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JapónAnuario de los testigos de Jehová 1998
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La sucursal en obras para mantenerse al día
Igual que a los niños se les queda constantemente pequeña la ropa, también ha sido necesario ampliar repetidas veces las instalaciones que utiliza la sucursal de Japón, a fin de atender el crecimiento en la cantidad de Testigos. En 1971 se habían preparado los planos de una fábrica de tres plantas y un Hogar Betel de cinco plantas que iban a construirse en Numazu, con una vista despejada del hermoso monte Fuji.
Al comienzo, la principal finalidad de los edificios de la fábrica era imprimir la edición japonesa de La Atalaya y ¡Despertad! En este sentido, fue un hito la tirada del número especial de ¡Despertad! del 8 de octubre de 1972 en la rotativa de 40 toneladas Tokyo Kikai, recién instalada. Fue la primera revista que produjeron los hermanos en nuestra imprenta de Numazu. Pero el personal de la sala de máquinas tenía mucho que aprender. En ocasiones los hermanos se preguntaban si algún día lograrían que la prensa funcionase como es debido. “Por aquel entonces —dijo uno de los que trabajaban en la prensa—, algunas letras se entintaban tanto que casi podían leerse al tacto.” Otros caracteres eran apenas perceptibles o poco uniformes. No obstante, a medida que los hermanos fueron adquiriendo experiencia, la calidad de la impresión mejoró de día en día y la cantidad de revistas colocadas en el ministerio del campo aumentó.
Cuando el hermano Knorr habló en el programa de dedicación de las instalaciones de la sucursal de Numazu, en 1973, los invitados se reunieron en la tercera planta de la nueva fábrica, que estaba vacía. Con relación al uso que se daría a esa planta, el hermano Knorr dijo: “Este lugar vacío representa su fe. Creemos que se necesitará en uno o dos años. La organización de Dios está avanzando, y lo hace muy deprisa”.
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Como predijo el hermano Knorr, pronto se utilizó ese espacio. Para 1974 se necesitaban dos edificios más, uno para almacén y otro para alojar a los trabajadores. “Fue la primera construcción que emprendieron por sí solos los Testigos de Japón —dice Toshio Honma—. Nos preocupaba un poco si habría suficientes trabajadores experimentados. Dios nos bendijo con personas como Tadazo Fukayama, un supervisor de obras con más de treinta años de experiencia en una importante empresa constructora.”
Tras haber realizado durante años un trabajo que le alejaba de su hogar, Tadazo acababa de dejar el empleo para pasar más tiempo con su familia. Por ello, no sabía qué hacer cuando se le pidió que pensara en la posibilidad de ir a Numazu para supervisar la expansión de Betel. ¿Tendría que dejar otra vez a su familia? “No”, fue la respuesta de la sucursal. También se invitaba a su esposa y a sus dos hijos, de 18 y 20 años.
Aunque los edificios que se levantaron en ese entonces eran relativamente pequeños comparados con los que habrían de construirse más tarde, esta obra confirió a los hermanos experiencia y la confianza en que, con la ayuda de Jehová, podrían emprender incluso obras mayores.
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Sucursal de Tokio, 1949-1962
Sucursal de Tokio, 1963-1973
El complejo de la sucursal de Numazu, 1972-1982
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