultar a tu madre o a una amiga mayor que tú. Cierta adolescente llamada Tina recuerda: “Mamá me llevó de compras y pidió a la dependienta de la perfumería que nos orientase para saber cuáles eran los colores que mejor me iban”. Las asesoras de belleza que trabajan en establecimientos acreditados pueden aconsejarte sobre los colores que mejor le van a la tonalidad de tu piel y cómo aplicar bien los productos. Sin embargo, ya que su labor consiste en vender productos, ten cuidado de no comprar cosméticos que en realidad no necesitas. Y en vista de las necesidades singulares de tu estilo de vida cristiano, asegúrate de no comprar colores que sirvan para ir muy arreglada una noche, pero que no serían apropiados para asistir a la escuela o participar en las actividades cristianas.
Consejos sobre el maquillaje
Aunque los estilos de maquillaje varían de un país a otro, pueden mencionarse unos cuantos principios generales:
Toma en cuenta tu tipo de piel. Como la mayoría de las adolescentes tienen la piel grasa, procura utilizar cosméticos no grasos. Son más ligeros y eso hará que no te veas tan maquillada. Muchas personas también opinan que los cosméticos grasos agravan el problema del acné.
Lee las etiquetas. Compara los ingredientes de marcas económicas con los de marcas caras. Quizás la única diferencia esté en realidad en el precio y la presentación. También es de particular importancia que leas las etiquetas si algunos cosméticos te producen reacciones alérgicas.
Píntate donde haya buena luz. Si la iluminación es inadecuada, corres el riesgo de ponerte demasiado maquillaje. Como el maquillaje que se aplica a la luz de un fluorescente puede verse chillón a la luz del Sol, procura maquillarte cerca de una ventana donde puedas verte con luz natural.
Maquíllate con moderación. Demasiada cantidad de algo, aunque sea bueno, puede resultar perjudicial. (Compárese con Proverbios 24:13; 25:27.) Si lo primero que salta a la vista de tu rostro es el maquillaje, significa que te has excedido al pintarte o que llevas colores demasiado fuertes, lo que abarataría tu apariencia y podría dar una impresión equivocada de cuáles son tus principios morales. (Compárese con Ezequiel 23:36-42.) Así que recurre a los tonos delicados, no chillones. Aprende a maquillarte, para que cuando te pongas colorete no parezca que te has pintado una franja a través del rostro o que cuando te apliques sombra de ojos no de la sensación de que llevas un antifaz.
Límpiate el cutis con minuciosidad. El libro A Lifetime of Beauty dice: “Nunca te acuestes por la noche sin retirar todo vestigio de maquillaje [...]. Dormir habitualmente con una capa de suciedad, desechos y células muertas sobre la piel te dejará el cutis con un aspecto sucio y sin vida”. Una dermatóloga incluso afirma que “si cada noche antes de acostarte no retiras todos los restos de maquillaje, corres el peligro de sufrir infección e irritación”. Para la limpieza del cutis utiliza algún desmaquillador, como una crema o leche limpiadora.
“El encanto puede ser falso”, dice Proverbios 31:30, y ni siquiera un maquillaje bien aplicado puede encubrir una disposición negativa o una mentalidad superficial. La Biblia nos recuerda: “Que su elegancia no sea el adorno exterior [...] sino la actitud interior del corazón, el adorno incorruptible de un espíritu dulce y sereno. Esto es lo que vale a los ojos de Dios”. (1 Pedro 3:3, 4, Levoratti y Trusso.)
[Nota a pie de página]
a Véase el artículo “¿Cuándo dejarán mis padres que me pinte?”, publicado en la revista ¡Despertad! del 22 de mayo de 1990.
[Comentario de la página 18]
Tu madre puede enseñarte el arte de saber maquillarse
[Recuadro en la página 20]
Peligros del maquillaje
Elaine Brumberg, defensora del consumidor, informa: “Muchas sustancias químicas y muchos ingredientes de los cosméticos pueden penetrar en el organismo a través de la piel”. Además, se sospecha que algunos ingredientes que se utilizan comúnmente son cancerígenos.
Se sabe que también hay ingredientes (por lo general fragancias y conservantes) que provocan reacciones alérgicas que pueden presentarse en forma de picores y hasta estornudos. Es cierto que de algunos productos se afirma que son hipoalergénicos, es decir, que se ha comprobado que no producen reacciones alérgicas, pero la única forma de averiguar cómo reaccionarás tú a cierto producto es examinando con cuidado la etiqueta y probándolo.
Otro peligro común es la contaminación bacteriológica. El rímel puede convertirse en un caldo de cultivo para microorganismos procedentes de los párpados o de los dedos que se hayan introducido en él por medio del aplicador. Si luego, al aplicarse el producto a las pestañas se rozase el ojo, podrían presentarse infecciones oculares. Donde hay más problemas de ese tipo es en los muestrarios de las tiendas, pues son muchas las personas que meten en ellos los dedos. Por eso algunos expertos recomiendan que las muestras de las tiendas nunca se apliquen directamente al rostro.