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“Se desatará mi gran furia”La adoración pura de Jehová: ¡por fin restaurada!
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20, 21. ¿Quién es Gog, y qué le va a pasar?
20 Como vimos en el capítulo 17, Ezequiel utilizó el título profético “Gog de la tierra de Magog” para referirse a la coalición o grupo de naciones que nos atacará (Ezeq. 38:2). Pero la unidad de esta coalición será muy frágil. Tras una fachada de cooperación, seguirán vivos la ambición nacionalista, la rivalidad y el orgullo. Para Jehová será muy fácil hacer que cada uno levante la espada “contra su propio hermano” (Ezeq. 38:21).
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“Se desatará mi gran furia”La adoración pura de Jehová: ¡por fin restaurada!
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Sin lugar a dudas, Jehová les dará luz verde a los ejércitos celestiales y desatará las fuerzas naturales para proteger a sus siervos leales y, al mismo tiempo, eliminar a sus enemigos (lea 2 Pedro 2:9).
Cuando su pueblo esté en peligro, Jehová usará los ejércitos celestiales para desatar su furia. (Vea el párrafo 21).
22, 23. a) ¿Quiénes protegerán al pueblo de Dios? b) ¿Qué sentirán ellos seguramente al cumplir su misión?
¿A qué nos debe motivar lo que sabemos sobre el día de Jehová?
22 Piense en las ganas que debe tener Jesús de dirigir el ataque contra los enemigos de Dios y proteger a los que aman a su Padre y le sirven. Imagínese también la emoción que sentirán en ese entonces los ungidos. En algún momento antes de que empiece el Armagedón, los últimos ungidos que queden en la Tierra subirán al cielo, de modo que el grupo completo de los 144.000 pueda luchar al lado de Jesús (Apoc. 17:12-14). En los últimos días, muchos ungidos han trabajado de cerca con miembros de las otras ovejas y, como resultado, se han formado estrechas amistades entre ellos. En el Armagedón, los ungidos tendrán la autoridad y el poder para defender a quienes los apoyaron lealmente en los momentos difíciles (Mat. 25:31-40).
23 Los ángeles también formarán parte del ejército celestial de Jesús (2 Tes. 1:7; Apoc. 19:14). De hecho, ya le ayudaron a echar del cielo a Satanás y los demonios (Apoc. 12:7-9). Y han estado participando en la labor de juntar aquí en la Tierra a las personas que quieren adorar a Jehová (Apoc. 14:6, 7). Es lógico que Jehová les permita a los ángeles proteger a estos siervos leales. Y lo más importante es que, al participar en acabar con los enemigos de Jehová, todos los que componen su ejército tendrán el honor de santificar y vindicar su nombre o reputación (Mat. 6:9, 10).
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