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Las estrellas y el hombre: ¿existe alguna conexión?¡Despertad! 1994 | 8 de julio
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“La estrella” de Belén
“La estrella” de Belén, que guió a los astrólogos procedentes de las “partes orientales” a la casa en la que Jesús vivía con sus padres después de que nació en el establo, es, probablemente, una de las estrellas más conocidas de todas las que se mencionan en la Biblia. ¿Qué era aquella estrella? Desde luego no se trataba de un astro común, pues estaba lo suficientemente baja como para que los astrólogos la siguieran por unos 1.600 kilómetros. “La estrella” los condujo primero a Jerusalén, donde el rey Herodes, al enterarse de su presencia, les hizo algunas preguntas y luego decidió matar al niño Jesús. Después “la estrella” condujo a los astrólogos hasta el mismo hogar de Jesús. Es obvio que ningún astro normal podía hacer aquello. ¿Era de origen divino aquel objeto que parecía una estrella? En vista de que la visita de los astrólogos resultó indirectamente en la matanza de “todos los muchachitos en Belén y en todos sus distritos, de dos años de edad para abajo”, ¿no es razonable concluir que Satanás, el Adversario de Dios, estaba utilizando “la estrella” con el fin de acabar con el Hijo de Dios? (Mateo 2:1-11, 16.)
También debería recordarse que los astrólogos procedían de Oriente, quizás de Babilonia, famosa en la antigüedad por ser el centro de la magia, la hechicería y la astrología. Varios cuerpos celestes han recibido el nombre de dioses babilonios. En los días del rey Nabucodonosor se recurrió a la adivinación para ayudarle a decidir qué ruta seguir en su campaña militar. (Ezequiel 21:20-22.)
El profeta Isaías desafió a los consejeros de Babilonia diciendo: “Has tenido consejeros en abundancia, hasta cansarte. ¡Pues que se presenten tus astrólogos, los que adivinan mirando las estrellas, los que te anuncian el futuro mes por mes, y que traten de salvarte! Pero, mira, son iguales a la paja: el fuego los devora, no pueden salvarse de las llamas [...] y no hay nadie que te salve”. Conforme a la profecía de Isaías, la poderosa Babilonia cayó ante Ciro el Grande en 539 a.E.C. La dirección que aquellos astrólogos babilonios afirmaban conseguir de las estrellas resultó en desastre para todos los implicados. (Isaías 47:13-15, Versión Popular.)
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Las estrellas tienen un mensaje para usted¡Despertad! 1994 | 8 de julio
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Las estrellas tienen un mensaje para usted
COMO se indicó en los artículos precedentes, a pesar de la gloria que revelan las estrellas, el hombre solo tenía que contemplarlas como lo que son: objetos inanimados que el Creador colocó en los cielos para cumplir Su propósito, pero no para ser adoradas. Como parte esencial de la maravillosa creación de Jehová sujeta a sus leyes, las estrellas tenían que ‘declarar la gloria de Dios’ y al mismo tiempo servir de fuente de luz para el hombre mientras este llevaba a cabo el propósito del Creador para él. (Salmo 19:1; Deuteronomio 4:19.)
En la Biblia leemos: “No debería hallarse en ti nadie que [...] emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová”. (Deuteronomio 18:10-12.) Isaías dijo: “Que se pongan de pie [tus consejeros], ahora, y te salven, los adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas [...]. ¡Mira! Se han hecho como rastrojo”. (Isaías 47:13, 14.)
Qué podemos aprender de las estrellas
No obstante, las inanimadas estrellas pueden decirnos algo si estamos dispuestos a escuchar. Edwin Way Teale escribió: “Las estrellas hablan de la insignificancia del hombre en la dilatada eternidad del tiempo”. Así es. Cuando reparamos en que la inmensa mayoría de las estrellas que vemos a simple vista en una noche despejada las vieron nuestros antepasados hace siglos, ¿no nos sentimos insignificantes? ¿No sentimos reverencia hacia el Ser Majestuoso que las creó “en el principio” y que luego trajo a la existencia a la humanidad? El rey David de Israel escribió con reverencia: “Cuando veo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has preparado, ¿qué es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hombre terrestre para que cuides de él?”. Los cielos deberían hacer que nos humilláramos y nos preguntáramos cómo estamos empleando nuestra vida. (Génesis 1:1; Salmo 8:3, 4.)
En cierta ocasión David oró: “Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios”. (Salmo 143:10.) La historia de la vida de David indica que su oración fue contestada. Aprendió a hacer la voluntad de Dios según se expone en Su Ley. También aprendió cuál es el propósito del Creador para la humanidad, y lo puso por escrito. “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será [...]. Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz. Apártate de lo que es malo y haz lo que es bueno, y por lo tanto reside hasta tiempo indefinido. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.” El conocimiento de ese propósito comportaba cierta responsabilidad: ‘apartarse de lo que es malo y hacer lo que es bueno’. (Salmo 37:10, 11, 27-29.)
Las estrellas tienen el mismo mensaje para toda la humanidad. Sin adorarlas ni “consultarlas”, podemos ver en ellas un reflejo del amor, la sabiduría y el poder del Creador. El estudio de la astronomía, no la astrología, debería infundir reverencia en nuestro corazón. Aún más, ¿no implanta en nosotros el deseo de aprender más acerca de Dios? Él nos ha proporcionado su Palabra, la Biblia, precisamente con ese fin. Si usted ha percibido este mensaje de las estrellas, puede aprender lo que Jehová tiene reservado para la humanidad y, más importante aún, cómo recibir las bendiciones que él ha preparado para los seres humanos. Si tiene preguntas acerca de Dios y del propósito de la vida, siéntase libre de ponerse en contacto con los testigos de Jehová de su vecindad, o de escribir a la dirección de la página 5 que más le convenga.
[Ilustración en la página 8]
Las estrellas pueden enseñarnos humildad
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